Quince
YoonGi podía decir con total seguridad que nunca había vivido unas semanas tan bonitas a lo largo de su corta vida; desde que JiMin y él se habían confesado el uno al otro (de manera inesperada), todo había sido mágico.
Cada día había podido pasar un ratito junto al omega, aprendiendo un poco sobre él y conociendo aspectos inesperados; como por ejemplo, que al rubio le encantaba ver doramas, sobre todo los que le hacían llorar; cosa que a YoonGi no le gustaba, odiaba ver como las lágrimas se escapaban de sus ojitos, aunque fuera solo por una tonta historia y él siempre se encargase de limpiarlas.
También había aprendido que el chico de sus sueños era alguien muy energético, le gustaba mucho dar paseos por la naturaleza y corretear; así que aunque esto no fuera una de las cosas favoritas para el alfa albino, él siempre que podía le acompañaba en sus largos paseos por las laderas de la ciudad.
Y no había cosa que JiMin apreciase más.
-- Entonces... ¿En serio ya no te queda ni un poquito de amor por JonGin? -- Inquirió uno de sus amigos, en específico, NamJoon.
A la pregunta, el omega negó con tranquilidad con sus ojitos puestos sobre la ropa que estaba doblando para meterla en la maleta. Los cuatro amigos se encontraban en la habitación de JiMin, ayudándoles con la tediosa tarea de preparar las cosas para su pequeño viaje; no era ningún misterio para ninguno de ellos, Park era un lobito nada ordenado, así que siempre agradecía ayuda en estos momentos. -- Le aprecio, es imposible que no le quiera, pero no tiene que ver el como lo hacía antes a como lo hago ahora, hyung. -- Explicó.
-- Fue todo tan repentino, él aún no ha asimilado la ruptura, sigue afectado y- --
-- Bueno, la decisión de JiMin fue terminar la relación, tampoco hay que seguir dándole vueltas o hablándole de él. -- Cortó SeokJin a su hermano.
NamJoon era el que peor estaba pasándolo en el grupo de amigos, todos junto a dos chicas más eran muy unidos; pero desde que la pareja se había roto, la relación entre ellos se había quebrantado bastante. Y Park entendía que haya algunos de ellos que solo apoyasen a JonGin, pero bueno, él hizo lo que tenía que hacer, estaba seguro.
No podía seguir con aquella relación, si después cuando veía a YoonGi sus sentidos parecían alborotarse como si volviera a ser un cachorro.
Por lo menos, dentro de lo que cabe, SeokJin y HoSeok se habían quedado más que nunca a su lado y habían cumplido con el mejor papel de apoyo para él. -- Namie hyung, entiendo que él es tu mejor amigo, siento haberte defraudado, pero yo no podía seguir dándole una falsa ilusión sobre lo nuestro. --
El moreno abrió sus ojos con sorpresa, rápidamente negando y tomando una de las rechonchitas manos de su amigo. -- No es eso, JiMinie, tú no me has defraudado... siento haberte hecho sentir así. Es solo que a veces me hubiera gustado que el grupo siguiera unido, como antes.--
-- Sí... Lo siento. -- Volvió a disculparse con una pequeña sonrisa forzada, la cual terminó de sacar de sus casillas al más mayor del lugar.
-- ¿Estás viendo lo mal que le estás haciendo sentir? ¡Ya puedes estar pidiendo disculpas a nuestra pequeña bolita de arroz, Kim tonto NamJoon! -- Se quejó dándole un empujón a su hermano que le hizo incluso ponerse de pie, dejando de estar sentado en el colchón.
La forma efusiva en la que SeokJin actuaba la mayoría de veces le hacía especial gracia a JiMin, él era un muy buen alfa. -- Lo siento, en serio, JiMin, lo siento muchísimo. -- Y Park sabía que su amigo de hoyuelos y tez canela lo sentía, pero aún así dolía, porque era consciente de que había destruido algo que le hacía muy feliz.
-- No pasa nada ¿Sí, Namie hyung? Todo estará bien en poquito tiempo, lo sé. -- Aseguró con el positivismo que lo caracterizaba, con su manita alzada para acariciar los cabellos azulados de NamJoon.
Acababa de terminar el último año de estudios antes de la universidad, sus exámenes estaban completados y su plaza ya asegurada en la universidad de biología lo estaba esperando. Iba a cumplir su sueño de poder estudiar veterinaria; es lo que había deseado desde pequeñito, e iba a llevarlo a cabo sí o sí.
Por supuesto, ahora en las vacaciones que tenía antes de iniciar con el curso universitario, iría a pasar unos días con su familia a Busan. En estos instantes sentía que es lo que más necesitaba, irse de Seoul aunque fueran cuatro días y acurrucarse entre los brazos de sus padres como cuando era un niño.
-- ¡Listo! La maleta de nuestra bolita de arroz está hecha. -- Festejó HoSeok una vez que había terminado de cerrar esta, después pasándose el antebrazo por su frente para quitar el resto de sudor, en serio había sido tarea difícil.
-- Gracias a los tres, no sé qué sería de mi sin mis hyungs. --
Los tres más mayores miraron el pequeño rubio sonrientes, teniendo en primer plano la carita del omega con su belfo inferior abultado y ojitos brillantes. Eran pocos días los que el chico iba a estar fuera, pero seguro que lo extrañarían.
YoonGi y su lobito interior estaban demasiado frustrados, no había otra palabra para describir como se sentían. Se había pasado tres días haciendo doble turno en la cafetería ya que una de sus compañeras había tenido que ausentarse por una urgencia familiar; aquello provocó no poder disfrutar de los últimos días que tenía antes de que Park se fuera su viaje.
Le había prometido al rubio que aunque tuviera que recorrer la ciudad corriendo porque los transportes no estuvieran ya en funcionamiento por la hora, esa noche iría a verle, porque era la última oportunidad que tenía para despedirse.
Así que sí, posiblemente esa fuera la única razón de peso por la que el alfa pálido estuviera vistiéndose a toda prisa en el vestidor de la cafetería; tenía que darse prisa para poder estar junto al chico todo el tiempo posible. Quería aprovechar hasta que el último segundo se le escapase entre sus dedos.
-- Adiós, YoonGi-ah, ten cuidado, como vayas así de corriendo van a atropellarte. -- Advirtió su compañera, mirándole con una sonrisa provocada por la ternura que le hacía sentir ver a Min así.
-- S-sí, tendré cuidado, Wanie. -- Exclamó moviendo su manita de lado a lado mientras correteaba hacia la puerta del establecimiento para poder salir.
Para su suerte, logró tomar el último bus que circulaba. Bueno, no tendrá que andar a toda prisa por las calles de Seoul, cosa que le tranquilizaba, YoonGi era consciente de que era más bien torpe, seguro que acabaría tropezándose con sus propias piernas de alguna forma. Por lo mismo nunca había sido bueno en los deportes.
¡Pero estaba bien con eso! No tenía músculos grandes y llamativos, pero hacía unos postres deliciosos.
Con una sonrisa que delataba a cualquiera que iba a ver a una persona especial, el albino posó sus ojos felinos sobre el ramo de flores que llevaba en un su mano izquierda; revisando que en la corta carrera no se hubiera echado a perder. JiMin una vez le afirmó lo mucho que le gustaba cuando le traía flores, y él iba a hacerlo cada que podía si eso hacía que el rubio le regalase una de sus más bonitas sonrisas.
Divagando entre pensamientos románticos, fue que el pálido llegó al edificio del omega. Casi no se lo podía creer, pero ya de las veces que había venido, sus manos no temblaban ni sudaban como antes ¿No era eso un gran avance en su confianza personal?
Sin querer tardar más, el peliblanco golpeó con delicadeza la puerta de JiMin con sus nudillos, escuchando inmediatamente los pasitos por detrás. << ¿Acaso estaba impaciente por vernos>> Se preguntó, automaticamente sonrojándose. -- ¡Gigi! -- Exclamó el de mejillas pomposas tirándose encima del nombrado.
En realidad el mayor tuvo que hacer un esfuerzo por apartar rápido el ramo de flores con la intención de que no fuera aplastado, rodeando el cuerpo del joven con su brazo libre. -- Hola, Mimi, siento haber tardado, corrí tanto como pude. --
-- No importa, hyung... estoy feliz de que hayas venido. -- Murmuró sin ser capaz de separarse, así manteniéndose pegado al cuerpo del pálido con sus ojitos cerrados. Que el alfa oliese a pan recién horneado y leche no ayudaba en absoluto a que su lobito interior quisiera moverse.
-- No podía dejar que te fueras sin verte. -- Su voz también salió en un tono bajo, moviendo su mano por la espalda del más bajo, él también aprovechando para cerrar sus orbes y disfrutar al completo de la sensación de como el omega le rodeaba con sus bracitos y paseaba su naricita por la curvatura de su cuello.
No había alguna mejor sensación, de eso estaba seguro.
Con cuidado, JiMin se separó, sus ojitos posándose inmediatamente en el ramo de flores unidos por un bonito lazo rojo de terciopelo. -- Yoon-ah... no hacía falta eso, parece costoso. -- Se quejó el pequeño, aunque en realidad le tuviera sonriendo como un cachorrito caprichoso que movía su cola de lado a lado de felicidad.
-- Eso no... importa. -- El albino estaba intentando hablar con calma, había descubierto que si hablaba más despacio y con detenimiento, no tartamudeaba. Quería verse bien, un buen alfa para JiMin, así que en serio estaba intentando de mejorar como persona. Si es que en realidad había algo que mejorar. -- Te prometí hacerte de cenar ¿Qué es lo que te apetece? --
-- Yo... uhm... -- No había que ser un genio para notar los nervios del omega, que se preguntaba a si mismo si decir la verdad o no. -- ¿Prometes que no te reirás? --
-- ¿Y-yo? ¿Reírme de ti? Mimi... normalmente soy yo el que recibe las burlas, nunca haría algo como eso. Además, te dije que quería cocinar lo que más te apeteciese; pídelo sin vergüenza. --
El albino tenía una pequeña sonrisa sobre sus finos labios, y aunque lo que más llamó la atención de Park tiempo atrás fue la actitud tímida y torpe de YoonGi; estaba cada vez más perdido ante el aumento de seguridad que el alfa parecía haber tenido en las semanas que llevaban conociéndose un poco más.
Min seguía siendo ese alfa extremadamente dulce, patoso e infantil en ocasiones; pero cuando estaba junto al rubio de mejillas adorables tartamudeaba menos, se sentía confiado en dar su opinión o hablar y además no se reprimía en contar sus sentimientos. Definitivamente esa nueva faceta le estaba haciendo tener más de mil mariposas en el estómago.
-- Quiero salchipulpos con tortilla... -- Susurró, apretando entre sus brazos el ramo de flores.
Era consciente de que era un pedido algo tonto; un cocinero casi profesional te dejaba elegir entre todos los menús posibles, y acabas escogiendo una receta infantil.
-- ¡Me encantan los salchipulpos, eso haremos! Vamos, Mimi, no hay tiempo que perder. --
El omega parpadeó un par de veces ante la sorpresa, en qué momento había esperado que el albino pudiera reírse de él... cuando YoonGi no paraba de demostrarle que estaba hecho casi a medida para estar a su lado. -- Claro, hyung, tengo mucha hambre, créeme. -- Dijo tomando su pálida mano y adentrándose en su hogar.
YoonGi tenía el delantal amarillo de JiMin atado a su cintura y cuello mientras se movía de aquí para allá en la cocina; siendo observado por el omega que se dedicaba a colocar las flores en el jarrón de cristal. Había comprado uno después de recibir por tercera vez flores del albino; en ese entonces salía con JonGin, pero adoraba ir a la cafetería y recibirlas, así que decidió comprar un buen recipiente para todas las siguientes que llegasen, una muy buena decisión.
-- ¿Estuvieron aquí tus amigos? -- Inquirió YoonGi alzando apenas la mirada un poco a la vez que sacaba las salchichas del paquete.
-- Síp, me ayudaron a hacer la maleta, fueron SeokJin hyung, Hoseokie hyung y Namie hyung. --Contestó con sus labios estirados hacia arriba numerando con sus deditos cada vez que decía un nombre. -- ¿Dejaron mucho aroma? --
-- U-un poco... --
No es como si YoonGi fuera a quejarse o algo así, incluso se sentía estúpido por sentirse mínimamente aturdido. Esos chicos eran los amigos del omega; y él era muy consciente que a día de hoy omegas y alfas podían mantener una amistad sin necesidad de llegar a más.
Pero, de forma inevitable, la idea tonta de detectar aroma a diferentes alfas en lo que es el refugio de su futuro omega -si todo salía bien-, le ponía inquieto. Tampoco es como si lo pudiera controlar, era cuestión de instinto. No dejaban de ser un conjunto de persona y animal.
-- ¿En qué piensas tanto? -- Inquirió el rubio, que se atrevió a abrazar al pálido por su espalda, apoyando su abultada mejilla sobre la misma.
-- En que quiero hacerte los pulpitos más adorables que vayas a comer jamás. -- Mintió un poquito, valiendo totalmente la pena al poder escuchar la suave carcajada en su espalda, acompañada de un besito sonoro en su hombro.
El pálido ya había iniciado la tarea de cortar la carne de forma que parecieran las patitas de un pulpo; siendo bastante entretenido, hacía años que no lo hacía y le había llevado a recuerdos de tiempo atrás junto a su madre en la cocina. -- Hyung. -- Llamó el más joven, sin dejar de abrazar la cintura del peliblanco, pero moviéndose un poco para quedar a su lado en vez de detrás.
-- Dime, Mimi. -- El alfa giró su rostro para poder atenderle.
Entre ambos no se llevaban demasiada altura, JiMin estaba dentro de la media entre los omegas; y aunque YoonGi fuera más alto que él, apenas era porque era un alfa; aunque estaba por debajo de la media de su estatus. -- Tu aroma es mi favorito entre todos los demás. -- Confesó con sus ojitos pequeños conectados con los opuestos.
Pudo ver como los labios del albino se entreabrieron ante la inesperada respuesta a la par de como su rostro se enrojecía, siendo esa la primera tentación que el omega no fuera a pasar por alto ante las ganas de pegar su boca a la del mayor.
Park se apoyó en la punta de sus pies para quedar a la altura ajena y en un movimiento delicado terminó por juntar los labios a los del alfa. No era nada demasiado profundo, apenas sus labios encajados a la perfección; siendo una prueba más de que el mundo los quería juntos.
YoonGi, quien no salía del asombro, apretó el mango del cuchillo. Era su primer beso, el primer beso en toda su vida y se lo estaba dando a JiMin, el omega más bonito que la vida había tenido gusto de presentarle. Se consideraba a si mismo el ser favorito de la diosa luna.
Con la misma delicadeza, Park se separó, apreciando el chasquido que sonó tras romper el contacto. -- Te voy a echar de menos estos días que estaré en Busan, espero que para la próxima vez que vaya, puedas venir conmigo. -- Murmuró, sonriendo como un tonto al poder admirar las mejillas sonrojadas de YoonGi; quien lo miraba con ojos tan brillantes como la noche más estrellada.
-- I-iremos... -- Allí estaba su tartamudeo nervioso. -- También t-te voy a echar de m-menos. --
-- Lo sé, Gigi. Lo sé. --
Con su lobito interior correteando y revolcándose de alegría, el pequeño estrechó al alfa entre sus bracitos; regocijándose en el aroma a leche y pan recién horneado que YoonGi estaba dejando salir por la alegría. ¿Cómo no iba a ser su aroma favorito?
Hola, angelitos míos. Espero que hayáis disfrutado del capítulo y el primer besito. *llorando brillitos*
Os dejo por aquí una foto de los salchipulpos uwu.
Cuidadse mucho ¿si?
Os quiero.
Kissuuuu.~~
290821
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