Diez
Era un nuevo día, uno en el que YoonGi tenía más de mil razones para estar feliz. La primera y más obvia era que podría ver a JiMin, el omega le había invitado a su hogar a pasar el día junto RyunJin. Por supuesto el pálido se había despertado temprano, se había encargado de preparar algunos dulces, algo que llevarle a ese chico que tanto le gustaba.
Ahora estaba metiendo los dulces aperitivos en una preciosa caja amarilla, no sabía por qué su lógica funcionaba de esa manera, pero para él, JiMin era un chico amarillo, un chico que irradiaba felicidad. -- Cariño ¿Qué preparas desde temprano? -- Inquirió su padre, quien había entrado por la puerta de la cocina.
-- Buenos días, papá, preparaba unos dulces para JiMin-ah, hoy estaré en su hogar. --
El hombre sonrió automáticamente en cuanto el nombre de ese joven salió de los labios de su hijo. Que YoonGi se hubiera fijado tan profundamente en alguien era algo que nunca habían esperado. En la familia creían que el pálido no encontraría pareja demasiado temprano, no porque su hijo no lo valiese, sino por todas las cosas por las que había pasado.
No era ningún secreto el hecho de que Yoon era un trocito de algodón de azúcar con miedo a la sociedad.
Sin embargo, de la nada, había aparecido ese supuesto omega al que aún no habían tenido el placer de conocer, pero que ya adoraban porque sacaba una muy bonita faceta del alfa más joven de la familia. JiMin le hacía bien a su hijo, y eso ya era motivo suficiente como para adorarle. -- ¿Necesitas que te acerquemos a casa del chico? Mamá ya salió a trabajar, pero tu hermano o yo podemos llevarte a donde necesites. --
-- No hace falta, appa. El bus no me deja demasiado lejos, además no os quiero molestar. Hyung está durmiendo, ayer se acostó muy tarde jugando a videojuegos con los amigos, y hoy es tu día de descanso, así que hazlo, descansa mucho. -- Explicó YoonGi regalándole una brillante sonrisa a su preciado progenitor mientras se colocaba su abrigo.
El hombre asintió devolviéndole la sonrisa, no lo dudó dos veces, en cuanto el contrario se había colocado la calentita prenda tomó sus mejillas y depositó un beso sobre su frente. -- A por todas, YoonYoon, eres un alfa estupendo, caerá por ti como tú por él. --
-- ¡P-papá...! Claro que no, é-él no... a él le gustan otro tipo de... chicos. --
-- Sí, como digas, ya me contarás dentro de un tiempo. Ahora corre, no le hagas esperar. --
Bastante animado el chico de ojitos felinos asintió, tomando su mochila y colgándosela en el hombro antes de salir. El viento golpeaba con suavidad su rostro, despeinando un poco sus cabellos de camino a la parada del bus. -- Vale, llevo los pastelitos, el regalo para RyunJinie y mi teléfono. -- Murmuró hablando consigo mismo, asegurándose de no haberse dejado nada.
El solecito hacía que sus mejillas se ruborizasen un poco, cosa que a YoonGi le gustaba, sentía que le daba un poco de vida a su pálida piel, aunque mucha gente asegurase que parecía más aún un omega, pero bueno, como ya sabemos, le daba bastante igual aquello. Con sus piernas balanceándose de delante hacia detrás esperaba a que el vehículo llegase.
Creyendo que estaría allí contando los minutos pasar aburrido, una mujer mayor llegó, siendo ella la que le sacase risa en esos minutos de espera. -- Ay, si te hubiera pillado siendo cincuenta años más joven...-- Decía ella sentada al lado del joven alfa, quien no podía evitar reír por el cumplido.
Había ayudado a subir al bus a la mujer, era alguien totalmente servicial, especialmente con niños y ancianos. Además de que a YoonGi le hubiera encantado conocer a sus abuelos, pero por desgracia no había podido conocer a ninguno de los cuatro, no le había dado tiempo, era por eso que cualquier persona de avanzada edad le daba aún más sentimiento de protección.
Le hubiera encantado poder tener a sus familiares. -- Ajumma, he de bajarme en la siguiente parada, espero que alguien más le ayude a bajar. -- Dijo un sonriente YoonGi sintiendo como la mujer le acariciaba su pálida mano.
-- Yo también lo espero, jovencito. Suerte en tu cita, espero que tu alfa te sepa apreciar. --
Una vez más, Min asintió muy sonriente dejando una suave caricia de vuelta en los dedos de la contraria. -- Ojalá lo sepa hacer. -- Respondió sin más, sin dar alguna explicación o corregirle, era totalmente innecesario; y temía que la mujer se sintiera incomodad de saber que él mismo se trataba de un alfa, a lo mejor lo miraba con desprecio por no ser uno normal, y eso le partiría el corazón.
Bueno, después de un paseo entretenido, YoonGi ya se encontró subiendo las escaleras del edificio de JiMin. No os lo podríais creer ¡Pero ya conseguía subir las escaleras sin que sus manos sudasen por los nervios! Lo de su corazón acelerado era inevitable.
Su lobo estaba inquieto en su interior, esperando impaciente por poder inhalar el aroma de su precioso omega, ya había llamado a su puerta, solo quedaba esperar. -- Vale... vale... ahora como ensayamos... sin trabarse, ni cambiar palabr- -- Y la puerta se abrió, dejando ver a un demasiado precioso JiMin.
El omega estaba riendo vistiendo unas prendas que parecían de disfraz, pero que le quedaban absolutamente preciosas. ¿Cómo el rubio podía verse de aquella forma tan deslumbrante solo disfrazado de hada? -- Precioso tú estás día hoy ¿Haces lo tú... cómo? -- Murmuró aguantando la respiración, mierda ¿lo de las manos? daba igual, ya habían comenzado a sudar de nuevo.
-- ¿Qué? -- Inquirió el de mejillas abultadas sin haber entendido nada, pero sintiéndose demasiado enternecido por tan solo la presencia de YoonGi.
-- ¡Príncipe de las flores! -- El gritó de la infante exaltó a ambos, quienes divisaron el pasillo de la entrada por donde ahora veía RyuJin corriendo, también disfrazada de princesa. -- ¡Gracias por venir a cuidarme con tío JiMinie! --
La niña lo miraba muy sonriente, mostrando toda su dentadura. El alfa pudo darse cuenta de que uno de los dientes se le había caído, se veía adorable con ese huequito en su radiante sonrisa. -- Es todo un placer venir a pasar tiempo con vosotros, además te traje un ragalito perfecto... -- Dijo, sorprendiéndose un poco cuando la vio estirar los brazos hacia arriba ¿Le estaba pidiendo que la tomase en brazos?
Bueno, él no era nadie para no obedecer las órdenes de su princesa, por lo que acabó alzándola, dejando que ella rodease con sus manitas su pálido cuello.
Aquella imagen hizo estragos en la cabeza del chico de mejillas regordetas, que seguía ahí sujetando la puerta de la entrada, porque nunca había esperado que ver a alguien más con un infante en brazos le hiciera sentir ese cosquilleo que ahora lo estaba invadiendo.
-- ¿N-no vienes a la sala? -- Inquirió YoonGi al ver que el rubio no se había movido del sitio desde que le había abierto.
-- A-ah, claro, perdón, vamos. --
Park anduvo detrás de los otros dos por el pasillo, escuchando como RyunJin le contaba al más mayor a qué estaban jugando. -- Tío MiNie y yo somos dos haditas del bosque, estamos buscando cosas por la casa del tío para hacernos coronas, pero no encontramos nada. --
-- Uhm, puede que el príncipe tenga una solución. -- Min dejó su bolsa al lado del sofá, donde se sentó dejando a la infante a su lado, teniendo al otro a JiMin.
Los dos más jóvenes estaban mirando expectantes qué es lo que el alfa podía haber traído, aunque vamos no había que pensar demasiado para saber que eran flores, aunque al contrario de muchas otras veces, estas las había comprado con su dinero, y tenían mucho más colores llamativos que las que regalaban en la cafetería. -- ¿Son para mi? -- Dijo asombrada RyunJin mirándolas con ojos brillantes, que colores más bonitos.
Por supuesto, YoonGi asintió con el ramo entre sus manos. -- Creo que vamos a poder darles un muy buen uso, ven aquí, ponte de pie. --
RyunJin hacía todo lo que el pálido le ordenaba con total ilusión, ya quería ver qué es lo que haría su príncipe, lo que nunca esperó, es que consiguiera hacerle una corona de bonitas flores. -- ¡YoonGi oppa! ¡Ahora soy un hada del bosque de verdad! Mírame, mírame. -- La pequeña correteó por la sala con sus alas del disfraz en su espalda, definitivamente pocas cosas más tiernas que esa había visto Min en su vida.
-- ¿Tú no quieres una corona? Sobraron flores. -- Inquirió el de mirada felina, sin ser capaz de mirar directamente a los ojos contrarios, por miedo a enamorarse aún más de él.
-- ¡Sí, yo también quiero! Te ayudo, iré quitando las hojitas de los tallos de la flor. --
De esa manera el rubio comenzó a dejar las flores impecables con sus pequeñitas manos para así poder agilizar el trabajo de su mayor. En realidad Park no se acordaba cuanto hacía que no tenía un "plan familiar" como este. Hacía muy poquito tiempo que se había ido de su hogar, debido a que en su pueblo no había opción para sus estudios.
Sus padres trabajaban mucho para conseguir pagar todo lo necesario para su estabilidad en otra ciudad, pero ellos siempre habían sido muy cariñosos con él; y cuando era más pequeño habían pasado mucho tiempo juntos. El sentimiento de nostalgia lo invadió al tener a la pequeña correteando por la sala, cantando frente a la televisión algunas canciones Disney mientras él se entretenía con su hyung haciendo algo tan lindo como lo era una corona de flores.
Casi con la misma impaciencia que RyunJin, los pequeños ojitos de Park miraban como las manos del contrario trabajaban, ya quedando muy poco para que terminase el accesorio.
-- Bueno, aquí está tu corona, hadita Mimi. -- Espetó el más mayor, colocando con delicadeza esta misma sobre los cabellos dorados del chico, quien la aceptó con una suave sonrisa y ojitos cerrados.
Todo pareció dejar de tener sentido antes los orbes del alfa, el joven se veía apoteósico, la viva imagen de la belleza y de lo etéreo, como si la misma Diosa Afrodita se hubiera puesto de acuerdo con la grandiosa luna para crear semejante persona tan bonita.
-- N-no dices nada... -- Rió nervioso el de mejillas abultadas. -- ¿Me queda mal? -- Preguntó mirando hacia arriba en un acto tonto, puesto que no podría obviamente ver como lucía.
YoonGi se apresuró a negar con su cabecita, agachando la mirada cuando sintió que sus mejillas estaban comenzando a calentarse, para su desgracia se le notaba demasiado cuando estaba avergonzado por su piel de porcelana, y eso le ponía demasiado tímido. -- En absoluto... Más bien todo lo contrario... T-te ves precioso, no me lo esperaba... -- Murmuró frunciendo sus labios, iniciando un pequeño juego con sus dedos.
Encontrándose en ese punto, JiMin no sabía qué tan buena idea había sido invitar a su hyung a pasar el día en su hogar, apenas llevaban media hora juntos y ya sentía que su corazón quería salir de su caja torácica. Sin poder controlarlo, siendo su omega quien tomó la decisión, había comenzado a dejar salir su aroma natural. Y YoonGi no tardó un solo segundo en darse cuenta de esto.
El chocolate blanco y las frambuesas estaban haciéndole ponerse aún más tímido, se sentía estúpido, puesto que lo que más deseaba en ese momento era poder acercarse al joven de mejillas abultadas para olfatear un poco, un poquito, y después un poquito más.
El alfa nunca había tenido el deseo de esconder su rostro en el cuello de nadie más para olfatearlo hasta desgastarle el aroma, pero es que en ese momento le era casi imposible no querer hacerlo. La idea de que JiMin se sintiera tan cómodo con él como para dejar salir su olor, le hacía inmensamente feliz.
-- Tío Minie, tengo un poco de hambre. -- Dijo RyunJin acercándose a ambos para apoyar sus manitas en las rodillas del nombrado.
-- S-si, ya es casi la hora del almuerzo ¿Te quedas viendo algo en la tele mientras preparamos hyung y yo la comida? -- JiMin se levantó del sofá, quitándose las alas de la espalda y dejando la corona de flores sobre la mesa de la sala con cuidado, atesoraría esta hasta que las flores ya no aguantasen.
Por supuesto, RyunJin que se había llevado la mañana entera correteando con su tío favorito, ahora estaba cansada como para participar en la cocina, por lo que decidió aceptar el plan que le propuso el joven. Se quedó allí sentadita con la película de Hermano Oso puesta en la pantalla, se encontraba exhausta, pero nunca tanto como para siquiera no tararear las canciones de la película.
Así es como otros dos se fueron directos a la cocina, el ambiente no era para nada incómodo, pero si era cierto que ninguno de los dos emitía alguna palabra. Por alguna razón se encontraban demasiado absortos en sus propios pensamientos, por lo menos fue así hasta que la curiosidad comenzó a invadir al omega. -- Oye, YoonGi hyung ¿puedo preguntarte algunas cosas? Así para conocerte mejor, si quieres saber algo de mi, también puedes hacerlo. --
-- Ah, claro, está bien, JiMinie ¿Qué te gustaría saber? -- El alfa le sonrió de esa forma que le transmitía tantísima paz mientras iba directo a por un delantal, ya sabiendo donde se encontraba cada cosa en la cocina del más joven.
-- ¿Nunca tuvo alguna pareja? ¿O un casi, pero no? No sé... ¿Nunca has experimentado siquiera un beso? -- A veces la curiosidad acababa de la peor de las maneras.
Park quiso haberse callado por mil años cuando vio como el de cabellos blancos simplemente agachaba la cabeza, sonriendo aún, pero nada parecido a lo de antes, posiblemente fuera un tema sensible para su hyung. El omega se estaba arrepintiendo tanto de haberle preguntado, que estuvo a punto de pedir que lo olvidase, pero YoonGi ya había comenzado a hablar. -- Nunca he tenido pareja, como ya te conté, a las personas no le suelen gustar los que se salen de los estereotipos, y yo soy el alfa menos alfa de este mundo. --
El rubio estaba escuchando atentamente lo que el albino le contaba, algo revolviéndose en su interior al ver el semblante triste pero sonriente de parte del contrario.
-- Tampoco he experimentado un beso, ni cualquier otro gesto romántico, pero está bien, no me falta amor. Me siento muy querido por mi familia y poquitos amigos, ellos son los mejores. Desde pequeño me he concienciado de que posiblemente no encuentre alguien a quien satisfacer como pareja por ser como soy, así que siempre he pensado en terminar adoptando ¿Qué piensas de ser papá solter- -- Las palabras dejaron de salir de esos finos labios cuando JiMin lo abrazó de la manera más inesperada.
El rubio tenía sus ojos cerrados con fuerza para evitar llorar, teniendo sus brazos alrededor del cuello ajeno, así apretándolo a su cuerpo con todo el cariño y desespero que ahora lo tenía consumido. -- ¿Cómo dices eso, hyung? Claro que sabrás satisfacer a alguien, eres un alfa excelente, no eres peor que cualquier otro, tienes una belleza interior que enamoraría a cualquiera. --
-- N-no lo sé, es lo que me han hecho sentir... -- Respondió YoonGi con con sus mejillas más sonrojadas que nunca antes ¿Estaba mareándose? Ay no, nunca antes había estado tan pegado al precioso chico. ¿Debería de devolver el abrazo? ¿Si, no? Ash, estaba muy nervioso.
Con la timidez que lo caracterizaba, el pálido abrazó el torso ajeno, disfrutando de como el más joven restregaba su cabecita con la suya de manera lenta, la cual estaba despertando deseos inesperado de nuevo.
Chocolate blanco y frambuesa, chocolate blanco y frambuesa, chocolate blanco y frambuesa... es lo único que podía pensar el alfa con sus ojos cerrados, con su nariz olfateando con suavidad, siquiera dándose cuenta de como estaba deslizando esta hasta que acabó en la curvatura del cuello ajeno.
Vale, no, eso no estaba bien en absoluto. JiMin se tensó al sentir la nariz del albino recorrer su cuello con lentitud. Las pequeñas manos del nombrado apretaron el suéter del alfa, no estaba incómodo y eso era una gran problema. La calidez que le estaba transmitiendo estar entre los brazos del alfa el cual estaba terminando de reconocer a su omega, asustaba, pero de lo correcto que se llegaba a sentir.
-- ¿Puedo llamarte "Mimi"? -- Inquirió el peliblanco en aquella posición, incluso moviendo sus pulgares para acariciar el cuerpo del de mejillas abultadas.
-- Claro que puedes... --
Los gorditos labios del joven se estiraron en una sonrisa al sentir como la boca ajena dejaba un beso sobre su hombro, sin moverse, porque YoonGi estaba demasiado cómodo en ese momento. -- G-gracias, Mimi. --
-- Gracias por qué. -- Susurró de vuelta el rubio sintiendo como esta vez el alfa se movía, pero apenas un poco para poder mirarle a la cara, siendo consciente entonces de como las mejillas de su hyung parecían dos luceros encendidos y sus ojos brillaban como si estuviera frente a la más brillante luna.
Yoon era muy vergonzoso, pero ahora la felicidad era mucho más mayor que su timidez, por eso es que se sinceró sin más. -- Gracias por dejarme dar por primera vez un abrazo romántico. --
¿Romántico? JiMin podía escuchar como su corazón retumbaba dentro de su ser, casi dejándole sordo ¿YoonGi acababa de confesarle tener sentimientos románticos por él? Eso solo le agravaba el problema... pero el endulzaba el corazón.
¡Hola, angelitos míos! Aquí tenéis un nuevo capítulo de esta historia tan soft. uwu ¿Cómo estáis? Ojalá que genial, ya sabéis que si queréis hablar, ya sea porque os ha pasado algo feo o algo bonito pero no sabéis a quien decirle, aquí estoy, yo leeré y contestaré muy feliz.
¿Hay algo que sea simple, pero que os guste y os haga feliz? A mi me hace super feliz ir a la playa y jugar con mi perrita y con mis amigos al Volley, el sol y el mar me dan vida. Si tenéis cositas así simples que queráis compartid, hacedlo aquí, a lo mejor conseguimos que alguien comience a disfrutar de algo a lo que no había prestado demasiado atención.
Espero que el capítulo os haya gustado.
Cuidadse mucho ¿Si? Os quiero.
Capítulo dedicado a Linlin-suka porque le dije que actualizaría ayer pero me atrasé porque hoy tuve un examen y estaba estudiando. Muchas gracias por el apoyo. <3
Os quiero.
Kisssssuuu.~~
020321.
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