27.- "Equipo Completo"
Eliot Callaghan
Las maletas faltantes del dormitorio fueron sacadas por completo.
A pesar de estar dejando muchos momentos en este lugar, no podíamos estar más felices de decir que ya habíamos terminado nuestra última faceta de estudios.
Las dos semanas anteriores, fue que tuve la oportunidad de vivir dos graduaciones, la de Anthony, y la mía.
Sinceramente, la pasé mejor en la de Tony. Porque no solo era él, me daba cuenta que más amigos suyos y míos también habían logrado salir exitosamente de la universidad se artes.
Algunos con un sueño de ser maestros de artes plásticas, otros de danza, teatro, y otros como él, que querían que el mundo los conociera por su pasión a la música.
Los meses habían pasado. El cuarteto de Anthony se separó, pero eso dió lugar a una nueva idea, en la que él y otras personas estaban poniendo mucho esfuerzo.
Por lo tanto, Tony no estaba ni un poco triste de las cosas que han sucedido. Desde el accidente de su padre, su perspectiva a la vida cambió, y ahora no se dejaba deprimir por cosas de ese estilo, ahora su ideología era "no hay mal que por bien no venga".
Y vaya que le ha estado viniendo el bien de forma constante.
Por mi parte, seguía una vida normal con una meta y un sueño, el cual estaba tan feliz de estar consiguiendolo al lado del pelinegro.
—Amor— me llamaron desde la puerta del dormitorio —apreciaría que vinieras conmigo a comprar la pintura gris que detestas.
Me había perdido en la pintura del dormitorio, la cuál dejamos hace tres años, y al parecer, debíamos regresar a la normalidad.
No necesariamente teníamos qué, pues jamás descubrieron que había un mural con un caballete, notas y una guitarra plasmadas de la pared.
—¿De verdad es necesario regresarla a la normalidad?— pregunté abatido, viendo lo vacío que quedó el lugar —me gustaría dejar huella de que estuvimos aquí.
—Oh, créeme, dejamos muchas huellas de nuestra presencia— señaló la cama.
—¡Tony!— lo reprendí nervioso, siempre decía cosas de ese estilo.
Rió viniendo a mi, tomando mi mano solo para hacernos salir del dormitorio.
—Está bien, no pintaremos esto— dijo seguro —pero si debemos irnos a casa, tenemos una visita inesperada.
—Imagino quiénes pueden ser, solo espero que tengamos tiempo de pintar.
Asintió seguro. —Podrás pintar todo lo que quieras, pequeño.
Dió un beso en mi frente, y así, cerramos el dormitorio donde todo comenzó.
Ciertamente, había tantas cosas que iba a extrañar de este lugar, pero estaba igual de feliz al saber que íbamos a tener un lugar con más espacio... De hecho, demasiado espacio.
Tony tenía una corazonada, de que lo mejor era comprar una casa que tuviera más habitaciones.
Al final, terminamos en el auto del ojiverde, primero, de visita a casa de sus padres, a los que orgullosamente podía llamar; suegros.
Porque sí, yo estaba en una relación formal con Anthony Walker, desde hace dos meses.
Era muy divertido recordar cómo lo supimos, y fue la propuesta de noviazgo más casual y cero emotiva que se podría imaginar. Pero para nosotros fue real.
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Los brazos de Anthony me rodeaban por completo, atrayendome a él luego de un momento bastante... Agitado.
Nuestros cuerpos se hallaban desnudos por debajo de las sábanas, habíamos tomado una pequeña siesta luego de haberlo hecho, tanto Tony como yo, volvíamos a terminar con marcas por todos lados.
Cuando vió que mi mano estaba distraída y no hacía figuras en su pecho como de costumbre, él mismo tomó mi mano y la puso sobre él para iniciar con el acto de figuritas.
—Mimado— susurré bromista, haciendo tantas figuras como me imaginaba.
—Tú no puedes ir a comprar algo sin que vaya contigo— se defendió en broma, entre cerré mis ojos negando, eso fue un golpe bajo.
Seguimos en esa posición otro rato, nada más abrazados, hasta que mi mente pensó en una gran duda que hace unas semanas me volvía a carcomer, y ahora tenía la confianza suficiente para querer aclararla.
—Anthony Walker— dije confiado, mirando su rostro —¿Qué somos?... Somos pareja o amigos que, ¿Se gustan mucho y parecen pareja?
Abrió la boca para hablar, sin embargo, hasta él puso una expresión de confusión.
—No me había hecho esa pregunta hasta ahora. Porque, amigos, "amigos" no somos.
—Quiere decir que...
—¿Tú quieres que sea así?
Asentí de inmediato.
—Ya sé cómo solucionar esto— se levantó de prisa.
Nos limpiamos. Se cambió de ropa. Me hizo cambiarme la ropa.
Salimos del dormitorio con prisa, y a tan solo unos cuantos metros, paramos en otro dormitorio, en el del castaño claro, que recientemente mostró tener una gran voz para cantar, no por nada estaba en la carrera de música.
Anthony tocó la puerta decidido, y al momento en el que Tristán salió de la habitación, parecieron entenderse ellos mismos.
—Yo gano, "sí"— se señaló —tú ganas, "no"— señaló al moreno.
Yo no sabía de qué trataba, pero Tristán lo entendió todo sin ningún problema.
—¡Piedra, papel o tijera!— dijeron en unisono, y literalmente hicieron aquel juego.
Tristán piedra, Anthony papel.
El pelinegro levantó sus manos triunfante, y así volvió a mi en un abrazo gigante.
—¡Sí somos pareja!— explicó eufórico.
—De nada— finalizó Tristán bromista, entrando de nuevo a su dormitorio.
Con eso, ni siquiera tuve qué preguntar, solo asentí en acuerdo, finalizando el momento con un beso lleno de risas.
Y así, fue como Anthony me hizo su novio.
_
En el auto todo iba normal, algunas personas ya reconocían a Anthony Walker, un chico que estaba iniciando su carrera de cantante junto con su mejor amigo y con el apoyo de más personas, y de verdad han estado creciendo de forma muy rápida y elocuente.
Yo estaba tan orgulloso de Anthony por las cosas que ha logrado.
De igual manera, yo estaba feliz con las cosas que yo quería y pienso lograr.
Y es que, sabía que mi futuro iba a tener mucha pintura y creatividad, porque eso era lo que yo disfrutaba, y no iba a permitir que algo o alguien cambiara mis sueños.
Bastante tiempo estuve bajo la protección de muchas personas, que no dejaban que yo creciera personalmente, me tenían limitado como si fuera un objeto de cristal.
No era nada parecido a lo que vivía con Anthony y nuestros amigos. Con ellos corríamos riesgos, nos divertíamos, y muchas personas tomaban nuestra diversión como algo descarado.
Qué mal por ellos.
...
El auto fue estacionado ahora por mi, enfrente de la casa del pelinegro, tuve qué rogar con muchos besos a qué Anthony me dejase conducir a mitad de camino.
Por suerte, él lograba recordar que, si yo quería aprender algo, debía hacerlo, no solo observar que alguien más lo hiciera.
—¡Lo hice bien!— dije feliz, volteando a ver al copiloto.
Anthony tenía sus brazos aferrados al auto, con una expresión de miedo.
—Eres el mejor conduciendo— dijo nerviosamente.
Lo golpeé en el brazo con mi palma abierta. —Grosero, vamos a entrar.
A velocidad normal, bajamos del auto clásico color negro, la casa de los padres de Frank, siempre se veía muy lujosa cuando estaban los cuatro autos de cada uno de ellos.
El auto clásico de Frank, el moderno de Ayden, el otro clásico de Anthony, y el pequeño coche de Sam.
Esperamos a que alguien nos abriera la puerta, como de costumbre, el castaño de ojos azules nos recibió.
—¡Eliot!— dijo alegre para así abrazarme —al fin te veo.
Reí alegre. —Hola, Sammy, ¡También te extrañé!
—Y no hay abrazo para Tony— susurró mi novio con sarcasmo —¿Dónde están?
—Están en el jardín, Frank enseña a Ayden a cortar arbustos, otra vez— contestó el de lentes.
Lo miré de arriba a abajo, aún recordaba al pequeño Sam de quince años, que estaba un poco más bajo que yo, y ahora era un chico más alto y formado, sin embargo, parece que jamás será más alto que Anthony, ni un poco.
Y ahora, el chico ya tenía dieciocho años bien vividos, en los cuales, parece que su carrera le estaba haciendo un favor junto con la pubertad respecto a la salud.
—¿Cómo fue tu primer día de universidad?— pregunté.
—¡Tengo cosas qué contarte! Es genial la universidad de deportes, y sus dormitorios son más accesibles de lo que creí, probablemente me mude— comentó sincero.
Me llevó al sofá alegre, y a partir de ahí, empezó a contarme su primera semana de universidad, se escuchaba demasiado feliz de hacer lo que le gustaba, y más si su mejor amigo lo acompañaba.
De reojo, en algún momento observé a Frank y Ayden en el jardín. Ambos se veían bastante felices de estar juntos haciendo algo tan simple como cortar arbustos, hablaban, reían, y se veían tan emocionados de eso.
Frank sin duda mostró ser fuerte hace algunos meses, en los que se recuperó muy fácil. Lo único que quedó marcado, fue una cicatriz en su pecho, o al menos eso fue lo que Ayden le dijo a Tony, y lo que Tony me dijo a mi.
Mientras yo escuchaba atento al castaño, Anthony parecía hablar con alguien por teléfono.
No quisimos interrumpir el momento de sus padres, parecía que nada los sacaría de su jardín, y para cuando acordamos, Anthony me mencionó que debíamos ir a la que sería nuestra casa.
Era un plan algo arriesgado irnos a una casa juntos, pero, siempre recibimos apoyo de su familia para todo, de la mía... Me daba igual qué les gustara o qué no.
Sin embargo, Anthony y yo trabajamos lo suficiente para comprar una casa en el menor tiempo posible. Y con la fama que poco a poco va creciendo de su proyecto, el dinero ya no era un problema.
—Mucha suerte con la universidad, Sammy— dije para despedirme —espero que sea una gran etapa para ti.
—También lo espero, vayan a casa, yo les diré a los otros dos que estuvieron aquí.
Jamás quise preguntarle por alguna persona especial que tuviera. Por las cosas que Sam me ha contado desde que lo conocí... El amor no es algo que a él le emocione.
Y yo no sería quién para hacerlo cambiar de opinión, quería creer que algún día llegaría su persona especial.
Porque yo ya tenía a la mía, y nadie iba a incitarme decir lo contrario.
Ni siquiera él podía detenerme ahora.
Incluso, la noche de graduación de Anthony y los demás, logré que hiciera las pases con alguien más.
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La música era alta, todos parecían tan felices de haber pasado su vida universitaria y empezar una vida a su antojo.
Hoy especialmente, fue que me tomé un tiempo para hablar con Daren, la conversación fue demasiado amena y tranquila.
Se sentía raro, cómo antes el rubio me preguntaba cada cosa de mi día solo para supervisarme, y ahora solo me preguntaba cosas para felicitarme de lo que había logrado.
Sabíamos que Chadler podía estar por aquí, y sinceramente no no nos importaba, él no se metió con nadie más de nosotros, aunque siempre miraba a Tony desde las sombras.
—Dentro de toda nuestra vida juntos, jamás me has mencionado sobre alguien en quien estés interesado— opiné en queja —¡Tengo derecho por años de amistad, merezco saber!
El rubio soltó una risa, moviendo su vaso en un pequeño círculo por arriba de la mesa en la que estábamos.
—No podía mantenerte ocupado con otras cosas en ese entonces, tenía terminantemente prohibido distraerte— contestó —pero... Supongo que me podría dar la oportunidad de conocer a alguien.
—¡Apoyo eso!
—Y, ¿Cómo vas con Anthony?
Sonreí feliz. —Demasiado bien, ya solo estamos esperando a que la casa que compramos sea legalmente vendida a nosotros y nos iremos.
—Me alegra escucharlo— añadió sincero —a veces creo que, le debo una disculpa por las cosas que dije de él hace tiempo.
Di un grito ahogado, tomé su muñeca y por obligación, lo llevé al otro lado de la fiesta, dónde Anthony Walker lidia con su club de fans.
—¡Amor!— dije entre las personas cuando estuvimos más cerca, y me ponía tan feliz ver qué la atención de Tony venía a mi en cuestión de segundos, sin importar qué estuviera haciendo.
—No voy a darte cerveza, prometiste dejarla— explicó —ambos estamos en esto de la abstinencia.
Negué. —No es eso, ven, Daren tiene algo qué decirte.
Sin ganas, vino hasta nosotros, yo solo los puse uno enfrente del otro y me quedé enmedio de ambos, esperando cualquier acción.
Daren aclaró su garganta incómodo, Anthony elevó su ceja en espera de algo.
—Escucha, sé que las cosas que dije de ti y tu familia antes, no fueron las más correctas ni acertadas— confesó el chico —y sí, sé que jamás tuve que juzgarte por tu relación con Eliot, lo siento por eso. No tengo ningún rencor contigo.
Sonreí más alegre que antes. —Las manos, ¡Las manos!
Daren puso su mano enfrente, y Tony solo la miró seriamente.
Las expresiones del pelinegro eran de pura indiferencia, hasta que con una risa burlona, terminó por estrechar la mano del rubio.
—Todo está perdonado, yo lamento el golpe que te di— finalizó el ojiverde.
Chillé dando saltos en mi lugar, ¡Ahora todo estaba solucionado!
Después de esas disculpas, se nos fue imposible no celebrar juntos, incluyendo a Tristán y Dimitry. La abstinencia se fue de vacaciones.
_
...
—¡Primo!— fue el grito eufórico de Dimitry enfrente de nuestra casa, dos autos estacionados... Y maletas —estábamos esperándolos.
A un lado de Dimitry, estaba el de ojos morados, recargado en un árbol, seguramente para taparse del sol.
Nos acercamos a ellos, tomados de la mano y como siempre, esperando cualquier cosa de parte de la pareja.
Sabíamos que Tristán y Dimitry debían terminar en algún punto de su vida, pero también sabíamos que habrían de regresar.
—¿A qué debemos la visita?— pregunté curioso.
—Les explicaré de forma resumida y directa— siguió el chico que volvió a tener sus piercings por todos los lugares de su cara que pudo tener hace tres años.
Antes de que Dimitry nos explicara, la voz de Tristán salió primero. —Dimitry incendió un sofá de recepción y nos echaron del edificio.
Mi boca se abrió de forma sorpresiva, y el ahora pelirrojo totalmente, bajó su cabeza en un puchero.
—Nos echaron del departamento y no tenemos a dónde ir— añadió el primo de Tony —mis padres convirtieron mi antigua habitación en su sala de videojuegos personal, y los padres de Tristán se mudaron a una casa con una sola habitación, ¡Estamos solos en esto!
Miré a Anthony, Anthony me miró a mi.
—Quiero saber pero no quiero preguntar— confesó mi Anthony.
—¿Qué no se supone que los adultos no tienen tiempo ni ánimo para videojuegos?— pregunté confundido.
—No cuando se trata de Bruno y Daniel— contestó mi cantante y músico favorito.
Tampoco tuvimos qué pensarlo demasiado, solo tomamos cinco minutos a solas con el pelinegro, él y yo nada más, en el que discutimos brevemente sobre el futuro de la pareja.
En la charla, miramos a ambos chicos. Tristán estaba acostado en el pasto, aún apoyando su espalda en el tronco del árbol, y Dimitry, al parecer estaba discutiendo con una ardilla que estaba en ese árbol.
—Yo te apoyo, Dim— dijo Tristán a su chico, mirando el paisaje de brazos cruzados —no dejes que una rata te gane.
Pobre ardilla.
—Van a destruir la casa— comentó Anthony —tú qué dices, amor. ¿Nos arriesgamos?
Nos visualicé viviendo en el mismo lugar. Esto no va a terminar bien.
—¡Hay qué hacerlo!— dije feliz.
Ni siquiera tuvimos que hablarlo más, los cuatro juntos ayudamos a pasar las maletas de todos.
Jamás sabemos a qué nos vamos a enfrentar respecto a nuestras decisiones, pero al final, siempre he creído que mientras sea con las personas correctas, todo será mucho mejor y más fácil.
Eso lo aprendí desde que Anthony apareció, y no me arrepentía de nada de lo que hemos hecho juntos.
Sabía que tendríamos mucho tiempo para estar el uno con el otro, sabía que habrá ocasiones en las que no podremos vernos ni siquiera cinco minutos.
Al final, yo sabía que no necesitaba verlo siempre para sentir que me quería.
...
Las batallas de pintura siempre fueron mi parte favorita de toda mi vida, cuando tenía el poder de llenar de colores a alguien.
Claro está que, no dudé ni un momento en iniciar una de esas batallas con los tres hombres presentes.
Mientras la casa tomaba color, y dejábamos murales en las habitaciones, la pintura empezó a volar entre todos.
La música resonaba de la bocina que pusimos en la cocina, al ser de un solo piso la casa, se escuchaba perfectamente.
Por fortuna, las paredes eran lo suficiente gruesas para bloquear muchos sonidos tanto por adentro como por fuera, por eso mismo todas las puertas estaban abiertas.
Y eso funcionaba bastante bien si queríamos privacidad.
Ahora en especial, decidí llenar la cara de Tristán con una brocha que portaba pintura naranja. El ojimorado se encontraba pintando de blanco una pared del dormitorio principal, una pared en la que no planeabamos colocar algún dibujo.
—Anthony, eres mi mejor amigo, pero él va a pagarla— sentenció el moreno.
—Lo siento, pero él tiene quién lo defienda— sacó Tony en burla, y entre ellos comenzaron a pelear con pintura, solo que, en ellos se veía más tierno, como dos niños pequeños.
Busqué a Dimitry sigilosamente, hasta que lo encontré en la habitación donde dormirían él y Tristán.
La pared estaba llena de pintura por todos lados y de diferentes colores, esto era como si Dimitry hubiera tomado los baldes de pintura y los haya tirado sobre esa pared.
—Aprecia el arte abstracto— dijo elegantemente, en un ademán italiano.
—Es muy hermoso, Dim— aseguré.
Pasé de regreso por los pasillos de la cara, estaba llena de iluminación, con un pequeño jardín trasero.
Aún faltaba una habitación que no estaba pintada ni habitada.
Quise pensar, ¿Quién más podría ocupar ese lugar?
Hubiera logrado sacar de duda mis pensamientos, de no haber sido porque alguien tocó el timbre.
Corrí a abrir la puerta, para encontrarme así, la imagen de una castaña de ojos dorados.
Sus maletas se encontraban detrás de ella, y también parecía haber traído su camioneta blanca.
—Número uno; hola— inició de forma empoderada —número dos; el estacionamiento es muy pequeño para cuatro autos, tendremos que agrandarlo. Número tres; necesito un lugar donde quedarme porque detesto a mis vecinos y mis padres viven felices solos. Y número cuatro; ustedes son muy ustedes cómo para poder mantener una casa en estado intacto, necesitan un adulto viviendo aquí para que los supervise.
Evidentemente, Tony estaba detrás de mi escuchando todo, y lo supe porque cuando giré a verlo, él estaba de la misma manera que yo; confundido.
Volvimos a recordar nuestro estilo de vida, y dejamos fluir las cosas, después de todo, éramos un equipo.
—Ponte ropa vieja porque hay una batalla de pintura de la que no saldrás viva— contestó Anthony a Acacia, con su cabello alborotado.
—¡Son los mejores amigos de la vida!— dijo la castaña pasando sus maletas.
Volví hacia mi novio, quién tenía una sonrisa radiante en su cara, podía notar mucho lo feliz que estaba de tenernos a los cuatro aquí con él.
Volví a amarrar su cabello en una coleta que apenas podía amarrarse, pues recientemente cortó su cabello.
—Me gusta cuando sonríes a más no poder— expliqué cuando tuvimos un momento a solas en el sofá, escuchando de fondo a Dimitry y Tristán darle la bienvenida a Acacia.
—Me siento muy feliz de lo que estamos haciendo— explicó tomando mi mano por un lado —no sé qué es lo que nos pase en un futuro pero, es más una intriga emocionante.
Sonreí asintiendo. —Ya verás que tenemos toda una vida para divertirnos como ahora, no hay por qué detenernos.
Suspiró aliviado, sabiendo que debíamos retomar la acción con pintar todo.
Tuvimos un pequeño descanso, en el que se aprovechó para pasar todas las pertenencias de Acacia e indicarle cuál sería su habitación.
Mientras casi todos esperaban a que la pintura secara hasta la noche, Dimitry se fue a duchar, Tristán tuvo que salir por algunas cosas a la casa de sus padres, y Acacia al final debía ir al trabajo de último momento.
Quedamos solo Tony y yo en la cocina, en dónde el pelinegro me dejó un sándwich en la mesa.
—Que quede claro, que esto— señaló el alimento —es porque tú me dejaste tu sándwich de repuesto el primer día de clases.
Reí. —¿Aún lo recuerdas?
—¿Cómo iba a olvidarme cuando el chico bonito que chocó conmigo en el pasillo, me dejó su único alimento encima de mi cama?— cuestionó bastante detallado —me prometí que alguna vez te recompensaría, así que come.
Obedecí entre risas, dando la primera mordida. A decir verdad, era un buen sándwich.
...
La televisión estaba prendida, las cinco personas nos encontrábamos presentes en la sala de la casa.
Tony me abrazaba por todo lo largo del sofá, a veces viendo la película, a veces compartiendo besos cortos.
Dimitry ya estaba profundamente dormido arriba de Tristán, y el ojimorado también no se veía en disposición de aguantar mucho tiempo despierto.
Y por otro lado, Acacia estaba atenta a la película, tal vez porque se enamoraba de cada actor qué pasaban.
Miré que Anthony se encontraba muy calmado, y podía sentir esa paz que tenía, toda su vida marchaba de maravilla, y la mía igual.
Observé a los demás, de nueva cuenta, mostrabamos que siempre fuimos y seremos un equipo, a pesar de las circunstancias, y a pesar de lo que haya sucedido, al final éramos solo nosotros cinco los que en verdad nos complementabamos.
Dejé caer mi cabeza en el pecho de Anthony, siempre le dije que él debía bajar la guardia.
Y hoy, yo también bajé mi guardia. Que aunque fuera una de bondad e inocencia, no quitaba el hecho de que todos los días siempre quería complacer a los que quería.
Ahora podía decir que no necesitaba seguir reglas, que estuvieran sobre mí cuidando cada uno de mis pasos, ahora tenía libertad.
Después de esto, solo nos quedaba vivir de verdad, y ser un grupo de cinco personas que se quieren, que van a divertirse, y que van a mostrarle al mundo que estos pequeños y grandes artistas, no van a pasar desapercibido.
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No pues oiga cómo que se acabó:(
Pues o sea si, pero aún falta el epílogo jiji.
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