20.- "Nueva Vida"
Anthony Walker
Esperé los mensajes y llamadas de un castaño.
Esperé tanto tiempo por verlo aunque sea en la calle.
Toda esa espera, pasó en minutos, los minutos se volvieron horas, las horas en días, los días en semanas, las semanas en meses... Y los meses se convirtieron a años.
Casi dos años.
Y yo no supe nada de él.
El tiempo pasó tan rápido y a la vez tan lento, mi vida cambió en tantos aspectos.
Y aún así, yo lo recordaba, por más que no quisiera.
Las cosas cambiaron repentinamente, nada estaba yendo como esperábamos, había cosas buenas, y al mismo tiempo cosas malas.
En mi subconsciente, me había convencido que estaba superando a alguien, ni siquiera me gustaba mencionar su nombre, solo fingía no recordar quién era.
Pero, carajo, cómo lo extrañaba.
Tampoco me había convertido en el hombre más fiel del mundo, no hasta que por puro sentido de pena, decidí tener una "relación" en la que por más infidelidades que haya hecho, él seguía conmigo.
¿Por qué no solamente se va?
Sé que él no merecía nada de esto, y que posiblemente lo estaba lastimando, sin embargo, él era quién decidía no irse.
—¿En qué piensas?— preguntó Chadler, abrazado a mí, su cuerpo desnudo se mantenía bajo las sábanas, luego de una ardua noche.
—En que debería ir a visitar a mis padres— comenté con mi brazo rodeándolo —ya casi son seis meses que no los he visto.
—No es tu culpa, has estado muy ocupado con las clases y el trabajo— agregó, mientras yo empezaba a tocar su cabellera platinada que de nuevo estaba creciendo a sus hombros.
—Siguen siendo mi familia.
Suspiró tranquilamente. —Bien, ojalá algún día pueda conocerlos.
Eso no va a pasar.
—Claro, algún día voy a llevarte, lo prometo— y de nuevo, otra promesa que me negaba a cumplir.
No recordaba desde cuándo comenzaba a prometer cosas sin siquiera pensar en realmente seguirlas, solo eran palabras que después de tiempo iba a olvidarme de ellas.
La mano pálida de Chadler se puso en mi pecho, y su dedo amenazaba con hacer figuras sobre él por igual.
—En fin, debo regresar a mi dormitorio, tengo cosas qué hacer— dije para levantarme rápidamente, por suerte yo ya tenía mi ropa interior puesta.
—Sigo pensando que todo sería más fácil si me mudara contigo, tú si tienes una cama extra— explicó decaído —así no tendrías que irte tan pronto.
No, ese lugar es de alguien más.
—Lo pensaré más tarde, seguramente ahora Tristán necesita que lo ayude con... Algo— subí mis pantalones más apurado, sentado en la orilla de la cama, porque ya estaba en ese lapso de tiempo en el que me sentía mal por como estaba tratando a Chad.
—Tony— dijo abrazando mi espalda —faltan tres días nada más.
—¿Para qué?— pregunté confundido.
Rió serenamente. —Para tu cumpleaños, ¿A dónde te gustaría ir a festejar?
—Oh, era eso, no lo sé, sorprendeme— me giré solo para dejar un casto beso en sus labios y huir de ahí con mis cosas listas —nos vemos.
Muchas veces el arrepentimiento de tratar mal a Chad, hacían que después que lo volvía a ver, ahora lo tratase mucho mejor, compensando mi desinterés con regalos o fiestas que terminaban con los dos en su cama.
No estaba bien en ningún sentido, nada de lo que le hacía pasar podía justificarse con un lo siento o con regalos, aunque, no encontraba palabras o fuerzas para sentirme realmente mal por lo que le hacía, solamente no tenía esa iniciativa de querer protegerlo como se supone debía hacerlo.
Aún con todo eso, seguíamos "juntos", viviendo en una relación dónde solo existía el engaño de mi parte, tanto para él como para mí.
A él lo podía engañar diciendo que lo amaba, y que jamás volvería a estar con otra persona.
Y yo me engañaba creyendo eso, que podía vivir normal sin estar recordando a alguien de hace años.
Mentiría diciendo que alguna vez me imaginé ser el tipo de persona que engañaba sin sentirse realmente culpable, o del tipo de persona que si tenía la oportunidad de estar con alguien más, la tomaba.
La peor parte de esto, era que mis círculos familiares y sociales lo notaban, era evidente que no les gustaba en lo que me convertí, según ellos.
Y por más increíble que parezca, me estaba yendo mejor que a los demás.
—¿Mala noche?— pregunté al chico que salía de su dormitorio individual, cerca del que aún conservaba yo.
Aunque que hayan querido sacarme o vivir conmigo, jamás dejé que el dormitorio en el que entré en primer año, fuera invadido por alguien más.
—He tenido mejores— contestó el de ojos morados con pesadez, cerrando su puerta con él fuera, para luego seguirme el paso —detesto el insomnio.
—Creí que estarías feliz de ya no ser pateado en las noches— agregué.
—No te burles de mi soltería— atacó.
Reí amargamente, abriendo la puerta de mi dormitorio, al cual, él entró sin preguntar.
Cayó automáticamente en mi cama, Tristán sabía las reglas de mi nueva vida, nadie tocaba lo que era ajeno a mi en este lugar.
Solo estaba permitido que pudieran romper o tocar cosas que me pertenecían o que usaba, pero la cama al lado de la ventana, no debía ser usada por nadie más.
—¿Quién te dejó entrar?— pregunté al chico que ya estaba bastante cómodo con mis almohadas.
—Yo, ¿Quién más?— agregó tranquilo.
Que Acacia y Dimitry se hayan graduado antes que nosotros, fue un golpe fuerte para Tristán.
Al inicio no creí que le afectara tanto, ya que, antes de que ellos se fueran, las cosas no estaban bien entre mi primo y mi mejor amigo, en algún momento iban a romper su relación, y para cuando sucedió, Dimitry ya estaba a nada de graduarse.
No sabíamos con claridad que estaban haciendo ambos, ahora cada lado estaba muy ocupado como para preguntar, lo único que sabíamos era que Dimitry empezaba a trabajar como maestro de danza, sus prácticas pasaron muy rápido y de buena manera.
Mientras que Acacia, estaba más perdida que el otro, no sabíamos nada de ella, ni siquiera si sigue viviendo aquí.
En unos meses, ahora seríamos nosotros quiénes terminaran sus estudios, no éramos los más eufóricos y emocionados por eso. Sin embargo, teníamos paciencia de poder salir de aquí.
—Hey, tú cumples años en tres días— mencionó de la nada —¿Qué sientes ser el primero de los dos que ya cumpla veinte años? Anciano.
—Te gano por meses, idiota— contesté lanzando una de mis camisas a él —consigue algo formal, en la noche tenemos que ir a otra presentación.
—Seguro, el gran cuarteto musical presentándose en distintos bares y eventos privados— siguió con su rostro oculto en las almohadas para no ver, mientras yo cambiaba mi ropa —pero no ignores mi aviso, ¿No vas a hacer nada por tu día especial?
—Solo es un día más y un día menos de vida, el año pasado no festejé, este no será la excepción— finalicé terminando de subir otros pantalones en mis piernas —tampoco hace diferencia a lo mucho que odio vivir en estos momentos.
—¡Ese es el espíritu cumpleañero!— gritó levantando sus brazos.
—Cierra la puerta cuando te vayas— le indiqué justo en el momento que me salí del dormitorio.
No tuve más lugar a donde ir que a alguna clase para pasar el rato, usualmente no prestaba mucha atención, solamente era que no tenía nada más qué hacer.
Cada vez que pasaba por distintas clases, me aseguraba de no mirar al interior de ellas, detestaba tener que ver a alguien que haya conocido en alguna fiesta, y no me gustaban esas miradas que me daban de lamento para que volviera a salir con ellos.
Una de las personas que menos soportaba cruzarme, era a un rubio de artes dramáticas y corporales. Jamás supé si él fue el culpable del desastre de hace dos años, y ya ni siquiera me molesté de querer averiguarlo.
Sabía que seguía estudiando aquí, y no podía esperar más a no volver a verlo en mi vida.
...
—I don't wanna make you face this world alone...— se escuchaba la voz melodiosa de Chadler en el micrófono, mientras yo me concentraba en la guitarra.
(No quiero hacerte enfrentar este mundo solo).
—I wanna let you go, (alone)— siguió, con el coro de otra persona de fondo.
(Quiero dejarte ir, (solo)).
—I tried to go on like I never knew you.
(Traté de continuar como si nunca te hubiera conocido).
De nueva cuenta como varios eventos, las personas escogían canciones que me golpeaban demasiado, aunque quisiera olvidarme de ello.
Esta canción no sería la excepción, no sería la primera vez que después de tantas canciones en una noche, decidía quedarme más tiempo en el bar, solo.
Y probablemente esta vez no sería ni un poco la excepción.
La voz de mi "novio" siguió encantando a las personas, Tristán y yo apoyabamos sentados en bancos detrás de micrófonos, él con su bajo y yo con mi guitarra.
Después, estaba el cuarto en el grupo, el chico que logramos reclutar de la clase de Chad, y que se encargaba de los coros junto con un pandero.
Siempre podíamos intercambiar roles en el grupo, a veces podíamos estar como ahora, u otras veces era Tristán quien se encargaba de algún piano o guitarra, en otras ocasiones podía ser Chadler el dueño del bajo, y en otras, yo daba la voz.
—I'm awake but my world is half asleep. I pray for this heart to be unbroken...
(Estoy despierto, pero mi mundo está medio dormido. Rezo para que esté corazón no se rompa).
—But without you all I'm going to be is, incomplete. Incomplete— finalizó la canción, con el respectivo coro del cuarto sujeto.
(Pero sin ti, todo lo voy a hacer es incompleto. Incompleto).
Los instrumentos dejaron de sonar lentamente, las versiones acústicas y tranquilas que les dábamos a varias canciones, parecían amarlas las personas, y eso ya era un buen inicio, cada vez, más lugares nos querían presentes.
Las personas aplaudieron notables, dejando a Chad agradecer por ello.
Mi mano pasó a una mesa que estaba a un lado de mi, dónde continuamente algún mesero llegaba y dejaba algún caso con alguna bebida, de igual forma para los otros tres.
Bebi del pequeño vaso, sintiendo el whiskey entrar a mi boca.
El sentimiento de vacío y nostalgia después de cada canción triste, regresó a mi, y realmente, ya me importaba menos cada vez. De fondo, escuché el aviso de Chad, que le informaba al público que hasta aquí acababa nuestro show, no tenía idea de la hora que era, pero al menos ya habíamos terminado.
Ni siquiera la música me llenaba como yo esperaba, o al menos eso sucedía hace una semana.
Empezaron a disfrutar de sus bebidas por igual, y casi sin aviso, el cuerpo pequeño del platinado se puso entre mis piernas, dejando rápidamente un beso en mis labios.
—Fue un buen show— comentó Chad ordenando mi cabello.
Asentí desganado. —Quiero dormir ahora.
—Yo igual, necesito cargar mi celular pronto o no podré recibir una llamada urgente.
Lo abracé de la cintura para atraerlo a mi, su altura de pie, y la mía sentado en el banco alto, eran iguales, y en cuanto estuvo pegado a mí, dejé otro beso en sus labios.
No me emocionaba mucho este sentimiento de besarlo cuando pudiera, no generaban esas mariposas que esperaría, ni siquiera paz, solo excitación como cualquier otro beso.
—¿Puedes ayudarnos a desmontar los instrumentos, señor yo si tengo pareja?— preguntó Tristán.
—No, no puedo— respondí sacando una risa pequeña a Chad.
Alejé al chico de mi, para empezar a bajar todo del pequeño escenario, en pocos minutos estábamos listos para irnos a descansar.
—Te ví muy desanimado hoy, ¿Todo bien?— escuché la voz elocuente de Gregory, el chico que complementaba el cuarteto, mientras yo subía la guitarra, algunos cables y demás en la parte de atrás de mi auto.
—Estoy cansado de hoy, nada más— respondí.
—Ojalá te recuperes. Solo pasaba a decirte que Vanya te desea un feliz cumpleaños, va a estar fuera de la ciudad una semana y no podrá felicitarte en tu día— comentó.
Reí. —¿Aún eres su novio? Creí que ella te había dejado.
—Uno siempre vuelve a dónde fue feliz— comentó en broma —descansa bien, no nos agrada el Tony apagado y serio.
Negué cerrando la puerta. —A mí tampoco.
Greg es un chico que conocimos por casualidad en una clase, Tristán y yo logramos tener una buena conexión con él en primer momento, por lo que decidimos hablarlo con Chad e integrarlo a nosotros.
Además que, él era el encargado oficial de darnos imagen, eligiendo vestuarios adecuados para el tipo de lugar a los que íbamos, le gustaba mucho llevar estilo.
También mantenía una buena relación amistosa con su novia, la cual a veces nos acompañaba a las presentaciones.
Podríamos parecer los cinco como un equipo completo, sin embargo, yo sabía que el equipo que tenía hace dos años, era el real. Ni Chadler, ni Gregory o Vanya, podrían reemplazar a los otros tres.
Yo entré al auto agotado, esperando nada más a que Chad se digne a venir.
De reojo observé a mi mejor amigo y al platinado hablar desde lejos, y claro, lo más probable es que estaban organizando algo referente a mi cumpleaños, como si no pudiera saberlo.
Dejé descansar mi cabeza en el respaldo, no me gustaba este estilo de vida que llevaba hasta ahora, no era algo que me hubiera imaginado alguna vez hace tiempo.
La noche había caído demasiado pronto a mi gusto, y hoy tampoco me tomé el tiempo para ir a ver a mis padres y hermano, en ese aspecto, me sentía bastante mal, porque si yo no iba con ellos, no sé acordaban que yo existía quizá.
Acostumbré mucho a perderme en mis pensamientos, casi todo lo que sentía, solo lo pensaba, nadie sabía realmente cuánto deseaba regresar el tiempo.
No para tener la vida feliz que imaginé con alguien. Para poder regresar al momento que estuve en ese pasillo esperando a Dimitry, o el momento que decidí pagar un dormitorio compartido a uno individual.
Me habría evitado tanto si hubiera decidido vivir solo en la universidad.
Y si en verdad es como lo deseo... ¿Entonces por qué no puedo odiarlo a él?
No tengo razones para odiarlo, solo que no sabía qué sentir por ese chico que ni siquiera me atrevía a mencionar su nombre.
¿Felicidad por él? Claro que me gustaría que le fuera bien, pero cómo sería si él la está pasando de lo mejor y yo solo me hundía en un vacío más profundo que el que había tenido antes de entrar a la universidad.
¿Odiarlo? Jamás, aunque me lo propusiera, nunca iba a odiarlo, era algo imposible para mí, porque jamás me hizo un daño real, lo que decidió esa noche, fue porque él lo necesitaba.
Tenía curiosidad de cómo reaccionaria si algún día lo vuelvo a encontrar, en mi mente, quería pensar que solo estaría feliz de verlo, pero que no sentiría nada por él más que gusto. Por otro lado, aún lo seguía dudando.
—Estamos listos— me interrumpió de nuevo alguien, entrando al copiloto.
Reaccioné al mundo real, cuando Chad se puso el cinturón de seguridad.
Asentí poniendo en marcha el auto, ni el tiempo me gustaba tomarme para despedirme de las personas.
En todo el camino, volvía a pensar en tantas cosas, y de fondo escuchaba al pecoso hablar, no ponía atención a nada, solo le daba sonidos de atención.
Yo en serio estaba con Chadler, en una relación real.
O así se supone como debía sentirme, no obstante, en verdad estaba muy desinteresado en ello.
Y Chadler no lo merecía, no había hecho nada para que yo lo tratara como un juguete, que un día podía ignorarlo por completo, y al siguiente no dejar de besarlo.
Tarde o temprano esto iba a acabarse, y siendo sincero, no me iba a doler ni poquito.
...
El motor dejó de trabajar cuando finalmente apagué el coche, llegando por fin a la universidad.
Abrí el compartimiento que estaba en medio de los asientos, encendiendo una luz del techo del auto, todo para buscar entre el compartimiento la copia de la llave del dormitorio, ya que, al parecer Tristán tiene la mía.
—¿Por qué no me dijiste que tenías cable USB?— cuestionó Chad viendo el cable morado para cargar celulares desde el auto.
Porque no es para ti.
—No funciona— le expliqué en mentiras —luego compraré otro solo para ti.
Sonrió tiernamente, dejando un beso en mi mejilla.
—Gracias, no tienes qué gastar tanto en mi.
—Gastaré lo que sea por ti si es necesario— finalicé sonriendole falsamente.
Dejamos los instrumentos detrás, mañana de igual forma los íbamos a usar.
Salimos del vehículo hasta nuestro edificio, en el que nada más lo despedí en el pasillo que debíamos separarnos, de mis partes favoritad del día, cuando por fin podía volver a estar solo, no era tanto por Chadler, era más bien que, yo era quién ahora prefería llegar y pasarla en solitario.
—Mañana estaré ocupado con unos asuntos— dijo jugando con el cuello de mi camisa —¿Qué harás tú?
—Seguir gastando oxígeno probablemente— respondí seguro —después iré a ver a mis padres, y de ahí al evento.
Asintió de acuerdo. —Entonces, te veo mañana en la noche.
Me abrazó del cuello y plantó un último beso en mis labios, dejándome ir a mi dormitorio más rápido.
En cuanto entré a la habitación, mi pie nada más empujó la puerta para cerrarla, y sin prender la luz, me eché sobre mi cama.
Todas las noches estaba ese constante silencio, que por más que yo quisiera pararlo y escuchar las charlas nocturnas de él, no podía, porque él no estaba.
Elevé mi vista lentamente, mirando hacia el muro detrás de la cama.
Me acerqué hasta topar con él, y puse mi mano sobre la pequeña mano pintada en la pared, el color café de esta seguía ahí, toda la pintura seguía intacta.
Alguna vez él me dijo algo sobre su mano puesta en la pared, que jamás iba a olvidarlo.
"—Si pones la cama cerca, siempre que te sientas triste toca mi mano, solo para que recuerdes que, aún si todo tu mundo se cae, estaré apoyándote".
¿Aún seguirá vivo aquello que me dijo?
Porque mi mundo no se estaba cayendo, tampoco levantándose, solo estaba existiendo, siguiendo una agotadora monotonía.
—¿Dónde estás, Eliot?— pregunté sin apartar mi mano de la suya.
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No sé preocupen todo va a salir bien.
Creo.
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