19.- "Olvido"
Anthony Walker
Jamás me había sentido con los ánimos tan bajos a la hora de manejar, ni siquiera había puesto atención al camino, y no recordaba cuántas veces estuve apunto de golpear con otro auto por estar distraído.
Claramente, hubo absolutamente nada que yo pude hacer para detener lo que sucedió, simplemente pasó, Eliot no soportó lo horrible del acoso, ni siquiera estaba en posición de decirle que resistiera.
Y cómo iba a pedirle que se quedara, si estaba viviendo algo demasiado cruel.
La forma tan rápida a como ocurrió todo fue lo que más desconcertado me dejó. Y aunque haya querido, por más que quise gritar que no se fuera, no lo logré, sería aún peor obligarlo a quedarse.
Agradecí haber llegado a casa de mis padres, en cualquier momento, sentía que no iba a poder llegar con el auto entero. Ahora no tenía ganas de regresar a la universidad, lo más probable era que me quedara con Sam esta noche.
Estacioné el vehículo negro a un lado de los dos autos de la casa, el auto clásico de Frank, y otro más moderno que pertenecía a Ayden.
Bajé de él con lentitud, mi pecho seguía doliendo demasiado, un sentimiento que jamás tuve pero no se sentía ni un poco bien.
La noche era notoria, en cualquier momento, ellos también se irían, quizá solo unas semanas, pero al parecer iban más contentos de lo que mi chico se fue.
Abrí la puerta de la casa, siendo recibido por Frank, que bajaba varias maletas.
—Pensé que estarías trabajando— dijo tranquilo —¿Vienes solo?
Asentí perdido. —Sí, eh, vengo solo.
Minutos después, bajó Sam, con la misma felicidad que tenía desde que Eliot venía conmigo a casa.
Ni siquiera me saludó, buscó directamente por la planta baja, y luego el exterior de la casa, hasta que regresó a mi en sospecha.
—¿Dónde está Eliot?— preguntó interesado.
—No pudo venir— contesté igual de desconcertado, era como si no pudiera creer aún que en verdad pasó esto —quizá no venga en un tiempo.
—¿Por qué?— soltó preocupado —¿Está bien? ¿Qué le hiciste?
—Él solo no vendrá, ¿De acuerdo? No hay nada más que debas saber— finalicé ya cansado, subiendo las escaleras rendido.
Ahora era cuando me arrepentía de no saber ni siquiera dónde vivía, jamás me atreví a preguntarle, porque no quería causarle el miedo de que algún día me aparecería sin avisar y sus padres pudieran reprenderlo.
Giré en el pasillo, viendo al de ojos rojos, que estaba ya vestido con ropa cómoda para el viaje.
—¡Tony!— dijo alegre, abrazándome enseguida —qué bueno que viniste a despedirnos, ¿Y Eliot?
No le dije nada, ya no me sentía con fuerzas de dar explicaciones.
Sin embargo, no me detuve a abrazarlo por igual, de alguna forma, quería que alguien me abrazara ahora mismo, y más si era mi padre.
—¿Está todo bien?— volvió a preguntar cuando nos separamos.
—Eliot solo se fue, Ayden — contesté caminando a la que era mi habitación —lo trataron horrible, yo igual... Solo desapareció.
Ni siquiera supe si me había escuchado, nada más entré al cuarto sumamemte abatido, deposité mis llaves, cartera y celular en algún lugar de la cama o una mesa, para sentarme finalmente sobre una silla de escritorio.
Restregué mis manos contra mi cara, buscando el control o al menos la concentración de todo lo que pasó.
Mis codos se apoyaban sobre mis rodillas, no había nada que yo pudiera pensar ahora, seguía demasiado bloqueado, jamás creí que en algún momento algo como esto pasaría. Nadie nunca está listo para perder a las personas que más quieres, no lo entendía hasta ahora.
Duré varios minutos en la misma posición, comenzando a identificar este sentimiento en el pecho que tanto molestaba, y ese nudo en la garganta por igual tenía su significado.
—¿Y por qué yo?— escuché fuera de mi cuarto, la voz del pelinegro llena de confusión.
—Porque también es tu hijo, son de la misma sangre— lo reprendió la voz de Ayden, ambos susurrando —necesita que su padre lo apoye.
—¿Cómo voy a hacer eso? Ni siquiera sé qué pasó— siguió ahora indignado.
—Frank, tu hijo tiene el corazón roto— finalizó —y si decidió quedarse aquí fue por algo.
Escuché muy poco audible lo último que mi padre mencionó, solo pude oír la puerta de mi habitación abrirse lentamente, y seguidamente cerrarse, sabía que él estaba aquí, quizá sin saber exactamente cómo decir la primera palabra.
—¿Estás triste?— fue su pregunta, llegó a mis oídos desde la nada.
Levanté mi vista poco a poco, viendo a Frank Walker aplastando sus labios en una mueca de nervios, y sus manos detrás de él.
—Hoy fue el día más feliz de toda mi vida, ¿No se nota?— lancé negando.
—Aquí es donde me cuentas qué sucedió y por qué tienes ese rostro de me quiero morir lenta y dolorosamente— pidió recargando su hombro en un muro.
A pesar de la poca luz del dormitorio, notaba esa expresión suya de interés y seriedad, una expresión que solo nos daba cuando en serio estaba preocupado por nosotros.
Dejé mi espalda en el respaldo de la silla, no me sentía en ánimos de aceptar un consejo, pero a alguien debía contarle esto.
—Humillaron a Eliot de una forma horrosa— empecé, lleno de rabia —lo hicieron sentir mal con él, le pusieron miedo incluso de salir del dormitorio... La pasó demasiado mal y yo ni siquiera me atreví a dirigirle la palabra. Se masturbaron con fotos de él, ¿Entiendes eso? Y él solamente no lo soportó, se fue de ahí, de la universidad, de sus amistades y de mi. Ni siquiera puedo decir que estuvo mal, porque él se veía tan roto y dolido por lo que le sucedió. No puedo odiarlo, pero me hubiera gustado hacer algo más que solo ignorarlo cuando me necesitaba.
El hombre me miró pensando, quizá queriendo procesar qué palabras utilizar. Y tampoco iba a culpar a Frank de no decirme nada, tenía que recordar, que él no era el mejor aconsejando a alguien triste, y de ser así, él no tenía nada qué ver, tampoco Ayden o Sam, no podía pedirles un consejo de algo que no es su problema.
—No tienes que darme palabras de aliento— me rendí nada más —sea cuál sea mi estado de ánimo, Eliot hizo lo último a lo que pudo recurrir, no sé dónde vive, no contestará mis mensajes o llamadas, fingiré que nunca existió y así él puede fingir que nadie le hizo daño nunca.
Frank asintió, dando un largo silencio, y al final de dos minutos, su voz volvió a resonar por las paredes.
—Ánimo.
—Mejor vayan a su viaje— fue mi última petición —solo me encontré con Eliot, solo voy a olvidarme de él, eso es lo que él quiere, ¿No?
Me dijo unas pocas cosas, que a ninguna puse atención realmente, solo eran respecto al viaje, porque después de sus palabras, Frank salió de mi dormitorio, directo a irse a Alemania con su esposo.
Era probable que ahora tenía más coraje que tristeza, estaba enojado por todo, más conmigo mismo, haberme apartado así de Eliot en un momento tan difícil como el que pasó, no solo no lo ayudó, sino que también lo llevó a su límite.
Mi artista soportó más de lo que él podía, y todo lo sufrió solo.
...
Sin decir mucho, Frank y Ayden se fueron a Alemania tranquilamente, y antes de eso, me dieron la noticia que mañana tendría que llevar a Sam a la casa de su mejor amigo a qué pasara los días ahí.
Mientras tanto, yo debía venir entre semana a supervisar que la casa siguiera bien y segura.
Sabía que no sería primera vez que esto pasara, y no me importaba demasiado.
Ahora solo mantenía mi vista en el techo, recostado sobre mi cama, no tenía idea de qué hora de la madrugada podía ser.
No recuerdo ni una vez en la que haya llorado por alguien, mucho menos en la madrugada sin dormir. Pero hoy y ahora, sentía que esa tristeza y vacío eran tal que, pude identificar las dos lágrimas que bajaron lentamente de mi rostro.
Tal vez era que también me había quedado esperando un mensaje o llamada de Eliot, y nada, incluso estuve esperando las fotos que me mandaba de en qué parte de la universidad estaba cuando no nos encontrábamos juntos.
Posiblemente era primera vez, y esperaba que fuera la última, pero al menos en esta noche, lloré demasiado por Eliot.
...
—¿Tienes dinero suficiente?— pregunté sin expresión a mi hermano menor, el cual ya tenía sus maletas en la parte de atrás del auto, listo para bajar en la casa de su mejor amigo.
Asintió con la misma seriedad. —Tengo todo, solo me falta ser bien recibido.
El chico de lentes apenas y sonreía desde ayer, aún no borraba de mi cabeza la emoción en su rostro al bajar para buscar a Eliot, y ahora no había nada que lo hiciera reír, ni a él, ni a mí.
—Bien— dije rendido —¿Cuánto tiempo se irán de viaje?
—Frank mencionó que solo serían dos semanas de trabajo, pero dijo que quería estar solo con Ayden otras dos semanas— contestó —será más o menos de un mes.
No respondí otra cosa, solo arranqué a la casa del otro chico, seguro de no haber dejado puerta sin cerrar en casa, y luego en casi todo el camino, solo estuve preguntando a mi hermano cosas sobre si sobreviviría ahí.
El camino fue relativamente corto, para cuando llegamos, un moreno delgado y de cabello corto esperaba a mi hermano en la puerta de su casa.
Izan era casi parte de la familia, lo conocíamos bien, ha estado acompañando a Sam desde la secundaria, y tenía fe en que lo que no nos contaba a nosotros, se lo decía a él.
—Tony— me llamó el ojiazul antes que nos acercamos por completo a la casa —no sé qué ocurrió con Eliot, y en serio espero se resuelva, pero ve el lado positivo del asunto.
—¿Cuál? ¿Que ya tengo un motivo para morir?
Negó saliendo del auto, dispuesto a sacar sus maletas de atrás.
—El lado positivo es que, al menos ambos tenemos el corazón roto, así que comparto tu dolor, hermano— finalizó casi en broma.
Izan llegó a ayudarlo con sus cosas, y apareció por la ventana del copiloto, era muy pequeño este chico.
—¡Hola, Tony!— dijo nervioso al saludarme, con un tono rojo en sus mejillas.
Asentí. —Avísame si necesitas que saque a Sam de tu casa dentro de las próximas veinticuatro horas.
—¿No quieres... Quedarte a desayunar?— preguntó inocentemente.
—Hoy no, tengo cosas qué hacer— aseguré.
Ajá, como si estuvieras atento a la universidad ahora.
Bajó su cabeza decaído. —Oh, bien, ¡Nos vemos!
—Hasta pronto, cuida a Sam— finalicé.
Mi hermano bajó sus cosas totalmente, burlándose de que era un poco más alto que Izan, cuando observé que él estaba en buenas manos, volví a manejar más despierto hacia clases.
Era claro que, cuando desperté esta mañana, no podía estar más triste porque sabía que todo lo de ayer en verdad sucedió, y no fue una pesadilla.
La atención que puse en el camino fue nula, era como hubiera conducido por inercia, no estaba consciente de lo que hacía, pero aún así de forma automática ya sabía cómo hacerlo, era raro, y no me gustaba.
Lo detestaba por el hecho que, era un hábito viejo, un hábito que desapareció cuando cierto chico llegó a mi vida, y no pensé que iba a regresar tan pronto.
Tal vez, siempre he sido muy claro y fiel a lo que sentía, me había percatado que me enamoré de Eliot de una forma muy rápida desde el primer día que se cruzó conmigo, y ahora me daba cuenta que así como llegó de la nada, también se fue, y mi inquietud y vacío volvieron igual de rápido.
Cuando creía que jamás volvería a ser el que solo estaba sobreviviendo y existiendo en el mundo, es cuando volví a caer.
Entonces, ¿Este era parte del sentido de la vida?
Conocer a alguien, quererlo con cada fuerza de tu cuerpo y después, darte a la idea que como todos, se van en algún momento.
La canción de mi vida es detestable realmente.
Terminé por llegar a la universidad, y dando un largo suspiro, me decidí a aceptarlo, habría de seguir el plan que tenía cuando recién entré, con la única ayuda e intervención de quiénes pudieran ser mis amigos, porque una relación más allá de la amistad, ya no quería.
Fui hasta el que ahora ya no era un dormitorio plural, ahora era solo mío al parecer.
En cuanto entré, lo primero que observé fue la gran pintura de la pared, la cual, aunque quieran hacerme pagar por daños, jamás quería borrar. Sentí de inmediato el frío y la soledad que se quedó desde ayer, y mi presión en el pecho aumentó internamente, no ha pasado ni un día, y ya estaba con esa sensación de soledad de nuevo.
Yo habría imaginado llegar y ver al castaño correr de dónde estuviera hasta mi, abrazándome, solo para que después lo llevara a una cama y nos recostaramos a charlar de lo que fuera.
Pero no, eso no sucedió, y probablemente no sucedería de nuevo.
También ví sobre la cama un cuadro, ayer lo noté de reojo, pero por tantas cosas, no pude ponerle atención de verdad. Este cuadro era el que alguna vez ví en mis visitas a Eliot en su clase de pintura, el caballo negro que jamás quiso que viera totalmente.
Este era un caballo bastante bonito y realista, y el caballo solo se mostraba en la parte de su cabeza, viéndolo desde un costado, pero lo especial era que tenía los ojos verdes, todo el cuadro yacía sobre mi cama, justo a un lado de este, había una nota, que claramente tomé para leerla.
"Hola, compañero de cuarto, nunca he hecho una carta de despedida :(
No quiero hacerla, no hubiera querido irme así como así, pero ya es insoportable lo que me provocan todas las personas por las fotos.
Quise llamarte... Solo que pensé que estarías muy ocupado para contestarme, no es esta la manera más formal de decirte que decidí salir de esta universidad.
¡Yo sé que estarás pensando que me obligaron! Pero no fue así, lo decidí por mi mismo.
No sé cuándo te veré de nuevo, espero sea pronto, por el momento no quisiera correr el riesgo que sepan que tienes algo qué ver conmigo y te hagan lo mismo :')
En verdad te quiero demasiado, y espero puedas perdonarme, oh y, perdón por darte esta pintura apenas, detrás de ella está la explicación de por qué un caballo!
Atte; Eli, o Eliot".
Guardé la nota perfectamente en mi billetera, imaginando a mi chico decir cada palabra que leí.
Eliot, eres pésimo para hacer cartas de despedida.
Este cuadro estaría conmigo por siempre, lo pondría en todos lados si pudiera, pero estaba más que seguro que lo conservaría arriba de la cama de Eliot, ese lugar siempre sería suyo mientras yo esté aquí.
Antes de colocar un clavo o algo, leí la parte trasera de la pintura, viendo la descripción que mi artista puso.
"Esta pintura me recuerda a Anthony Walker, un chico demasiado bueno conmigo, ¡Es muy amable con todos! Pero siempre me hace sentir especial
Me gusta cuando las personas se catalogan su personalidad a animales, y eso fue lo que decidí hacer con él <3
La personalidad de Tony parece la de un caballo, porque son seres que no les gusta ser dominados, pero les gusta ayudar a los demás.
Y porque siempre están dispuestos a pasar tiempo con sus seres queridos, y a ayudarlos a ellos antes que a él mismo.
¡Ese es Tony! Y en verdad me agrada mucho, ojalá yo pudiera ser un caballo".
Reí casi amargamente, de solo pensar en él escribiendo esto en ese momento que terminó la pintura.
Eliot tampoco sabe dar dedicatorias sin parecer tierno.
Todo lo que él dejó para mí fue una pintura, qué habría de cuidarla con todo lo que pudiera. Muy por dentro, me estaba convenciendo apenas, voy a encontrarlo.
No sé cómo ni cuándo, pero iba a encontrar a Eliot otra vez, no iba a permitir que la crueldad e infantilismo de las personas nos separaran, y que tampoco se llevaran la inocencia de mi artista.
—¡Tony, Tony!— escuché fuera de la puerta.
Me acerqué y la abrí rápido, dejando así el paso a Dimitry, que se lanzó por debajo de la cama de Eliot con miedo.
—¿Y a ti qué te pasa?— pregunté confundido.
—¡Quiere matarme!— gritó despavorido.
Asomé mi cabeza por la puerta, antes de ver la imagen de Acacia venir a mi dormitorio, caminaba rápido, y esa cara no me gustaba lo que expresaba.
—Cerdo, ve al matadero— dije en queja —no quiero que me golpeé pensando que soy tu representante.
—¡Dimitry Walker!— gritó la chica entrando aquí —¡¿Dónde estás?!
—¡Dile que no estoy!— gritó el castaño.
Acacia bajó al nivel del suelo, y con su propia fuerza, sacó a mi primo de la parte de abajo de la cama, en corrió a cerrar la puerta con rapidez, evitando así que Dimitry se escapara.
—¡Momento ahí, señorita!— me puse enfrente de Dim —¿Cuál es tu argumento para querer matar a mi primo?
—Mi argumento se basa en los tres días enteros que él no ha querido comer nada— se enfadó de verdad —en serio, míralo, está más delgado ya, ¡Y no hace un esfuerzo!
—Les dije que comería cuando tuviera hambre— agregó el de piercings detrás de mi.
—Resolvamos esto de forma sana— aconsejé mirando a nuestra amiga —escucha, tú regresas a tus actividades normales sin matar a nadie, y yo me encargaré de hacerlo comer.
—Espero que así sea— exigió —odiaría enterarme que mi mejor amigo murió de hambre. Lo dejo en tus manos, Anthony.
Salió del dormitorio sin confianza, y yo me giré a ver al chico que no sabíamos aún si era realmente castaño o un tanto pelirrojo.
—¿Qué tienes contra la comida?— pregunté seriamente —esto es serio, ya son varios días que no tienes nada en el estómago.
El chico hizo una mueca triste, jugando con sus manos.
—Solo no he tenido mucha hambre— se justificó —... En serio, yo comeré algo después.
Me crucé de brazos. —Aunque sea poca, tú y yo compartimos sangre, te conozco desde pequeños, y sé que no lo harás. Puedes decirme la verdad, ¿Hay algo que te impida comer?
Negó rápido, y después ví como el silencio y el tiempo hacían lo suyo.
Dimitry comenzaba a tener sus ojos llorosos, listo para limpiar cualquier lágrima que cayera.
—Tony... Las personas siempre se alejan de mi porque hablo mucho y jamás estoy quieto— dijo entre cortado —Tristán no lo ha hecho hasta ahora, y yo no quisiera que después él sea el siguiente. He dejado de comer porque las personas prefieren a alguien atractivo antes que a alguien con personalidad real, pensé que él se quedaría conmigo si soy más lindo que molesto.
Se abstuvo de llorar, se detuvo en el mismo momento que alguien más entró por la puerta que no fue cerrada antes por Acacia.
Y Tristán hizo acto de presencia.
—Yo no dije nada— soltó rápido —¡Lo niego todo!
—Mmh, creo que ustedes dos tienen mucho qué hablar— dije acercando a mi primo a Tristán.
—¿Puedes esperarme aquí afuera?— le preguntó el de cabello azul.
Dimitry asintió nervioso apartándose de nosotros, luego mi amigo se acercó más a mi, solo para decirme algo poco audible para el otro.
—Amo a Dimitry, pero me acaba de partir el alma escuchar eso— confesó duramente, antes de salir de aquí.
Volvieron a dejarme solo.
Al parecer, no la estábamos pasando de lo mejor, ninguno de nosotros.
Tomé una larga respiración, si me ponía a pensar, quizá en algún momento pasaría.
Tal vez en algún punto de mi vida, iba a perder a ese alguien especial, recuerdo que alguna vez Bruno o Daniel me lo dijeron, y que un corazón roto iba a ser algo por lo que habría de pasar tarde o temprano.
Oficialmente, las cosas cambiarían mucho.
Después de aquella visita inesperada sobre la alimentación, me sentí realmente desocupado y vano, mi rutina diaria se basaba en esperar a que Eliot despertara, y así ir a varios lugares juntos.
Ahora no tenía a nadie a quién esperar, y no sabía si alguna vez iba a tenerlo de nuevo, ya que, muchas ganas de eso, no tenía.
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No esto todavía no está ni apunto de acabarse pero ah cómo me gusta el drama vea.
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