17.- "Rendición"
Eliot Callaghan
La almohada de mi cama ya estaba totalmente llena de lágrimas, pero no era eso lo que me llenaba de inquietud, era que en todo el día, Tony no había vuelto al dormitorio
No sabía qué tan rápido pasó el tiempo, pero no quise salir, no quería comer, ni siquiera levantarme de aquí, mucho menos cuando no tenía señales del pelinegro.
Mi chat de mensajes con Tony estaba simplemente vacío desde la última vez que hablamos, que era raro, ya que pasábamos todos los días juntos. Y aún así, ahora no tenía ningún mensaje suyo.
La humillación de todo lo que sucedió me seguía atormentando, y estaba cayendo en un horrible sentimiento de decepción hacia las personas, justo cuando más necesitaba a Anthony.
Pero la forma en la que me miró, con esa frialdad y decepción, me estaba hundiendo el corazón.
Jamás iba a creerme que no hice nada con Daren, él cuál por cierto, no tenía ni un poco de ganas de ver.
¿Por qué las personas malas fingían ser buenas?
¿Por qué alguien querría hacerle daño a otra persona común y corriente?
La noche ya había caído, mi estómago rugía demasiado por el hambre, y aún así, no quería salir.
Y no fue hasta que escuché la puerta del dormitorio abrirse, que mi esperanza subió, viendo inmediatamente a un ojiverde.
Entró con la misma expresión seca, con su cabello alborotado y su ropa combinada en tonos grises y negros, dejó una bolsa de cartón sobre mi escritorio sin decirme nada, no me saludó, solo dejó sus cosas en su propia silla y seguidamente se metió al baño, tal cual lo ví.
Me levanté rápido a ver lo que la bolsa contenía, encontrando así, comida intacta.
Quise sonreir débilmente, pero mis lágrimas aún podían seguir cayendo.
Y cómo culparlo, si fue a partir de la fiesta que empezamos a tratarnos de una forma más íntima, y que de la nada él viera esas fotos, no sabía qué podía estar pensando de mi o sintiendo respecto a esto, pero no podía culparlo.
Comí lo que trajo para mí, que aunque no me lo dijera, quería creer que así fue, lo conocía, y de no ser de esa manera, él habría marcado su territorio.
Cuando salió de la ducha, yo aún no terminaba mi cena, pero él salió ya con otra ropa puesta, que no era pijama, mientras que de su cabello aún caían gotas, están muy húmedo aún.
Su celular ya estaba en su mano, incluso su billetera, y su ropa era de la misma forma, sin tener mucha formalidad, pero era una buena opción si quería salir a un lado.
Caminó a la puerta simplemente, y la abrió con naturalidad.
—Gracias— dije sincero —... ¿Vas a salir?
Se fue.
La puerta fue cerrada sin aviso, y el cuerpo de Tony así como vino de repente al dormitorio, también desapareció.
—Creo que sí— añadí para mí mismo.
Me dejó solo de nuevo, en un cúmulo de inquietud y cansancio. No me gustaba por dónde iba esto, y mi única solución sería ir contra el principal sospechoso en cuanto lo vea.
...
—Pues, felices y eufóricos no están— informó Dimitry a un lado de mí, mientras veíamos a Tony y Tristán sentados en otra mesa en la cafetería, no hacían nada, solo estaban hablando de vez en cuando.
Dejé caer mi cabeza en la mesa por igual, en la que solo estábamos Dimitry y yo, siendo rechazados.
Luego de varios días sin querer salir del dormitorio más que en las noches por algo de comer, me había dignado a hacerlo hace dos días, pero nada estaba saliendo bien, todos me miraban por cada paso que daba, todos se burlaban.
La forma en la que sus miradas expresaban juicio hacia mi, era detestable y horrible, lo único que quería era volver a la habitación.
Mientras tanto, al parecer Dimitry también tenía problemas con Tristán.
—¿Me repites por qué Tristán actúa como que no existes?— pregunté curioso.
—Dígamos que, no le gusta que deje de comer tanto tiempo— contestó nervioso —supongo que se preocupa y le enoja cuando no quiero comer.
—¿Por qué dejas de comer?— volví a preguntar.
No contestó nada, solo hizo una mueca pensativa, y si antes quería volver a preguntarle, los murmullos de personas en otras mesas me detuvieron.
"Míralo, ya va tras otro".
"Seguramente el representante se dió cuenta de la clase de persona que es".
"¿Quién será el siguiente?".
—¿Todo bien?— preguntó el pecoso. Olvidaba que él no tenía idea aún de las fotos.
—Creo que, mejor me voy de aquí— contesté, y de nuevo mis ganas de llorar aumentaron —suerte con Tristán.
—¡Oye, no has terminado de dibujar!— dijo señalando el dibujo que al parecer había dejado de seguir.
—Lo terminaré después— añadí levantándome del lugar.
Salí de prisa de la cafetería, poco a poco dejaba de soportar escuchar tantas voces humillandome, diciéndome lo fácil que fui para dejarme fotografiar, o que pensaran que estaba con Daren y Tony al mismo tiempo.
No quise ver a nadie más, me sentía avergonzado de estar aquí, una impotencia incontrolable.
Y justo al chico que necesitaba más, era el que menos quería hablarme en estos momentos.
—¡Eliot!— escuché el llamado de Acacia en el pasillo.
Pasé de largo sin verla, porque era demasiado ese pudor ante las personas.
Terminé por llegar al único que lugar que las personas van cuando quieren llorar solos, el baño.
Mis ojos dejaron salir las lágrimas en cuanto llegué, me estaba hundiendo de nuevo, estaba cayendo.
Yo no sabía qué era lo que había hecho mal para que alguien hiciera eso, yo ni siquiera había estado realmente con Daren.
Mantenía mis manos sobre el lavabo del baño, y en el momento que escuché la puerta abrirse, me di la vuelta, fuera quién fuera, jamás me atrevía a llorar frente a alguien desconocido.
—¿Qué te pasa?— escuché a alguien hablar.
Me callé totalmente, no sabía quién era, solo veía por reojo a través del espejo, detrás de mi a un chico que jamás había visto, solo veía su cabellera castaña y nada más, no identificaba su voz o rostro.
—No es común ver entrar a un chico en lágrimas— yo seguía dándole la espalda, limpiando mis ojos, y él se acercaba más y más —si de algo te puedo ayudar, encantado.
—Estoy bien— dije nervioso.
—Claro— soltó en risas, y sin previo aviso, su cuerpo me acorraló desde atrás, pegándome a la pared —seguro debes estar bien, luego de tener a dos chicos contigo, ¿Te diviertes con ambos?
—Yo no te conozco— hablé ya asustado, sintiendo su cadera presionarse a la mía —¿Puedes dejarme ir?
Hundió su cabeza en mi cuello, respirando profundo. —De verdad quisiera ser el siguiente con quién pases un agradable momento sin ropa.
—¡Suéltame!— grité aterrado, su mano tapó mi boca bruscamente, y sus labios atacaron mi cuello.
No hizo caso de mi advertencia, y no podía decirle nada, siguió besando y lamiendo, en un punto dejó una mordida dolorosa, y cada vez su mano empezaba a colarse por debajo de mi camisa, tocando todo mi cuerpo.
Se sentía asqueroso.
Ahora estaba más aterrado de lo que ya estaba, quería gritar, pero nadie iba a poder oírme, simplemente estaba llorando despavorido.
Mi mente y cuerpo suplicaban porque Tony llegara, que detuviera esto y me protegiera de la humillación de las personas. Pero no, él no iba a llegar.
—¿No es esto lo que tanto te gusta?— susurró mordiendo mi oreja —estar con chicos diferentes cada que puedes, ¿Por qué habría de ser yo la excepción?
Su forma de acorralarme no me dejaba moverme, no tenía manera, y mi mente se había bloqueado para cualquier movimiento.
Llegó un punto en el que era tanto temor y presión, que me cansé de luchar. Las personas malas eran reales, ahora estaban en contra mía, y no había nada que yo pudiera hacer.
Me rendí nada más. Estaba harto de todo, esto iba a ocurrir.
No dejó de estar sobre mi, solo bajó ambas manos a mi pantalón, quitando el broche y el cinturón lentamente.
—¿Lo ves? Solo necesitas tiempo para acceder a cualquiera que te penetre— volvió a susurrar.
—¿Qué estás haciendo?— fue la voz de un tercero. O mejor dicho, una.
El chico se detuvo enseguida, dejándome por completo.
—Es baño de hombres, señorita— dijo él riendo.
Me giré lentamente, bajando mi camisa a su posición normal, cubriéndome el cuerpo.
Y la voz de Acacia volvió. —Y yo soy una chica en el baño de hombres, mucho gusto. Ahora, déjalo en paz.
Sorbí mi nariz de nuevo, viendo a la castaña acercarse al chico.
—¿Y qué vas a hacerme tú? ¿Acusarme con tu papá?
Ella sonrió. —Yo puedo dejarte mucha sangre fuera de tu cuerpo. Pero si mi padre se entera que eres el tipo de persona que abusa de otros, oh, créeme, él va a asesinarte.
Pareciera que el chico pudo haberle acorralado ahí mismo por igual, con las mismas intenciones que yo, sin embargo, en ese movimiento del sujeto, Acacia tuvo más agilidad para esquivarlo e inmediatamente poner ambos brazos de él por detrás de su espalda, y solo apoyar su cuerpo en el lavabo, inmovilizandolo.
—Si no quieres que alguien más te encuentre y te muestre lo que es arrepentirse de verdad, te aconsejo no meterte con él ni con ninguna otra persona— explicó sin filtro, yo solo podía ver atento la escena, terminando de arreglar mi ropa.
—Él me provocó— contestó.
—Alguien que te provoca no te dice después que lo sueltes— habló ahora más furiosa —voy a vigilarte a cada sucio y reputrido paso que des para asegurarme que no vuelvas a hacerle esto a alguien más, y si te descubro, va a irte muy mal. No me retes, no tengo miedo de un cobarde.
Soltó al sujeto con fuerza, el cual se fue del baño sin pensarlo.
Acacia giró a mí, con esa mirada de protección y seriedad, me dió un pequeño confort por dentro, pero cuando extendió sus brazos a mi, tuve esa necesidad de ir a ella.
Me recibió en un considerable abrazo, y dejé salir gran parte de mi llanto con ella, su hombro siendo víctima de mis lágrimas.
—Sé lo que pasó— dijo tranquila —pero no creo que hayas hecho algo así.
—Él ni siquiera me habla ahora— musité dolido, sabía que ella entendería el mensaje.
—Tony solo necesita tiempo de encontrar la respuesta— aclaró —tú lo quieres, y él a ti. Solo debes esperar, él jamás te odiaria.
No era solo Tony, eran todos aquí que me juzgaban, y ahora, incluso personas queriendo tocarme.
Tantas opciones pasaron por mi cabeza, ya estaba cansado de tanto, quería irme de aquí.
—Vamos afuera, antes de que intenten sacarme los profesores por estar aquí— comentó risueña.
Levanté la mochila que había caído de mi cuando el chico me interceptó, de acuerdo en lo que ella me dijo, probablemente Acacia era la única que podía estar de mi lado ahora.
...
—¿Dónde aprendiste a defenderte así?— pregunté aún más curioso, terminando un retrato de ella, sentada sobre el cofre de su camioneta, y yo sentado en una roca a un lado del vehículo.
—Quizá suene repetitivo— comentó —pero antes me gustaba mucho pasar tiempo con mis padres, y ambos me han enseñado muchas cosas para no tener qué depender de nadie. Entre esas cosas, me enseñaron a defenderme.
—Tengo entendido que ambos son hombres... ¿Ambos te enseñaron?
Asintió. —Solo que, uno es muy tranquilo y sonriente, como tú. Y el otro es más... Impulsivo, justamente fue él quién más me enseñó de eso. Pero los dos son buenas personas, agradezco que hayan sido ellos quiénes me criaron.
—Creí que teniendote al cuidado de dos hombres ibas a estar más protegida— añadí.
—Oh, lo estuve, demasiado diría yo— rió inocentemente —fue cuando entré a la secundaria que yo empezaba a cuidarme sola, y prefería hacerme cargo de mis asuntos, luego de eso ellos entendieron que si no podían tenerme en una jaula, entonces debían ayudarme a salir de ella.
—Mmh, ¿Si no puedes contra tu enemigo, unetele?— pregunté rascando mi cabeza con mi lápiz.
—Exacto, Eliot. Sabían que habría de irme de casa a la primera oportunidad que tuviera, por lo tanto, tomaron el papel de mostrarme como vivir sin ellos o sin alguien cerca.
—Quiere decir que, no vives en los dormitorios.
—Durante el primer año sí, pero en todo ese año trabajé para rentar un departamento otro año que es este, y durante este año trabajé para pagar el siguiente— informó —no vivo lejos de aquí. Habría de llevarlos a mi casa el día de la fiesta, pero era mucho riesgo que rompieran algo.
Abrí la boca asombrado. —¡Eso es organización!
—Se aprenden muchas cosas cuando te tienes a ti mismo— aseguró —si estás interesado, el lugar donde trabajo siempre está dispuesto a aceptar a nuevas personas, podría ir a mostrarte cómo es si quieres.
Pensé arduamente, en los planes originales, se supone que Tony era quién me ayudaría a conseguir un empleo.
Pero claro, Tony no quiere verme.
—¿Sobre qué es el trabajo?
—Es una empresa turística con varios establecimientos, necesitan recepcionistas, entregadores de volantes, traductores de textos, operador de centro de llamadas, o también un barista, tienen mucho personal qué buscar. Y no necesitas una carrera profesional, solo es para ganar dinero y tener experiencia.
—Suena interesante... Lo pensaré mejor más tarde.
—Eliot— me llamó comprensiva —¿Vas a soportar que las personas te humillen? Aunque quisiera, no podré estar detrás de ti para cuidarte de todos.
Negué. —No te preocupes, ya veré cómo hago para que me dejen en paz.
No tuvo más remedio que creerme, cuando yo ni siquiera sabía qué hacer ahora.
Tenía un plan en mente, pero solo recurriría a él si las personas seguían haciendo lo mismo.
Luego haberle entregado su dibujo a la chica de ojos dorados, pasé lo que restaba del día solo.
Caminé por la universidad, buscando acostumbrarme a ser el motivo de conversaciones y risas.
En ese tiempo, veía que incluso después de la imagen de hace unas horas, de nuevo veía por la zona a Tristán volviendo a pegarse a Dimitry como acostumbraban.
Se veían muy felices juntos realmente, como si uno no pudiera pasar un día sin el otro.
Así me sentía yo estando tanto tiempo al lado de Tony, no me imaginaba que algún día no cruzaríamos ni la palabra, y ahora estaba viviendolo.
...
Abrí la puerta de la habitación con rapidez, quería esconderme de nuevo.
Lo intenté, en serio intenté fingir que nada me afectaría, que nada de esto había sucedido, pero me estaba rompiendo lentamente, chicos no dejaban de seguirme, queriendo aprovecharse.
Las chicas solo reían de mí, casi gritándome en la cara que era un chico fácil que solo buscaba tener algo con todos.
Dejé de soportarlo, tres días seguidos, y sabía que no iban a detenerse. La idea que tenía desde hoy en medio día, terminó siendo la respuesta a todo.
Entré al dormitorio, la luz de una lámpara estaba encendida por la notoria noche que abarcaba el cielo.
Cuando cerré la puerta, creí que era mi momento de dejarme caer en el llanto, porque usualmente Tony regresaba tarde, y solo venía para ducharse y volver a salir, nunca sabía en qué estado llegaba, yo terminaba quedándome dormido esperando a que el me acurrucara al llegar, y no pasaba.
Sin embargo, en cuanto estuve seguro, observé al pelinegro arriba de su cama, con su celular en mano, ni siquiera me miró de reojo o algo.
Automáticamente limpié toda lágrima, ya no quería que alguien más se burlara, menos él.
—¿No vas a trabajar?— pregunté con miedo al chico que solo veía el objeto con ese ceño fruncido.
Negó nada más, eso fue todo lo que hizo.
Dejé mi mochila sobre mi escritorio, tomé ropa más cómoda y fui al baño a cambiarme, para cuando estuve ahí, noté que sí, el chico que intentó tocarme hace horas, había dejado una mordida en mi cuello que aún se notaba.
Puse rápidamente la otra ropa, no tendría caso intentar explicarle a las personas que no fue mi culpa.
Nadie iba a creerme.
Al salir, no hubo diferencia, Anthony aún tenía su atención en el celular, como si de verdad yo no estuviera aquí.
Yo en serio lo extrañaba, siempre me sentía especial estando con él, especial, libre y demasiado seguro de todo. Ahora me sentía olvidado y vulnerable ante lo que pudiera ocurrir.
Caminé rápido por un cuaderno y una pluma, en la que puse todas mis esperanzas.
No había dejado de llorar todo el día, y en estos momentos no era la excepción, yo solo quería que él me dijera que todo estaría bien, y que las personas lo olvidarían.
Escribí en un pedazo de papel lo que sería mi último recurso.
"hola, compañero de cuarto :(".
Giré, y con mucho miedo la dejé en su cama, solo para volver a la mía.
Leyó la nota seriamente, y la dejó por un solo lado en el mueble que dividía nuestras camas.
Mis esperanzas murieron, y ya ni siquiera me interesaba que pudiera salir de mi boca, me estaba doliendo demasiado esto.
—Tony, háblame— dije sollozando, pasando la manga de mi suéter por mi ojo, en el momento que me rompí por dentro —creí que ibas a quedarte conmigo... Creí que no me dejarías caer, y siento que me hundo.
Giró su mirada a mi, con una expresión menos seria que antes, apartó su celular por completo para dar un suspiro, y luego se hizo a un lado en su cama, para palmear el lugar que quedó vacío.
—Ven.
Sonreí agradecido. —Te hice hablar.
Caminé a él sin pensarlo, y me recosté por su lado, en dónde rápidamente me pegó a él, y volvió a abrazarme como las demás noches.
Ahí sí, todo salió de mi cuerpo, mi dolor, mi agotamiento y vergüenza, todo se fue en sollozos.
La protección que él me brindaba no tenía ninguna comparación, yo sabía que él era el único con quién mis miedos y fantasías salían.
—Perdóname, pequeño— dijo besando mi cabeza.
Me aferré a él aún más, no tenía ganas de hablar, solo de quedarme a su lado.
Mis ojos seguramente estaban hinchados de todos los días que pasé en este estado.
De tanto que estuve así, acabado, ya me dejaba de preocupar, solo no quería que él se fuera.
En toda la noche no me soltó, ni siquiera se atrevió a moverse, pero me llenó de paz infinita, que solamente pude quedarme dormido en su pecho.
Era la primera vez que lloraba hasta dormir, y por cada lágrima fuera, tenía una preocupación menos.
La última cosa de la que pude tener conciencia antes de ausentarme, fueron sus labios ahora en mi frente, dejando el beso más tierno y reconfortante que alguna vez alguien me dió.
Gracias.
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Y eso que todavía no viene lo triste eh.
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