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16.- "El Lago"

Eliot Callaghan

Quizá debería ir a clases ya.

Quizá debería levantarme ahora.

Quizá debería dejar de estar pegado a Tony y dejar de ver su rostro dormido.

Pero no quería dejar de hacerlo, me parecía muy lindo ver a Anthony dormir pacíficamente, envolviéndome con sus brazos.

Las dos semanas anteriores, parecíamos estar muy alegres de ir de vez en cuando a casa de sus padres, y todo parecía un ambiente tan cálido y a la vez tan distante.

Los padres de Tony, se veían como los padres que me hubiera gustado tener alguna vez, porque a él no lo limitaban, no lo obligaban a hacer las cosas, era todo lo contrario, dejaban que él tomase sus propias decisiones.

Detrás de esa libertad que le daban, podía notar y reírme junto con Sam, de la forma en la que Frank y Tony decían lo mismo, hacían algún gesto o una acción exactamente igual, y justo en el mismo momento.

La estaba pasando demasiado bien entrando en la familia del pelinegro, me sentía feliz con ellos, incluso Ayden me enseñó a cocinar algunas cosas, Frank me enseñaba sobre negocios, y Sam a bailar.

Después de tanto tiempo, ya era feliz de verdad, y no quería que eso cambiara.

Me acerqué y dejé un beso en los labios del ojiverde, que ayer regresó tarde por ir a tocar música en lo que parecía un bar tranquilo, su nuevo trabajo a veces lo dejaba hasta tarde por allá, pero siempre que llegaba, se acostaba a un lado de mi.

—¿Vas a ir a clases?— pregunté en susurro.

Asintió somnoliento, sin abrir sus ojos aún. —Pero llegaremos tarde.

—¿Y eso por qué?

—Quiero llevarte a un lugar— respondió abrazándome más fuerte, dejando un beso en alguna parte de mi cara.

—Oh, ¡Una aventura!

Sonrió ligeramente, abriendo sus ojos poco a poco, la luz del día me permitió volver a ver ese brillo color esmeralda de sus ojos, era demasiado reconfortante verlo directamente, más a la primera hora de despertar.

¿A dónde iríamos? No tengo idea, pero mientras era con él, yo estaba listo para ir a cualquier lugar.

...

Bajé del auto de Tony, que poco a poco lo iba conociendo mejor, y en cuanto puse un pie en la tierra entre el inicio de un bosque, me quedé maravillado por la altura de los árboles, y los constantes sonidos de la naturaleza por la mañana, a decir verdad, hacía menos frío del que creí.

—Me gustan todos los lugares a donde vamos, este es nuevo— mencioné feliz —¿Habrá alguna búsqueda del tesoro?

—No es mala idea, sin embargo, no estamos aquí por eso— contestó el pelinegro cerrando la puerta trasera, dejando su guitarra detrás de él, al mismo tiempo que una mochila descansaba en su hombro.

Tomamos un camino entre los arbustos y piedras, en las que tanto él como yo casi nos resbalábamos en alguna parte, y a ambos nos causaba mucha risa, hasta que llegamos a una parte más plana, y enfrente de mi, se postraba un gran lago escondido, con un muelle un poco deteriorado.

A mis ojos, era un lugar bastante bonito, ¡Yo sabía que debí haber traído mi cuaderno!

El pelinegro me guió al muelle tranquilamente, tomando mi mano, y al momento de sentarnos en la orilla, tuve la necesidad de quitarme los zapatos y subir mi pantalón hasta el gemelo de la pierna, solo porque quería meter los pies al agua que alcanzaba desde la altura donde estaba.

—Es relajante y lindo aquí, no sabía que había un lago cerca de la ciudad— agregué.

Tony había tomado lugar a mi lado, afinando su guitarra, si hoy iba a cumplir mi sueño de oirlo cantar, en serio iba a amarlo toda la vida.

—No muchos lo conocen, pero si es bastante silencioso.

—¿Cómo sabes de este lugar?— pregunté viéndolo.

—Cuando era pequeño, una vez Frank y Ayden nos trajeron aquí a Sam y a mi. Y si no mal recuerdo, ellos también venían cuando aún no debían cuidar a dos niños.

Moví mis piernas hacia enfrente y atrás, escuchando atentamente al chico.

—Mi tío Daniel alguna vez me dijo que es un ícono para la familia traer a alguien especial aquí— habló con nervios —ya sabes... Frank trajo a Ayden y, Daniel a su esposo.

Asentí sorprendido. —¡Oh, eso es muy lindo! Siempre es bueno tener algo único y especial para las personas.

—Sí... exacto— comentó con un tono de rareza y rendición, pero rápidamente se compuso —en fin, recuerdo que dijiste que querías escucharme cantar, por lo tanto, he de cumplirlo.

Sonreí entusiasmado. —¿Conozco la canción?

—No lo sé con certeza, solo escucha.

Guardé silencio en automático, preparado para escuchar a Anthony, las primeras notas empezaron a salir de la guitarra en una dulce melodía que llegó a mis oídos. No entendía muy bien de la dificultad de un instrumento, pero sus manos lo hacían ver muy fácil.

En un pequeño lapso de tonadas entre cuerdas, escuché por primera vez la voz de Tony en una canción.

Esa voz grave y a la vez normal del pelinegro, se convirtió en la melodía más bella que había escuchado, no era un tono agudo y frágil como el de Chad, era diferente, pero esa diferencia era muy significativa y hechicera.

Talk, let's have conversations in the dark. World is sleep, I'm awake with you, with you...— empezó, concentrándose.

(Habla, tengamos conversaciones en la oscuridad. El mundo duerme, estoy despierto contigo, contigo)

Watch movies that we've both already seen. I ain't even looking at the screen, it's true. I've got my eyes on you— podía notar que en serio estaba cantando con corazón, y dentro de mi crecía el sentimiento y la luda. ¿Qué si fuera para mí esa canción?

(Mirando películas que ya hemos visto. Ni siquiera estoy mirando la película, es verdad. Tengo mis ojos en ti)

Su voz no entraba a mis oídos como algo violento, tampoco algo delicado y suave, era una forma perfecta de adentrarse a mi cabeza y corazón.

And you say that you're not worthy. You get hung up on your flaws. But in my eyes, you are perfect as you are— cantó, y ahí ahora se dispuso a mirarme mientras cantaba.

(Y dices que no eres digno. Y te cuelgas en tus defectos. Pero a mis ojos eres perfecto, tal y como eres)

Su mirada y la mía se conectaron, sin querer apartarse ni un segundo. Lo miraba encantado de todo de él, su voz, su rostro, sus sentimientos a la música, su vida, simplemente encantado de Anthony Walker.

I won't ever try to change you, change you. I will always want the same you, same you. Swear on everything I pray to. That I won't break your heart.

(Nunca intentaré cambiarte, cambiarte. Siempre querré lo mismo de ti. Juro por todo lo que rezo. Que no romperé tu corazón)

I'll be there when you get lonely, lonely. Keep the secrets that you told me, told me.

(Estaré allí cuando te sientas solo, solo. Guardaré los secretos que me dijiste, me dijiste)

And your love is all you owe me. And I won't break your heart...

(Y tu amor es todo lo que me debes. Y no romperé tu corazón)

Las letras salieron de su boca tan hermosamente, y sentí cada palabra de esa canción en cada una de mis venas.

Tony siguió la canción hasta el final, y justo cuando terminó, me quedé sin palabras, porque no encontraba forma de explicar lo fascinado que había quedado ante lo que escuché.

Me miró entre nervioso y desconfiado, no sabía por qué, quizá porque yo no decía nada aún.

Instintiva y lentamente me acerqué a él, sentándome de nuevo en el regazo de Tony, realmente se estaba volviendo una costumbre sentarme arriba de él, pero creía pensar que era una de mis maneras favoritas de estar cerca de él.

—Eres mi cantante favorito ahora— dije alegre, maravillado aún —¡En serio, cantas hermoso, Tony!

Su expresión decayente cambió a una sonrisa abierta. —Qué bien que te gustó, me estaba empezando a preocupar.

Dejó su guitarra por un lado, mientras yo podía preguntar y hablar a como mi mente venían las cosas.

—¿Cuáles son tus letras?— pregunté curioso —cuando apenas nos conocíamos... Dijiste que la vida era una canción para ti, y que cada persona podía seguir la letra o escribirlas por si mismo, pero luego dijiste que no sabías cuáles eran las tuyas. Ahora tengo curiosidad de saber qué pasó.

Me miró pensando, en una expresión misteriosa y a la vez divertida, sus manos viajaron de nuevo a mi cintura, para que no me bajara de aquí.

—Mmh, creo que, alguien más vino a escribirlas sin que me diera cuenta— comentó risueño —mejor dicho, me ayudó a escribirlas.

Reí. —He pasado mucho tiempo con Sammy, últimamente, así que su curiosidad traspasó a mi, ¡Explícate!

—Dígamos que, cierta persona llegó a mi vida justo cuando más necesitaba que alguien especial llegara— comentó sin dejar de mirarme —llegó en el momento en el que no tenía nada por lo que emocionarme o esperar, y de la nada, él se apareció en el pasillo.

—...¿Tristán?— añadí temeroso, mi mente enseguida pensó en tantas personas en este momento.

Negó. —Tristán tiene a Dimitry. Tú me tienes a mi, y yo te tengo a ti.

Asentí conforme con todo lo que decía, empezando a ordenar su cabello, nunca acostumbra a peinarlo, pero siempre se ve bonito así.

Su expresión era de un niño pequeño, uno que buscaba atención aún, y me gustaba verlo así, porque él podía mostrarse con los demás de una forma más rígida, pero conmigo, Tony era un niño consentido.
Y probablemente, yo también lo era con él.

—Jamás voy a entender por qué mi familia y Daren te creen el malo de la historia— dije confundido —¿Acaso tienes un historial delictivo no favorable?

—Que yo recuerde, no. Sin embargo, podría empezar con Daren sin ningún problema.

—Solo sé qué algún día deben cambiar— comenté abrazándome a él —no pueden odiarte para siempre, no cuando no haces nada malo.

—Es difícil que a esta edad en adelante las personas cambien, pequeño— agregó besando mi cabeza —no te preocupes por tu familia y yo, mientras seas tú el que no me odie, no tengo razones para causar un desastre entre nosotros.

—Ojalá todos pudieran llevarse bien— contesté decaído.

—En algún momento habremos de encontrarnos.

Plantó un beso cerca de mis labios, y después siguió más y más cerca, hasta que los atrapó en un beso más largo.

Siempre iba a disfrutar del tacto que tenía él conmigo, en especial cuando entre los besos podía sentir el piercing que mantenía en su labio.

La mejor parte, era cuando al final nuestras cabezas se juntaban en un abrazo.

—También tomé esto de tu escritorio— señaló tomando la mochila, en la que sacó lápices, pinturas y pequeñas brochas —¿Qué mejor que dañar propiedad pública?

—¿Qué tienes en mente?

—No lo sé, ¿Qué tienes en mente tú? Hay un puente a tu completa disposición.

—¿No nos meteremos en problemas por pintarlo?

Ladeó su cabeza en duda. —Si alguien nos ve, probablemente sí, pero no creo que pase de una noche en oficina de policía.

—Acepto la propuesta.

Me bajé de su regazo cuidadosamente, y en aproximadamente una hora, me mantuve ocupado en dibujar tantas cosas como pude en este puente, dejando una marca que Tony y yo estuvimos aquí.

Animales, objetos, símbolos y todo lo que mi imaginación pudiera dar, acompañado del pelinegro que me ayudaba con música de fondo.

Fue tan agradable pasar este tiempo con él, porque no nos quedamos sin tema de conversación, sin risas o de vez en cuando besos compartidos. Me sentía tan feliz.

—¿Puedo?— pregunté elevando mi lápiz a su guitarra.

—Por favor— respondió dándome el instrumento.

Cuando lo tuve en mi regazo, la punta del lápiz rápidamente empezó a trazar un boceto sobre una parte de la guitarra, exactamente en la parte de la tapa, o ese es el nombre que yo recordaba que él me dijo, pero yo prefería llamarlo "la parte ancha de la guitarra".

Me concentré un rato mientras seguía trazando, y al final conseguí lo que quería. Su guitarra era de un color café claro, por lo que los colores quedarían mucho mejor.

Un pincel que dibujaba notas musicales de varios tonos, empezaba a cobrar color en la guitarra. Quería pensar que el pincel que dibujé podía ser muestra que a dónde fuera a tocar con su instrumento, yo iba a apoyarlo.

Yo no veía el rostro de Anthony, no hasta que sentía que alguien me miraba, cuando volteé de reojo, comprobé que era el ojiverde que me observaba atento.

A pesar de que lo descubrí, él no me quitaba sus ojos de encima, casi en una sonrisa por igual.

Entonces, esto se sentía que te mirasen con ojos brillosos.

—¿Qué quieres desayunar después?— pregunté en mi naturalidad —quiero ser yo el que te invite esta vez.

—¿De dónde sacas dinero?— preguntó curioso.

—Eh... Digamos que tengo una alcancía— respondí temeroso —una alcancía humana.

—Oh, ya me imagino que será— se dejó caer en una parte que aún no estaba pintada —Daren.

—No es por elección mía— dije pasando un pincel pequeño con pintura sobre el dibujo —mis padres son los que le entregan el dinero a Daren... Y él es quien decide cuánto dinero me va a dar en la semana.

Suspiró irritadamente, incluso aunque estuviera detrás de mi, podía ver también su expresión negar, y sus cejas fruncirse.

—Eli, ¿Te gustaría trabajar?— preguntó de la nada.

Volteé a verlo, asombrado. —¡Sí! ¡Siempre he querido saber cómo es tener un trabajo y recibir tu primer pago!

—Te puedo ayudar a conseguir uno que no tome todo tu tiempo, así puedes empezar a tener tu propio dinero— comentó seguro —no necesitas esperar a que el perro guardián te dé dinero.

—Pero, ¿Y si no soy bueno en el trabajo? ¡¿Y si me despiden?!

—No veo por qué habrían de hacer eso— exclamó tranquilo —mañana después de clase iremos a conseguirte tu primer empleo.

Bajé y subí mi cabeza en total acuerdo, para seguir en mi labor de pintura.

Cada día me convencía más de que, estaba descubriendo el mundo con Tony, a él no le daba miedo intentar cosas distintas conmigo, y se divertía al mismo tiempo que comprendía la línea delgada entre diversión y descuidado.

Sabía bien que no era alguien que necesitara de otros, ni permisos ni que lo cuidaran del peligro, Anthony vivía como quería sin correr tanto peligro. Todo lo contrario a lo que yo era.

Él iba a donde quería. Yo tenía que esperar a que Daren me acompañara.

Cuando él conseguía su propio dinero, yo debo esperar a que mis padres manden dinero para mi.

Y mientras él podía conocer a las personas que quisiera, yo solo tenía un círculo social tan pequeño, que debía ser escogido por alguien más.

Sin embargo, desde que Tony apareció, he empezado a hacer cosas que siempre quise, pero que jamás me permitieron, y lo mejor era que él también era participe de esos bellos momentos.

Evidentemente, me sentía muy libre y seguro con él, y no había una sola cosa en el mundo por la cual lo cambiaría.

Ahora tenía algo en mente, algo en qué le demostraría a Tony que en serio quería estar con él. No veo por qué no habría de dar ese paso yo, después de todo, Anthony ya merece saber que si es importante para mí.

Puede que no hacemos las cosas más correctas y legales, y sinceramente, ya no me importaba, ya me empezaba a negar a crecer y nunca haber hecho este tipo de cosas.

...

—Voy a llevar todo esto al dormitorio, puedes ir a tus clases ahora— dijo el pelinegro cuando ya estábamos acercándonos al edificio de clases, cargando su guitarra y mochila —¿Necesitas que te lleve algo?

Negué. —Todo para mí clase está allá, ¡Pero aún no hemos desayunado, prometiste dejarme pagar!

—Yo no prometí nada— contestó simpático.

Me revelé enfrente de él, levantándome en puntas. —¡Por favor!

Se burló abiertamente de mi altura a un lado de él, pero al final terminó sediendo, plantando sus labios en un casto beso en mi frente.

—¿A dónde me invitarás?— preguntó.

—Tú encárgate de llevar eso y búscame en mi clase— respondí devolviendo el beso en su mejilla.

Corrí al interior del edificio de nuevo, dispuesto a solamente llegar para que el profesor viera que estaría presente, pero claro que, después de eso, Tony regresaría por mi para huir.

En cuanto entré a los pasillos, veía algo más raro de lo habitual.

Todas las personas me miraban.

No había ojos que no estuvieran sobre mí, pero no eran expresiones amables... Eran de pena o vergüenza.

¿Habrán visto mis dibujos?

Seguí en la caminata, sintiendo a todos pesadamente a los demás.

Me empezaba a preocupar poco a poco, hasta que noté a un grupo de alumnos mirando una pared.

Acerqué mis pasos hasta ellos, curioso de saber qué miraban, y al momento de verme, se alejaron, abriéndome paso al muro donde había fotos.

Las imágenes que estaban pegadas en ella, voltearon todo mi mundo de cabeza.

El momento en el que Daren quitó mi camisa de rayas, el momento en el que sin nada en el torso lo abracé, todo estaba en esas fotos desde una distancia escondida.

Decenas de ellas, y todas daban el mismo mensaje de que Daren y yo estábamos haciendo algo sexual. Y mi rostro se podía notar enseguida.

Podía sentir de nuevo a los demás verme apenados y entre risas, pero dentro de mi, todo se estaba volviendo gris.

Me alejé enseguida de todo cuerpo cercano a mí, había estado mucho tiempo en shock, con los ojos llorosos.

Quería correr de ahí, porque los murmullos y burlas hacia mi no tardaron en venir, y justo cuando estuve apunto de huir, observé que Anthony ya había llegado, a centímetros del grupo que estaba atento a mis pasos.

—Tony...— dije con la voz entre cortada.

Se acercó misteriosamente a la pared, y vió las fotos enseguida.

Su expresión cambió mientras yo estaba atento a lo que él hiciera. De nervios, pasó a seriedad, su quijada se tensó demasiado, y tomó una de esas fotos.

Volteó a mirarme entre balbuceos, y sus cejas volvieron a fruncirse.

Aplastó sus labios asintiendo, y ahí supe bien, su rostro lo había expresado todo.

Di la vuelta, huyendo de todos, nadie dejaba de humillarme por lo bajo.

"¿Qué no él estaba con el representante?"

"Él era muy inocente para ser verdad".

"Quisiera ser yo el siguiente, ver hasta dónde puede llegar."

Eso y más, más personas que asumían lo que había hecho con Daren, y él ni siquiera estaba aquí.

Estuve cerca de la puerta de salida, y escuché la voz sonante del ojiverde por todo el pasillo.

—No sé quién haya tomado estas fotos, ni con qué intenciones, tampoco me interesa saber— dijo en voz demasiado alta y enojada, haciéndome voltear —próxima persona que escuche hostigar a Eliot, voy a romperle la cara, no me importa quién sea. Ustedes nunca vieron estas fotos, ¿De acuerdo?

Todos callaron y asintieron, el chico alto nada más quitó toda prueba de la pared, sin importarle.

—Vuelvan a sus clases, ahora— concluyó el representante del curso.

Sin embargo, él no me miró cálidamente, ni se acercó a decirme que todo estaría bien como él acostumbraba.

—Todos— agregó, fríamente hacia mi.

Aún así, seguían observandome, con toda esa malicia en sus ojos, dándome un nuevo sentimiento horrible, uno de vergüenza, decepción e impotencia, todo junto.

Las personas malas existían. Y lo estaba viviendo ahora.

Nunca quise creerlo, y hoy por fin me había dado cuenta que eran reales, toda la idea que construí creyendo que solo necesitaban personas correctas, fue destruida.

Mis ojos volvieron a llenarse de llanto, del cual solo pude salir corriendo del miedo.

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No pues oiga :(

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