03.- "Familia Perfecta"
Anthony Walker
El sonido de la puerta siendo abierta, cobra más volumen entre la oscuridad de la noche.
En la comodidad de mi cuarto, me doy cuenta de quién es por las pisadas, porque ese hombre no respeta el sueño y no le importa mucho si despierta a alguien o no. Bienvenido a casa, Frank.
Al final decidí pasar la noche aquí, en la tarde solo me entretuve iniciando algunas tareas que mejor abandoné, casi no ví a Ayden ni a Sam, mucho menos a Frank.
Miré la hora en el reloj de mesa, la una de la mañana.
Aún no entiendo cómo es que Ayden no se queja con Frank porque siempre llega tan tarde. No creo ni siquiera que él sepa que llega a esta hora, Ayden tiene el sueño pesado, y yo bastante ligero, años de mi vida llevo escuchando a mi padre llegar en la noche.
Decidí ignorar los sonidos que Frank hacía por estar investigando en la cocina lo qué quedó de la comida, y solo volví a dormir, sin ningún tipo de pensamiento.
¿Cuándo tendré algún motivo para no querer dormir de la emoción? O de la preocupación, al menos de la curiosidad, seguía esperándolo, pero ya estaba tardando demasiado.
Quizá Eliot tenía algún pensamiento ahora de lo que sucedería mañana. ¿Cómo se verá él intentando dormir? Probablemente él no pararía de hablar.
...
Termino de cerrar las últimas maletas, para al fin llevarlas al auto, bajé con ellas mismas entre mis manos y brazos hasta dejarlas en el sofá.
—¡Gracias, Dios!— dijo Sam al verme, elevando sus brazos al techo.
—No te quedarás con mis cosas ni mi habitación— le advertí.
—Eso lo van a determinar ellos— finalizó caminando a la cocina.
Le seguí el paso hasta llegar a ella, y de nuevo, como todas las mañanas, Ayden en la cocina y Frank sentado.
Lo rutinario cada vez comenzaba a enfadarme más. tenía una teoría, una de las razones por las que probablemente no haya encontrado esas ganas de levantarme y esas pocas ansias de dormir, es porque todos los días sucede lo mismo.
Mi vida se basaba en una rutina que me sabía de memoria, no podía esperar alguna novedad cuando siempre sucedía lo mismo, y yo era todo lo contrario junto con Sam, ambos buscábamos cosas novedosas, que todos los días algo nuevo sucediera y pudiéramos estar con la intriga de saber qué sería una noche antes.
Pero no, no en esta casa, aquí todo tenía un orden y una forma de ser, Frank y Ayden son buenos padres, eso no está en discusión, pero han hecho todo de la misma manera durante años, que he sacado una pequeña conclusión en qué es por esos detalles que nada me emociona ahora.
O al menos eso creía, quizá ahora que iba a mudarme a la universidad, las cosas cambiarían.
—¿Vendrás a visitarnos?— preguntó Ayden sentándose en las piernas de Frank, estos dos no conocían la discreción.
Y los martes siempre son días libres de Frank, cosa que a Ayden le gustaba mucho al parecer.
—No lo sé, ¿Quieren que los visite?— pregunté yo quitándole el jugo a Sam.
—De preferencia, nunca vuelvas— continuó mi hermano con seguridad.
—¿A dónde irás?— preguntó Frank con curiosidad.
Suspiré pesadamente, de nuevo, como siempre ha sido, él nunca está aquí para saber de nuestros asuntos.
—Voy a mudarme a los dormitorios— concluí —te lo digo ahora porque luego vas a estar ocupado en la empresa, como siempre.
—No quieras retarme— sacó él con autoridad —hice una simple pregunta, nada más, si vas a mudarte, asegúrate de tener dinero.
—¿Es lo único que vas a decirme?— lancé.
—Es lo único que tengo qué decirte— añadió con crudeza, demasiada —¿O qué? ¿Debo preocuparme por otra cosa?
—Claro, gracias por la buena suerte, papá— finalicé con molestia, saliendo de ahí —y por si tienes tiempo para saberlo, tengo el dinero suficiente.
Llegué a la sala para empezar a subir las cosas al auto, mientras estaba en el proceso, escuchaba a Ayden y a Frank hablar en la cocina, era más temprano que ayer.
Sam apenas se estaba alistando para irse, igual que ayer, con sus icónicos patines de cuatro ruedas, su gorro y sus audífonos.
Al fondo de la conversación escuchaba a Ayden pedirle que tuviera más delicadeza conmigo.
No necesitaba su delicadeza, nunca la necesité, la última vez que me han dicho que Frank pasó tiempo con nosotros, mostrando su afecto, fue cuando recién yo cumplía los seis años y Sam los tres.
Yo ni siquiera recordaba nada de esa edad, pero después de eso, Frank jamás volvió a darnos afecto, quizá lo máximo que hizo fue enseñarnos a tocar guitarra, pero duró poco el gusto.
Así que no, yo no necesitaba del cariño de él.
Y no entendía porqué, si siempre se muestra cariñoso a su manera con Ayden, ¿Por qué con nosotros no? A final de cuentas, somos sus hijos.
Antes quise investigar sobre el por qué de su distanciamiento, y el único que me daba respuestas era Ayden, siempre defendía a su esposo, diciendo que él no tuvo a los mejores padres amorosos, y que por eso se le complicaba ser así con nosotros.
Además de que, independientemente de su pasado, en la sangre de Frank y su familia no estaba la costumbre de ser cariñoso, aunque quisieran no lo eran, incluso Daniel, podrá ser divertido y todo, pero cariñosamente también es algo cerrado, no más que Frank.
Pero esa no era la respuesta que yo quería, las que yo necesitaba eran las de él, de la propia palabra de mi padre, y nunca tenía tiempo, ganas, o jamás quería abrirse a nosotros, lo único que en su mente viaja es la empresa y tener dinero.
Y sí, me habían contado sobre su padre, mi abuelo, etiquetandolo de alguien que solo buscaba maneras de conseguir dinero suficiente que incluso a sus hijos los quiso utilizar para ello. Todo era; dinero y trabajo.
¿Sabes algo, papá? Te pareces más a mi abuelo de lo que esperas, justo cuando prometiste no hacerlo, felicidades.
Ni siquiera quise despedirme, ya vendría luego, solo me monté al coche y arranqué a la universidad, al menos allá habría algo interesante que no me hiciera enojar tanto, además de que no quería que se me hiciera tarde, tenía que pasar antes al dormitorio para dejar todo esto.
Mi único remedio era la música ahora, y entre cantar y fingir que en los solos de guitarra era yo quién la tocaba, llegué a la universidad de nuevo.
Bajé rápido todas las cosas que pude junto con Dimitry, al cual llamé antes de llegar para pedirle que me ayudara.
Y ahí íbamos, por el pasillo de los dormitorios, él un tanto nervioso, por más raro que eso parezca.
—Mmh, has estado más nervioso y callado de lo que parece, ¿Ocurre algo?— pregunté.
—No, nada— balbuceó cargando una caja sobre sus brazos, tampoco tenía demasiadas cosas aquí, solo lo práctico y aún así, necesitaba ayuda.
—Entonces, ¿Por qué no estás contándome alguna historia rara que parece algo que solo a ti te pasa?— cuestioné ahora con más intriga.
—No es nada, Tony— replicó, dió una respiración profunda y luego habló de nuevo —bien, ya que insistes, te contaré.
Alcé las cejas. —Oh, gracias por hacer caso a mis plegarias.
—Solo pienso que, debería dejar de hablar tanto— empezó y su rostro tomó un color rojizo—hablo demasiado y, enfadé un poco a mi compañero de cuarto ayer por la tarde.
—¿Tristán?— pregunté —¿Te hizo algo?
Desvió su mirada con aún más vergüenza y nervios.
—Bueno, él tiene una forma de callar a las personas muy... ¿Inusual?
Analicé por un momento sus palabras, su sonrojo, su cambio de actitud tan repentino y sus notorios balbuceos.
—Ah, ¡Tristán te besó!— grité sorprendido.
—¡Cállate!— lanzó —no entiendo porqué lo hizo, es decir, sé que lo hizo porque hablé mucho mientras estábamos en el cuarto, pero, no pensé que su forma de callarme fuera así...
—No es eso lo que me sorprende— aclaré burlándome —me sorprende lo rápido que fue, justo en el primer día, no lo conozco casi nada pero, cuándo alguien besa a otro alguien sin tanto motivo, es porque hay atracción de por medio, ¿No crees?
—Solo sé que, salí temprano del dormitorio y no quiero regresar aún, ¿Y si ahora sí me golpea?— preguntó con miedo —¡No quiero que mi bello y moreno rostro salga dañado!
Con esto me convencía que si era hijo de esos dos, con el mismo ego, y cómo no, ya viene de sangre que los Walker tengan ese ego y soberbia que los caracteriza. Me incluyo.
Llegamos al piso donde estaba mi habitación, de la forma que pudimos, logramos abrir la puerta, ya que, al parecer Eliot no estaba.
—Tengo clase en diez minutos— comentó el castaño dejando la caja que cargaba en el suelo —me salvarás en la hora libre, no quiero encontrarme con Tristán ahora.
—Haces mucho drama por un beso— dije burlándome —no ha sido el primero que tienes.
No contestó nada, miró a diversos lados, intentando desviar.
—¡Bonito cuadro!— dijo mirando una pintura en la pared, arriba de la cama de Eliot.
—Dimitry— lo llamé —evades la conversación de nuevo.
Dió una pequeña parada al aire con queja, para luego cruzar sus brazos enojado, o al menos eso intentó.
—Tristán es mi primer beso...— susurró con enojo y sonrojo —cuando tuve la oportunidad de tener otros, no sucedía porque yo siempre empezaba a hablar sobre algo más.
—Eso es...— comencé con un tono de burla, y después regularlo, su forma de decirlo era muy inocente, jamás creí ver a mi primo así —tierno, ojalá que tengan una buena relación y eso no les afecte.
Asintió y dió la vuelta con el doble de nervios, se ve que ese beso lo marcó, ni siquiera quiere contar más allá de eso.
—Hasta pronto, te veré en la tercera hora— finalizó antes de salir de la habitación con saltos.
Seguí ordenando mis cosas acompañado de música, solo debía acomodar ropa y demás como la computadora, cosas personales y claro, mi guitarra junto con la púa para tocarla, este objeto tenía un valor especial, sentimentalmente hablando.
Más que nada, fue la primera que tuve, dónde empezó todo. También recuerdo que fue la única que Frank y Ayden compraron para mí.
Y me parecía raro que, cuando Frank me enseñó a tocarla, en lugar de usar una de estas, usaba un clip que parecía tener pegada algo como papel, jamás supe de qué se trataba.
Al terminar de acomodar lo que tenía, la puerta de la habitación fue abierta lentamente, mientras yo colocaba la computadora sobre el escritorio que me correspondía, ya que el otro, estaba siendo ocupado por pinceles, una libreta con bocetos y una tableta que parece ser gráfica.
—¡Tony!— gritaron detrás de mi, era la inocente voz del chico que ahora era mi compañero.
Me giré a verlo con una sonrisa, y su cuerpo parecía estar entre emocionado y sorprendido.
—¡Tú!, ¡Yo!, ¡Ahh!— gritó, giré mi cabeza confundido y él solo se movía de un lado a otro con energía.
—¿Nosotros?— agregué.
—¡Yo creí que te habías ido de la habitación!— confesó, acercándose —pensé que no habías estado conforme con mi presencia, por la noche no llegaste... Supuse que te hartaste y quisiste ir a otra habitación.
Su tono enérgico y emocionado cambió a uno decaído, me parecía curioso ver cómo sus emociones eran tan fuertes dependiendo de la situación, lo conocía muy poco, solo sabía su nombre y que era un tanto inocente, pero sentía que podía conocerlo más si quisiera.
—No es eso— expliqué —lo prometo, solo quise pasar mi última noche en casa, traje las cosas que me faltaban —finalicé señalando mis pertenencias.
Las miró, y corrió rápido hacia una bocina en forma de lata de refresco.
—¡Tienes cosas geniales!— lanzó mirando todo.
Inconscientemente, me alejé sentandome sobre mi cama, mirando al castaño emocionado por ver cosas nuevas y tomar algunas de las suyas.
Se veía tan lleno de vida y alegría, tanto que podía desprenderla y contagiar a uno mismo. Me había mantenido observando su entusiasmo un largo rato, que ni cuenta me estaba dando que me él me hablaba.
—¡Planeta Eliot llamando a Tony!— gritó planeando varias veces mi cabeza.
Parpadeé entrando a la realidad, teniendo su pequeño y fino rostro enfrente de mí.
—Eh, ¿Decías?— reaccioné —lo siento, estaba pensando.
—Te decía que si quieres ir a almorzar algo, la primera clase aún no comienza, y yo vengo de la cafetería, olvidé que no llevaba dinero y regresé— explicó feliz.
Asentí convencido, porque lo ví como una oportunidad de conocerlo, Eliot me causaba mucha curiosidad en varios aspectos, y eso estaba alimentando un nuevo sentimiento en mi.
Curiosidad por una persona.
Hace mucho no sentía eso, quizá no me estaba equivocando en decir que, la universidad cambiaría mi vida cotidiana en todos los aspectos.
—Seguro, vamos— concluí decidido, sonriéndole.
En estos dos días, teniéndolo enfrente, jamás dejo de sonreír, ya sea por gracia o simple instinto.
Salió de la habitación no sin antes tomar el dinero que llevaría allá.
Yo por igual me aseguré de tener el mío, eventualmente tendría que conseguir otro trabajo de tiempo corto.
Fui tras él cerrando bien la puerta, en pocos pasos llegué hasta donde él, y así emprendimos nuestra caminata a la cafetería.
No hablamos demasiado al inicio, solo me daba cuenta como mis pasos normales eran más grandes, y terminaba por adelantarme mientras él intentaba seguirme el ritmo.
—¡Oye! Espérame, tengo piernas cortas— gritó, con un tono tierno.
Me giré a verlo, mientras sus pequeñas piernas hacían lo posible por alcanzarme.
Mis instintos me dominaron, fue una sensación nueva, algo que jamás había experimentado, instintos por verlo y querer ayudarlo.
Me detuve antes de que me alcanzara, bajé poco a poco hasta bajar más de su altura, arqueé mi espalda hacia fuera, en posición.
—¿Qué haces?— preguntó riendo.
—Súbete— ordené de la misma manera.
—¿Seguro?— cuestionó con nervios.
Asentí. —Si vas caminando llegarás mañana, anda, prometo que no te dejaré caer.
—Lo tomaré como algo bueno porque ahora serás mi transporte— concluyó.
Se acercó lo suficiente a mi, aferró sus brazos a mi cuello y colgó las piernas a los lados de mi torso.
Lo levanté casi sin ningún problema entre mi espalda, realmente, no pesaba nada.
Fue ahí cuando un pensamiento cruzó mi mente, dicen que cuando una persona te agrada mucho es más ligera de peso. No sabía si creer eso o no, ya que apenas lo conocía.
Pero, si era bastante ligero en mi espalda, y sus brazos se sostenían de mi como si su vida dependiera de ello. Por alguna razón, su cuerpo me daba confianza.
—Entonces, cuéntame de ti, Tony, ¿Por qué estás en esta universidad?— preguntó simple, cuando ya habíamos salido del edificio.
—Me gusta la música— comenté, y las palabras salieron naturalmente —siempre he tenido el gusto de crear o replicar música, me gusta y, pienso que la música siempre ayuda a las personas.
—Describir que elegiste esa carrera de esa manera me hace dudar— confesó —pero, debe ser común, apenas ayer hablamos y quizá el sentimiento por la música sea más grande.
—¿Supongo?.
—Eso debe ser— sonó seguro —realmente nunca creí que pudieras ser tan amable.
—¿Por qué lo dices?— pregunté, mientras íbamos acercándonos al edificio principal.
Sentí sus piernas cortas moverse para acomodarse mejor, pero lo que no me esperaba, era que al final decidiera enrollar sus piernas en mi cintura, era algo normal, pero no lo esperaba en muchos sentidos.
—Es solo que, pareces alguien muy rudo y que le gusta intimidar a primera vista— dijo recargando su barbilla en mi hombro —cuando choqué contigo juraba que ibas a golpearme... Pero, ¡Eres muy agradable!, Incluso te ofreces a llevarme al segundo día, sinceramente me sorprendiste.
Pensé asintiendo, no era la primera vez que me decían algo parecido a eso, haberme parecido demasiado a Frank, me ha llevado a hacerle creer a las personas que quizá me gusten las peleas o el simple hecho de ser menos amable con los demás, cuando realmente, me consideraban más amable incluso que Sam.
—Supongo que es como dice mi padre— informé —no busques que tu físico combine con tu personalidad.
—Tu padre es un hombre sabio— se acercó y susurró en mi oreja con emoción —vienes de un buen padre a mi parecer.
Por primera vez en, creo que toda mi vida, un sonrojo cubrió parte de mi rostro, muy leve a decir verdad, pero sentir su aliento a la cercanía de mi oído, no pudo haber sido más extraño y, provocativo.
Ya era un hecho, tenía que hablar con mi papá en cuanto pudiera.
...
Bebí lo que quedaba de mi malteada para poder ganar, si no fuera porque Eliot se adelantó por mucho.
—¡Gané!— dijo victorioso —ordenarás mi cama todo este primer mes.
—¡Maldita sea!— dije en queja, con un poco menos de la mitad de mi malteada —¿Cómo sabes beber cosas tan rápido?
—¿Qué puedo decir? Es de familia— dijo con un fuerte ego.
—Presumido— respondí en broma.
Se levantó con felicidad y llevo la basura al bote, antes de la apuesta por ver quién terminaba antes su malteada, tuve una grata charla con Eliot mientras comíamos algo, y debo decir, que en verdad es un chico abierto y alegre.
Siempre procuró no dejarme atrás en la conversación y preguntarme muchas cosas, me parecía demasiado tierno la manera en la que sus ojos se expandían por cada cosa que le contaba sobre mi.
—Bien, no necesito nada para mi primera clase, así que, supongo que no nos veremos en muchas horas— dijo regresando acá.
—No hay problema, suerte hoy— solté.
Asintió seguro, y rápidamente caminó por el comedor hacia la puerta de salida, mis ojos lo estaban siguiendo, sus pasos, su manera de caminar empezaba a quedarse grabada en mi.
Y justo antes de cruzar la puerta, se detuvo enfrente de un chico más alto que él, el chico le tendió la mano, y Eliot la tomó con seguridad, nada más.
Me quedé mirando ese lugar ahora vacío un largo rato.
Desde ayer comenzaba a sentir nuevas emociones que creía jamás iban a aparecer, todo por culpa de este chico, que a pesar de ser amable, era misterioso, ya que no me ha contado nada personal, solo es él, siendo amable.
Pero, ahora estaba sintiendo, ¿Desilución?
______________________________
Los que pensaron que Frank era el mejor padre del mundo 🤡
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro