Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

01.- "Primer Día"

Anthony Walker

El inicio de clases no es algo que me emocione demasiado.
No por algún trauma común en ella o que exista algún ser humano que me haga la vida imposible.

No, simplemente, no era algo que me emocionara.

Tampoco era algo raro o poco normal, desde que tengo memoria, siempre he intentado buscar algún sentido de vivir, de despertar cada mañana por una razón.

Lamentablemente, aún no lo encuentro, así que solo estoy aquí, gastando oxígeno, sobreviviendo el día a día, como todos en el mundo.

También consideraba raro eso, es mi primer día de universidad, se supone debería estar demasiado eufórico o incluso nervioso, pero, simplemente es nada, como si lo que fuera a suceder no me afectara nunca.

Bajé las escaleras con mi ropa y mis cosas listas, encontrándome en la cocina con mis padres y mi hermano, desayunando amenamente.

—¡Buen día, flojo!— dijo Sam, mi hermano menor, con un vaso de jugo en la mano.

—Cállate— golpeé su cabeza mientras caminaba al refrigerador.

—¿Emocionados?— pregunta Frank, mi padre biológico, viendo a mi otro padre cocinar.

—¡Demasiado!— contesta mi hermano.

—Muero de felicidad— dije yo con sarcasmo, sacando el envase de jugo.

Ayden habló desde la cocina, optimista. —¿Debería sentirme preocupado por el notorio sarcasmo?

Negué sin importancia.

Algunos pensarían qué, tener a dos padres, literalmente, dos hombres, era algo raro o malo, fuera de lo normal. Quizá si entraba un poco fuera de lo normal si nos basamos en el estereotipo social, hombre-mujer.

Pero realmente no, en estos últimos años, la homofobia ha bajado demasiado, así que es normal, y además, éramos felices, jamás nos ha faltado nada de parte de ellos.

—No puedo creer que ya estés en universidad— lanzó Ayden feliz —y Sam en preparatoria.

—Los tres años más miserables para ti, empiezan hoy— apoyé a mi preciado hermano castaño revolviendo su cabello.

—¿Así como fueron los tuyos?— contraatacó.

Escuché la risa ligera de Frank mientras bebía de una taza de café.

Frank era mi padre biológico, producto de la inseminación, y Ayden era papá biológico de Sam, pero a pesar de no tener un lazo de sangre con ellos dos, éramos familia, una buena familia.

Mi padre real, podría ser catalogado como el hombre perfecto, por descripciones no solo de Ayden, también de los demás.

Frank Walker, el arquitecto más importante del estado, un hombre apuesto, inteligente, atlético, valiente, y con experiencia laboral, casado con Ayden Silverman, ahora Walker.
Pero también era verdad, que el gran cheff Ayden Walker, tenía reputación buena.

Un excelente cheff jóven, amable, lindo, amado por muchos ya que tiende a ser bastante buena gente, cosa que hace que ambos tengan una reputación de familia perfecta justo cuando decidieron tener hijos.

—De acuerdo— habló Frank —tengo que irme, Bruno está lidiando con practicantes que no entienden.

Me reí de tan solo escuchar el nombre del chico, Bruno era como un amigo más para nosotros, el pelirojo siempre encontraba la forma de hacernos reír y nos la pasábamos bien, pero también estaba ahí para ayudar siempre.

—No me imagino a Bruno gritándole a las personas— solté.

—Yo tampoco— finalizó él.

Se levantó de la mesa y fue rápido a lavar sus dientes. Para cuando regresó, simplemente se acercó a Ayden dejando un beso en sus labios, un corto beso.

—Los veo en la noche, Tony maneja con cuidado, Sam no quiero que llegues tarde, y Ayden— el pelinegro llamó la atención del castaño —Te quiero.

Sonrió. —Yo a ti.

Salió de la cocina con su saco sobre su hombro, y luego de la casa, dejándonos a los tres solos, de nuevo, casi siempre salía temprano y regresaba tarde.

—¿Cómo vas con Grace?— volvió a preguntar él mismo castaño, dejando uno de sus famosos wrap de salmón con espárragos.

—Bien, supongo— contestó Sam jugando con su comida.

—Lo van a terminar— agregué en burla, recibiendo un golpe en la cabeza de él —maldito enano agresivo.

A veces no podía creer que mi hermano de quince años tuviera más vida amorosa que yo a mis dieciocho.

Y me preguntaba cómo era que conseguía tantas, quizá era por su amabilidad.

—Ella no me va a terminar, solo, tenemos problemas, como cualquier pareja— agregó —aparte, no creo que tú y tu novia se lleven mejor, ¿Verdad, hermanito?

Le devolví el golpe, nadie se burla de mi soltería.

Además, no necesitaba novia, estaba feliz intentando descubrir el sentido de la vida, algo que no he podido encontrar a la fecha, pero que en algún momento habría de hacerlo, creo.

—Mejor me voy, llegar tarde no es algo que me emocione— soltó Sam, acomodando su gorro de lana.

Sí, Sam era bastante pequeño, considerando que apenas entrará a la pubertad. Su cabello era igual de castaño claro que el de Ayden, o mucho más, pero rara vez lo mostraba, ya que su prenda favorita de ropa era un gorro de lana negro.

Y tenía que aceptar, que el hecho de que igual usara lentes con aumento lo hacían ver "lindo" hacia los demás. ¿Por qué? No tengo idea.

—¿No dejarás que Tony te lleve?— preguntó mi padre.

Negué. —No, y tampoco quiero, Sam es experto para molestar mientras conduzco.

—Y tú eres experto para chocar el auto— contraatacó —aparte, Izan me va a esperar en el billar, iremos juntos.

—¿Por qué no viene acá?— pregunté curioso.

—Porque nadie quiere ver tu cara— volvió a responder burlón.

Me levanté para enfrentarlo, pero él salió de la cocina, convirtiendo sus tennis normales, a activar las ruedas para patinar. Entró al baño con rapidez a lavar sus dientes, tarareando.

—Los veo luego— finalizó antes de salir de la casa patinando, con sus audífonos puestos.

Me quedé en silencio mientras Ayden ponía su plato en la mesa de barra y se acercaba a comer.

—Jugando con la comida de nuevo— dijo sereno —en verdad no te emociona ni un poco la universidad.

Alcé los hombros. —No estoy eufórico.

—Adivino, no has encontrado ese sentido de vivir todos los días— concluyó, él era el único que sabía sobre este pensamiento, jamás me ha intentado decir cuál era "el sentido de la vida", simple y sencillamente me contó que en algún momento encontraría el mío.

Y la verdad era que, Ayden jamás nos ha obligado a contarle algo, su idea era que nosotros solos sabríamos que podríamos contarle o no, y él lo iba a respetar.

Por eso es que lo hacemos, sabemos que como padre nos apoyaba y aconsejaría, pero prometió no meterse en nuestras decisiones más allá de solo aconsejar.

—Algún día lo haré, probablemente hoy, probablemente mañana, y puede que todos los días diga lo mismo— respondí.

Asintió convencido —Así será, tengo una pequeña esperanza en que la encontrarás en la música.

Sonreí asintiendo.

La música, quizá podía ser parte de mi sentido de vivir, la música siempre ha sido un hobbie y una terapia para mí, tocar las cuerdas de la guitarra y entonar las letras, me ayudan a entender y pensar un poco más en todo.

Se podría decir que mi música era mi mejor amiga, y esperaba que en la universidad de arte sea lo mismo.

Luego de algunos minutos en el desayuno, decidí que ya era momento de irme.

Me despedí de mi padre, agradecía que no me diera ningún típico sermón, no lo necesitaba.

Pero me causaba gracia ver que él intentaba abrazarme cuando soy más alto que él. La preparatoria me ayudó mucho en último año, la pubertad hizo un buen trajo, según mis conocidos.

Y era verdad que siendo hijo de Frank, me parecía bastante a él, a lo que me han contado, yo soy su versión menos sádica. Además de que, sus ojos eran diferentes a los míos, y al final, en personalidad teníamos algunas diferencias, pero lo que si era cierto, era que no podía estar más orgulloso de poder decir que él era mi padre.

Fuera de mis ojos, era cercano a ser la imagen joven de Frank Walker entrando a universidad, ví algunas fotos, y realmente, mi padre seguía bastante joven, o más bien, no parecía de su edad.

Y Ayden no era la excepción, sigue pareciendo un joven lleno de energía y con ganas de cuidarnos.

Salí de casa, con mi guitarra en mano, directo a mi auto, me había costado dos veranos trabajar para conseguirlo y al fin pude, tenía el mismo gusto que Frank, autos clásicos, así que él me dió unas buenas opciones a la hora de elegirlo.

Arranqué hacia el lugar donde dicen que pasaría los mejores años de mi vida.

Manejé por la ciudad que cada vez se hacía más grande, y en el camino vi a Sam por la banqueta, patinando con sus tennis y los audífonos puestos hacia la escuela.

Me vió, y como cualquier hermano menor, me levantó el dedo del medio, maleducado.

—Qué irrespetuoso joven— dije para mí mismo.

Aceleré y llegué a mi destino, tuve que buscar el estacionamiento y un buen lugar cerca de la salida.

No estaba tan emocionado como parecía, creía que solo sería un día más en mi cotidiana y aburrida vida.

Tampoco se podría decir que soy infeliz, porque no lo soy, simplemente, no hay algo que me emocione, pero estaba seguro que sin la música, sería mucho peor.

Comencé a caminar hasta encontrar el interior de la escuela, ya ahí, podía ver a montón de alumnos, algunos corriendo de un lado a otro, se notaba que ya eran de años mayores, y otros que estaban igual de perdidos que yo.

Pero después sentí el peso de alguien caer sobre mi, haciéndome caer.

—¡PRIMO!— gritó el chico emocionado, abrazándome.

—Casi me rompes algo, estás más emocionado que yo y es tu segundo año— comenté yo salvando mi guitarra.

—Por fin entraste— soltó antes de levantarse junto conmigo —bienvenido a tu mejor decisión, creí que no tomarías música como carrera profesional.

—Terminaron de convencerme— opiné yo.

Dimitry Walker, mi primo.
Él era mi primo favorito, más que nada, porque era el único. Y porque es dos años mayor que yo, por lo que nos llevábamos bastante bien.

Sus padres, es decir, mis tíos, Bruno y Daniel, siempre quisieron que nos lleváramos de lo mejor porque éramos los únicos primos en la familia, contando a Sam.

Y ciertamente había sacado de los dos, tenía el mismo tono de piel de Daniel, un poco más claro, pero el cabello era lo raro, porque era pelirojo y castaño al parecer, era fácil de confundirse, algunas veces se veía más pelirojo que castaño y viceversa.

No entendíamos porqué, si fue Daniel quién hizo la inseminación por lo que me dijeron.

Yo solo tenía un piercing que atravesaba la mitad de mi labio inferior, pero mi primo, él si tenía un amor por los aros, los llevaba en la boca, nariz y orejas, no se le veían mal.

Es verdad, que tener un padre alto lo haría igual, así que estábamos a la par, y en el carácter es igual a los dos.
Considerando que sus padres son muy desastrosos, Dimitry lo era igual, era la persona más amigable e idiota que se podía conocer.

Además, ¿Qué esperábamos? Daniel Walker y Bruno Walker eran los dos hombres más torpes del mundo, que hayan podido criar un hijo es todo un milagro.

—¡Te encantará la universidad!— lanzó extendiendo sus manos a los pasillos —te daré todo un tour turístico por ella, pero tengo reglas.

—Las escucho atentamente— pronuncié asintiendo.

—Regla número uno, endereza la espalda, alza la cabeza y saca el pecho— lanzó obligándome a realizar todo lo que dijo —ten algo de porte al caminar. Regla número dos, no vayas a donde yo no te indique, hay dos posibilidades, te pierdes y una semana después encuentro tu cuerpo podrido y en desgracia, o quizá solo interrumpas a la gente en otros lugares y no creo que quieras interrumpir.

—De preferencia no— opiné —son las peores reglas del mundo.

—Me pasé toda la noche haciéndolas— replicó —ten algo de respeto. Finalmente, regla número tres, ¡No te distraigas!

—Haré mi mejor esfuerzo— contesté.

Levantó sus dos pulgares feliz, solo este chico tenía el poder de contagiar su entusiasmo, al igual que Bruno y Daniel.

—¡Vamos!— gritó para después empezar a guiarme por el pasillo.

Pasado un tiempo, comenzamos a caminar con normalidad, hasta que sus ojos café se posaron sobre un casillero en especial, él me iba hablando de algo, mostrándome salones, pero cuándo vió a la persona que estaba en ese casillero, se distrajo lo suficiente para caminar a él inconscientemente.

—Dimitry, ¿Por qué me has abandonado?— solté dolido, viéndolo acercarse a una chica.

Miré desde la mitad del pasillo a mi primo hablar y hacer bromas, la chica se reía felizmente, y ahí entendí, ya se olvidó de que ahora estudio aquí.

Reí con burla, este chico nunca cambia, desde pequeños ha sido igual siempre.

Justo cuando di la vuelta para tomar mi propio camino, apenas pude escuchar el grito de alguien emitiendo un "Cuidado".

El estruendo no solo nos hizo chocar, también sus pertenencias estaban en el suelo ahora.

Me alejé un poco para ver quién era.

Un chico castaño, de cabello hecho rulos, la piel llena de lunares y sin ninguna sola mancha en su cara, había chocado conmigo.

Su primera reacción al ver sus cosas tiradas, entre ellas pinceles, pinturas y hojas, fue cubrirse el rostro, retrocediendo.

—¡Lo lamento!— soltó con temor, tapando su cara, porque sabía que era chico a pesar de no verla aún —si vas a golpearme que sea rápido y lo menos doloroso posible.

Lo miré con duda, elevando una ceja, sonriendole en broma.

—¿Golpearte?— pregunté, la correa de la guitarra la acomodé hacia atrás, en mi espalda, para poder bajar y ayudarlo —no suelo hacer eso con las personas que chocan conmigo.

—¡Ese truco ya me lo sé!— continuó con más miedo, su voz era temblorosa pero, calmada —solo quieres que me descubra para que no haya ningún obstáculo para tu puño en mi rostro.

Ordené los pinceles y demás en mi mano, entregándoselos.

—Eh, no sé por qué crees eso, quizá no debes oler tanto las pinturas, pero no voy a lastimarte, lo prometo— emití lo más sereno que pude.

Sus manos empezaron a bajar con lentitud de su cara, era notoriamente más bajo que yo.

Cuando por fin la descubrieron, ojos color café se adentraron a los míos, como un rayo.
Miré mejor su rostro, tenía unas facciones de las más finas y tiernas que había visto, acompañadas de unos labios muy bonitos.

—Gracias— dijo tomando sus cosas.

Despegué la mirada enseguida, hacia un casillero, no sabía cómo, pero el café avellana de sus ojos habían causado impacto extraño dentro de mi. Quizá había sido la intriga de saber por qué se cubrió.

—No hay de qué— dije yo —¿Por qué piensas que voy a golpearte?

—Mmh, bueno... Eres muy alto y, ya sabes, te ves como uno de esos chicos que solo los tocan con una pluma y ya piensan en matar todo lo que respire— soltó intentando bromear.

Reí. —¿En serio piensas eso?

Asintió. —Quizá sea porque me acostumbré, pero, ya no te quito más tiempo, debo irme, te agradezco no haberte molestado y ayudarme.

—No hay de qué, eh...— hablé cuando ya estaba alejándose de mi —¡No me has dicho tu nombre!

—¡Eliot!— gritó desde su posición —¿Cuál es el tuyo?

—¡Anthony!— grité yo.

Sonrió tiernamente y se perdió entre la multitud de gente que iba caminando en sus asuntos.

Eliot.

Era un nombre poco raro de escuchar en mi vida, pero no era feo, al contrario, era un bonito nombre, creo.

Volví a voltear a otro lado del pasillo, viendo a Dimitry gritar y hacer escándalo.

—¡Atención! ¡Primo perdido, repito, primo perdido! ¡Les pido su atención y control en la situación para encontrar a mi primo...!— hizo contacto visual conmigo —¡Tony!

Hice un masaje en la cien con mis dedos, haciéndome una pregunta en voz alta.

—¿Por qué tengo al primo más lento del mundo?— hablé.

Se acercó alegre a mi para seguir hablando y mostrándome la escuela.

—¡Ven! ¡Aún no has visto el estanque con patitos!— dijo eufórico.

Y así empezó mi vida en la universidad;
Con mi primo, un ambiente totalmente nuevo, y un chico que creyó iba a ser un bravucón o golpeador de chicos, un chico bastante... Peculiar.

Quizá podría ser mi amigo después, no lo culpaba de haberme creído ser alguien así, tener el físico bastante parecido de Frank, ayudaba mucho en qué no me molestaran o quisieran pelea conmigo, eso debía agradecerse.

Sí, quizá seamos buenos amigos.

__________________________

Anthony is my boy. Change my mind.

Bai.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro