Único
Manuel Neuer no podía esconder la emoción en su rostro cuando vio a su hijo caminando hacia él.
Gavi estaba en Alemania por unas cortas vacaciones, y apenas Manuel se enteró de que su hijo llegaría a su entrenamiento, fue imposible contener la alegría.
No importaba cuántos años tuviera Pablo, para Manuel, él siempre sería su bebé.
Al verlo acercarse, Manuel abrió los brazos, sus ojos ya comenzando a humedecerse.
—¡Bebé! ¡Amorcito, ven aquí con papá!—Gritó en cuanto Gavi estuvo lo suficientemente cerca.
Gavi caminaba con la cabeza baja, las manos en los bolsillos y un leve rubor en sus mejillas.
La situación era incómoda, para ser sincero. Cada vez que visitaba a su papá en el Bayern, él insistía en tratarlo como si tuviera cinco años.
Y, claro, eso no sería tan malo si no fuera porque… bueno, estaba Joshua.
A Gavi le gustaba en secreto y ya le había costado lo suficiente enfrentarse a él en la cancha, como para ahora tener que soportar el exceso de afecto de su papá en frente de todos.
—Papá… —Murmuró Gavi, intentando no sonar molesto pero dejando clara su incomodidad.
—No tienes que gritarme 'bebé' en frente de todos…
Pero Manuel lo ignoró por completo, apretándolo contra su pecho en un abrazo que parecía eterno.
—Oh, mi pequeño, mírate, estás tan guapo. Y has crecido tanto, aunque sigues siendo igual de pequeño que antes, mi bebito. ¿Cómo has estado? ¿Te alimentas bien en Barcelona? No te ves tan fuerte como deberías.
Gavi suspiró.
—Papá, claro que me alimento bien. Ya tengo veinte años, sé cómo cuidar de mí mismo.
Pero Manuel simplemente le revolvió el cabello con una sonrisa llena de orgullo.
—Veinte años y sigues siendo mi bebé, eso no cambia nada. Ahora, dime, ¿Trajiste tu almuerzo? Te traje una ensalada extra, y un jugo de naranja. Sabes que la vitamina C es importante para tu piel.
Gavi entrecerró los ojos, mirando de reojo a los demás jugadores del Bayern, y allí, como esperaba, estaba Joshua.
Estaba charlando con Müller, pero de vez en cuando dirigía una mirada curiosa hacia él y su padre. No pudo evitar sonrojarse, pero hizo un esfuerzo por disimularlo.
—Papá, realmente no necesito que me traigas el almuerzo. Solo vine para verte, no para... no para que me trates como si aún tuviera cinco años, además yo te traje un almuerzo para ti...
Dijo extendiendo el mini recipiente con el dichoso almuerzo.
Manuel lo miró con un gesto fingido de sorpresa, llevándose la mano al pecho.
—¿Pero cómo podría no consentirte, pequeñín? ¿Acaso es un crimen amar a mi hijo y preocuparme por su bienestar?—Dijo, mirando dramáticamente a su alrededor, como si estuviera buscando apoyo de los demás jugadores.
Müller, que había escuchado algo, se rió por lo bajo y le guiñó un ojo a Gavi, haciéndole sentir aún más avergonzado.
Pero Manuel, ajeno a la incomodidad de su hijo, le dio un beso en la mejilla y le pasó el almuerzo que había traído especialmente para él.
—Anda, siéntate y come. Quiero verte disfrutándolo.—Dijo Manuel, con una sonrisa enternecida mientras le daba unas palmaditas en el hombro.
—Y dime, ¿Cómo van las cosas con el roba hijos? Joshua no..-
—¡Papá! —Exclamó Gavi, su cara ardiendo de vergüenza.
Su padre hablaba en voz alta, demasiado alta, como si no entendiera que Joshua estaba literalmente a unos pocos metros de distancia y, probablemente, lo había escuchado.
Joshua levantó la vista, esbozando una sonrisa divertida antes de volver a su conversación con Müller, pero Gavi sintió que el suelo se abría bajo sus pies.
—Papá, por favor, podrías… Podrías ser un poco más… —Gavi se detuvo, tomando aire y mirando a su alrededor, como si buscara una salida.
—No es necesario hablar de eso, y menos aquí.
Pero Manuel simplemente sonrió, dándole otra palmada en la espalda.
—Ay, pequeñín, estás tan lindo cuando te pones nervioso, no tienes nada de qué preocuparte. Si Joshua no te mira como debe, yo mismo me encargaré de hablar con él.
—¡Papá, no! ¡Ni se te ocurra! —Gavi casi gritó, imaginándose la vergonzosa escena de su padre “hablando” con Joshua.
Manuel se rió, pasando su brazo por los hombros de su hijo, casi llevándolo a rastras hacia el área de descanso.
—Está bien, está bien, no me meteré… pero solo si me prometes que, cada vez que me necesites, me vas a llamar. No me importa la hora o la distancia, si necesitas algo, ahí estaré.
Y en ese momento, Gavi se calmó. Miró a su papá y, por primera vez en el día, sonrió con sinceridad.
Porque, por mucho que le avergonzaran las muestras de cariño, sabía que Manuel solo quería protegerlo y que para él siempre sería su pequeño.
—Gracias, papá.—Dijo, con una sonrisa tímida, mirando de reojo a Joshua, que ahora lo observaba desde lejos.
—No tienes que agradecerme, pequeñín.—Manuel le dio un abrazo más, esta vez en silencio, dejando que Gavi, aunque fuera solo por un momento, se sintiera exactamente como él quería; seguro, protegido, y sobre todo, amado.
Ah, esto por si las dudas, fue hecho por mis "geniales " talentos.
La prueba lo hice con tres detectores diferentes, más de eso ya no sé qué decirle a cierta personita que la agarro contra sho.
Y este fic es especialmente dedicado a su majestad, la difunta reina de Inglaterra.
Mi "inspiración" te saluda, y espera que te haya gustado la historia.
Y espero que puedas distinguir mi creatividad, porque lo hice especialmente para vos.
Y querida, no importa lo que pase, o lo que digan, yo siempre tendré mi corona, lo que una vez fue oro, siempre lo será, no importa si una lata o una piedra de fantasía diga lo contrario.
Besos en la cola, pero para Pato, para otras no.♥️💋💋
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