¿Nunca has tenido esa sensación de tocar el cielo con tus propias manos?

La de estar lo suficientemente segura para comerte el mundo, con o sin ganas. La de correr dejando caer atrás la de metas ya alcanzadas, la de sueños ya conseguidos y la de deseos ya cumplidos.

El momento en el que decides dejar de lado todo aquello que te preocupa, todos los problemas, y las situaciones desagradables.

La misma sensación de sonreír por no encontrar motivos, o la de llorar por la misma cuestión, la de mirar hacia el futuro con esperanzas, y la de ayudar sin querer nada a cambio.

Cuando presientes que está al caer una nueva etapa, que se aproxima lo bueno, y que ahora lo que te toca es ser feliz, pensar que ya es tu hora y ahora te toca disfrutar por todo aquello que tuviste que pasar.

Porque ya llegas a un momento en el que te cansas de vivir así, en una vida que solo podrás vivir una sola vez, y tú serás el dueño de ello, por ello, ahora te toca gozar de lo que te queda, sin importar nada más.

Pues yo también me he sentido así, capaz de demostrarle al mundo que si quieres... puedes. Que sin metas, no hay propósitos, sin propósitos no hay no hay ilusiones, y sin ilusiones no existen razones por la que llegar a la meta.

Porque una vida sin metas, es como un camino sin salida, sin rumbo, desolado y solitario.

Y por ello, hoy sigo viviendo con sueños, con ilusiones por las cual luchar para vivir esta vida. 

Atte: Inbame♥