Serena
Media hora tarde, media maldita hora tarde.
La pelifuego se encontraba en una cafetería esperando a Shigeru para hablar sobre Hikaru, pero él aún seguía sin aparecer.
- Este idiota...lo llego a saber y le digo a Hikaru que su padre estaba muerto- pensó enojada ya tomándose su segundo café y encenderse un cigarro para calmar su enojo sin tener mucho éxito.
Agarró su móvil y lo llamó pero no contestó a sus llamadas provocando que las ganas de matarlo aumentaran. Suspiró frustrada y llamó a Ryu para decirle que llegaría más tarde ya que habían quedado para dar una vuelta y conocerse un poco más pero tampoco le contestaba a la llamada.
- Quizás este liado- pensó colgando la llamada y percatarse de algo de su fondo de pabtalla.
Su fondo de pantalla era una foto de ella con Hikaru pero al mirsrla vio que su fondo estaba en blanco.
- Que raro...- murmuró yendo a su galería de imágenes y al ver que no había ni una foto de su hijo se quedó blanca. -¿Acaso me han hackeado el móvil?- penso aterrada pero viendo que todo lo relacionado con su hijo había desaparecido.
Asustada dejó el dinero encima de la mesa y se fue corriendo para casa ya que Hikaru se encontraba allí con Michael.
Al llegar y no ver a nadie la angustia aumentó y aún más yendo a la habitación de su hijo y encontrarse una habitación vacia.
- Que cojones...- pensó con la respiración agitada costandole respirar. - Tranquila...seguro que todo tiene una explicación lógica- pensó pero nada se le ocurría.
Buscó por toda la casa pero no había señales de Hikaru, se miró al espejo y se aterrorizó al ver que volvía a tener 16 años.
Cayó al suelo asustada ¿Acaso si imaginación era tan fuerte que se había imaginado a Hikaru? Entonces...¿Ni Shigeru, ni Mitsuki ni Sora ni Ryu y otros existian? Su cabeza no podía pensar con claridad.
De golpe su abuelo apareció con su mirada seria con dos criadas y un vestido de novia.
- A...abuelo...¿Y esto?- preguntó Serena aún sin salir de wu estado de shoc.
-¿Que va a ser? Tu vestido de novia, espavila o te arrepentirás- amena el abuelo dejandola sola con las criadas.
Serena en estaso de shoc se dejó vestir por las criadas, por lo menos haría caso a Shigeru y se casaría con alguien adinerado y dejaría de dar por culo a todos, quizás así encontraría la felicidad y su pequeño Hikaru volvería con ella.
Se equivocó, su marido era lo peor de todo ser humano, insultos, palizas, humillaciones provocando que la muchacha cayera en una fuerte depresión aunque agradecía que su niño no hubiese venido en esa situación.
- Si el padre no es Shigeru mi Hikaru no nacera- pensó al borde de caer profundamente en la oscuridad.
No sabía cuanto tiempo había pasado que su depresión estaba en el estado más crítico pero ya no podía soportarlo más.
Una noche después de otra golpiza, cuando su marido se quedó dormido y borracho escapó como pudo de la casa y arrancó el auto con el cuerpo adolorido y lágrimas caían por su rostro.
Llegó a su destino, a un precipicio con vistas en el mar.
- Mami...- escuchó la voz de Hikaru niño y lo vio flotando pasado el precipicio.
- Mi amor- dijo acercandose a él sin parar de llorar de felicidad en poder verlo.
- Ahora podemos ser felices- dijo la voz de Shigeru con Hikaru en brazos.
Serena sonrió completamente feliz llegando con ellos y caer con los ojos cerrados del precipicio encontrando la paz.
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