Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

👽21👽

Beverly.

Mientras desayunábamos todo estaba en silencio y una pequeña tensión había aparecido entre ambos, aunque yo no entendía porque Nathan de repente estaba tan incómodo a mi lado cuando siempre era abierto y conversador conmigo. No estaba segura si fue por algo que dije ebria o si hice algo inapropiado, no quería que por alguna de mis borracheras perdiera su amistad y quedáramos como desconocidos, sería muy incómodo y triste pasar a eso.

Terminé de tragar el cereal y miré con insistencia al australiano, achinando mis ojos e inclinarme un poco hacia él para que me prestara atención y me dirigiera la mirada.

----¿Qué?----arqueó una ceja.

----¿Por qué estás tan callado? No eres así, al menos no conmigo.----argumenté con cierta angustia.

Suspiró y pasó una mano por sus rizos, despeinándose más y vi los músculos de su mandíbula tensarse mientras jugaba con la cuchara entre sus dedos, reflexionando en silencio y evitar mi mirada interrogante.

----Sólo estoy algo distraído, nada interesante.----musitó aunque en su voz sentía el tono inquieto que lo recorría por dentro.

----Vale, dime y nos distraemos los dos.----dije decidida y me acerqué a él----anda, cuéntame.

----No es buena idea, Beverly.----se aclaró la garganta----prefiero no hablar del tema.

----¿Tiene qué ver con anoche? ¿Acaso dije algo fuera de lugar? Si es así me disculpo, estaba borracha y no s-sabía que hacía con c-claridad.----farfullé rápidamente y negó al instante.

----No es contigo, es conmigo el problema.----ladeó su cabeza y desvió la mirada----me siento culpable.

Fruncí mis cejas y me tensé un poco, empezando a desconfiar de sus palabras y le di un vistazo rápido a mi cuerpo, comenzando a imaginar cosas no tan agradables y quise recordar qué pasó la noche anterior, hace cinco minutos no estaba preocupada por eso y no veía tan grave la idea de dejar pasar por alto esta borrachera, pero la desconfianza que Nathan desprendía me hizo dudar de su palabra y un escalofrío recorrió mi espina dorsal. No quería pensar que se aprovechó de mi estado para lastimarme y luego seguir como si nada, sería incapaz de perdonarle algo como eso y mi estómago se revolvió ante esa idea, haciendo que el ambiente se volviera tenso e incómodo.

De repente ya no quería estar aquí a solas con él, estaba incómoda y me sentía vulnerable, aunque era consciente de que sabía defenderme y con un sólo movimiento podría dejar a Nathan en el suelo con un gran dolor, no quería lastimarlo y dejar de hablarnos.

Incómoda, bajé del taburete y retrocedí un par de pasos con los ojos fijos en los suyos, viendo como un velo de tristeza pasaba por ellos y un hormigueo recorrió mis piernas.

----Iré a vestirme, Noah debe estar esperándome.----susurré con un hilo de voz.

----Ber...

Lo ignoré y corrí a su cuarto, cerrando con seguro la puerta y quitarme la camisa turquesa en silencio, quedando con el body y rápidamente me puse la falda mientras mi mente divagaba en todo tipo de cosas. Mi estómago estaba revuelto y todo el apetito que tenía desapareció como el aire, sólo deseaba llegar a casa y encerrarme en mi cuarto para relajarme, intentar recordar algo más que las pequeñas lagunas que tenía y ver si estaba equivocada. Quería pensar que era así, pero Nathan no negó nada a pesar de mi reacción y eso aumentó mi miedo, no sabía si sentirme violada o reírme de mí misma por pensar en algo tan estúpido como qué mi amigo hizo algo que no debía.

Al salir del cuarto, caminé apresuradamente por el pasillo y al llegar a la sala me enfrente a Nathan, quien estaba apoyado en una pared con los brazos cruzados y la mirada perdida en el suelo.

Tragué saliva y avance con cautela, escuchando únicamente el sonido de mi taco golpear la madera bajo mis pies y llamar la atención del australiano, quien levantó la mirada y la cruzó conmigo.

----Ya me voy...----avisé con voz suave.

----Vale, llámame cuando llegues por favor.----dijo sereno y abrió la puerta por mi----¿Nos vemos el lunes?

----Seguro, hasta entonces.----forcé una sonrisa y me obligué a darle un besito en la mejilla como despedida.

Di zancadas fuera de su casa y al asegurarme de que estaba fuera de su campo de visión, eché a correr como loca por la acera para alejarme lo más rápido posible y llegar a casa. Corrí un par de minutos y al detenerme, me di cuenta de que no sabía en qué parte de la ciudad estaba y maldije por eso, no podía volver y pedirle que me llevara en su auto, tampoco tenía dinero para subir en un taxi y no tenía ninguna dirección para llamar a Patrick para que viniera por mi.

Inspiré resignada ante la situación y seguí andando, era medio día y las calles ya estaban llenas de personas, sólo tendría que caminar un poco hasta encontrar algún letrero y podría llamar a alguien para que me recogiera. Hacía algo de calor y el sol brillaba desde su punto más alto, golpeando mi cara y obligarme a entrecerrar mis ojos para ver por donde caminaba, evitando chocar contra alguien y avergonzarme como era normal en mi. De todo esto, tenía la oportunidad para aclarar mis pensamientos y tratar de recordar algo sobre la noche, no quería malentendidos con nadie y menos con Nathan, era un chico realmente agradable y simpático cuando llegaba a tomar la confianza suficiente, a pesar de ser algo reservado y no supiera mucho sobre él. Nunca me contó nada sobre sí mismo y me generó curiosidad eso, no lo había hablar sobre sus padres o su pasado, no mencionaba nada sobre Australia y cómo fue su vida pasada, si era feliz en su país o le gustaba más estar en Chicago con nosotros.

Era raro, pero tampoco me había tomado el tiempo para pensar en eso y preguntarle cómo era allá, ignoraba por completo como eran las cosas en su país pero asumí que no debían ser muy distintas.

Después de unos minutos de caminar, no encontré ningún letrero y decidí sentarme en una banca para descansar, ya había empezado a sudar y deseaba llegar a casa para tomar una ducha fría. Tal vez con el agua las nubes oscuras que aparecían en mi cabeza se fueran y pudiera recordar, llamar a Nathan e inventar una excusa para mi reacción, a menos de qué realmente tenga razón y el lunes le dé una paliza brutal, no iba a permitir que alguien me tocara sin mi consentimiento y dejarlo pasar como si nada.

Recosté mi espalda en el respaldar y estiré mis piernas, viendo los autos pasar delante mío y notar como un Cámaro negro venía en mi dirección, captando al instante mi atención y me senté recta cuando se detuvo en mis pies con la ventanilla aún arriba. Miré desconfiada el auto y esperé a que bajara la ventana polarizada, llevándome una gran sorpresa y sonreír automáticamente.

----Princesa, ¿Qué haces aquí?----canturreó y me terminé de acercar----wow, estas preciosa.

Reí.

----¿Sabes dónde estoy? No conozco esta parte de la ciudad y no tengo dinero para volver.----pregunté curiosa.

----Estas lejos de casa bonita, esto es Wheaton.----chasqueó su lengua y mi mandíbula cayó al suelo.

----¡Estoy a una hora de Downtown! ¡¿Cómo chingados llegue hasta aquí?!

Soltó una risotada y se inclinó hacia mí, abrió la puerta y me invitó a entrar con su linda sonrisa.

----Anda, te llevaré.----dijo amablemente y subí de mala gana----pero antes iremos a comer hot dogs, ¡Muero de hambre!

----No llevo dinero, pero a la próxima estaría bien.----sonreí e hizo rugir el motor.

----Yo invito, te dije que la próxima cocinaría yo y no pienso faltar a mi promesa.----me guiñó un ojo y puso en marcha el auto.

----¡Eso no se vale! No vas a cocinar tu.----lo apunté acusadoramente, sonriendo con sorna.

----Finjamos que los hice yo y ya.----soltó una suave risa y levanté mis ojos al cielo.

Reí y busqué otro tema de conversación, teníamos bastante camino por delante y una parada por perritos calientes, una de mis cosas favoritas en el mundo después de las gomitas, claro está. Quería despejar mi mente por un par de minutos, no era persona que se perdiera fácilmente en sus pensamientos o que hiciera dramas por nada, lo odiaba con todo mi ser y por eso siempre intentaba tomarme las cosas con calma para evitar algún desastre, pero lo que sea que haya insinuado Nathan minutos antes me preocupaba y creaba cierto escalofrío en mi espalda. Él era mi amigo, la persona que me recogió de la calle para evitar que alguien me hiciera algo y me ofreció un techo donde dormir segura. Si ponía todo en una balanza, entre las posibilidades de que me haya hecho algo o que haya malinterpretado sus palabras, la segunda tenía mucho más peso y me tranquilizaba eso, pero sus palabras habían sembrado la semilla de la duda y no sabía si creer en mi instinto o en él.

Inspiré sonriendo y sacudí mi cabeza para ahuyentar mis preguntas, pensando rápidamente en otra cosa y miré de reojo el perfil de Hades mientras él me hablaba sobre las clases de surf que me daría en vacaciones. Parecía muy entusiasmado con la idea y de a poco me contagió su alegría, realmente se veía dispuesto a enseñarme a nadar antes que nada y luego me mostraría lo básico, lo cual seguramente sería difícil para mi y solté una risita al imaginarme sobre la tabla, intentando pararme y Hades dándome las indicaciones a mi lado, señalando la ola que vendría detrás y me revolcaría hasta la orilla. Sería divertido, no tenía duda de eso y extrañamente este chico me inspiraba confianza, era abierto y directo a la hora de hablar pero mantenía la discreción de sus palabras, cuidando no ofenderme y eso me agradó bastante, no me gustaban esas personas extremadamente honestas que decían las cosas sin importarles si herían los sentimientos de los demás, decir que sólo era la verdad era una excusa para tapar lo groseros que eran, porque se podían decir las cosas con tacto y no lastimar a nadie.

Al pasar unos minutos, el auto redujo lentamente la velocidad y aparcó un poco más atrás de un carro callejero de perros calientes. Miré con una ceja levantada a Hades mientras se quitaba el cinturón y me sonreía amablemente, devolviendome la misma mirada confusa y apagó el motor, guardando la llave en su bolsillo al mismo tiempo que salía y se dirigía hacia mi, rápidamente me quité el cinturón e hice el amago de abrir la puerta, pero él se me adelantó y lo hizo por mi con una sonrisa encantadora.

----Pensé que iríamos a algún mercadito o algo, no que compraríamos aquí.----comenté caminando a su lado.

----¿Demasiado humilde para la princesa?----arqueó una ceja con sorna y lo vi mal.

----Claro que no, está perfecto para la princesa.----levanté el mentón con orgullo y rió.

----No te ofendas linda, pero a juzgar por tu piso y ropa, se nota que vienes de una familia con dinero o al menos con un buen sustento económico.----ladeó su cabeza----no pareces una chica que coma en este tipo de lugares muy seguido.

----Bueno, tienes razón en eso y nunca me faltó nada por mi padre, pero sé meterme al lodo y ensuciarme si hace falta.----elevé ambas cejas, ligeramente indignada----así que pide extra salsa porque tengo hambre.

Me crucé de brazos con aire exigente y él me miró desafiante, mostrando un brillo de insolencia en sus ojos y mantuvo el contacto visual fijo, tanto que llegué a incomodarme y tuve que esforzarme por no desviar la mirada.

Aún teníamos tres personas delante nuestro y parecía que el hombre que atendía tardaba bastante en preparar lo pedido, lo que me daba el tiempo suficiente para no flaquear y dejarle ganar el juego de miradas. No iba a perder contra él, a pesar de que casi siempre lo hacía contra todos y era demasiado inquieta como para seguir en el mismo juego por más tiempo, esta vez iba a patear el trasero de alguien y lo haría con mucho orgullo.

Al tener mi grasiento perro caliente entre mis manos, nos dirigimos a una banca junto al Cámaro y empezamos a degustar el hot dog en silencio, aunque ambos mantuvimos nuestro aire insolente y tuve que contener una risa nerviosa al ver que las iris verdes de Hades me veían con atención, esperando mi reacción mientras masticaba la comida en mi boca. Parecía esperar algún gesto de desagrado o asco por mi parte, pero yo misma me sorprendí al disfrutar del perro y sonreí con ambas cejas elevadas, asintiendo lentamente al mismo tiempo que tragaba y relamía mis labios para hablar.

----¡Esta genial!----exclamé y sus hombros cayeron, haciendo una mueca con los labios.

----Me impresiona que no hayas vomitado, Bob no es conocido por ser precisamente higiénico.----apuntó con su barbilla el carro y volteé.

Observé rápidamente como el hombre se limpiaba el sudor de la frente con la mano y luego tomaba el hot dog con la misma mano, hice una mueca y mi estómago se revolvió ante la escena, pero quise ocultarlo y aparente indiferencia para no darle el placer de verme vomitar.

Ya lo haría cuando llegara a casa.

----Si, bueno, me gusta de todas formas.----me encogí de hombros y le di otra mordida, conteniendo la respiración o temía tener una arcada----gracias por invitarme.

----Es un placer.----sonrió y siguió comiendo----¿Qué haces en Wheaton? Es bastante lejos.----preguntó curioso.

Casi me atraganto por su pregunta y empecé a toser como estúpida, sacudiendo mis manos en el aire para tratar de calmarme y no morir con un trozo de salchicha en la garganta. Esa sería la muerte más estúpida del mundo. Hades rió ante mi cara y dio un par de palmaditas en mi espalda, ayudándome a tragar la comida y volví a respirar con normalidad, frotando mi garganta con una mueca en la cara.

----¿Y bien?

----Yo... estaba en casa de un amigo.----dije con voz rasposa y me vio aún más intrigado----¡No es lo que crees! Sólo pasé la noche con él porque perdí a mis amigas y estaba muy ebria como para volver sola a casa.

----¿Cuántos años tienes? No te ves precisamente grande como para entrar a alguna discoteca.----arqueó ambas cejas e hice una mueca de culpa, causando que soltara una carcajada ronca y me viera divertido----¿Entraste ilegalmente? Pero que princesa más peligrosa, creo que ya me gustas.----se acercó a mí y rozó mi mandíbula con sus dedos.

Una descarga eléctrica recorrió mi cuerpo y mordí mi labio para contener un escalofrío al sentir su piel, acariciando mi mejilla y poner un mechón de pelo detrás de mi oreja con delicadeza. Solté una risita nerviosa y sentí como mis mejillas se ponían rojas, mi corazón había olvidado un latido y casi me vuelvo a ahogar con mi propia saliva, nerviosa por su gentil gesto y me derretí internamente, ¿Por qué Ares no podía ser igual de caballeroso y abierto que Hades? Las cosas entre nosotros -si es que existía un "nosotros"- serían mucho más fácil y yo no tendría que hacerme enredos sola, sólo porque su actitud conmigo cambiaba tan rápido como Destiny de novio.

Un suspiro de placer escapó de mis labios y me puse aún más colorada al ver su mirada, tenía un brillo entre divertido y dulce que me confundía un poco. No sabía si él era así con todas las chicas o sólo conmigo, aunque no tendría sentido que yo fuera la única cuando sólo tenía dos días de conocerlo y todo por una casualidad, simplemente llegó a mi puerta y bailó conmigo como si nos conociéramos de toda la vida.

Estripó suavemente mi mejilla y se alejó, volviendo a comer y decidí hacer lo mismo para desviar mi atención a otra cosa, no quería seguir haciéndome preguntas que obviamente no le haría y quedaría con la duda para toda la vida. En vez de eso, me giré completamente en su dirección y lo contemple como si fuera la cosa más extraordinaria del mundo, masticando con las mejillas infladas como una ardilla y todas las preguntas que tenía sobre Ares aparecieron en mi mente, esta sería la ocasión perfecta para acabar con mis dudas y averiguar todo lo posible sobre él, sólo debía sacar el tema sin que fuera muy obvio y tendría todo lo que quisiera.

----Y dime, ¿Cuántos años tienes?----pregunté curiosa.

----Diecinueve, soy un año mayor que Ares.----contestó con la boca llena, pero me contuve para hacer una mueca y seguí.

----Vaya, no sabía.----elevé mis cejas----¿Trabajas? Tu hermano nunca te mencionó, incluso después de conocerte.

Me miró de reojo y terminó de masticar, reflexionando sobre mis palabras y luego soltó un suspiro melancólico.

----Es lógico que no lo hiciera, debe seguir molesto conmigo.----dijo inexpresivo----a pesar de que hayan pasado cinco años...

----¿Por qué habría de estarlo? No creo que hayas hecho algo tan malo como para que aún lo estuviera.----fruncí el entrecejo.

----Tal vez sí, tal vez no.----ladeó su cabeza----pero para él sí fue bastante malo, incluso cruel.

----¿Puedo preguntar qué fue?----murmuré insegura al notar su incomodidad.

----No sé si debería contarte yo estas cosas, mi hermano odia hablar de su pasado porque sigue atrapado en él.----dijo y abrí mis ojos sorprendida.

¿Qué era lo que escondían estos dos?

----Pero supongo que puedo confiar en ti y en que mantendrás esto como nuestro secreto.----me dirigió una mirada llena de significado y asentí frenética.

----Te prometo que irá conmigo a la tumba.

----Vale, mira que confió en ti.----murmuró y se inclinó para hablar en tono confidencial.

También me acerqué y agudicé mi oído para no perderme de ningún detalle, pero al abrir su boca y pronunciar la primera sílaba de la palabra, su móvil sonó y quise asesinar al creador de esos aparatos al ver como me hacía una seña para que esperara un segundo. Bufé levantando mis ojos al cielo y le di un mordisco frustrado a mi perro caliente, manteniendo mis ojos en la carretera y ver algunos autos pasar a gran velocidad, hasta que mi mirada paró en el Cámaro negro de Hades y me pregunté de dónde sacó el dinero suficiente para comprarlo.

Ese era un auto bastante caro y él no se veía como una persona con bastante dinero, pero podía ser que lo haya conseguido en una venta de carros usados o puede ser que un amigo se lo vendió. Podían ser muchas las posibilidades pero se veía en tan buen estado, que me obligue a levantarme y caminar hacia él para examinarlo de más cerca, a penas rozando la carrocería con mis dedos y ver mi propio reflejo en la pintura oscura.

Hades terminó la llamada y tiró su hot dog a la basura, cambiando el semblante irritado de su rostro y acercarse a mí con una sonrisita, aunque podía apreciar que era forzada y tuve curiosidad sobre su llamada.

----Vamos princesa, aún tenemos bastante camino por delante y tengo que volver al trabajo antes de las tres.----dijo poniendo su mano en mi espalda baja, guiándome a la puerta.

----¿Cuál es tu trabajo?----pregunté girando mi cabeza para verle.

----No es nada extraordinario.----se encogió de hombros y abrió la puerta----anda, sube princesa.

Asentí no muy segura y dejé caer mi trasero sobre el asiento de cuero, haciendo un mohín con mis labios y saqué mi móvil de mi bota para ver si tenía algún mensaje pero no tenía nada más que un texto de Meika, diciendo que despertó con las pestañas postizas en las cejas y que un chico tenía puesta su ropa interior, lo que me sacó una risita y rápidamente tecleé una respuesta.

Hades subió a mi lado y no dijo nada, arrancó el motor y se puso en marcha a mi casa en completo silencio aunque no le presté atención por estar riendo de la mala situación de Meika y su chico de noche. Era en esas ocasiones en las que agradecía a Nathan por haberme llevado a su casa y cuidarme, fue un gesto muy lindo de su parte y realmente lo apreciaba, sin importar el mal sabor de boca que me dejó por sus misteriosas palabras.

Al pasar unos quince minutos, levanté la mirada y por fin noté que el auto estaba hundido en un silencio sepulcral, dejando que mis risitas se escucharán con más claridad y miré de reojo al moreno, preguntándome en qué pensaba como para estar tan perdido en su cabeza mientras conducía con un poco más de velocidad de lo debido. No lo había sentido, pero mi cuerpo se movía de un lado a otro con cada movimiento que hacía el auto y el fuerte rugido del motor irrumpía agresivamente mis oídos, aturdiendome un poco y mis manos empezaron a sudar un poco de los nervios. ¿Por qué las personas qué conocía no manejaban como personas normales? Parecía como si fuera una carrera y no estuviera dispuesto a perder, pisando cada vez más el acelerador y al llegar a carretera limpia, me sentí impulsada contra mi asiento y el motor rugió con más fuerza. Los edificios pasaban con velocidad a nuestro lado y rebasamos los autos como una flecha.

----¿No crees qué vas demasiado rápido?----pregunté inquieta, girando mi cabeza para verle.

----No te preocupes linda, si lo que te preocupa es que nos atrape algún policía o tráfico, te aseguro que no nos pisaran ni los talones.----me sonrió de medio lado.

----¡Claro que eso no me preocupa!----chillé clavando mis uñas en el asiento----¡Lo que me asusta es que nos estrellemos contra algún poste!

----Oh...----murmuró y volvió a verme con ojos desafiantes----si te da miedo que conduzca, hazlo tu.----dijo y soltó el volante con total calma.

----¡¿Pero qué haces?!----grité y tomé el mando rápidamente----¡Yo no sé manejar, pedazo...!

Fijé mis ojos en la carretera y mis músculos se tensaron ante la descarga de adrenalina, mis dedos se encerraban alrededor del material de cuero con tanta fuerza, que mis nudillos se tornaron blancos y un cosquilleo recorrió mi cuerpo entero haciéndome soltar risas nerviosas.

Vi de reojo la sonrisa satisfactoria de Hades y quise pegarle, pero me contuve y me concentré en la carretera poblada a nuestro alrededor, ignorando el miedo que tenía y una pequeña parte de mi empezó a disfrutar de la gran energía que me producía estar al mando, conduciendo un auto a más de ciento veinte kilómetros por hora y un sexy moreno a mi lado, quien hundía más y más su pie en el pedal y chille eufórica.

----¡No mames, esto esta genial cabrón!

Hades dejó escapar una carcajada y soltó mi cinturón, permitiéndome acercarme más al volante y a él para ver mejor el panorama.

----Sabía que te gustaría la sensación.----dijo con sorna y sentí su mano rozar mis costillas.

Fruncí mis cejas y antes de que pudiera decir algo, me di cuenta de que hizo cambio de marcha al ver sus piernas moverse y sentir otra vez su mano, dejando un ardor en mi piel bajo la tela y me puse más rígida que una roca.

Tragué saliva y sacudí mi cabeza, intentando no distraerme y aferré mis manos al volante como si fuera a salvarme de las sensaciones que me recorrían. Ese pequeño tacto no me había dejado indiferente y no quería admitirlo, porque significaría que estaba sintiendo algo por él y eso no me agradaba por muchas razones, empezando por la edad y ¡Porque tenía dos días de conocerlo!. No me consideraba una de esas chicas que se enamoraban fácilmente, pero los hermanos Johansson no me eran indiferente y me angustiaba de cierta forma eso, primero porque a uno lo conocía de una semana y no sabía nada de ninguno, ambos mantenían sus vidas en secreto y eso provocaba que mi curiosidad despertara.

Sabía que si no descubría qué tanto misterio ocultaban, me volvería loca o terminaría secuestrando a alguno para torturarlo, con el único objetivo de saber la verdad de sus vidas.

*

*

*

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro