👽18👽
Beverly.
Al llegar al piso, vi a Noah salir de la cocina con una botella de agua y ropa deportiva puesta, sus ojos como siempre estaban en su móvil y sus pulgares se movían con rapidez sobre la pantalla, sonriendo estúpidamente al hablar con alguien y lo observé con una sonrisa soñadora.
Mi hermano estaba enamorado.
Ares, aún con su irritación al máximo y su nariz roja pasó a mi lado rozando mi espalda, lo qué erizó mi piel y contuve un suspiro, decidiendo acercarme a mi hermano y abrazarlo acarameladamente para ver con quien hablaba tanto. Él ignoró un par de segundos mi acción y luego dirigió sus iris verdes hacia las mías, arqueando una ceja y verme como si tuviera un moco colgando de mi nariz.
----¿Qué?----preguntó y piqué sus costillas.
----Cómo te trae Karen.----dije pícara y puso sus ojos en blanco, sonriendo.
----No jodas mocosa.----murmuró deshaciendo el abrazo----voy al gym, ¿No vienes? Ya nos inscribí en uno cerca, está a tres cuadras de aquí----informó abriendo la botella de agua para beber de ella.
----Nah, no tengo ganas de alistarme y además, Damian está de visita y sería grosero dejarlo solo.----ladeé mi cabeza y me miró irónico.
----Primero; ya lo dejaste al irte a no sé dónde diablos y segundo; grosero es que le hayas dejado la frente como un chorizo.----se burló soltando una carcajada.
----¿Qué?----reí al imaginarlo----¿A qué te refieres con un chorizo?
----Si, del sartenazo que le di y tu del portazo, quedó con un chorizo a mitad de la frente.----se encogió de hombros.
Solté una escandalosa risotada por eso y di media vuelta para ir a mi cuarto, quería ver de verdad como estaba mi amigo y ver si no me asesinaría por arruinar su rostro.
Al entrar a mi cuarto, Damian estaba dándome la espalda mientras parecía ver la película y comía palomitas, aún sin percatarse de mi presencia cerca suyo y concentrarse en la televisión. Dejé mi bolso en el suelo y me tiré a la espalda no tan musculosa del canadiense, causando que diera un brinco de impresión y un grito de niña escapó de su garganta, haciéndome reír otra vez y me recosté en mi cama aún riendo por su grito afeminado. Él se volteó rápidamente hacia mi y me insultó entre dientes, arrugando su cara y verme de mala forma.
----Imbécil...----suspiró de mala gana.
----¡Ay, pero que divertido!----exclamé tocando mi panza----deberías venir más seguido, es gracioso que estés aquí.----sonreí poniendo mi mano en su rodilla.
Volteó sus ojos.
----¿A dónde fuiste?----preguntó curioso y me encogí de hombros.
----A ningún lugar en especial, olvidé que había quedado con alguien.----mordisqueé mi uña y concentré mis ojos en la película.
----Ajá...----entrecerró sus ojos----¿Y quién es ese "alguien"----hizo comillas----exactamente?
Tosí falsamente y fingí estar relajada, aunque empezara a ponerme nerviosa ante su mirada desconfiada y su rostro a centímetros del mío, analizando mi reacción para determinar si mentía. Aunque con mi horrible capacidad para mentir me delataría a penas abriera la boca, siempre iba a maldecir ese defecto en mi y me odiaría por ser conocida como la mala mentirosa del grupo, la que no podía ocultar nada y con sólo presionar diría más de lo que debería.
Al pasar unos segundos en silencio, Damian me observó con más intensidad que antes y se acercó más a mi, hasta que nuestras narices se rozaron y yo me pusiera más inquieta. Lo que me hizo cuestionarme porque era un sentimiento diferente al que tenía cuando era Ares quien estaba así de cerca y tenía mil infartos en menos de tres segundos, si ambos eran hombres y tanto el uno como el otro eran atractivos. Me confundía no tener una respuesta para eso y sabía que nunca la tendría, mi cuerpo reaccionaba de una forma totalmente distinta a la que tenía con ese insoportable rubio.
----¿Y bien...?----musitó aún con tono acusador.
----¿Elmo?----solté una risita nerviosa y se alejó de golpe, arqueando una ceja.
----¿Elmo? ¿Qué clase de persona se llama así?
----Si, se llama el mocoso.----reí fuertemente y lo empujé de forma juguetona.
Bufó.
----Dios, eres peor que una niña.----levantó sus ojos al cielo y me dio la espalda.
----Oh vamos, fue divertido.----piqué su espalda y me levanté de la cama, tomando mi toalla----iré a ducharme.
----Ajá...----murmuró distraídamente.
Inspiré y salí de mi cuarto, buscando en la galería de mi música algo movido para poner mientras me duchaba y relajarme al cien por ciento bajo el agua caliente.
Abrí la puerta y entré aún con la vista en mi aparato, hasta que encontré la canción indicada y levanté la mirada para encontrarme con nada más y nada menos que, Ares con una toalla en su cintura y un cepillo de dientes en la boca, observándome con el ceño fruncido. En el cuarto aún había vapor y en el aire había humedad, cosa de la que no me había percatado y me ahogue con mi propia saliva ante tal imagen.
Ares con sólo una toalla puesta era sensacional, podía ver con más claridad la V en su cadera y sus trabajados músculos, lo que hizo que la temperatura subiera en mi cuerpo y me quedara paralizada, con los ojos fijos en su cuerpo con algunas gotas de agua y sentir como mi cara hervía en lava. No había pasado ni un segundo y ya estaba agitándome como una estúpida, era ridículo entrar en shock y no correr como una perra en celo de regreso a mi cuarto para lamentar mi existencia. Por algún motivo que desconocía, deseaba pasar mi lengua para limpiar las gotitas que se deslizaban por su abdomen y torso, lo que me hizo estremecer ante esa idea y juro que sentí como si de verdad mi lengua tocara su piel, un sabor salado se había colado en mi boca y mis labios se secaron por culpa de mi imaginación, aunque intenté recuperarme y aparentar normalidad, sabía que no lo lograría y sólo pude acalorarme más de lo que ya estaba.
《Santa María de Teresa, este hombre está más bueno que cualquier otra gomita》
Mordí mi labio y lo vi lavar su boca, golpeando un par de veces su cepillo dental en el grifo y dejarlo en su sitio, dirigiéndose hacia mí con el semblante solemne y con un brillo malicioso en los ojos, lo que erizó mi piel y pegué mi espalda a la puerta cerrada, maldiciendo por no haberme dado cuenta antes de su presencia y no tener que pasar por esta situación.
Sus manos se apoyaron a cada lado de mi cabeza, arrinconándome más de lo que ya estaba y parecer más grande de lo que era, dándome la impresión de ser diminuta a su lado y me encogí sobre la puerta, aún observando sus ojos con nerviosismo.
----Cosita, si querías ducharte conmigo pudiste pedirlo.----murmuró y una gota de agua cayó de su cabello a mi cara, deslizándose sobre mi nariz y caer a mis labios.
----No sabías que estabas aquí.----musité con un hilo de voz.
Ladeó su cabeza.
----Supongamos que te creo.----lamió su labio inferior e hice un gran esfuerzo por no ver más tiempo del debido ese gesto----¿Sabes? Aún me duele la cara, para ser chiquita tienes fuerza.
----¡Chiquita será la que tienes colgando, cabrón!----gruñí armándome de valentía.
Entrecerré mis ojos y acerqué mi cara a la suya, desafiándolo con la mirada y ver como una diminuta sonrisa aparecía en sus labios.
----No lo sé, ¿Quieres verla aquí o en mi cuarto? Así averiguas qué tan chiquita es.----arqueó una ceja con sorna y mis ojos casi salen de sus cuencas----eso creí.
Lo miré atónita y antes de alejarse de mí, tomó mi barbilla y plantó un beso en mis labios, luego me hizo a un lado y salió del baño como si nada hubiera pasado. Me quedé plantada en medio cuarto, con la mandíbula tocando el suelo y con el corazón a punto de estallar en mi pecho, pero el aire no llegaba a mis pulmones y un pequeño ardor quedó sobre mi boca y barbilla, justo los lugares que tocó.
¿Ares me besó? ¿Así, sin más?
¡¿Por qué diablos me besó?!
Y lo peor de todo, ¿Por qué estaba más emocionada qué molesta? Debería de ir a su cuarto con una tijera, tomar su pequeño aparato reproductor y cortarlo como si fuera un minúsculo e inofensivo macarrón para luego tirárselo a la cara, amenazándolo con cortar sus pelotas si lo volvía a hacer y retirarme como toda la Diosa que era. Pero en cambio de eso, estaba gritando en mi interior y festejaba algo que tan siquiera sabía porque era bueno para mi, sólo lograba entender que este sentimiento de felicidad y euforia no lo había sentido desde hace mucho tiempo. Era fantástico y aterrador a la vez, porque desconocía el verdadero motivo de este buen sentimiento y me preocupaba estar confundiéndome.
《Es imposible que lo este, a penas tengo una semana de conocerlo》
👽👽👽
----No entendí, ¿Sólo tenía qué inyectar esa mierda para que no muriera o cómodo funciona?----preguntó Damian con la cara arrugada.
Bufé.
----A ver, mi amor...----tomé el puente de mi nariz y él hizo un puchero----yo tampoco entiendo para qué diablos sirve ese pinche veneno, ¡Así que deja de preguntar porque estoy mamando al igual que tu!----chillé irritada.
----¡Pero se supone que ya haz visto toda la saga! ¡Deberías entender y aclarar mis dudas!----vociferó de misma forma.
-----¡Claro que no, en mi vida había visto más de cinco minutos de Crepúsculo!----me defendí y puso sus ojos en blanco----así que cállate la boca y sigamos viendo, a ver si logramos procesar algo y no quedar como idiotas.
Bufó.
Se cruzó de brazos y se volvió a la televisión para seguir viendo la película, hasta que un Noah despelucado y adormilado abrió mi puerta para fulminarnos a ambos.
----Son las tres y media de la mañana, ¡Cierren el maldito hocico y déjenme dormir en paz!----gruñó de malas.
----Usa auriculares, pendejo.----siseé arrojándole un cojín.
----Mejor cierra la puta boca antes de que los eche a ambos a la calle, pinches chamacos culeros.----masculló.
----¡Me vale verga, hazlo y le digo a papá!----lo apunté con mi dedo y tensó su mandíbula----lárgate a tu cuarto y déjanos en paz, ¿Qué no ves que estamos ocupados viendo media película de Crepúsculo? ¡Tan siquiera entendemos qué pasa y tu y tus mamadas no nos dejan concentrarnos!
----Que esta sea la última vez que vengo a callarlos.----dijo más sereno, ignorando mi discurso----a la próxima les quito la pantalla.
Puse mis ojos en blanco y le di la espalda, recostándome otra vez en mi pequeño pedazo de cama y fijar mis ojos verdes en la película, oyendo a mi hermano suspirar y luego la puerta cerrarse, avisando que ya se había ido a su cuarto y yo podría seguir discutiendo con Damian por no entender ni papa.
Al pasar unos cuantos minutos, ambos bostezamos ya con sueño y di media vuelta hacia la pared, pegándome aún más a ella y cerrar mis ojos con satisfacción. A mi lado, Dami se removió también para acomodarse y dejar la televisión encendida, por lo que gruñí y le di un codazo para que la apagara.
----Ay...----se quejó adormecido----¿Qué quieres? Ya estoy en mi espacio, no molestes.
----Apaga la tele.----murmuré y bufó.
----¿Por qué yo? Soy visita, deberías tratarme mejor.----me pateó y chillé sorprendida.
----¡Tu estas en el lado de afuera de la cama, es lo más lógico, estúpido!----dije obvia.
Resopló.
----Bien...----masculló y se levantó.
Aproveché su ausencia para acomodarme un poco mejor y al quedar todo en silencio, suspiré relajada antes de cerrar mis ojos y cubrirme hasta el pecho con la sábana. Damian volvió a la cama y se acomodó en su pequeño espacio, deseándome las buenas noches y también taparse del frío con otra cobija aparte.
Sabía que sería una noche incómoda, pero al menos ninguno tendría frío por el calor corporal del otro.
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Empecé a sentirme demasiado acalorada y acorralada a eso de las diez de la mañana, obligándome a despertar y darme cuenta de que mi cara se estaba fusionando con la pared y que mi dedo índice estaba metido en la boca viscosa de Damian, lo que me hizo terminar de abrir mis ojos y sacar mi mano de su cavidad bucal mientras me quejaba, limpiando sus babas en su cara y despertarlo a él.
Arrugó su frente y me observó con los ojos entrecerrados, asqueado y darle un manotazo a mi mano para evitar que me siguiera embarrando sus babas.
----Ew, eres una asquerosa. ¿No podías limpiarte en otro lado?----balbuceó aún dormido, con voz extremadamente ronca.
----Es TU saliva.----hice énfasis----estabas violando vocalmente mi dedo.----me defendí de misma forma.
----Ay, por Dios.----sacó su lengua como un perro y bostezó----eso no existe.
----Claro que sí, fue una dedolación.----murmuré y lo empujé con mi cadera mientras estiraba, soltando también un gran bostezo.
Soltó una risa áspera y nos quedamos en silencio un momento, terminando de abandonar la pereza y mirar el techo como si fuera la cosa más maravillosa de todo el universo. Mi espalda estaba seriamente dolorida y cansada por dormir en una sola posición, al igual que mi cuello por no poder moverse y al instante deseé que fuera domingo para que Damian volviera a su casa. No era que no quisiera que estuviera conmigo, porque en estos pocos días que tenía de conocerlo y molestarlo, le había tomado mucha confianza y digamos que cariño, adoraba su compañía y realmente me sentía a gusto a su lado, pero definitivamente mi cama no era lo suficientemente grande para ambos y de no ser porque él era más pesado que yo, lo hubiera botado de una patada mientras dormía.
Al pasar unos cuantos minutos en silencio, en los que limpié mis lagañas de princesa y Damian casi se volvió a dormir, mi estómago gruñó por el hambre y decidí salir a desayunar algo, moviendo a mi amigo para que no quedara inconsciente y viniera a comer conmigo.
----Anda, vamos por hotcakes.----dije pasando sobre su cuerpo.
----Ber...----me llamó y bajé los ojos.
----¿Qué?
----Tú aliento huele a caca.----rió y puse mis ojos en blanco.
----Un simple buenos días hubiera sido mejor, idiota.----bufé terminando de pasar.
----Nah, es más divertido burlarme de tu boca de estiércol.----volvió a mofarse mientras se sentaba, pasando una mano por su pelo alborotado.
----¡Pues perdón! No soy de las que se maquilla cinco minutos antes de que te despiertes y lucir como modelo.----puse mis manos en mi cadera y continué con mi sermón----¡Yo presumo con orgullo mis lagañas, mocos, babas y aliento a mierda en las mañanas!
Se carcajeó.
----Vale, vale.----levantó sus manos en forma de rendición----prefiero que seas tu misma, las chicas superficiales no son mis favoritas.
----Bien, nos entendemos.----sonreí y nos dirigimos al pasillo.
De camino, aproveché para quitar la liga que se había enredado en mi cabello durante la noche y volví, o mejor dicho, traté de sujetarlo en un moño para no morir de calor. Tenía tiempo de no despertar con esa sensación abrasadora en el cuerpo y esa necesidad de bañarme, estaba acostumbrada a quedarme en pijamas hasta medio día los fines de semana y no salir de mi cuarto como toda la ermitaña que era, pero era obvio que con Damian aquí no podría hacerlo y tendría que romper mi hermosa rutina.
Al llegar a la cocina, todavía estaba vacía y decidí preparar el desayuno para todos, poniendo algo de mi música latina para tener ritmo y buscar los ingredientes. Damian por otro lado, se sentó sobre la barra y me admiró mientras balanceaba sus pies en el aire, también bailando por la pegadiza canción y murmurar algunas partes con un horrible español, lo que me causó gracia.
----¡Pero ve y cuéntale, parte por parte! ¡Como tenemos sex y te quito el estrés!----canté moviendo mi cadera, revolviendo la mezcla en la taza----¡Y no te voy a negar!
Me giré y me acerqué juguetona a Damian, aún bailando y cantando con una gran sonrisa en los labios, contagiandole mi euforia y motivarlo a bajar de la barra, uniéndose a mi danza y cantar con algo más de confianza.
Acerqué la cuchara de madera a su boca para simular un micrófono y le fui ayudando con las palabras en español, riéndome de su horrible pronunciación de la erre y menear nuestros cuerpos.
----¡Y no te voy a negar!----entonamos entre risas.
Me volteé hacia la cocina luego de un rato y asegurarme de que la mezcla ya no tuviera grumos, dejé la taza a un lado después de poner un poco en el sartén para que se fuera cocinando y me volví hacia mi amigo, escuchando la voz de Don Omar sonar desde la computadora de Noah en la isla.
La melodía recorría mi cuerpo y una energía insaciable llenaba mis movimientos, no me importaba mucho no tener un excelente baile o un sensual meneo de cadera, mientras me divirtiera y disfrutara de este instante me bastaba. Eran pocas las ocasiones en las que me soltaba de esta forma y bailaba frente a alguien sin vergüenza, simplemente dejándome llevar por la música y mi instinto latino, una de mis mejores cualidades y agradecí internamente que mamá haya decidido irse a México antes de que naciera.
Amaba con cada fibra de mi ser el único sabor que sólo nosotros los latinos teníamos y me enorgullecía presumirlo, porque sólo nosotros teníamos esa energía, calidez y alegría que nadie más poseía.
----¡Un cuerpo que pide a grito samba y calor! ¡Uo, menea, menea, una cintura prendia' en candela!----chillé tomando las pálidas manos de Dami.
Le marqué un ritmo y meneé con energía mi esqueleto, disfrutando del momento y de la gran confusión del canadiense al no saber cómo seguir mis pasos, hasta que poco a poco se fue soltando y me siguió con más ritmo.
Bailamos un rato y luego de terminar de cocinar, puse en un plato todos los hotcakes que hice y busqué la crema batida mientras Damian se sentaba hambriento, justo cuando Noah entraba al comedor también bailando por la increíble voz de Don Omar y se acercó a mí, extendiendo su mano para invitarme a seguirlo.
Sin quejarme, la acepté y nos sacudimos con euforia ante la mirada alegre de Dami, quien sonreía en su lugar y levantaba sus brazos para bailar también.
----Debemos levantarnos así más seguido.----sonrió mi hermano, yendo a sentarse.
----Amo los latinos.----comentó el canadiense con la boca llena.
Reí y le guiñé un ojo, corriendo una silla para sentarme pero alguien llamó a la puerta y levanté mis ojos al cielo. Noah hizo el amago de levantarse para ir a atender, pero lo detuve y salí del comedor aún de buen humor, oyendo como otra canción del mismo artista empezaba a sonar y mis pies saltaban.
Al abrir la puerta, un chico bastante alto de cabello castaño con destellos rubios algo largo me sonrió, con un cálido brillo en sus ojos verdes y examinó mi rostro. Le devolví el gesto, aún bailando y él al reconocer la canción, ensanchó su sonrisa y con toda la confianza del universo, se adentró en mi piso y tomó mi mano para seguir mi baile.
----La noche esta pa un philly, un shot de Henny. Una buena disco, la música, un buen DJ.----cantó con un buen español.
Lo miré levemente sorprendida pero le seguí con buena actitud, ignorando por completo que podía ser un asesino en serie y que en cualquier momento podría clavarme un cuchillo en las costillas.
Estaba muy feliz con su presencia, pero todo se esfumó cuando Ares apareció por el pasillo y nos observó a ambos con el semblante confuso. Sus ojos pasaban del extraño a mi, se detenían en mi un momento y luego volvían al desconocido con un aura tensa.
----¡Hermano, cuánto tiempo!----exclamó el chico----sólo mírate, haz crecido bastante en los últimos cinco años.----sonrió aún bailando a mi alrededor.
----Fuera. No quiero mierda en mi casa.----dijo seco y volvió por el pasillo.
Solté un jadeo sorprendido y el chico, en vez de ofenderse e irse, sólo rió con ganas y me dirigió una mirada amistosa.
----¿Quién eres?----pregunté arqueando una ceja.
----Cierto, no me presente.----murmuró y tomó mi mano, dándole un beso como en la antigüedad y abrí mis ojos como un búho----Hades Johansson, un placer pequeña.
Mi mandíbula cayó al suelo.
《¡¿ARES TIENE UN HERMANO?! ¡¿Y POR QUÉ ES DIABOLICAMENTE SEXY Y SIMPÁTICO!?》
Él rió ante mi cara estupefacta y Noah apareció por la puerta, preguntando con quién hablaba y también quedar con la mandíbula en el suelo. Se acercó lentamente y examinó a Hades como un perro, completamente anonadado al verlo, al igual que yo, sólo que yo estaba sorprendida por saber que Ares, alias señor-mirada-intensa tenía un hermano y bastante follable a decir verdad.
----¿Hades?----susurró.
----El mismo.----dijo con orgullo----¿Tu?----arqueó una ceja.
----No mames, ¡Como haz cambiado, cabrón!----exclamó sonriendo.
----¿Noah?
----¡El mismo, imbécil!----chilló y ambos se dieron un abrazo masculino, palmando sus espaldas con euforia.
Me quedé plantada junto a ambos chicos, aún en shock por la noticia y ver a Hades como si fuera de otro mundo. En este momento, tenía miles de preguntas en la cabeza y sinceramente, iba a tener que acosar a Ares y sacarle toda la información que pudiera para no morir de la desesperación. Aunque aún estuviera algo conmocionada por lo que pasó ayer en el baño y no supiera cómo enfrentarlo, con sólo pensar en ello mis labios volvían a arder y mi pulso se agitaba bruscamente, pero este no era el momento de hacerme más preguntas de lo que tenía, debía hablar con Ares y cuestionar todo lo que pudiera.
Cuando ambos terminaron de saludarse, posaron sus iris verdes sobre mi y me vieron con cierta intriga, supongo que mi cara de sorpresa debía decirlo todo.
----¿Recuerdas a mi hermana menor?----preguntó Noah con una sonrisa ladina.
----¿Ella es Beverly?----me examinó rápidamente de pies a cabeza y silbó----vaya, no me dijiste que tuvieras a tal diosa como hermana.
Automáticamente sonreí y mis mejillas se calentaron, enviando cientos de corrientes eléctricas a mi sistema nervioso y solté una risita ante su mirada coqueta.
----Respeta, es mi hermana, no una de tus zorras.----gruñó dándole un suave empujón.
Rió.
----Claro que no, ellas tan siquiera le llegan a los pies.----me guiñó un ojo y me puse aún más colorada.
Dios, ¿Cómo podía ser tan atractivo?
Nuevamente sentía ese cosquilleo en mi vientre y mis manos sudorosas, me conmovían sus seductoras palabras a pesar de estar desarreglada y en pijamas, me hacía sentir bonita y más que conforme conmigo misma. Este sentimiento no era nuevo y me pregunté qué era lo que tenían estos hermanos para lograr este efecto en mí, con sólo una sonrisa y un par de palabras ya estaba completamente derretida por ambos, aunque Ares me irritara y Hades me halagara.
----¿Q-quieres desayunar con nosotros? Acabo de preparar hotcakes.----propuse algo nerviosa.
----¡Hotcakes, mis favoritos!----chilló levantando sus brazos.
----Anda, vamos a comer.----sonreí y tomé su mano, llevándolo conmigo a la cocina.
Me devolvió el agarre y me sonrió de medio lado, haciendo que me volviera a derretir y suspirar como estúpida.
《Dios, este hombre es la gloria en persona》
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