Eres un caso,
decía mi madre cuando en casa rompía algún trasto.

Eres un caso,
decían mis profesores cuando no me sabía el temario, todo un fracaso.

Eres un caso,
decía mi padre cuando por casa estaba de paso.

Eres un caso,
dijo el chico que me gustaba cuando consiguió conocerme después de un centenar de ocasos.

Eres un caso,
dijo la chica que consiguió abrir mi corazón y hacerme un lugar en el parnaso.

Eres un caso,
(nunca) dijo la psicóloga que me ayudó a relacionare con la comida y los mal pasos.

Eres un caso,
decía mi hermana al verme llorar con el cuerpo lleno de arañazos.

Eres un caso,
dijo el que se suponía que debía quererme en la salud y en la enfermedad, pero solo me hacía daño.

Eres un caso,
dijeron (nunca) mis hijos perrunos al verme romperme en su regazo.

Eres un caso,
le dije a mi reflejo después de más de un tortazo.

Eres un caso,
gritó la voz en mi cabeza al volcarme por encima un vaso.

Eres un caso,
susurró ese familiar que debería haberme abrazado y no darme esquinazo.

Eres un caso,
(no) dijeron los labios por los que hoy en día me abraso.

Soy un caso,
hazme caso.
Pero soy un caso que archivado no está más guapo.