Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

"¡Que no estoy loca!"

Capítulo 10.

Creí que al "aceptar" la alucinación, tendría un poco de paz en mi existencia y algo me dijo que si lo cuidaba como si fuera un bebé real, poco a poco y con el paso del tiempo desaparecería algún día.

Pero me equivoqué en las dos cosas.

A veces duermo tranquila, aún sabiendo que está a mi lado, pero la mayoría de mis noches las paso en vigilia, contemplando aquel pequeño hombrecito durmiendo plácidamente en mi cama.

¿Como puede una alucinación sentirse tan vívida?

¿Cómo puede una alucinación sentirse más real que el mismísimo concepto de realidad?

Aquello me pareció muy confuso e indescifrable así que llegué a la conclusión de que sería un fantasma. Porque los fantasmas tienen más contacto con la vida humana, ¿supongo?

No sé, probablemente terminaría llamando a Los Warren. ¿Siquiera siguen vivos?

Aunque lo que más me asustaba de todo no era eso sino la sensación de familiaridad que me transmitía, empezaba a acostumbrarme a verlo cada día, a jugar con él y alimentarlo, a limpiarlo y cantarle canciones de cuna que me inventaba cada noche.

Todo se sentía tan bien y a la vez tan extraño que por un momento perdí los estribos y grité descontrolada en la sala, aturdida jalaba mi cabello mientras lloraba fuertemente.Una vez más no sabía qué hacer, me sentía perdida en el vacío de mis problemas y pensamientos.

Como un muerto viviente caminé nuevamente hacia la cama e insegura tomé puesto junto a aquella criatura, acaricié su suave y tierna mejilla con la punta de mi dedo, en ese momento abrió los caramelos que tenía por ojos y me miró adormilado. Sonreí inconscientemente cuando perdió la batalla que estaba librando contra el sueño. Y en unos momentos la perdí yo también.

| | | | |

—Bueno, iré con ustedes por órdenes de sus padres —bufó Karen desde el asiento de conductor—. Quieren que vaya para asegurarme de que no comprarán lencería roja e irán asi a la ceremonia.

—¿Lencería roja? Pff —Diana dejó salir un resoplido—. Yo prefiero la blanca —terminó de decir con un tono malicioso.

—¿En serio tenemos que ir ahora? —pregunté irritada.

Estaba sentada al lado de la ventana, aún tenía la pijama puesta y lo último que quería en ese momento era estar sentada en ese auto para ir a comprar un jodido vestido. Probablemente lo que más necesitaba era estar encerrada en un hospital psiquiátrico.

—Elisa, quedamos de ir ahora —me reprochó Carolina, apretando mi brazo.

—Lo sé, pero... —suspiré y dejé caer mi cabeza hacia atrás.

—¿Pero?

—Nada.

Durante todo el camino solo escuché el parloteo de las demás mientras asentía y disimulaba una risa cada vez que se volvían a verme. Estaba absorta en pensamientos absurdos, incluso estaba produciendo la mejor película de terror nunca antes vista; Javi era el anticristo y yo su pobre víctima que al final de la película sería devorada por su cruel y demoníaco hijo.

Justo estaba en esa maquiavélica escena, cuando el auto se detuvo frente a una gran tienda y me provocó un gran sobresalto. No sé si me asusté por el precio del vestido que estaba detrás del cristal o por las imágenes que pasaban en mi imaginación.

—¿Por qué te asustas? —preguntó Carolina, también asustada por mi culpa.

—Nada, bajen, bajen —las dos obedecieron confundidas y antes de que Karen bajara tomé su brazo para detenerla.

—¿Qué pasa?

—¿Por qué a esta tienda? —pregunté en un susurro alterado—. No pienso pagar $200 dólares por un pedazo de tela adornado.

—Tu no —contestó luego de reír y sacó un sobre de su cartera—, pero tu padre sí.

Rápidamente sentí como mi rostro se iluminaba —No me digas que el señor padre me dió su dinero —ella asintió alzando sus cejas y las dos juntamos nuestras manos y reímos tal cual un par de fangirls al ver a su ídolo.

—Bueno, entonces vamos.

—Espero que hayan más de cien verdes ahí, porque este cuerpecito viste caro.

No entiendo cómo es que existe el dicho de que el dinero no te da la felicidad, luego de sentir el aroma y escuchar el sonido que se produce cuando separas los billetes...He aquí la mujer más feliz del puto planeta, con posibles problemas mentales pero feliz.

Cuando entramos a la tienda noté como las chicas y Karen mantenían una distancia de mi, las miré con confusión y traté de caminar junto a ellas pero "disimuladamente" se alejaban. No sabía el porqué, tampoco entendía porque las personas me contemplaban con desconcierto.
Hasta que me paré frente a una tienda a ver un vestido y observé mi reflejo en el cristal.

Pantalones deportivos holgados con más de cinco mil hilos sueltos, una camisa blanca de tirantes que dejaba el pequeño brote de acné de mi pecho al descubierto —por suerte decidí usar un sostén antes de salir—, un moño que parecía más una cagada de vaca en mi cabeza y mis adoradas chanclas de felpa que tanto me gustaban, pero aún así...

—Por Dios —exclamé con asombro. Coloqué una mano en mi cabeza y la otra en mi cadera y no podía creer lo que estaba viendo—. Hasta en este estado tan deplorable me veo jodidamente bien.

—Elisa, ¿Qué haces? —preguntó Carolina y solté una risita al ver la reacción de los entrometidos que se volteaban para verme.

—¿Quién es usted? —espeté con sarcasmo y seguí con mi camino.

—¿Qué tan loca tienes que estar para modelar sola en frente de una tienda? —inquirió Diana, hundiendo el entrecejo.

—Señora, le pido que no me hable si no me conoce —dejé salir un "JA" con ironía y me adelante.

—Oye, preciosa —me habló un hombre de aspecto sospechoso y cuando lo ví me tiró un beso.

—¿Lo ven? —me volví hacia ellas mientras señalaba al hombre—. Soy preciosa, ¿Por qué fingen no conocerme?

—Ay ya, perdón —dijo Diana apresurandose para enlazar su brazo con el mío—. Pero es que por un momento te veías como una demente.

—¡Que no estoy loca! —replique alterada y al ver el asombro en sus rostros me reí nerviosa—. Oh, miren esa tienda de allá. Los vestidos se ven bien.

A pasos rápidos entré a la primera puerta abierta que ví. Y fue la mejor decisión que tomé ya que un precioso vestido de satín color ocre me estaba esperando.

—Lo quiero —anuncié señalándole con la boca abierta.

—Es muy bonito —aprobó Karen, acercándose para tomar la etiqueta con el precio—, y su precio no es tan alto, ve a probartelo.

—¿Crees que me entre? —contorsione mi cuerpo para ver atrás—, creo que mi trasero rasgará la tela.

Al parecer lo dije en voz muy alta, todos me estaban mirando con disgusto y las chicas fingían no conocerme...otra vez.

Después de que Carolina escogiera su vestido tan deseado —morado y con encaje— y Diana que estaba buscando uno que la hiciera lucir "atrevida y triunfante" fue regañada por Carolina y terminó por escoger uno que tenía un escote discreto, fuimos directo a los probadores.

Entré irritada y empecé a quitarme mi cómoda pijama para tratar de entrar en la belleza que colgaba de un gancho, una pierna adentro y la otra esperando ser aniquilada por ese vestido delgado que desde un principio supe no iba a entrar por mis piernas y mi trasero gordo.

—Sabía que me vería como un chorizo con esta talla —me quejé mientras me lo quitaba y salí echando humo— ¡Les dije que no me quedaría! —reclamé alterada. Me miraron con molestia y Karen tomó el vestido para ir a buscar otra talla.

—Oye, en serio, ¿Qué te pasa? —me preguntó Carolina mientras esperábamos que Diana saliera del probador.

—Lo siento —caí en cuenta de que desde la mañana estaba muy alterada y me disculpé sinceramente—. Es solo que estoy muy estresada...y hablando de estrés, en dos días tengo que ir a traer el uniforme al hospital.

—No es solo eso —afirmó Diana al salir, se veía preciosa—. Estás así desde esa noche que nos llamaste porque un bebé apareció en tu apartamento.

Carolina y yo dejamos salir un exclamo de asombro y ella modeló para nosotros. El vestido negro le daba un encanto que jamás había visto en ella, le quedaba tan bien que Carolina quedó embarazada en ese instante...bueno, no. Pero el punto es que se veía espectacular.

—Te toca —le dijo a Carolina que estaba embobada contemplando a su novia. Las dos nos reímos y ella reaccionó para entrar.

—Dime, sé que Carolina a veces es demasiado controladora y podría hacer un escándalo, pero puedes confiar en mí —habló bajando la voz mientras se miraba al espejo—, ¿En serio estás bien?

—En serio estoy bien —repuse tratando de no dejarme llevar por las emociones.

—Elisa —me llamó con un tono severo y se volteó para verme

—Estoy bien, Diana —repetí sosteniendo su mirada y un ambiente pesado se formó en el lugar.

—Elisa, aquí está el vestido...¿Pasa algo?

—No, no pasa nada —me aproxime a tomar la prenda y me quedé afuera esperando mi turno.

La fantasía de Carolina fue cumplida, el vestido la hacía ver como una princesa. En cuanto a mi, la nueva talla me quedó perfectamente bien.

Traté de no hacer notorio el hecho de que quería salir huyendo de ese lugar y esperé con ansias en la fila para pagar todo. Ahora ya estábamos afuera de mi apartamento, me bajé y Karen me habló antes de que entrara al lugar.

—Dime.

—Tu padre está preocupado por ti, dice que tiene el presentimiento de que algo te está pasando —anunció en una voz que solo era audible para mí.

—¡Ya les dije que estoy bien! —esta vez grité, y deseé que eso fuera cierto.

—¡Está bien, perdón por preocuparnos por una estúpida desagradecida como tú! —bramó Carolina de brazos cruzados.

La miré con desdén y a la vez me sentía mal, ellas no tenían la culpa de nada pero mis preocupaciones estaban provocando líos que al final se volverían insostenibles. Entré al apartamento y tiré la puerta molesta.

Casi me caigo al tratar de evitar al mocoso que venía corriendo en mi encuentro.

—Alejate de mí —pronuncié con dolor al sentir el nudo formándose en mi garganta y entré directamente a mi cuarto para tirarme en la cama.

Lo que pasó me robó el aliento...Javi corrió hacia mí y puso sus pequeñas manos sobre la mía mientras me miraba con ojos de cachorrito regañado. De alguna forma sentí que eso era un gesto de consuelo, "Todo pasará"

Y sentí un dolor punzante en el pecho, me senté en la cama quejándome del dolor mientras apretaba mi camiseta en la zona del corazón, creí que era un infarto pero mi teléfono sonó y el dolor se detuvo de golpe, contesté al ver el nombre de Richard en la pantalla mientras trataba de calmar mi respiración.

—Elisa, acabo de soñar con tu madre —dijo al instante en el que contesté.

—¿Y qué pasa con eso? —pregunté cansada.

—Oye, ¿Estás bien? —hubo un momento de silencio y al no escuchar respuesta de mi parte siguió—, como sea, el asunto es que todo es muy raro.

—¿Qué fue tan raro que te asustas de soñar con ella?

—Es que...es que mencionó algo, me decía "ojos" una y otra vez pero ella estaba siendo arrastrada por alguien, yo estaba cansado y no pude tomar su mano así que no escuché nada después de "ojos"...y desperté sin poder escuchar que era lo que tenía que decir.

—Ya sabes, los sueños pueden ser muy extraños a veces y no es precisamente porque tengan algún mensaje oculto sobre la vida o algo. No te preocupes por eso y ve a dormir. ¡Ah! No olvides que en tres días es mi graduación, me encantaría que fueras.

—¡Claro que iré, aunque no me hubieses invitado, de igual forma iría! —exclamó contento y luego se acordó del sueño—. No importa cuánto lo piense, creo que era un sueño revelador, es que definitivamente se veía como si quisiera decirme algo más que "ojos" pero como dices, quizás solo fue un sueño extraño. Buenas noches —se despidió y colgó.

¿Ojos? Me quedé pensando en eso, cuando un fuerte golpe me sacó del trance y luego escuché el llanto de Javi, me tiré de la cama y corrí para ver qué había pasado.

Que asco, me siento como una madre.

Cuando llegué a la sala el bebé estaba sentado en el suelo mientras lloraba y con sus manitas acariciaba su cabeza, al parecer había chocado con algo y pensé que no había sido nada grave, hasta que vi un hilo de sangre bajando por su frente y deteniéndose en su barbilla.

Lo cargué y lo lleve a la cama para luego buscar algodón y alcohol... seré enfermera, pero hasta este momento me di cuenta de que no tenía ni siquiera la mitad de una paracetamol.

Este niño me está enseñando poco a poco todas mis fallas.

Seguí buscando pero no había nada de nada así que recurrí a mi última opción: el vecino guapo.

Salí luego de dejar a Javi con un trapo en su cabeza y toque la puerta repetidas veces hasta que él abrió.

—Vecina —pronunció—, ¿Estás bien? ¿Ese sonido fue en tu apartamento, verdad?

—Espera, ¿Escuchaste eso?

—Si, fue muy fuerte —lo miré asombrada y luego recordé a lo que iba, el niño iba primero.

Que asco, me sigo sintiendo como una madre.

—Por casualidad, ¿Tienes algodón y alcohol?

—Claro, tengo todo un botiquín de primeros auxilios, esperame aquí —entró apurado y luego de unos minutos salió con una caja negra—. Aquí hay muchas cosas, ¿Necesitas ayuda? —preguntó luego de ponerla en mis manos.

—No —respondí agradeciéndole con una sonrisa.

No es algo en lo que puedas ayudarme de todos modos, pensé.

—Tienes...— pasó ligeramente su dedo sobre mi brazo y el cálido toque hizo que mi corazón se saltara un latido—, tenías un poco de sangre, ¿Estás herida?, ¿En serio no necesitas ayuda?

—No, no estoy herida y no te preocupes...era salsa, acabo de comer y solo...buenas noches —me despedí y entre acelerando el paso para revisar al niño.

Corrí hasta el cuarto y encontré al bebé dormido, ¿O muerto? Bueno, no me preocupe por eso ya que de todos modos no existe así que algo que existe no puede morir y pues si es un fantasma, no puede morir dos veces, ¿Verdad?

¿Escucharon eso? Fue mi última neurona cometiendo suicidio por no entender nada.

Procedí a limpiar la herida y le coloqué una bandita, luego me volteé al escuchar el sonido de algo cayéndose.

El retrato de mamá...

¿A donde vamos a parar? Como dijo mi tío Marco Antonio.

•••

¡Hola!
Este capítulo no es el mejor que he escrito, pero espero mejorar en los próximos, ojalá lo disfruten.

Los 🥑





Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro