"Fuiste tú"
Capítulo 15.
Llevé a Javi conmigo al baño y me encargué de limpiarlo muy bien. Aunque no tenía ninguna mancha de hollín y se veía tan bien como cualquier bebé de su tamaño tenía que verse.
Salimos del baño y lo vestí, le puse su perfume y lo dejé sentado en el sofá mientras yo iba a encargarme de la asquerosa escena del crimen en mi cama, lo había estado evitando toda la mañana porque me sentía frustrada, también nerviosa porque creí que mi vecino vendría tras de mí a hacerme un intenso interrogatorio.
Pero no, ya eran las dos de la tarde y él no aparecía, aunque su teléfono estaba en la mesa y seguramente vendría más tarde para buscarlo o simplemente cree que lo perdió o podría sigilosamente ir y tirarlo bajo su puerta sin que él se diera cuenta. Por ahora el plan era evitarlo a toda costa.
Coloqué periódicos en toda la cama y me asomaba de tanto en tanto a la sala para asegurarme de que el niño se encontrara bien. Y decidí dejar de preocuparme, aunque me era inevitable.
Ya había aceptado una vez más el hecho de que era un fantasma, pero supongo que así es como se sienten las madres con sus hijos adultos, saben que pueden cuidarse solos pero no pueden dejar de sentir temor alguno por imaginar que algo malo podría pasarles.
Y entonces comprendí la reacción "exagerada" de la mamá de mi vecino, en mi nació la necesidad de disculparme directamente con ella.
Estaba metiendo las sábanas a la lavadora cuando escuché que la puerta se abrió abruptamente golpeando en la pared, salí para ver de qué se trataba.
—Vecina, necesitamos hablar —pronunció el moreno con una mano apoyada en la cadera y la otra apuntándome.
—A-ah, si —tomé su teléfono de las manos de Javi—. Toma, no se como es que está aquí pero podemos hablar luego porque te ves muy pero muy cansado.
—No, el teléfono no importa ahora, mi mamá… algo le pasa —dijo aturdido y se sentó junto al niño—. Pero luego recuerdo lo que me dijiste ayer y no puedo dejar de pensar que tiene algo que ver con todo el asunto de "no hay ningún bebé ahí"
—¿Ayer te conté qué?
—Vecina…apagué la llamarada que amenazaba con incendiar toda la casa y también quemarte a ti —explicó y tragó grueso—. Me contaste algo acerca de-
No dejé que siguiera hablando y corrí hasta donde estaba para abrazarlo. Lo necesitaba, me había salvado y mis lágrimas demostraban lo asustada que estuve y lo agradecida que me sentía con él.
—Fuiste tú —pronuncié entre sollozos—, no se como podría pagarte lo que has hecho y soy una estúpida por haber cometido esa locura pero gracias a ti todo está bien…gracias, no se qué habría pasado si no hubieses venido.
—No me debes nada, de hecho, agradezco las circunstancias —contestó acariciando levemente mi cabello—. Gracias a esa tremenda y horrorosa experiencia me dí cuenta de que soy más valiente de lo que creía.
—¿Ah, si? —inquirí apartándome de él y secando mis lágrimas.
—Aunque seguramente te hubieses burlado al verme petrificado frente a aquel fuego tan furioso.
—Jamás en la vida… uno provoca un incendio y el otro lo soluciona, ¿Quién tiene derecho a burlarse de quién?
—No estabas en tus cabales, pero aprendiste la lección y eso es muy bueno —dijo bajando la voz con cada palabra que decía…y posó su mano en mi mejilla.
Nos miramos directamente a los ojos y todo pareció consumirse a nuestro alrededor, por primera vez me sentí nerviosa estando con él y aclaré mi garganta para luego ver al interesantísimo suelo y así cortar la tensión que flotaba en el ambiente.
Siempre había tenido un amor propio inmenso, pero eso y mi poca experiencia con los hombres no me habían dado la suficiente confianza para enfrentar este tipo de situaciones…¿Románticas?
—Mmm, perdón por haber entrado sin tocar —dijo avergonzado señalando la puerta—, pero necesitaba preguntarte acerca de esa loca historia que me contaste estando ebria y que evidentemente no creí en absoluto; pero mi madre habló disparates durante todo el camino y no pude detener su parloteo y sus acusaciones de mi supuesto "consumo de drogas".
—Oye, oye —lo detuve al notar que se quedaba sin aire—. Cálmate, ¿Si? Trataré de explicarte todo, y a pesar de que no recuerdo ni la más corta palabra de lo que te dije ayer seguramente seré capaz de demostrarte la situación con la que he estado lidiando desde hace más de un mes.
Él asintió y me miró con una clara ansiedad, la misma que yo sentía cuando veía al mocoso en mi casa y no lograba explicar cómo había llegado y por qué nadie lo podía ver. Estaba en el afán de contarle cada minúsculo detalle:
“Cuando lo llevé a la comisaría me sentí extremadamente confundida; en unas cuantas semanas empezó a caminar; no me meto drogas…" Todo lo que me había pasado y como había llegado a la conclusión de que Javier no era nada más que un pequeño y travieso fantasmita que por una razón desconocida se había pegado a mí…y por lo visto, ahora también a él.
—¿Vecina, en serio estás bien? —inquirió con una expresión de preocupación—. Cuéntame qué es lo que te pasa y sé que podré ayudarte, pero por favor…dime la verdad acerca del bebé y no inventes cosas extrañas porque me siento cada vez más perdido.
—Pero es que-
—En serio me encantaría ayudarte, sé que eres una gran persona y déjame decirte que siempre hay un camino —puso sus manos sobre mis hombros.
—Mira, sé que esto puede sonar tan ilógico e irreal pero te juro que es eso, solo te he dicho la verdad —insistí un poco desesperada.
Me levanté a cerrar la puerta al percatarme de que todo el tiempo estuvo abierta y al ver que Javi gateaba velozmente en dirección a ella, lo cargué y lo senté en mis piernas a la vez que me acomodaba al lado del chico estupefacto con aire pensativo y su mirada perdida.
—Creeme, por favor…no sabes todo el sufrimiento por el que he pasado —un par de lágrimas se derramaron—, cuando viste a Javi por primera vez me sentí tan feliz y no tengo una explicación lógica y apropiada, pero si también logras verlo es por algo, ¿No crees?
Estaba a punto de decirme algo y unos fuertes golpes arrebataron las palabras que saldrían de su boca.
—¡Eli! —era Carolina, me levanté inmediatamente y ví la oportunidad frente a mis ojos.
—Quédate, este es un momento tan oportuno y así vas a ver por tus propios ojos que está locura, es tan real como puede ser —le pedí al chico que me miraba esperando indicaciones.
Luego mi vista se dirigió a las botellas de alcohol en la mesa y a la molesta mancha qué me recordaría siempre que estuve a punto de cometer homicidio, suicidio y de paso un incendicidio.
—¡Ayúdame! —se levantó asustado y miró hacia todos lados desorientado.
Cogí un par de botellas y las llevé hasta la cocina para dejarlas bajo la mesa, el vecino imitó mi acción y aún con su cara de desconcierto se apresuró a apoyar la causa.
—Dios mío, ¿Como tapo esto? —le pregunté mordiendo mis uñas y buscando una solución en toda la sala.
—¡Ya sé! —exclamó y se dirigió a mi cuarto.
—¡¿Vas a abrir o echamos raíces aquí?! —esta vez fue Diana la que reclamaba.
—¡Un minuto, estoy desnuda! —respondí y al gritarlo me di cuenta de que era cierto, bueno, casi cierto ya que aún tenía mi ropa interior puesta.
Cuando corrí al cuarto para vestirme me encontré con mi vecino que corría nuevamente hacia la sala sosteniendo una sábana, intercambiamos una corta mirada y sonreímos por lo cómica que se sentía aquella situación. Me coloqué el pantalón de pijama y la camiseta de siempre y salí, él ya había situado la mesa que hace unos momentos estaba en el centro de la sala, y una manta improvisada que cubría hasta el suelo y ocultaba perfectamente la escena.
—Carga a Javi, ¡Javi deja de morder la almohada! —regañé al mocoso y mi vecino hizo lo que le indique—. Ahora, observa muy bien sus reacciones y luego estaré junto a ti por si te desmayas.
Y abrí la puerta, del otro lado Diana y Carolina con grandes sonrisas en sus rostros y un par de bolsas en sus manos.
El momento perfecto se había dado, al fin alguien sería capaz de entender o al menos comprender mis sentimientos y mi casi pérdida de la cordura en cuanto a aquel bebé. Inexistente para la mayoría, pero un enigma andante para los dos.
•••
¡Hola!
Muchísimas gracias por el apoyo que le han brindado a esta historia, en serio me motivan a cada vez dar lo mejor que tengo.
Sé que el avance en cada capítulo puede sentirse corto, pero créanme pofavo, es lo mejor.
•Un aguacate para el/la primero en votar 😈
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