Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

"¿Estoy embarazada?"

Capítulo 9.

A una semana de la graduación.

¡A UNA SEMANA!

Y mi sistema nervioso se alborota más aún cuando recuerdo que unos días después de eso entraré a trabajar al gran hospital SanDeus Center. El más reconocido y con más antigüedad en nuestra ciudad.

La historia detrás es que los discípulos de Dios lo construyeron para sanar aquellas almas heridas por el pecado o algo así. De ahí su nombre, que el fastidioso vigilante del hospital me explicó sin que tuviera que preguntárselo.

Su nombre en español es Saname Dios, que viene traducido del latín «Sana me, Deus:» y creando un juego de palabras lo dejaron como SanDeus.Tanto rollo para un hospital, yo lo veo y pienso "Hospital", todos deberían llamarse simplemente así, sin agregarle más.

Y así es como le puse nombre al bebé, un día lo ví y pensé que tenía cara de Javier así que lo llamo de esa manera.

Hace un par de días fui a la casa de mi papá para robarme algunos mamelucos de mi hermano, y tengo al dios de la suerte de mi lado ya que en esa visita me regaló $20.

Con ese dinero y el que me dió Meredith empecé una misión encubierta.

"Comprar cosas para un bebé"

Es tan difícil ser madre, y más aún cuando el bebé no existe y tienes que ir al supermercado con gorra y lentes para que nadie te reconozca y empiecen a circular rumores de que eres una madre solterona.

Era viernes, los pañales se habían acabado y no estaba dispuesta a sacrificar otra de mis camisetas blancas así que me puse mi disfraz y salí cautelosa.

Entré al supermercado y me fuí directo a la sección de las crías, cogí el primer paquete que ví y lo puse bajo mi brazo.

—¡Vecina! —me saludó aquella voz y me quedé paralizada.

—N-no ser vecina —hablé y seguí caminando sin verlo.

—Si, lo eres —dijo contento y se puso frente a mí.

—Ay —me quité la gorra irritada y pase mis dedos por mi cabello—. ¿No puedes simplemente ignorarme?

—¿Por qué compras pañales?

—No deberías preguntarme algo que es obvio —resalté la gorra y los lentes oscuros— que estoy tratando de ocultar.

—Ah —hizo una mueca de culpabilidad.

—Pero no vayas a llorar —bromee y le dí un golpecito en el brazo.

—En realidad no iba a llorar pero ahora que lo dices no puedo evitar que mis ojos expulsen agua —tapo su rostro con sus manos e hizo sonidos extraños.

—Oye, ¿En serio estás llorando? —traté de apartar su mano mientras veía a los lados—. No eres un niño. Si sigues llorando te pondré estos pañales.

—Ya —secó con su brazo unas pocas lágrimas en sus mejillas—. Pero en serio, ¿Para que son?

Piensa, cerebro, por favor piensa.

—¡Ah! —alcé la voz sin querer al encontrar la excusa perfecta— ¿Recuerdas a la chica borracha que llegó a mi apartamento?

—Si, si —respondió aplaudiendo luego de acordarse.

—Está embarazada y estoy comprando cosas para el chiquitín —sonreí como toda una tía emocionada.

—¿Desde ya? Supongo que su embarazo no tiene mucho tiempo, no había nada de panza cuando la ví —analizó confundido.

—Es que quien sabe si en nueve meses hay una crisis de pañales y ya no quede ninguno.

—Tienes razón.

¿La tengo?

—Pero esa marca no es muy buena —me arrebató el paquete y se dirigió de nuevo a la sección—. El broche se despega fácilmente y eso puede ocasionar un desastre.

—Eso sería terrible, el niño es muy cagón.

—¿Cómo...sabes eso? —inquirió hundiendo el entrecejo.

—Ah, es que su madre es igual así que supongo que él también lo será —sonreí divertida y él pareció convencido.

Perdón Diana, ahora eres una embarazada y cagona ante los ojos de mi vecino.

—Estos son mejores —cogió otro paquete color azul— y aparte son más baratos, mira.

—Maravilloso —exclamé asombrada por el descubrimiento.

—¿Comprarás muchas cosas? Si quieres te ayudo a llevarlas —se ofreció afable con una sonrisa tierna.

Creo que es el tipo de chica que le encanta a las abuelitas.

—¿En serio? Bueno, si ese es el caso aprovecharé para comprar lo que necesito....lo que Diana necesita.

Me pidió que lo acompañara a la sección de belleza a lo que me dejó confundida cuando ví que se paseaba por el lugar donde estaban colocados los labiales, luego me explicó que su madre estaba un poco enfadada con él y quería darle un regalo.

—Vamos a comprar la fórmula —le pedí y el asintió.

Empecé a ver las que me parecían mejores —y por mejor me refiero a los dibujitos de los botes— pero no sabía cuál comprar.

—¿Cuál crees que es mejor? —le pregunté sosteniendo un bote en cada mano.

—Este —agarró uno que estaba junto a él y me lo enseñó. Coloqué los que tenía en su puesto y tomé el que me dijo—. Si ves en la información, tiene todas las cosas que un bebé en crecimiento necesita.

—Perfecto, entonces...¿Que más necesitan los bebés? —me pregunté a mi misma y luego recordé la lista que hice en mi teléfono.

Toallas, jabón y shampoo para bebés, Gerber que seguramente terminarían en mi estómago, yogurt y diversas cosas que mi vecino fue resaltando.

—La comida es para mí —recalqué antes de que él notará algo extraño.

—Tienes gustos de bebé —dijo divertido.

—Y tu tienes la actitud de un bebé —me defendí.

—Lo sé, todos los que me conocen dicen que soy muy débil y mi actitud es muy blanda comparada a mi apariencia —suspiró y empezó a colocar todos los objetos en la caja.

—Pagare por el labial de tu madre —le dije sintiéndome un poco culpable por mi bocota.

—No, no —se negó con un atisbo de preocupación en su rostro—. Solo paga por las cosas del bebé de tu amiga y yo tomaré las bolsas al otro lado.

—Esta bien, entonces.

Cuando llegamos al apartamento me pasó las bolsas que cargaba y justo en el momento en que abrí la puerta vi al bebé sentado junto al sofá de la sala, se estaba chupando el dedo.

—Vecino, ¿Sería mucha molestia si dejo las bolsas en tu apartamento por un rato? —me tardaría mucho guardando todo y el pronóstico decía que iba a llover.

Tampoco le pediría que entrara y guardara las cosas mientras yo no estaba, siempre he sido muy desconfiada.

—Claro... —aceptó tomándolas de nuevo.

—Olvidé algo, volveré pronto —cerré la puerta y me fui a paso rápido.

| | | | |


Nathan Flores.

Me quedé un rato en el pasillo esperando que mi vecina volviera pero ya se había tardado alrededor de quince minutos, me aburrí y estaba a punto de entrar a mi apartamento cuando escuché dos voces femeninas. Me asomé por las gradas y ví a la amiga de mi vecina y a otra chica, subían tomadas de la mano.

Reaccioné rápidamente y puse todas las bolsas detrás de la puerta medio abierta.

—¡Oh! —exclamó la futura madre cuando me vió—. No nos presentamos la vez pasada, me contaron que cause disturbios y quería disculparme por eso.

—¿Quién es? —le preguntó la chica a su lado.

—El vecino de nuestra diosa —contestó ella sonriente.

—No importa, ¡Ah! Felicidades por tu embarazo —le dije acercándome para darle un abrazo, ella accedió un poco confundida.

—¿Estoy embarazada? —preguntó dejando la boca medio abierta.

—Al parecer. No sabía que mis dedos eran mágicos —bufó la chica pelirroja de cabello rizado—Por cierto, soy Carolina.

—Mucho gusto, soy Nathan —nos dimos un apretón de manos.

—Yo soy Diana —tambien nos saludamos.

—Por cierto, mi vecina salió hace un rato. Volverá pronto...nos vemos luego —me despedí de ellas y entré, me quedé apoyando mi espalda en la puerta pensando en los comentarios que hicieron cuando felicité a Diana.

Me senté en el sofá y encendí la TV, saqué de mi bolsillo el labial que le compré a mamá y le llamé por teléfono.

—¿Qué? —se escuchó al otro lado de la línea.

—Mujer, que fría eres —reí al escuchar su resoplido.

—Es que yo no soy amable con los BORRACHOS —espetó.

—Ay mami, ya te dije que me sentía un poco estresado.

Lo que pasó es que desde que compré el segundo pack de cervezas lo dejé en la encimera de la cocina y mamá vino ahora en una visita sorpresa, olvidé por completo el hecho de que las latas de cerveza seguían ahí, para mí mala suerte ella entró directamente a la cocina para dejarme un par de cosas que cocinó y...las vió.

Hace muchos, pero muchos años mi padre tuvo problemas con el alcohol, justo cuando mi hermanito murió.
Por lo que eso era un terrible recuerdo para toda mi familia.

Y mamá aún no toleraba ver latas de cerveza o botellas de vino, rápidamente recordaba el pasado y se irritaba. Por eso, en el momento en que vió alcohol en el apartamento de su hijo se alborotó y salió echando chispas del lugar.

—¿Y qué? Podrías simplemente comprar un saco de boxeo y golpearlo hasta sentirte bien —dijo alterada.

—Ya sabes cómo soy...no me gusta la violencia.

—Como sea, ¿Ya tiraste la bebida del diablo o quieres que yo vaya a hacerlo y de paso darte un par de golpes para que entres en razón?

—Te compré tu labial favorito color Mocha, pero ya que estás enojada supongo que tendré que tirarlo.

—¡¿Por qué vas a tirarlo?! ¡Dáselo a Melany!

—Mamá, entre ella y yo no queda nada más que una historia —pronuncié en voz baja.

—¿Qué? —preguntó con desconcierto.

—Ya no es mi novia —rasqué mi cabeza aturdido.

—No me digas que...

—Al parecer si, ma —suspiré profundamente—. Creo que ella me dejó por ser tan "blandengue"

—Ay, mi bebé —todo rastro de enojo desapareció de su voz—. Por eso desde pequeño te dije que nunca tenías que ser tan bueno.

—Pero es que yo no trato de actuar así —dije aburrido de tener que explicar lo mismo cada vez— simplemente es mi forma de ser y no puedo cambiar.

—Lo sé hijo, eres el tipo de chico que llora cuando ve a alguien más llorar. Siempre has sido tan transparente...esa mocosa estúpida no sabe lo que se pierde —espetó.

—Mamá —solté una carcajada—, hace unos días la llamabas querida nuera.

—¡Pues ya no! Está descartada de la lista de posibles esposas de mi hermoso príncipe.

—Bueno, ahora que sabes la razón por la que tomé, ¿Me perdonas?

—Lo dejaré pasar esta vez y quiero mi labial mañana mismo —dijo divertida. Colgué y escuché unas risas escandalosas a la par. Seguramente mi vecina ya había vuelto, pero no llevaría las compras que hizo ya que supongo que es todo una sorpresa para su amiga.

| | | | |

Elisa Mendes.

Cuando llegué al apartamento con el chupete para el bebé ví a Diana y Carolina sentadas en las gradas, rápidamente escondí el objeto en la bolsa de mi chaqueta y las saludé.

—¿Que hay con tu vestimenta? —preguntó Carolina divertida.

—Ah, protegiéndome del sol —abrí la puerta y entramos.

—¿De qué hablas? El cielo está muy nublado —dijo Diana tirándose en el sofá seguida por Carolina, recorrí todo el lugar con la vista para encontrar a Javi pero no estaba por ningún lado.

—Bueno, igual hay rayos ultravioleta y ya saben que soy demasiado bonita como para descuidarme aunque sea un momento —pronuncié maliciosa y caminé como modelo hasta sentarme junto a ellas.

—Por cierto, tu vecino me felicito por mi embarazo —pronunció confundida.

Lo siento cerebro, pero los mentirosos tienen que pensar el doble, así que hazlo solo una vez más este día, ¿Si?

—¡Ah! Es que cuando llegaste hasta aquí borracha y el vino a ver qué pasaba, pues se te notaba la panza y tuve que decirle que estabas embarazada, porque, osea que bochorno que estés panzona sin tener nada adentro —dije riéndome nerviosa.

—¡Ay, no le hubieras dicho eso! —refunfuñó Carolina agitando sus pies en el aire—. Ahora me obligará a ir con ella al gimnasio.

—Que vergüenza, pensó que estaba embarazada por la grasa en mi estómago —chilló con una mueca de disgusto.

—Pero eres muy bonita, recuerda que un poquito de grasa hace la comida más sabrosa —dije tratando de enmendar la situación.

—JAJAJAJAJAJA —Carolina se echó a reír fuertemente— ¡En pocas palabras te dijo que pareces un bollo!

—Tu callate estúpida que de este bollo te alimentas —exclamó ofendida y Carolina se quedó callada como toda una esposa oprimida.

—Como sea —aclaró su garganta—. Venimos para poner la fecha, la otra semana es la graduación y este trío de inalcanzables aún no ha comprado su vestido.

—Ustedes digan cuando, de todos modos ya dejé el trabajo y tengo dinero así que puedo ir cuando ustedes estén libres —anuncié.

—Bueno amor, ya habló la millonaria —bromeó Diana y se volteó a ver a su pareja—, en la librería me dan libre el miércoles, ¿Y a ti?

—No sé, últimamente la pizzería se llena mucho así que hemos dejado los días libres por un tiempo, igual pediré el miércoles y les avisaré —contestó y las dos asentimos.

Nos quedamos charlando un minuto y luego se marcharon a su casa cuando sentimos que el viento se ponía cada vez más frío.

Fuí a la habitación para buscar a Javi  y lo encontré mordiendo algo junto a mi cama.

—¿Cómo es que la foto de mamá se cae cada vez? —me pregunté extrañada mientras se lo quitaba.

Lo llevé a la sala y jugué con él un rato cuando el timbre sonó y me levanté para ver quién era.

—Aquí están tus compras —me dijo con la voz un poco forzada por el peso que tenía todo.

—Ah, muchas gracias —me apresuré a tomarlas todas y las dejé a un lado—. Nos vemos.

Él se fue y me dirigí al bebé nuevamente, casi me desmayo.

Hace unos segundos seguía siendo el bebé que había aparecido en mi casa, pero ahora...ahora estaba parado e incluso se veía un poco más larguirucho.

—¡Dios mío! —exclamé horrorizada cubriendo mi boca con mis manos, y el causante de todo solo sonrió juguetón mostrando un diente recién salido en sus encías.

•••

¡Hola!

Les agradezco mucho por sus comentarios, me motivan a seguir escribiendo esta historia, que creo es una de las mejores ideas que ha tenido mi órgano pensador.

¡Gracias por leer, espero que les guste este nuevo capítulo! 🥑

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro