Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

"Ah, no es mi hijo"

Capítulo 4.

—Ok, no entremos en pánico —puse el tupper en el suelo y di un par de pasos hasta quedar frente a la cama y ver con detalle aquello para estar segura de que no estaba viendo cosas.

El llanto del bebé se hizo más fuerte y llevé mis manos a mi cabeza desesperada—. Es real —caminé de un lado a otro sin saber que hacer.

El bebé estaba desnudo mostrándole su diminuta hombría a la vida, le eché un vistazo más y corrí hasta la sala para tomar el teléfono y marcarle a las chicas. Oh por dios, espero no se estén apareando, las necesito ahora.

Un tono....dos tonos...

—¿Qué pasa? —inquirió Diana, malhumorada.

—Diana, hay un bebé en mi cama y no recuerdo haber parido a uno —hablé rápidamente.

—¿Qué? —dejó salir con voz aguda— ¿Por casualidad te has golpeado la cabeza o algo?

—Estoy segura de que es real —me acerqué para verificar si el pequeño humano seguía ahí. Y así era—. Incluso está cagado —me quejé agitando mi cuerpo.

—Esto es demasiado loco, necesitamos a una persona madura, ¡Carolina! —le llamó y esperé mientras escuchaba como Diana le explicaba todo.

—¿Pero qué mierda? —soltó confundida— ¿Eres esquizofrénica y no lo sabíamos?

—¡No lo soy! —exclamé abrumada—. Escucha — puse mi teléfono en dirección del bebé para que escuchara su irritante llanto.

—No escuché absolutamente nada —afirmó y dejé salir un suspiro.

—¿Que hago?

—Pues primero calma al bebé que según tu está en tu cama y según tu, está llorando —dijo con hastío.

—¡Te juro que está aquí! —grité con molestia.

—A ver, pero cálmate...quisiéramos ir a ayudarte ahora mismo pero estamos un poco ocupadas y no podemos salir así.

—Lo sé...pero estoy angustiada, no se qué mierda hacer —me senté en la orilla de la cama y masajee mi sien.

—Lo ideal es que lo lleves a la comisaría y les expliques todo, seguramente ellos te den una solución —me sentí un poco aliviada al escuchar esto y me despedí de ellas para poner el plan en marcha.

Primero me giré para ver al bebé que estaba rojo de tanto llorar, parecía que estallaría en cualquier momento...y luego mi vista bajó hasta aquella desagradable mancha de popó en mi cama.

—JAJAJAJAJAJA —reí fuertemente—. Solo a ti te pasan estas cosas —me dije a mi misma y fui a la cocina para traer servilletas.

Luego de limpiarlo logré que dejara de llorar mientras quedaba como estúpida haciendo muecas graciosas para que riera, y lo conseguí.

—Bueno, ahora te pondré esto —le indique al pequeño como si me entendiera. Extendí la camiseta blanca sobre el colchón y con una mano cogí los pies del bebé para alzarlo y poder colocar la prenda debajo. Después de muchas maniobras pude formar algo tan decente como un pañal.

Tomé una manta que suelo usar para envolver las tortillas y se la puse alrededor para poder sacarlo sin exponerlo a la brisa nocturna.

Al salir del apartamento ya todas las luces exteriores del edificio estaban apagadas, cuando me acerque a las escaleras escuché un llanto proveniente de ellas.

—La tragedia me persigue ahora —bufé con el bebé en brazos.

Al bajar unos escalones divisé un bulto y retrocedí un poco asustada al ver que lloraba.
No sé cómo pero mi impresionante órgano pensador conectó.

"¿Y si es el padre del niño que fue a abandonarlo pero ya se arrepintió?"

Me sentí feliz pero no tardé en darme cuenta de que solo sería así de fácil en mi cabeza.

Era mi nuevo vecino el que lloraba mientras abrazaba sus piernas.

—Sé fuerte, no es como si alguien hubiera muerto —me paré frente a él y alzó la vista mientras sorbia fuertemente su nariz.

—Du-duele —tartamudeó entre lágrimas y luego su vista paró a mis brazos.

—Ah, no es mi hijo —aclaré—. Es solo un pequeño e indefenso bebé que fue abandonado en mi casa.

—¿Qué? —preguntó hundiendo el entrecejo y frotando sus ojos.

—No importa, tengo que irme...quiero resolver esto antes de la medianoche —seguí mi camino y cuando puse un pie en la calle, la agujeta de mi zapato se soltó.

Justo en ese momento un grupo de chicos venía cruzando del otro lado de la calle.

—Hey chico —llamé esperando que uno volteara y así fue.

—¿Yo? —se señaló a sí mismo.

—Si.

Se acercó a mí y sus amigos se detuvieron a esperarlo mientras observaban y comentaban cosas entre ellos. Seguro no están acostumbrados a que una chica bella les hable. ¡JA!

—¿Qué pasa? —preguntó éste deteniendo su vista en mis brazos.

—Amarrame las agujetas por favor —pedí descaradamente mientras agitaba mi pie.

—¿Disculpa?

—Te pido que amarres mis agujetas porque si no lo has notado, tengo a una cría en brazos y no puedo dejarla un momento en el suelo para hacerlo yo —respondí tajante.

—Bueno —respondió mientras fruncía el ceño y procedió a hacer lo que le pedí.

—Gracias —le di una sonrisa.Avancé y escuché que dijeron: "¿Por qué sujeta la manta así?"

Osea no soy experta cuidando niños, ¿No que muy inteligentes? Ven y dame una clase de cómo cargar a un bebé.

Con mi cara de culo por un buen motivo llegué a la comisaría, entré mirando hacia los lados y agradecí que no hubieran más personas ahí.

—Buenas noches —saludé a una oficial sentada detrás del escritorio.

—¿En qué puedo ayudarte? —preguntó sin levantar la vista, alcé un poco mi cabeza y me fijé que estaba absorta en su móvil.

—Este —aclaré mi garganta y ella al fin me miró—, resulta que cuando llegue a mi apartamento encontré a este bebé en mi cama —me adelante un poco para mostrárselo y ella hizo una mueca que no supe identificar.

—Si esto es una broma desde ya te aviso que te encerrare en una celda durante tres días —se levantó un poco irritada señalándome con su dedo índice.

—¿A que se refiere? —pregunté con voz aguda—. Le estoy pidiendo ayuda para resolver este maldito problema. Este bebé estaba en mi cama y no tengo ni la más mínima idea de porque apareció ahí —iba a poner mis manos en mis caderas pero recordé lo que tenía en brazos.

—Tu...¿Has bebido? —preguntó mientras cogía algo del escritorio—. Acércate —me hizo rodear el mueble para llegar hasta ella.

—¿Qué pasa?

—Sopla aquí —me puso un alcoholímetro cerca de la boca.

—¡Por Dios! —exclamé ofendida y me aparté—. Sostenga esto —le pase al bebé y ella agarró la manta.

—¿Eres esquizofrénica? —ya era la segunda vez que me preguntaban esto.

—No soy esquizofrénica —respondí pronunciando detalladamente cada palabra.

—Entonces ve a visitar a un psiquiatra.

—¡¿Pero por qué?! —alcé mis manos esperando una respuesta.

—¡Porque aquí no hay nada! —me gritó tirando al bebé hacia arriba. Cómo de película me apresure a atraparlo.

—¡Esta loca! —le grité enojada y salí de ahí echando humo.

—Vamos a mi lugar por ahora —le hable al bebé—. Mañana te llevaré a servicios infantiles y que sea lo que Dios quiera.

El pequeño me miró y sonrió emitiendo un tierno sonido.

Llegamos al apartamento nuevamente y lo acosté sobre mi cama poniendo almohadas alrededor de él para armar una mini cuna.

Me acosté un poco incómoda junto a él mientras me preguntaba una y otra vez que es lo que le pasaba a esa oficial...¿Estaría medio ciega? Quizás ella estaba drogada. Quién sabe.

Me dormí agotada esperando el día de mañana para arreglar todo este rollo.

| | | | |

—Mmm —gruñi mientras me estiraba en la cama y me levantaba sin abrir los ojos.

Escuché un par de ruidos y me volteé rascando mi espalda.

Había olvidado ese pequeño problema. El bebé estaba mordiendo algo, me acerqué para ver qué tenía entre manos y era mi sostén.

—Bebé los sostenes no se comen —me apresuré a quitarle la prenda y me miro furioso— ¡JA! Te estoy cuidando y así me pagas. Los niños de ahora son tan desagradecidos —pose mis manos sobre mis caderas un tanto ofendida.

Cepille mis dientes y lave mi cara para luego solo cambiarme la ropa e ir rápidamente a Servicios Infantiles. Salí de casa y tomé un taxi. Senté al bebé en mis piernas y le indique al conductor el lugar al que nos llevaría. Un par de minutos después ya estábamos frente al edificio que tenía una gran rótulo al frente anunciando el nombre.

La alegría se iba haciendo presente 

en mi, al fin podría librarme de eso.

Pero...

Cuando me paré frente a la puerta de cristal para abrirla, ví mi reflejo.

Pero no el del niño...no estaba cargando a nadie. Rápidamente vi al bebé en mis brazos y definitivamente estaba ahí, lo apreté e incluso lamí su cabeza y si estaba ahí, podría jurarlo.
Pero nuevamente vi el cristal y no tenía absolutamente a ningún bebé.

Y dí el grito de mi vida mientras sentía como mi vista se nublaba y mi cuerpo cedía.

| | | | |

Me levanté abruptamente exhalando una gran bocanada de aire. Mire a mi alrededor para identificar aquel lugar que no era ni mi casa ni el hospital, estaba en una cama entre otras tantas que se encontraban en una amplia habitación.

¿Estoy en el manicomio?

Negando con la cabeza me levanté para ponerme mis zapatos que estaban a un lado de la camilla.

—¿Señorita? —repentinamente una voz femenina se hizo sonar por detrás de mí.

—Jesucristo bendito —exclamé llevando mi mano a mi pecho después del susto que me dió.

—¿Se encuentra bien? —me volteo para ver a una joven vistiendo un uniforme.

—S-si —respondí un poco dudosa.

—Es un alivio, nos llevamos un gran susto al verla tirada frente a la puerta —me explicó ofreciendo un botella con agua.

—Gracias —tomé la botella y le di un gran sorbo—. Por cierto, ¿Al bebé no le pasó nada? —inquirí alzando una ceja mientras esperaba su respuesta.

—¿Bebé? —preguntó frunciendo el ceño—. No había ningún bebé ahí.

Mi corazón dió un vuelco y tras darle un apretón de manos salí casi corriendo del lugar para llegar al apartamento. Me detuve en las gradas para pensar un poco.

—Nunca le he entrado a las drogas —susurré desesperada— ¿Será la falta de sueño? —me pregunté mirando hacia el techo como si éste fuera a darme una respuesta—. Entonces... —me senté y mordí mi labio inferior pensativa.

Recapitulando todo lo que hice el día de ayer recordé algo e hice una llamada

—Hola —saludó al instante.

—¿Le pusiste droga a la comida? —pregunté con un tono acusatorio.

—¿Qué estás diciendo? —inquirió Karen con suma confusión.

—¿Por casualidad usaste cilantro para la carne? Es que en una historia leí que un personaje le ponía cilantro a sus empanadas y resultaba ser marihuana.

—¿Estas ebria?

—No pero ayer encontré a un bebé en mi cama y ahora resulta que ese bebé sólo era producto de mi imaginación o algo así —hablé quedándome sin aliento.

—Quizas solo fue una pesadilla —contestó tratando de darle sentido a todo.

—Karen, fuí a la comisaría con una manta de tortilla en los brazos creyendo que había un bebé ahí cuando la única que veía a esa criatura era yo —expliqué al borde de las lágrimas.

—Bueno, bueno. Cálmate un poco, inhala y exhala —hizo lo que me recomendó—, y prepárate que en una hora llegaremos por ti para ir al cementerio.

¿Cementerio?

Abrí mi boca incrédula y corté sin decirle nada. Entré a mi habitación y fuí directamente al armario para coger un poco de ropa formal, la culpa me hizo sentir que el retrato de mamá que tenía en la mesita al lado de mi cama me miraba con decepción.

—Perdón mamá, pero tu hija se está volviendo loca —le dije mientras me vestía. Cogí un vaso de agua y ese fuerte olor a excremento de bebé aún seguía en mi nariz—. No puedo creer que olvide el aniversario de mamá.

Me sentí tan culpable que me propine un fuerte golpe en la mejilla y al instante me arrepentí.

—Una cara tan hermosa como la tuya no puede echarse a perder —acaricié la zona lastimada y salí a pasos apresurados cuando escuché la bocina del auto— ¡Papá ya te he dicho que odio que me pites! —exclamé furiosa desde la ventana.

| | | | |

Habíamos llegado al cementerio hace un par de minutos, papá y Richard traían ramos de flores rojas mientras que Karen y yo regañabamos a Erick por haberse orinado en una lápida que estaba al lado.

—¿Segura que no tiene Polaquiuria? —le pregunté a Karen con el ceño fruncido.

—¿Pocaluria?

—Polaquiuria —la corregí—, así se llama la necesidad de orinar varias veces durante el día y también por la noche —le expliqué.

—Yo no tengo eso —mascullo Erick haciendo un puchero.

En medio de nuestra pequeña riña sentí la mano de alguien sobre mi hombro.

—Es tu turno —me dijo papá mientras que Richard se paraba a mi lado y me daba una mirada de aliento.

Cualquier persona diría que exageran...pero su apoyo aún sigue siendo necesario. ¿Cómo superas a la persona que te trajo al mundo? Es imposible.

A pasos lentos llegué hasta donde mamá descansa y me senté en el césped doblando mis piernas.

—Holi —saludé con la mano y me eché a reír—, bueno, perdón. Ya sé que odias que hable como una niña infantil.

Suspiré profundamente tratando de contener las lágrimas.

—Mami...estoy a punto de graduarme —anuncié aplaudiendo—. Se que estás muy orgullosa de mí y claro, tienes una hija tan genial.

—¡Deja de alardear tanto! —gritó Richard.

—¡Deja de escuchar las conversaciones ajenas, metiche! —reclamé disgustada.

Ellos rieron y con señas me indicaron que me esperarían afuera.

—Por cierto... mamá, creo que me estoy volviendo loca —susurré—, un bebé en mi apartamento. ¿Te imaginas? No, claro que no...quien se imaginaria algo así de loco. En realidad estoy muy asustada —dije cabizbaja.

Una leve brisa sacudió mi cabello y sentí como si ella me estuviera dando un abrazo.

—No te preocupes, la dueña de la panza de la que salí es tan estupenda que ésta nena, nunca se dejará vencer —formé mis puños decidida—. Te amo mucho, vendré a visitarte pronto.

Me despedí tirando un beso a la lápida y corrí rápidamente hacia el auto. Richard se ofreció a llevarme y acepté.

—Elisa...quería contarte algo —habló un poco inseguro.

—¿Estas conociendo a alguien? —pregunté emocionada.

—¿Cómo lo supiste? —inquirió asombrado dejando de ver al frente por unos segundos para verme a mí.

—Intuición femenina —dije orgullosa cruzando mis brazos.

—Estoy nervioso... —confesó al detener al auto ya que habíamos llegado.

—No lo pienses mucho, conócela y no tengas miedo a nada...la vida te dirá si ella es la indicada —le di un apretón en el hombro y me quité el cinturón de seguridad para bajarme.

—Gracias —murmuró cabizbajo.

—No me lo agradezcas, estás en todo tu derecho de volver a amar. ¡Buena suerte! —le animé antes de subir y él sonrió para luego irse.

Entré a mi habitación y escuché el llanto de mi vecino. Pobre, esa ruptura le afecto tanto.

—No puede ser... —al acercarme a la sala me di cuenta de que ese no podía ser el llanto de un adulto.

Tomé un profundo respiro para calmarme y entré decidida. El bebé esta vez se encontraba en el sofá. Sin decir ni hacer nada saque mi teléfono y le marqué a Carolina.

—Oye, ¿Conoces a un exorcista cerca de aquí? —pregunté tratando de no sonar desesperada.

—¿Qué?

—Olvidalo, voy a deshacerme de esto por mi cuenta —colgué antes de que me preguntara algo.

Fijé mi mirada nuevamente en aquella cosa que movía sus manos y sus pies.

—Chu —moví mi mano en el aire pero no desapareció y solo siguió balbuceando. Me acerqué un poco más y como es una alucinación...¿Mi mano atravesará su cuerpo?

Traté de hacer que se esfumara pasando mi mano por su pancita creyendo que no le haría nada pero el sonido del choque de mi mano contra su piel resonó por todo el apartamento y empezó a llorar de manera exagerada.

—¡¿Acabo de abofetear a un bebé?! —pregunté asustada mientras retrocedía pero al instante recobré la compostura—. No, ni siquiera es real...no tengo porqué preocuparme.

Estaba tan rojito por haber llorado por más de cinco minutos que la culpa me invadió y haciendo un berrinche me senté junto a él cruzandome de brazos y piernas.

—Deja de llorar — le dije mirándolo de reojo.

“No seas estúpida” me reprochó.

—Claro que no soy estúpida —respondí y luego abrí mis ojos tanto que casi se salen de sus cuencas— ¡AHHH!

Al escuchar aquella voz, salí disparada del apartamento y corrí a buscar a alguien que pudiera ayudarme.

•••

Hola aguacaticos.

¿Hay algún lector de "Hola, Muerte" por aquí?

Si es así, díganme si captaron la referencia jsjs

Espero que disfruten de este capítulo, gracias 5 lectores, LOSAMO.











Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro