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Jennie trata de disimular sus nervios cuando la mujer de seguridad analiza su identificación, bueno, no la de ella, la de su hermana que casualmente tienen un gran parentesco y ella sí tienen la edad suficiente como para entrar a un club. No puede evitar sonreír cuando la mujer le devuelve la identificación y le hace una seña para que entre. Grita con sus amigas cuando al fin se reúnen adentro, era el cumpleaños de Jisoo, su mejor amiga, y ella quería festejarlo en un club, así que Jennie no se iba a estar perdiendo la celebración por no tener la edad suficiente. Ser la menor del grupo tenía sus contras, pero sabía que no iba a ser necesario engañar a la seguridad otra vez, no era de salir mucho de todos modos.

-Te dije que lo lograría.- presumió ante Jisoo.

-Chaewon no se debe enterar nunca de esto, ella podría llegar a matarme.-

Todas se acomodaron en una mesa que habían reservado, mientras Jennie y Jisoo se dirigían a la barra a conseguir algo para beber.

-¿Ronda de shots?- preguntó con picardía la mayor mientras miraban los carteles con las bebidas y sus precios. Jennie estaba decidida a tomar mucho esa noche, así que ni lo dudó.

-Que se jodan las otras.- hizo referencia a sus amigas que las esperaban en la mesa.

Pidieron diferentes tragos y alguna que otra botella de vodka, y obviamente sus queridos shots, ya saben, para tomar mientras esperan.

Ninguna había notado la mirada de una rubia que estaba a un lado de ellas, la mujer las miraba detenidamente mientras bebía su trago. Bueno, ahí hay una mentira, no las miraba, la miraba, a Jennie para ser específicos. Muchas cosas la habían capturado, la ilusión que se le notaba de estar en un bar, la sonrisa que le compartía a la otra chica, el mentón que se marcó cuando alzó la cabeza para tomar el shot, sus manos, su abdomen expuesto, lo bien que le quedaba esa falda... Bueno, eran muchas cosas.

Ay pequeña Jennie, sin darse cuenta se había convertido en el objetivo de aquella mujer. Y Rosé sabe muy bien como capturar a sus presas.

No le tomó mucho tiempo accionar, tenía experiencia en esto, todas caían con lo mismo: se acerca a hablar, las mira seductoramente, se forma tensión, paga lo que sea que hayan estado tomando en ese momento y vuelve a su solitario trago, con la excusa de que están acompañadas y entiende que es una noche de chicas. Cuando están solas el proceso se acorta bastante. El trabajo de Rosé termina ahí porque siempre vuelven solitas, y a ella no le importa pagar otro trago para cerrar la noche y subirlas a su carro para una gran noche.

Y no hay que subestimarla porque fue exactamente lo que pasó con Jennie. No dejó de mirar a la barra en ningún momento y Jisoo la incentivó a ir y "dejar de ser una virgen de mierda". Prometió ir con cuidado y mandar mensajes actualizando toda la situación.

Dicho y hecho, a Rosé no le tomó más que una charla trivial para tener a la menor colgada de su cuello y suplicando ir a otro lado.

El viaje en auto fue un poco más tenso de lo que Jennie esperaba, no solo por los acalorados besos que ya se habían dado, sino porque su conciencia no estaba tranquila.

¿Estoy haciendo bien en irme a la casa de una desconocida y mayor de edad? No, pero qué más daba si la mujer al lado de ella estaba buenísima y encima iba a ser la primera en follarla. Ella ya había ganado, le importaba poco lo que diga su conciencia, ahora la manejaban sus hormonas.

-Estamos por llegar, relájate un poco, estás muy tensa.- Rosé habló, mirándola de reojo. Su voz aterciopelada erizó a Jennie. -No te voy a hacer nada... Bueno, al menos no nada malo- rió con picardía y la menor no pudo hacer otra cosa que morderse el labio, necesitaba llegar a ese apartamento, ya.

Cada momento que pasaba Jennie se calentaba más, Rosé era muy atractiva cuando conducía, su manos eran extremadamente bonitas y femeninas. Ugh, como quería que esas manos la tomen y la dejen sin respirar.

Rosé no se quedaba atrás, ver a Jennie tensa y un poco indefensa estaba siendo suficiente razón para conducir más rápido de lo debido. Amaba cazar pequeñas presas indefensas y sumisas, y esa noche había sacado el premio mayor.

Cuando llegaron Rosé abrió la puerta del copiloto y tomó a Jennie por la mano, tan rápido como estuvo fuera del auto, la agarró de la cintura de manera posesiva, llevándola al ascensor.

Uh, el ascensor. Buen lugar para unos cuantos besos antes de entrar a la verdadera jaula.

Claramente no se hicieron esperar, Jennie pasó sus brazos por los hombros de Rosé y la atrajo lo más que pudo mientras sus labios peleaban, el beso era fogoso, se podía escuchar el ruido que producía la saliva en todo ese silencio de madrugada.

-Besas tan bien, bebé.- la voz ronca de Rosé salió mientras bajaba su boca al cuello de Jennie, esta jadeó ante el apodo y los besos en ese punto delicado de su cuerpo.

Rosé no llegó a dejar una marca notoria en su cuello porque el ascensor se abrió, avisando que habían llegado a su destino. Gruñó por eso, pero sabía que tenía el tiempo suficiente para marcar a aquella chica.

Tomó de la mano a la menor y la arrastró hasta su apartamento, al entrar encendió las luces como pudo y siguió besando a su pareja de esa noche.

-No te molesta la luz encendida, ¿Verdad? Quiero verte.- el susurro en su oreja erizó más a Jennie, ¿Era posible estar más erizada y mojada? Todo parecía posible con Rosé besando su cuello.

-También necesito verte.- Jennie habló como pudo, intentando que un gemido no se escape de su boca.

-Ven entonces, hay mucho por ver. - la sonrisa coqueta de Rosé hizo que ella también sonriera.

La guió hasta su habitación mientras ella misma iba desabotonando su camisa. Sus pechos se hicieron ver y cuando se enfrentó a Jennie, esta tragó saliva. Eran medianos. Así como se los imaginaba.

-¿Jen, crees que puedas ayudarme con esto?- la falsa ternura en su voz calentó más a la menor. ¿La iba a tratar como bebé toda la noche? Estaba más que contenta, no sabía que estar con mujeres mayores iba a ser tan excitante.

-Claro.- ni ella supo cómo logró hablar. Pero a Rosé le encantaba verla nerviosa, verla tan inexperta y obediente. Iba a ser una buena noche.

Jennie terminó de desabotonar la camisa y se dio el atrevimiento de besar su cuello, bajando al comienzo de sus pechos y dejando un par de chupadas ahí. No sabía si podía sacar su brasier, había notado lo dominante que era Rosé y temía dar un paso en falso.

Rosé estaba fascinada, Jennie era como un pequeño cachorro que recién daba sus primeros pasos, se veía la indecisión en cada acción, pero de todas maneras lo hacía, y muy bien.
Tomó el mentón de la menor y la atrajo a un beso. Mientras sus manos bajaban de su cintura y buscaban lo que sea que ajustara la falda que llevaba Jennie. Encontró el cierre rápidamente y lo bajó, su falda cayó seguido de esto, quedando solo en bragas.

-¿No usas shorts debajo de las faldas, Jen? Que atrevida.- la picardía en su voz calentaba en sobremanera a la menor, no entendía muy bien como iba el juego, pero sabía que le encantaba. -Ven.-

Rosé la arrastró hacia su cama, se sentó ella primero y se apoyó contra el respaldar, hizo que Jennie se sentara en su regazo, una rodilla a cada lado de su cuerpo. Y ahí comenzó a besarla nuevamente, mientras acariciaba su abdomen y subía a sus pechos, los masajeaba sobre la tela y Jennie jadeaba. La menor se separó del beso para sacarse ella misma la prenda, Rosé la miraba atenta con una sonrisa, no tardó en sacar el brasier y atacar sus pechos. Sus pezones que antes estaban levemente erectos, ahora estaban completamente duros. Rosé disfrutaba chupar aquellos pechos, entraban perfectamente en su mano, acariciando el que no recibía atención de su boca.

Jennie se acercaba inconscientemente lo más que podía a la boca de la mayor, estaba disfrutando mucho eso, no sabía que era tan sensible en esa parte, le encantaba. Sus jadeos eran cada vez más fuertes y se intercambiaban con gemidos.
Rosé acariciaba su espalda baja y chupaba con calma cada pezón, sabía por experiencia lo doloroso que podía ser las primeras veces si eras muy sensible.
Dejó en paz aquel pezón e hizo un chupón en uno de los senos, le encantaba dejar marcas en sus compañías, así al menos la recordarían por un tiempo más.

Cuando retomó su labor en el pezón derecho, comenzó a hablar, era algo por lo que se caracterizaba Rosé en el sexo, hablaba tanto como para volver locas a las chicas, arrastraba las palabras y sabía que decir exactamente para que quieran más y más. Jennie no iba a ser la excepción.

-¿Te habían chupado así, bebé? ¿Te gusta?- Jennie asintió frenéticamente. -¿Ya te lo habían hecho?- Rosé decidió jugar un poco.

-N-no, Rosé. Me gusta mucho.- Jennie se vio en necesidad de aclarar, mientras la mayor esperaba una respuesta con su pecho en la boca.

-Mmh, ya veo.- mordió suavemente el pezón y la menor gimió. - ¿Y tú has hecho algo así alguna vez?- siguió con los besos.

Jennie quiso reír. Si supiera que esa virgen no había hecho nada y que todo lo que sabía era gracias a libros y un poco del malo porno lésbico que encontró en internet. Pero se creía capaz, era cuestión de ponerle un poco de voluntad y prestar atención a lo que le estaba haciendo Rosé, supuso que era fácil replicarlo.

-No, nunca.- Rosé sonrió, suponía que Jennie no tenía experiencia, pero que se lo confirme así la ponía más.

-¿Y no quieres probar, bebé?- a este punto se miraban a los ojos atentamente y Jennie solo pudo asentir mientras soltaba un "mmhm". -Ven aquí entonces, no esperemos más.- la tomó de las mejillas y antes de bajarla para que haga cualquier cosa le dio un beso en los labios. - Hazlo como yo te lo hice, ¿Si, bebé? Primero se suave, yo te indicaré cuando tengas que ir más fuerte.- dejó otro beso en sus labios y retiró la espalda del respaldo, Jennie entendió que era para que ella le sacara la ropa interior y así lo hizo.

Cuando vio sus pechos casi se queda sin aire, eran hermosos, la piel blanquecina contrastaba con los pezones rosados. Eran pequeños y caían de manera bonita sobre su torso. Se acercó con lentitud y sacó su lengua para lamer uno, mandando un escalofrío a todo el cuerpo de la mayor, que la miraba con ojos oscuros, fascinada por las acciones de la más pequeña.

Lamió despacio y luego succionó, tal como lo había hecho Rosé con ella. Cerró sus ojos mientras lo hacía, no iba a negar que era relajante ese momento, su seno era tan suave que quería quedarse ahí para siempre. Rosé colocó el cabello de la menor detrás de su oreja y luego la tomó por la nuca, acercándola más todavía.
Jennie iba alternando entre pecho y pecho, dejando besos en el camino, estaba haciendo lo mejor que podía y recordaba. La punta de su lengua rodeaba la aréola varias veces y después pasaba por el pezón, repetía eso seguido para luego meterselo a la boca y comenzar a chupar.

Rosé gemía y acariciaba la cabeza de la menor, estaba haciendo un buen trabajo.

-Muerde.- ordenó. Jennie la miró confundida, no quería lastimarla. La mayor vio la duda en su cara, así que tuvo que aclarar. -Muerde despacio, donde tú quieras, se va a sentir bien. Hazlo, bebé.- solo necesitó las últimas palabras para hacerlo, si la seguía llamando así Jennie haría cualquier cosa que le pidiera. Mordió despacio el pezón y siguió succionando. - Así bebé.-

Le encantaba tener la aprobación de Rosé, eso significaba que lo estaba haciendo bien. Y siguió con lo suyo, masajeaba el pecho que no tenía la atención de su boca, mientras lamía y succionaba el otro. La mayor acariciaba su cabeza y jadeaba fuerte.

-Aprendes rápido, cielo.- tenía la respiración agitada, tomó su mentón y la atrajo hacia su boca, compartiendo un beso fuerte, a esas alturas los labios de Jennie ya estaban un poco hinchados. -¿Quieres aprender más, bebé?- la ternura en su voz volvía loca a la menor. ¿Por qué mierda la calentaba que la traten así?

-S-sí.- gimió luego de que Rosé arrastrara una mano por su centro.

Comenzó a acariciar el punto de Jennie sobre la ropa interior, que ya estaba completamente mojada.
La menor gemía y acercaba más su centro a la mano de Rosé. Esta besaba su cuello y trataba de llevar al límite a Jennie, sus gemidos eran dulces, se notaba que hacía lo posible para no emitir sonido. Sacó la ropa interior de la más chica con ayuda de la misma, mientras planeaba su próximo movimiento.

Rosé amaba controlar a sus compañías, pero lo amaba más si lo hacía mientras le daban placer.

-¿Has probado el sexo oral, bebé?- las preguntas seguían siendo tontas para Jennie, claro que no hizo nada de eso, era la primera vez que una mujer la tocaba y no era su madre.

-No, Rosé.- habló como pudo, con su frente apoyada en el hombro de la mayor, que amenazaba con entrar en ella.

-Eres muy buena niña, aprendes muy rápido. ¿Te gustaría aprender sobre eso también, mi amor?- dejó suaves besos sobre su clavícula.

-Sí... Ah, sí quiero.- una vez más Rosé había tentado su entrada, estaba desesperada, necesitaba un orgasmo pronto.

-Bien, entonces ven aquí. Siéntate sobre mi.-

Rosé se alejó y sacó a Jennie de encima suyo para poder recostarse en la cama. Hizo una seña con su mano, indicando que debía sentarse en su cara. Jennie enrojeció, más de lo que ya estaba, no iba a negar que le daba vergüenza.

-¿E-estás segura?- Jennie ya estaba a la altura de su cabeza, pero dudaba si pasar una de sus piernas al otro lado y por fin sentarse.

-Más que segura, ven bebé. Presta atención, deberás hacermelo después.- guiñó un ojo y la sonrisa en Jennie creció. ¿Cómo esa mujer hermosa estaba a punto de hacerle un oral?

Se posicionó sobre ella, pero al parecer no lo suficientemente cerca porque Rosé la tomó por los muslos e hizo que baje más, realmente estaba sentada sobre su cara.

Ahí comenzó la verdadera maravilla para Jennie, la lengua de la mayor jugaba con su clítoris y luego iba a tentar su entrada, los gemidos de Jennie no se retuvieron más y comenzaron a salir, su cadera se movía en busca de más contacto y su mano fue a parar al cabello de Rosé, tirando de él cuando succionaba su clítoris.

A Rosé le encantaba eso, la estuvo mirando a la cara todo el tiempo pero la menor tenía los ojos cerrados, se veía hermosa desde ahí abajo, su ceño fruncido le indicaba a Rosé que estaba haciendo un buen trabajo.

Su lengua trabajó ahí por unos buenos minutos, sacando los gemidos más profundos de Jennie, cuando creía que estaba al límite comenzó de nuevo con su juego.

-Mírame.- ordenó, y su aliento chocando con su centro hizo que Jennie se erizara toda.

Bajó su mirada, y los ojos profundos de Rosé la intimidaron, ¿Cómo podía ser tan hermosa?

-¿Crees que ya has aprendido lo suficiente?- Jennie negó desesperada, no podía terminar ahí, ella necesita llegar al orgasmo. -¿Oh, aún no, bebé?- y de nuevo estaba esa falsa inocencia que la volvía loca.

-Deja de hablar, tu aliento choca y- no pudo terminar cuando la risa de Rosé la hizo gemir.

-Veo que estás un poco desesperada, está bien, continuaré, pero solo porque fuiste una buena niña.-

Siguió con rápidos movimientos sobre su punto, lo rodeaba, succionaba, incluso llegó a morder suave, muy suave. Jennie estaba al borde del orgasmo, no necesitaba mucho tiempo más.

-No pares.- suplicó tirando de su cabello, Rosé dio la última succión cuando Jennie se corrió en su boca, sus piernas temblaban y tuvo que salir de ahí arriba rápido si no quería caer sobre ella.

Rosé sonrió satisfecha, mientras tiraba a la menor a un beso, beso que hizo probar su propio sabor. Gimió sobre su boca cuando sus lenguas se tocaron.

Se separaron agitadas, Rosé acariciaba su mejilla y con la otra mano recorría su cuerpo, desde sus pechos hasta su cadera.

-¿Te gustó, bebé?-

Jennie asintió, mirándola atenta, Rosé era hipnotizante. Pronunciaba una palabra y Jennie se veía en necesidad de darle toda su atención. Le gustaba que la tratara así, como si fuera una pequeña niña que estaba aprendiendo cosas y obtenía premios. Perfecto para Rosé que amaba "educar" a las más jóvenes.

Jennie miró el marcado rostro de la mayor, no pudo evitar la risa cuando notó su mandíbula marcada.

¿La tendrá así por dar sexo oral?

No dejaba de ser una adolescente tonta.

Rosé encontró curioso que se riera, pero de todas formas le contagió la risa.

-¿Qué te da tanta risa?- preguntó curiosa. Jennie avergonzada por sus pensamientos inmaduros se escondió en su cuello y susurró desde ahí mientras dejaba besos.

-Tu mandíbula, es muy bonita y está marcada. Solo me preguntaba si está así por... Ya sabes, hacer lo de recién.- apenas pudo terminar de hablar por la vergüenza. Era una idiota.

Se relajó cuando Rosé comenzó a reírse.

Era increíble porque ni cuando se reía se iba ese aura elegante y dominante.

-¿Crees que pueda ser por eso? No lo había pensado así.- dejó un beso en su hombro. -Puedes probar si quieres.- ahí comenzaba su juego de nuevo.- Digo, puedes probarlo en mi y si después de eso te queda más marcada, tal vez quieras seguir haciéndolo.- la sonrisa y el guiño al terminar de decir eso hicieron que Jennie quiera bajar hasta su centro en ese instante y darle el oral de su vida.

-Mhm, tal vez quiero probarlo.-

Rosé sonrió satisfecha y comenzó otro beso, mordía sus labios y luego pasaba su lengua sobre ellos. Jennie tomó la iniciativa de ir bajando por su mentón, cuello y senos, siempre dejando besos y algún que otro chupón, Rosé gemía extasiada, sus senos eran un punto muy sensible y le encantaba como la menor se los chupaba. La más chica bajó hasta su abdomen dejando besos muy húmedos, no tardó en dejar una marca en él, acercándose cada vez más a la zona tan necesitada.

Rodeó ambos muslos con sus brazos, dejándolos sobre sus hombros, y antes de ir directo al centro de Rosé, besó la cara interna de sus muslos, recibiendo súplicas para que se apurara y la tome de una vez por todas. Su lengua atravesó toda la extensión para separar los pliegues, después acarició suavemente su clítoris con la punta de su lengua, sacándole un gemido fuerte a la mayor.

Rosé tomó el cabello de Jennie y la acercó más a su centro, mientras la otra movía su lengua y hacía maravillas en ella. Succionaba en el momento justo para mandarle escalofríos por todo su cuerpo. Cada vez que la menor se separaba un poco en busca de aire, Rosé solo la presionaba más contra ella.

-Aprendiste muy bien bebé, no pares.- apenas pudo decir entre los jadeos.

Jennie realmente estaba disfrutando de darle placer a su mayor, tenía un sabor exquisito y los tirones en su cabello la llegaban a excitar. Las palabras de Rosé como "lo haces muy bien bebé" y "eres tan buena niña" la motivaban a seguir.

En la habitación se escuchaban los jadeos de Rosé y el chasquido de la lengua de la menor contra su centro, el pecho de Rosé subía y bajaba desesperada por busca de aire, era una escena muy sexy, la mayor tirada en la cama con la espalda curva y sus piernas bien abiertas para que Jennie la devorara, ambas manos presionando la cabeza de su aprendiz para acortar aún más la distancia inexistente.

Lágrimas de placer salían de Rosé, estaba en un punto máximo de placer, sin llegar al abismo. Jennie movía tan bien la lengua en opinión de Rosé, pedía a gritos desesperados más y más. Y Jennie solo obedecía.

Su mandíbula comenzaba a cansarse y optó por introducir dos dedos en la mayor, sacándole un grito por la sorpresa y haciendo que su espalda se arquee más, aprovechó que Rosé sacó las manos de su cabello y subió hasta encontrarse con su boca mientras seguía bombeando.

Los gemidos de Rosé se ahogaban en la boca de la menor.

-Sabes tan bien.- murmuró Jennie sobre sus labios.

Rosé agarró el rostro de la menor entre sus manos y acomodó su cabello detrás de su oreja.

-¿Sí, bebé? ¿Te gusta el sabor de mommy?- había luchado tanto para decir esas palabras que ni siquiera se dio cuenta de lo que dijo.

Con que 'mommy'. Pensó Jennie, imaginaba que tenía alguna fijación con eso, pero lo acababa de confirmar, y que mejor que seguirle el juego.

-Mucho, mommy.- y la besó de nuevo.

El beso no duró mucho porque necesitaba que Rosé se corriera en su boca, así que bajó nuevamente y su lengua comenzó a trabajar. En la habitación solo se escuchaban los gemidos de Rosé y los ruidos obscenos que provocaban sus dedos con los fluidos de esta.

-Me voy a correr.- avisó desesperada, pero Jennie sacó sus dedos y bajó la intensidad de su lengua, no quería que se corriera todavía. -¿Qué haces?- frustrada empujó sus caderas contra la boca de Jennie, necesitaba ese orgasmo.

-Aún no.- había alejado su lengua de allí y ahora besaba sus muslos.

-Por favor bebé, lo necesito.- alzó su cabeza y encontró los ojos de Jennie, la miraba con súplica.- Te voy a compensar tan bien cariño, pero por favor, necesito correrme ya.- la voz temblorosa movió algo dentro de Jennie.

¿Cómo esa mujer tan hermosa y que hace un rato la dominaba tanto ahora le estaba rogando?

Quiso hacerse rogar, realmente quiso, pero ver la desesperación en la cara de Rosé solo hizo que su boca esté de nuevo en su centro.

Volvió a meter los dedos y su lengua jugaba con el clítoris de la mayor, de izquierda a derecha, succionando y luego de arriba a abajo. Rosé gritaba de placer, una mano apretando tan fuerte uno de sus pechos que estaba dejando marcas, y la otra presionando la cabeza de Jennie contra ella.

Sus piernas comenzaron a temblar y no pudo advertir a Jennie porque tan pronto como esta curvó sus dedos, un fuerte orgasmo chocó contra la boca de la menor. Jennie chupó todo rastro de su orgasmo completamente orgullosa, haciendo que los espasmos de Rosé se prolonguen un poco más.

Salió de entre las piernas de la mayor y la vio agotada, sudada y aún temblando. Logró ver la marca que su mano dejó en su seno, estaba enrojecido y tenía las marcas de las uñas. Se acercó a besarlo con delicadeza y Rosé acarició su cabello al notarlo. Besó a Jennie probando su sabor y la menor cayó rendida a su lado.
Ambas respiraban agitadas, pero ninguna quería que eso terminara ahí.

-Bebé, dije que te lo compensaría, y yo cumplo con mi palabra.- comenzó a arrastrar sus uñas despacio sobre su muslo, causando escalofríos en la menor.- Ve a ese cajón de allí.- apuntó.- Puedes elegir lo que quieras.-

Jennie se levantó curiosa a ver lo que le ofrecía la mayor. ¿Tan bien cumplía su rol que le daba recompensas si se portaba bien como una niña buena?

Rosé se apoyó en sus codos y la miró atenta, estaba muy curiosa por lo que elegiría. Cuando Jennie abrió el cajón se encontró con muchos artículos sexuales, abrió sus ojos sorprendida y se sonrojó un poco, mentía si decía que conocía aunque sea la mitad de lo que había allí dentro. Había vibradores de todos tipos, tamaños y colores, correas, cintas y "cosas raras" que no se imaginaba ni para qué eran. Pero había algo que sí reconocía muy bien, y nunca va a admitir si lo eligió porque era de las pocas cosas que conocía o porque realmente quería probarlo. Cuando alzó el strap on, apareció una sonrisa de satisfacción en la cara de Rosé.

-Oh, ¿quieres que use eso en tí, bebé?- el entusiasmo fue tanto que se olvidó que estaba agotada y pronto se alzó para ir donde estaba la menor, sin embargo esta negó y la miró a los ojos con una inocencia que movió hasta lo más profundo de Rosé.

-No.- tarareó.- Quiero follarte con esto Rosé.

-Oh Dios, no sé qué hacemos perdiendo el tiempo aquí, Jennie.- su desespero hizo que la menor se riera.

Bien, Rosé amaba dominar a sus parejas, no necesariamente buscaba ser la activa, pero si tenía a esa chica pidiendo follarla mientras la miraba a los ojos con una lujuria disfrazada de inocencia, no se iba a negar mucho a dejar su papel de dominante. Y Jennie consideró ser la penetrada por ese strap pero el hecho de ser la que causa los orgasmos de Rosé y escuchar esos hermosos gemidos la calentaron tanto que no se iba a perder esa oportunidad.

Rosé abrió el cajón de al lado mientras Jennie luchaba por colocarse el strap.- ¿Prefieres chocolate o frutilla?- la menor la miró con el ceño fruncido, ¿Por qué era importante eso ahora? Una seña de insistencia hizo que responda.

-Frutilla.- respondió con un poco de duda, Rosé solo rio y agarró un pote del cajón. Jennie empezaba a comprender.

-No piensas que vas a meterme esa cosa así como si nada, ¿verdad?- habló con diversión mientras le mostraba el lubricante. Jennie enrojeció, realmente estaba por hacer eso, ni siquiera sabía cómo se supone que tenía que hacer el movimiento de la penetración.- Siéntate aquí bebé, primero te mostraré como me gusta, así que una vez más deberás aprender para luego hacerlo tú, aunque eres muy buena en eso.- guiñó.

Una vez que Jennie estaba ubicada, Rosé abrió el lubricante y lo arrastró por toda la gran extensión, en un movimiento tan lento y delicado que la menor tuvo que tragar fuerte, ¿Era posible si decía que sentía esos movimientos como si realmente tuviese un pene?

La mayor rodeó el cuello de Jennie con sus brazos y colocó sus rodillas a los lados de ella, sin dejar de mirarla a los ojos bajó un poco su cadera, intentando que entre en ella, pero debido al lubricante solo se resbaló sobre su centro.

-Es tu pene Jennie, tienes que hacer que entre.- canturreó y la menor se enrojeció completamente, bajó su mano con cuidado y buscó la entrada de Rosé con la punta del pene de silicona. Sintió la presión cuando se insertó correctamente.- Buena chica.- besó sus labios.

Rosé subía y bajaba en el strap largando suaves jadeos, sus manos en los hombros de Jennie para tener estabilidad, la más chica miraba todo completamente extasiada, las caras que hacía, el cuello expuesto y los senos rebotando levemente a la altura de su rostro, más abajo el pene desapareciendo en el interior de Rosé. Escena digna de admirar.

-Bebé...- jadeó recibiendo la atención de la chica.- tienes que hacerlo lento al principio, siempre, al menos que te lo pidan, tienes que darle tiempo al interior para que se adapte al tamaño.- sus movimientos lentos acompañaban el discurso. Jennie asentía atenta a todo lo que le enseñaba.- En el proceso puedes acompañarlo con cualquier cosa, todo es placentero, besa el cuello, los pechos, acaricia el clítoris, muerde, tira, ahorca. A mí me gusta todo, pero debes conocer bien a tu pareja para saber lo que quiere. Igual tú, nunca dejes que te hagan daño, bebé.- los suspiros se escapaban de sus labios mientras hablaba, y los movimientos iban aumentando la velocidad. La menor estaba encantada con la vista y la voz sexy.
-Tú aprendes muy rápido, se que lo vas a hacer bien.- besó sus labios suavemente.- Pero tienes que saber que a mi me gusta fuerte, no interesa si vas lento o rápido, si lo haces fuerte tocaré el cielo.

Y así lo hizo, Rosé bajaba lento pero con fuerza, y Jennie acompañaba el movimiento con las manos en sus caderas.
Quiso seguir las recomendaciones de su mayor, y tener sus senos a disposición eran una gran invitación a chuparlos. Comenzó a hacerlo y Rosé gimió, haciendo sus movimientos más rápido.

-A-ah, mira, prueba esto.- habló la mayor mientras tomaba el pote de lubricante y colocaba el gel sobre sus senos, Jennie la observaba con hambre, debe confesar que ver sus senos relucientes por el lubricante los hacía mucho más apetitosos. -Elegiste el sabor, te va a gustar.- guiñó.

A Jennie le sorprendió encontrar el sabor a frutilla mientras chupaba el pezón, si antes amaba los pechos de la mayor, ahora eran una adicción. Lamía, chupaba y dejaba marcas, haciendo que los gemidos de Rosé aumentaran, así como sus movimientos, y aunque le encantaba estar así empezó a sentir la desesperación que tenía la mayor y quiso hacer el trabajo ella misma.

-Cambiemos, quiero follarte yo ahora.- jadeó mientras tomaba los muslos de la mayor por abajo, Rosé sonrió satisfecha y no tardó en acomodarse en la cama.

Recostada en el centro de la cama, rodeó la cintura de Jennie con sus piernas y fue penetrada, rápido y fuerte, como le gustaba a ella. Gemía excitada y su cuerpo rebotaba por las fuertes estocadas.

Jennie dio todo de sí durante los primeros minutos, sacando fuerza que no sabía que tenía, junto a esos movimientos de cadera que sabía que iban a ser un gran problema mañana. Se alejó un poco de la mayor para quedar sobre sus rodillas, sin dejar de penetrar, y rodeó sus muslos, la vista era maravillosa, los pechos relucientes de Rosé rebotando con sus movimientos, el cuello expuesto y marcado, todo su torso estaba marcado por ella. La expresión de placer pura en la cara de la mayor, que no dejaba de gemir, cada vez más cerca del orgasmo, pedía a gritos que no se detuviera, que fuera más rápido. Pero eso era imposible para Jennie, su abdomen ardía, mucho más que todo su interior por el excitante momento que estaba viviendo.

Recordó las instrucciones de la mayor, siempre debía ser fuerte, así que disminuyó el ritmo pero siempre entró fuerte en ella, causando gemidos entrecortados y que el choque de las pieles resuene en toda la habitación. Acompañó eso con caricias en el clítoris, llevando a Rosé completamente al orgasmo.

Su espalda se arqueó y un último gemido ronco salió de su garganta, explotando en un orgasmo grandioso, que la llevó a las nubes por unos segundos antes de ir descendiendo lentamente. Abrió sus ojos lagrimosos y le dedicó una sonrisa completamente satisfecha a la menor.

-Lo hiciste tan bien, bebé.- la voz raspó en su garganta, mientras estiraba su brazo para atraer a Jennie a un beso.

Esa definitivamente había sido una noche magnífica, Jennie tenía mucho para contarle a Jisoo, y Rosé podía decir orgullosa que nunca se equivocaba eligiendo a sus presas.

one shot original de tolippie (gracias otv por dejarme adaptarla:3).

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