Capítulo 02
Habían pasado varios días, pero por fin había llegado el cual Jisung había esperado con mucha emoción se había preparado con entusiasmo durante toda la semana para la gran fiesta de integración de vecinos. Había oído hablar mucho sobre este evento anual, una celebración en la que todos los habitantes se reunían para conocerse mejor y estrechar lazos.
Jisung se dirigió al centro de la ciudadela con paso firme, vistiendo una camisa de lino blanca y unos pantalones oscuros. Al llegar, sus ojos se encontraron con una multitud de rostros familiares y desconocidos, todos riendo y disfrutando de la velada. En el centro del bullicio, destacaba una figura alta y robusta, con una sonrisa cálida y una presencia varonil. Era Changbin, el fundador de la ciudadela y anfitrión de la fiesta.
Changbin lo recibió con un apretón de manos y una sonrisa amistosa. — ¡Jisung! Me alegra que hayas venido.
— Gracias, Changbin. He oído mucho sobre esta celebración y estaba deseando asistir. La verdad, el ambiente es increíble.
— Déjame presentarte a alguien muy especial, — dijo Changbin, señalando a un joven de ojos brillantes y cabello oscuro que se acercaba. — Este es Seungmin, mi esposo.
Seungmin le dio un abrazo. — Encantado de conocerte, Jisung.
Jisung se sintió acogido de inmediato por la calidez de la pareja. Conversaron durante un rato, compartiendo historias y risas, y Jisung se dio cuenta de lo afortunado que era de vivir en un lugar con personas tan maravillosas. La música, el murmullo de las conversaciones y el suave tintineo de las copas creaban una atmósfera perfecta para la ocasión.
Luego de un rato, Jisung divisó a su vecina Karina cerca de una mesa repleta de dulces coloridos y deliciosos. Se acercó a saludarla con una sonrisa.
— ¡Karina! Estos dulces se ven increíbles. ¿Los has hecho tú?
— Así es, — respondió ella con orgullo. — Pensé que sería una buena oportunidad para compartir algo especial con todos. Espero que te gusten.
— Estoy seguro de que sí. Eres una cocinera increíble, — dijo Jisung, tomando uno de los dulces y probándolo. — ¡Está delicioso! Al igual que lo estuvo el pie que me preparaste.
— Me alegra que te gustara tanto cómo los que acabas de probar, enserio me halaga lo que dices. — dijo con un tono nervioso, continuaron con una cálida charla en donde Karina le mostró más acerca de sus talentos culinarios y algunas fotos de postres que había preparado anteriormente.
Conforme avanzaba la noche, la música aumentó de volumen y las luces se atenuaron, creando un ambiente perfecto para bailar. Jisung, sintiéndose animado y un poco ebrio por los tragos que había tomado, se dirigió a la pista de baile. La música lo envolvía y se dejó llevar por el ritmo, moviéndose con libertad y sensualidad.
De repente, sintió unas manos rodeando su cuerpo. Giró la cabeza y se encontró con los ojos oscuros y misteriosos de su vecino, alguien a quien había visto en contadas ocasiones pero con quien nunca había hablado mucho. La sorpresa lo embargó, pero la sonrisa que se intercambiaron fue suficiente para disipar cualquier duda. No se dijeron nada; simplemente bailaron juntos por un momento, compartiendo esa conexión silenciosa.
Jisung, sin poder evitarlo, intentó iniciar una conversación. — Hola, no hemos tenido la oportunidad de hablar mucho antes. Me llamo Jisung.
Su vecino, —el cual ya sabía esa información— aún sonriendo, lo interrumpió suavemente. — No tenemos las mismas intenciones, Jisung. No busco nada más que este momento. — Y antes de que Jisung pudiera responder, su vecino se alejó, dejando a Jisung con una sensación de confusión y muchas preguntas sin respuesta.
Tratando de ignorar el incidente, Jisung se dirigió a la barra y pidió algunas copas más. Bebió en silencio, observando cómo las personas comenzaban a retirarse hacia sus hogares. La música seguía sonando, pero el bullicio de la fiesta se estaba desvaneciendo.
Jisung, sintiéndose algo cansado y mareado, decidió que era hora de irse también. Mientras se dirigía hacia la salida, su último recuerdo fue ver a Changbin y Seungmin caminando juntos, tomados de la mano y riendo, antes de que todo se volviera negro.
Al despertar, Jisung se dio cuenta de que no estaba en su habitación, ni siquiera en su casa. Los recuerdos lo tomaron por sorpresa. Miró a su alrededor, tratando de comprender dónde estaba. La oscuridad de la habitación y el olor a humedad no le daban un buen presentimiento. Al intentar moverse, sintió el frío del metal en sus muñecas y tobillos.
Estaba encadenado.
La realidad de su situación lo golpeó con fuerza. Trató de recordar cómo había llegado hasta allí, pero los eventos de la noche anterior eran un torbellino en su mente. La confusión se mezcló con el miedo, y su respiración se volvió más rápida.
— ¿Dónde estoy? — susurró para sí mismo, luchando contra el pánico.
El miedo invadió a Jisung el cual trato de controlarse ya que la resaca no lo estaba ayudando, trato de indagar entre sus recuerdos de la noche anterior sobre cómo pudo llegar a esa situación, pero nada le cuadraba era simplemente imposible.
Hasta que alguien llegó a su mente.
"—No tenemos las mismas intenciones, Jisung. No busco nada más que este momento.—"
Su vecino, el cual aún desconoce.
Jisung tenía muchas preguntas, pero no creía que su vecino, a quien apenas conocía, fuera el sospechoso de su actual secuestro. Después de todo, su vecino había dejado claro que no tenía interés en relacionarse con él. Esta certeza le brindó un pequeño alivio, descartando al menos una posibilidad en su lista de sospechosos. Sin embargo, aún se encontraba encadenado y necesitaba hacer algo razonable para intentar liberarse.
El miedo lo envolvían, pero Jisung sabía que no podía rendirse. Decidió que lo más lógico sería intentar llamar la atención de alguien, gritando. Así que respiró profundamente y comenzó a gritar con todas sus fuerzas. — ¡AYUDA! ¡AYUDA! — Su voz resonó en la oscuridad, pero la única respuesta que recibió fue una pequeña risa y un susurro apenas audible.
— No podrás escapar, — dijo la voz, seguida de una risa escalofriante. — Nadie te escucha.
El eco de esas palabras se mezcló con el silencio de la habitación, haciéndolo sentir más atrapado que nunca. La risa era fría y cruel, y el susurro apenas audible le erizó la piel. Jisung trató de mantener la calma, pero el miedo se apoderaba de él. ¿Quién estaba detrás de todo esto? ¿Qué querían de él?
Desesperado, comenzó a examinar sus cadenas. Las esposas eran de metal grueso y estaban bien ajustadas a sus muñecas y tobillos. Trató de moverlas, pero apenas logró hacer un leve ruido de metal chocando. Sabía que no tenía las herramientas ni la fuerza necesaria para liberarse por sí mismo.
Jisung cerró los ojos por un momento, tratando de pensar con claridad. Recordó la fiesta, las caras de las personas, las risas y las conversaciones. ¿Había alguien que se comportara de manera extraña? ¿Alguien que pudiera haber tenido una razón para hacerle esto? No podía pensar en nadie en particular. Todos parecían amigables y acogedores, incluso su vecino misterioso que había dejado claro no tener intenciones hacia él.
Mientras intentaba calmarse y pensar en un plan, la puerta de la habitación se abrió lentamente. La luz del pasillo se filtró en la oscuridad, cegándolo momentáneamente. Una figura oscura se perfiló en el umbral, observándolo en silencio. Jisung sintió que su corazón se aceleraba, el miedo y la adrenalina inundando su cuerpo.
— ¿Quién eres? — preguntó con voz temblorosa, tratando de mantener el control. — ¿Por qué estoy aquí?
La figura no respondió de inmediato. En lugar de eso, avanzó unos pasos más hacia él, y Jisung pudo ver que llevaba una máscara que ocultaba su rostro. La presencia de la figura era intimidante, y Jisung sintió que cada segundo se alargaba eternamente.
— Estás aquí por una razón, — dijo la figura finalmente, su voz modulada por la máscara. — Y pronto lo entenderás.
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Hola, ¿qué opinan? ¿Les gusta cómo se está desarrollando la historia? Enserio necesito saber porque no me convence del todo, hasta siento que mi forma de narrar esta meh.
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