—Amane, ¿qué quieres para cenar? —Kou se colocó su delantal azul, y se preparó mentalmente para la siguiente discusión infantil que tendría con su pareja.

—¡Quiero una dona! —chilló el azabache de una forma un tanto infantil, como si simplemente no hubiera cambiado durante todo ese tiempo que había crecido, saliendo de la secundaria y preparatoria.

—No tengo todo lo necesario para hacer donas ahora. Además, éstas llevan un tiempo, no creo que se puedan cenar si vamos ahora mismo a comprar lo que falta —razonó lo mejor que pudo, tratando de no ceder ante los berrinches extrañamente encantadores de su novio al menos una vez en su vida. Todo se notó destruido en un abrir y cerrar de ojos, cuando el de menor estatura dejó escapar un mohín silencioso y sus bellas facciones de niño fueron encaradas con fuerza en el corazón de Kou al momento en que ambos cruzaron miradas, chocando el ámbar con el azul. Suficiente para matar al mayor.

—¡No es justo! —Lloró Amane, tirándose de espaldas al pequeño sofá y tomando por impulso un pequeño cojín de estrellas que Kou le regaló en su aniversario anterior.

Minamoto Kou lo observó en silencio, y no dudó en pensar de forma inevitable que su novio era un consentido mimado, así siempre ha sido desde el inicio. Y él, desde el inicio, caería en algo tan fácil.

—¿Podemos comprar algunas? Cerca hay una panadería, ¿no? —Trató de pelear una última vez, sabiendo que sería inútil. 

Su querido novio sólo infló sus mejillas, miró a otro lado y acto seguido, uno de sus dedos cayó sobre su mejilla, antes de sonreír internamente, listo para rematar a Kou de una vez por todas.

—Está bien, pero... —susurró esas últimas palabras, listo para sacar su cuchilla más poderosa, esperando pacientemente cuando la mirada inocente de Kou, ajeno a lo que pasaría, le prestara toda su atención—. Amo las donas que tú haces, no se comparan con las de nadie más —afirmó, diciendo una verdad, sólo que un poco más acaramelada.

Kou no pudo más y explotó en rojo, con su corazón latiendo al mil por ciento.

—¡Va-vamos a comprar lo que falta! —declaró, aceptando su derrota y caminando hasta la entrada al deshacerse de su mantel y tomar las llaves que estaban en un pequeño buró. Amane no tardó en ponerse de pie con rapidez, sonriente, corriendo para lograr aferrarse al brazo de su pareja.

—¡Sí, Kou!

No sé hacer One-Shots con temática específica, lloro.

Espero y les haya gustado, porque la verdad no tenía idea de qué hacer aquí: quería hacer algo tipo rivalidad adulta, donde ambos no puedan vivir juntos y al final salió esto.