Día 01. Confesión
—Hanako, creo que soy gay. —Minamoto soltó sin reparos, dando una exhalación avergonzada al momento de decir esas palabras. El séptimo de los misterios abrió sus ojos como platos ante tal afirmación, parpadeando y tratando de procesar lo que le había dicho.
¿A qué venía esa confesión toda rara?
El chico fantasma dio un suspiro, se recargó contra la pared de los baños abandonados y posó una de sus manos sobre su gorra, tratando de acomodarla, aunque ya estaba acomodada, sólo quería sentirse tranquilo. Era una pena horrible que Yashiro no estuviera hoy con ellos, después de que se hiciera mucho más cercana a Mitsuba de una forma un tanto «romántica». Ahora que mencionaba mentalmente al de cabellos rosados... ¿ese fantasma tenía algo que ver con el descubrimiento de su orientación sexual de Kou?
—Y b-bueno... —Kou detuvo sus palabras nuevamente, empezando a temblar todavía más. Calló sin el menor aviso, dando un grito desesperado por esa acción, colocó sus dos manos sobre sus cabellos y los empezó a sacudir, un tanto apenado—. ¡Ah, no sé cómo expresarme! ¡Creo que me ha empezado a gustar alguien, Hanako! —gritó el rubio, todavía revuelto en cuanto a emociones y queriendo soltar un grito y amueblar a su corazón en la dignidad.
Hanako sintió su garganta seca, mordió su labio inferior y trató de mostrar con certeza que la forma en la que el exorcista de ese poderoso Clan hablaba del afortunado ganador de su corazón no le dolía. Tenía un mar de emociones, enamorado hasta el borde por las acciones tan tiernas que sacaba Kou al estar avergonzado por lo que hacía, y de cierta forma también le dolía porque él no era el causante de su forma de actuar. Sus pupilas miraron disimuladamente el suelo, y fingió no darse cuenta de nada, no queriendo arruinar la felicidad de su interés romántico sólo confesándose de pronto ahora que ya no tenía nada que perder, e incomodarlo. No, él sería feliz, si Kou Minamoto era feliz. Por eso, lo apoyaría incondicionalmente.
—Niño, ¿quién es el desafortunado chico que te gusta? —Jugó con sus palabras, queriendo remarcar sin buscarlo ofender que la persona en la que se había fijado no era para nada afortunado. Minamoto paró en seco, bajando sus manos de sus cabellos poco a poco y logrando encarar al chico de ojos ámbar de improviso. Los dos cruzaron miradas, no dijeron nada y aun así, el mayor no pudo evitar mirar a otro lado, un tanto avergonzado.
—Es que, antes de decirlo, creo que él no es gay, incluso parece que le gusta Senpai —susurró el más bajo, juntando sus manos y empezando a chocar sus dedos entre sí, en señal de ya haberse rendido y a la vez no con su interés amoroso.
Hanako escuchó esas palabras atentamente, y se sintió caer en una zanja profunda que llevaba el nombre indudablemente como: «zona de amigos», ya se veía siempre estando al lado de Kou... como amigos. Ya se imaginó apoyándolo en todo lo posible... como amigos. Ya se vio compartiendo momentos hermosos con él... como amigos. Ya se imaginó toda la eternidad con él... como amigos. Muchas flechas atravesaron el pequeño cuerpo del azabache, no logrando simular que estaba gravemente herido: ¡como amigos, como amigos, como amigos, como amigos, como amigos! ¡No quería ser su amigo! Pronto regresó a tierra firme, abriendo sus ojos como platos al saber de sobra, que Kou también estaba sufriendo un desamor. ¡Pobre Kou! Mitsuba sí estaba enamorado de Yashiro, ¿qué debía de decirle? ¿Alguna palabra para animarlo?
—Oye, niño, ¿te gusta Mitsuba? —habló de improviso, un tanto dolido y ya preparándose mentalmente para recibir el no tan ansiado: «sí», de su amado. Apretó sus manos entre sí, simulando fuertes cadenas que encerraron a su corazón para que éste no fuera roto.
Kou pareció escuchar claramente esa pregunta, haciendo que su rostro se destruyera por la sorpresa. Sus orbes azules no pudieron evitar mostrar un claro gesto de contener la vergüenza que se iba acumulando en sus mejillas. Ahora ya estaba completamente rojo y desesperado: ¿Hanako no se había dado cuenta de que estaba enamorado de él? ¿Por qué? Y, además, se había enterado de algo bastante interesante, ¿cómo que Mitsuba estaba enamorado de Yashiro? Pero eso no importaba, por el momento tenía que deshacer su amor al chisme y arreglar el malentendido.
—¡No, ¿por qué me gustaría Mitsuba?! ¡Me gustas tú, Hanako! ¡Es obvio! —exclamó el rubio con un pendiente en su oreja, mostrando un claro gesto de enojo y desacuerdo porque sus sentimientos fueron interpretados de forma errónea, aunque también era su culpa por no haberse explicado bien. Y Hanako pareció notar eso, él también mostrando un claro gesto de enojo, uno que combinaba la pena y la felicidad por haber escuchado que era correspondido por su antes amor imposible—. ¡Me gustas tú, por eso lo decía!
—¡Pues es que a Mitsuba le gusta Yashiro!, ¿qué querías que pensara? ¡¿Por qué me gustaría ella si te he conocido a ti?! —defendió con capa y espada sus sentimientos por su amigo—. ¡Cualquier persona en su sano juicio se enamoraría de alguien como tú si te conocieran! —declaró, antes de empezar a flotar para estar a su altura y cruzarse de brazos.
Los dos se miraron a los ojos, con el ceño fruncido y la vergüenza a flote. Así estuvieron unos segundos, hasta que ambos se dieron cuenta de lo que habían dicho y ahí todo explotó. Los dos se pintaron del color de los enamorados, se miraron a los ojos, con las pupilas temblando y rápidamente se dieron la vuelta; ahora no querían verse, al menos por cinco minutos. Los dos se correspondían, y ambos se habían confesado sin darse cuenta.
Tenía que participar sí o sí en la semana HanaKou porque ésta es una de mis parejas favoritas en cuanto a homosexuales (aunque nada la gana a mi amor por el SebaCiel y el KageHina JAJAJA), y no podía fallar.
Me disculpo si los relatos son un poco sosos, ya que no tengo mucha imaginación para los temas y peor aún, no sirvo para escribir One-Shots, JAJAJA, pero espero y les guste.
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