Hoy le tocaba hacer la limpieza del departamento. No era mucho lo que debía arreglar pues sus compañeros de vivienda no eran tan desorganizados.
Bueno tal vez el castaño hacia sus desastres cuando intentaba suicidarse pero no era nada que no pudiese manejar.

Kyouka sabía que ese día su familia llegaría un tanto tarde pues habían ido a hacer entrega de informes al otro lado de la ciudad. Así que se tomo su tiempo para arreglar el hogar y preparar todo para la cena.

Ya se había encargado del baño y de su propio cuarto ahora tocaba asear el que compartían el suicida y el tigre lunar.

No le sorprendió mucho ver varias prendas tiradas y el futon todo revuelto. Después de todo los mayores se habían quedado dormidos, o mejor dicho Dazai se quedo dormido y mantuvo aprisionado a Atsushi hasta que el peligris perdió la paciencia y lo mando a volar.

Por lo que salieron tarde y sin desayunar (un verdadero sacrilegio para el de ojos bicolor).

Empezó a recoger las prendas y ponerlas junto a la ropa para lavar.

Mientras lo hacía no podía evitar reírse.

Entre sus manos tenía un pantalón con cola y aun en el suelo se encontraba una camisa con capucha que tenía orejas.
No podía creer que Atsushi aun usara ese pijama.

¿Cuanto había pasado desde que el suicida se lo regalo?

Definitivamente su hermano debía dejar de complacer los caprichos de su pareja.
Aunque si lo pensaba bien dicha pareja no existiría si no fuese por eso los arrebatos que una apariencia similar le habian provocado a cierto suicida.

Aun recuerda como empezó todo aquello.
Y debía admitir que fue muy hilarante. Es decir que la alteración en la habilidad del peligris provocara que el castaño se declarara fue muy entretenido.

Un día como cualquiera en la agencia había iniciado. O eso creían todos los miembros que ya se encontraban en la oficina.

Kunikida le gritaba a Dazai que se pusiera a trabajar, Naomi manoseaba a su hermano mientras este trataba de revisar los documentos de su siguiente trabajo. La doctora se había encerrado en la enfermería apenas paso la puerta de la oficina.

Rampo leía el periódico ignorando a todo el mundo, aunque en realidad estaba bastante pendiente de la tardanza de dos miembros, y no era el único.

Kunikida y Dazai también estaban extrañados porque los novatos no hubiesen llegado aun.

Cuando el retraso ya pasaba a ser de más de una hora empezaron a preocuparse hasta el punto de querer salir a buscarlos.

Pero esa idea se desvaneció cuando al fin pudieron ver a ambos cruzando la puerta. Aunque ahora estaban muy curiosos ya que por alguna extraña razón el más grande de ese par estaba cubierto de pies a cabeza.

Atsushi no llevaba su habitual conjunto, esta vez traía un buzo que le quedaba bastante holgado tanto en cuerpo como en brazos incluso llevaba una capucha que le cubría casi completamente la cabeza. Apenas si se le veía el área desde la nariz al mentón.

La ex asesina lo hacia ingresar a empujones. Mientras miraba por todos lados en la habitación. Antes de que alguno de los adultos pudiera mencionar alguna palabra la chica fue quien hizo una pregunta:

-¿la doctora Yosano está en la agencia?-

El único que respondió fue el adicto a los dulces pues ya estaba seguro de que algo le sucedía al peligris.

-está en la enfermería,-

- gracias, vamos Atsushi.-

A todos les sorprendió la gran resistencia que imponía el tigre. Pero aun así Kyouka logro sacarlo de la vista de todos. La preocupación y curiosidad los había invadido así que no perdieron tiempo y avanzaron tras los dos jóvenes pero para su desgracia la pelinegra apenas logro meter a su hermano cerró la puerta dejando a todos fuera.

O al menos así fue durante varios minutos. Pues en breve la que abrió fue Yosano quien pidió a Dazai que ingresara.

Dentro de la enfermería se encontraba un Atsushi cubriéndose con una de las sabanas de la camilla.

-¿que le sucede a Atsushi kun?-

-esta mañana se despertó y se encontró con que cierta características del tigre aparecieron de repente. Ya hizo todo lo posible para deshacerlo pero no lo logro. ¿Por eso podrías hacerlo tú?-

-claro no tengo problema. Pero ¿ porque no lo pediste desde un principio?- y se acerco al peliplata para descubrirlo. Vaya sorpresa se llevo al ver que unas pequeñas orejas se agitaban levemente sobre la cabeza del chico. Y mirando con un poquito más de atención podía ver como una larga cola se agitaba a su espalda. Se le hacía extremadamente tierno verlo así pero podía notar lo avergonzado que se sentía el tigre. Ahora entendía el porqué entro de esa manera lamentando el no poder tomar una foto para su colección de momentos adorables de Atsushi kun se acerco y le toco el hombro inmediatamente esas extremidades que no correspondían a un cuerpo humano se desvanecieron. Pero apenas separo su mano del cuerpo ajeno volvieron a aparecer. Eso era raro. Repitió el proceso unas cinco veces más y el resultado era siempre el mismo.

Ante la situación Atsushi estaba entrando en un ataque de nervios. No quería que nadie más lo viera así, pero para su mala suerte las dos secretarias de la agencia se lograran colar y comenzaron a chillar de la emoción.

Eso le disgustaba muchísimo al suicida. Sentimiento que se fue acrecentando cuando las vio toquetear las redondeadas orejas de pelaje blanco. Incapaz de tolerar eso tomo nuevamente la sabana con la cual envolvió por completo al peliplata. Lo cargo como costal de papas y sin pronunciar ni una sola palabra se lo llevo de la oficina.

Todos quedaron impresionados por la reacción del castaño pero ninguno hizo el menor esfuerzo por impedirle la salida. En pocos minutos Dazai y su carga se encontraban ingresando al departamento del mayor.

Ya seguro de que estaban fuera de la vista de cualquier otro ser viviente bajo y desenvolvió a Atsushi quien estaba muy confundido y avergonzado.

-¿Dazai san puedo saber porque me trajo hasta aquí?-

-no me gusta que te anden tocando de esa manera. Y menos si yo no puedo hacerlo. Es muy injusto que solo yo no pueda tocar las lindas orejas de tigre de Atsushi kun.

Buaaaa también quiero acariciar esa colita que se ve está bien esponjosa. –

El peligris estaba más rojo que un tomate maduro. No podía creer que su superior se comportara de esa manera.

-Dazai san no debería decir esas cosas. Cualquiera podría malinterpretar sus palabras- Dazai lo observo durante algunos segundos y luego soltó las palabras que el tigre nunca espero venir de su superior

-pues lo único que pueden llegar a pensar es que Atsushi kun me gusta y me provocan muchos celos el que otro lo toquen y eso no sería ninguna malinterpretación solo abrían notado lo obvio.-

En ese instante la puerta se abre dejando ver a la ex asesina quien se cargaba una enorme sonrisa.

-Hasta que al fin se lo dices. Si no lo hacías hoy te juro que te iba a rebanar en trozos bien pequeños.-

-Kyouka chan ¿qué estás diciendo?-

-que ustedes dos están bien idiotas tú por pensar que era inútil el confesarte y Dazai por esperar a encontrar el momento adecuado, el cual al paso que íbamos seria cuando los dos ya estuviesen en un geriátrico.-

-como que un geriátrico Kyouka chan, creí que tu serias la adorable hermanita que cuidaría de nosotros cuando ya estuviésemos muy viejitos,-

- los quiero pero si ahora eres quisquilloso y mañoso no quiero ni pensar en lo que serás cuando llegues a ser un anciano.-

- Atsushi kun, nuestra pequeña Kyouka quiere deshacerse de mí. Júrame que no vas a dejar que me separen de tu lado....

El sonido de la llave la saco de sus recuerdos. Y al ver el par que la observaban desde la puerta no pudo evitar reírse. Pues la cara de confusión y vergüenza que su hermano peliplata tenía en este momento era la misma que había adquirido en aquella tarde.

Recuerda bien claro como Dazai tuvo que repetir varias veces el que lo quería como pareja hasta que el tigre se lo creyó.

-¿crei que tardarían un par de horas más en volver?¿ Dazai qué hiciste ahora para que este así?-

-en realidad no teníamos que ir tan lejos. Así que aproveche el tiempo y lo lleve a buscar algunas cosas para la noche de bodas. Desde que salimos de la última tienda a estado así.-

Kyouka se ruborizo imaginando que tipo de cosas podría haberlo hecho probarse. Hasta que una imagen de su hermano con una diadema de orejas de tigre se le vino a la cabeza y no pudo evitar reírse.

El castaño era muy capaz de pedirle ese tipo de cosas y el tigre era tan débil las caras que ponía el mayor al hacer sus peticiones que muy rara vez se negaba.

Tal vez no sería mala idea el pensar en conseguir una casa más grande y así reducir la posibilidad de encontrarlos en situaciones más que bochornosas.

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Lo se,  lo se. Aun no termine la historia anterior y me pongo a publicar otra y encima como parte del shipptober dazatsu.
Por que este corresponde al dia 23 confesion.
Este ya estaba terminado mas o menos desde que vi la lista.
Los dias que me faltan los estan en proceso y los ire completando de apoco.
Espero que les haya gustado. Tratare de finalizar el de mañana y formara parte se este libro