Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Let Me Down Slowly


Después de haber jugado casi tres horas seguidas en el ordenador con Mángel, decido darme un buen baño y meterme a Facebook para ver qué novedades hay. Gran parte del día lo invertí viendo las fotos que Joana se tomaba conmigo cuando éramos más jóvenes, alrededor de hace casi tres o cuatro años. ¿Por qué hago eso? Torturarme a mí mismo de la manera más dolorosa que puedo imaginar, recordando todo lo hermoso que alguna vez vivimos, viendo su precioso rostro en la pantalla de mi teléfono.

Perdí a alguien que ni si quiera era mío...

¡Toc, Toc, Toc!

Cuando reacciono, me doy cuenta de unas pequeñas lágrimas que se asoman por el rabillo de mi ojo. Rápidamente me deshago de ellas y me levanto para abrir la puerta.

—¿Quién es?

Son casi las ocho de la noche, y Cheto siempre tiene llaves. ¿Será Joana...? ¿Y si vino a verme? Antes de abrir me asomo ligeramente hacia afuera, pero al notar una cabellera oscura y rizada me sorprendo.

—¿Ale? —indago, mirándole el rostro, que lo tiene rojo y sudoroso—. ¿Qué haces aquí?

Por su expresión, parece agitada y molesta. Puedo notar el color rojo vivo de sus mejillas desde aquí. Cuando intento ver qué trata de hacer, noto que tal vez intenta decirme algo que no puede. ¿De qué se trata todo esto?

—¡Sé mi compañero de equipo! —suelta sin más, inclinando su cuerpo hacia adelante como señal de petición, tal como las chicas japonesa de los animes.

—¿Q-qué?

—¡Ale! —grita Jamie a lo lejos—. ¡Espera!

Cuando logra integrarse a nuestra extraña conversación, también lo noto cansado y agitado, con las mejillas rojas y la frente sudada.

—¡Oh, Ruben! —exclama algo tímido. Se vuelve a su amiga y trata de incorporarla sin éxito—. Lo siento por eso.

—¿De equipo? —inquiero—. ¿Qué está pasando?

Jamie suspira un poco para recuperar el aire y luego se acomoda las gafas.

—Unos sujetos retaron a Alejandra a jugar contra ellos —comienza a explicar—. Los perdedores no regresarán jamás al arcade de nuevo.

—¿En qué juego?

Guitar Hero.

¿Por qué de todos los juegos existentes tenía que ser precisamente ese?

—¿Y por qué yo?

—Porque demostraste una capacidad superior a la de cualquiera de mis amigos —continúa Jamie—. Porque casi la venciste, y porque pudo notar tus patrones de ataque y de jugada. Eres bueno en el juego.

—No mucho, pero, puedes ayudarme... —concluye ella.

La miro, que tiene una mirada suplicante y fría. ¿Cómo hace eso? Yo no puedo reflejar más de dos emociones al mismo tiempo.

—¡Así que por favor... —vuelve a inclinarse con brusquedad y de una manera perfecta—, sé mi compañero de equipo!

—¡A-Ale! —Jamie comienza a hablar con su amiga en inglés, por lo que decido no prestar atención.

¿Qué es esto? ¿Un especie de competencia o rivalidad? Un mes sin que esta chica me hablara, y ahora simplemente lo hace; entonces debo suponer que es algo serio. Suspiro.

—No.

—¿Qué? —Jamie se vuelve a mí, perplejo.

—Lo siento —digo—, pero no creo poder con eso.

Sus asuntos no son problema mío, y si está en una especie de reto fue por algo. No quiero ir a ese arcade nunca más. Alejandra se incorpora lentamente y me lanza una mirada inexpresiva, al tiempo que respira de manera suave y constante. Da un cuarto de vuelta y comienza a caminar hacia las escaleras de salida. Acto seguido, Jamie comienza a seguirla.

—Te veo luego Ruben —se despide con la mano—. ¡Eh, Ale!

Cierro la puerta, tomo mi celular y me lanzo al sillón para continuar viendo las fotografías de Joana y yo.

Este sentimiento es horrible.

╥﹏╥

Cuando Cheto llega, me entrega otro dibujo de correspondencia. Esta vez, se trata de un lago con un puente japonés. Y aunque es hermoso, no puedo prestarle atención. Lo dejo en el escritorio y continúo escuchando a Eminem.

Faltan doce minutos para las once de la noche, y desde que Alejandra y Jamie se fueron no he podido de dejar en su propuesta. Esos dos tíos están locos, siempre hacen cosas extrañas, y me encanta lo diferente pero, si regreso al arcade en estos momentos, lo único que haré será empeorar mi condición sentimental al recordar aquellos momentos cuando Joana y yo nos conocimos.

Mia —le digo, quejándome—, ¿tú me quieres?

Me mira desde el otro lado de la habitación con sus preciosos ojos azules, y por un momento me pregunto si ella realmente podrá entenderme.

—Yo te quiero —le digo, y ladea la cabeza un poco.

Tal vez sea algo distraído, pero estoy seguro de que los gatos son la criaturas más maravillosas que hay. Y por alguna extraña razón, han decidido ser domésticos. Joana solía presumir mucho la relación gato-dueña que tienen Alejandra y su gato gordo, Toncho.

Alejandra. Cierto... ¿Debería llamarle? Casi es media noche. Quiero una explicación por lo que pasó hace rato. Pero, no. Con ella no quiero hablar por ahora... Quizá solo deba llamar a Jamie. Él podría explicarme mejor, ¿no? ¿Pero sería prudente hacerlo a esta hora? Debería mándale un mensaje primero.

Tomo mi móvil y comienzo a teclearle. Me contesta casi cinco segundos después, con un emotivo "Im calling U. Hold on". Una llamada por Skype aparece en mi pantalla en menos de tres segundos; es él.

—¡Hello Rubius! —tiene un par de cascos negros puestos, así como la cara iluminada por su pantalla.

¿O sea que tiene dos pantallas conectadas entre sí? Eso mola mucho. Y eso significa que, ¿juega en línea? ¿Jamie juega en línea?

—¡Ehh, Jamie! —saludo contento—. ¿Estás ocupado? ¿Qué juegas?

—Ah, nada —ríe nervioso—. Estaba terminando una partida de Black Ops.

—¡Genial! ¡Call of Duty!

—¡Yeah! ¿Do you like it?

—Sí, un poco —me encojo de hombros—. La verdad es que casi no lo juego mucho. Sólo... conseguí hace unas semanas una AK-74u.

—¿¡Whaaat?! —exclama con emoción—. ¡Oh, my God! ¡Bro, that's amazing! —ríe, nervioso, asombrado, hasta con un poco de ironía—. ¿Cómo lo hiciste?

—Esfuerzo, y dedicación, y muchas, muchas horas jugando.

—Cierto, cierto —toma su móvil y me muestra una fotografía. Me acerco al móvil para poder observar mejor—. Entonces debes mirar esto.

¿Qué es? No enfoca bien su cámara. Se trata de una pistola, color rojo, con un cañón largo, y con u—

—¡Aaaahh! —ahogo un grito, abriendo los ojos y la boca como platos—. ¡LOOOOOOOOOOOOOOOOL! ¿Qué cojones tío? ¡Dios, es una Ray Gun! ¡Madre mía!

Río con fuerza, atónito. ¿Cómo la consiguió?

—¡Hostia! ¿Cómo lo hiciste?

—Ah, ¿qué? No —corrige, ajustándose los lentes—. No es mía. Es de Ale.

—¿¡Qué?! —exclamo con la garganta ronca—. ¿¡Alejandra, tío?! ¿¡Cómo lo hizo?!

—Con esfuerzo y muchas horas de juego —sonríe ampliamente.

—No tenía idea de que ella jugara este tipo de juegos.

—Oh, Alejandra es un estuche de monerías.

Alejandra. No conozco a ninguna otra chica que juegue videojuegos tanto como ella; quiero decir, Joana juega, pero, los más populares, y, no con tanta frecuencia. Sus otras amigas se dedican a ver bolsos de Michael Kors, maquillaje MAC, colores de labiales, los zapatos de Tommy Hilfiger, o los abrigos de Louis Vuitton, y, cosas aburridas de mujeres que para nada se me hacen interesantes. Pero Alejandra, ella...

—Cierto, Jamie —toma un vaso de soda y comienza a beber de él—. Hace rato que vinieron a mi casa, ¿qué fue todo eso?

—Ah —lleva la mano a su cabello—, esto... Ale quería que fueras parte de su equipo. Para competir contra otros dos tipos que quisieron pasarse de listos.

—Ya —carraspeo la garganta—. ¿Y, qué tiene que hacer o, qué?

—Sólo deben ganar —teclea unas cosas de manera rápida—. El que pierda, tendrá que dejar de ir al arcade. For ever.

—Hmmm... Vale. Entiendo.

—¿Por qué no le llamas? En cuanto esos assholesse fueron, ella solo, fue corriendo a tu casa. No lo entendí al principio.

—¿A mí? ¿Por qué no te eligió a ti, en todo caso?

—No lo sé —se encoge de hombros y se ajusta las gafas—. No quise preguntarle.

No, ni si quiera yo me atrevo a hablarle con confianza todavía. Quién sabe qué trae esta tía entre manos, pero si su plan es que juegue de manera épica junto a ella, creo que prefiero pasar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro