Hit me With Your Best Shot
Los últimos tres días habían pasado desapercibidos, sin noticias, sin novedades, sin nada interesante por contar, prácticamente. Y hace una hora, antes de llegar al arcade, Jamie hizo un escándalo porque alguien había logrado tumbarme el récord en Guitar Hero.
—Ale, qué bueno que llegas —dice, recibiéndome.
—Creí que me ibas a esperar en la entrada —digo mientras camino a toda velocidad por el lugar.
—Me distraje —sonríe de manera nerviosa, al tiempo que lleva una de sus manos a la cabeza—. Esta chica juega muy bien.
Me vuelvo hacia las máquinas del juego y veo a una muchacha alta y de cuerpo delgado, usando unos jeans y una playera oscura, con el cabello agarrado en un moño.
—Creo haberla visto antes —dice Rafa, saliendo por detrás nuestro—. Creo que en la escuela. Llegó hace poco.
La miro, con esas piernas tan largas y con esa cintura de reina avispa.
—Está buscando a Ale.
—¿A Ale? —se vuelve Jamie confundido.
Cuando termina la canción, varias personas que le miraban comienzan a aplaudirle, y es cuando se vuelve a mí.
—Hola —sonríe amable.
Una punzada me recorre el pecho. No respondo.
—¿Eres, Ale? —pregunta, dando un paso hacia mí—. Mucho gusto —me extiende una mano—; soy Joana. Finalmente te conozco.
¿Finalmente? ¿A qué se refiere? Por detrás de ella, veo en la pantalla el título de la canción, seguido de su nombre por encima del mío.
Sonrío, falsa, tratando de aparentar que no estoy enojada.
—¿Jugamos una partida amistosa?
Sin decir nada, tomo la segunda guitarra y me acomodo junto a ella.
Varios espectadores, en su mayoría chicos, comienzan a animar a la chica nueva.
—¡Tu puedes, Joana! —grita uno de ellos en voz alta.
Lo miro por encima de mi hombro, y noto a un tipo alto vistiendo una gorra y unas pulseras de tela en los brazos. Su playera de Pokemon me hacen sonreír levemente. Junto a él, otro chico barbón de cabello rizado le aplaude efusivo.
La chica, al ver mi postura, sonríe nuevamente y se acomoda para comenzar a jugar.
—Me habían dicho que eres buena jugadora —dice, insertando una ficha.
Por el acento que tiene, sé que no es de aquí, ni de un lugar cercano. Tiene otro aire ligeramente más refinado, que se me hace interesante de cierto modo.
—Intentaré ganarte de todos modos —ríe de manera tierna.
Esta chica está aquí como una simple contrincante amigable que no busca ni quiere nada a cambio. Siento mi cara y mis mejillas encendidas, calientes. ¿Quién se cree?
Desvío mi mirada de la suya y me concentro en la pantalla del juego. Ella tiene la guitarra de mando, por lo que cuando intento seleccionar una canción, me frustro un poco.
—Oh, cierto —añade—. ¿Quieres escoger la canción tú?
—Escoge tú.
Asiente una vez y selecciona la canción "Hit me with your best shot". Ambas elegimos la dificultad experta y damos inicio a la partida. Esto es intenso; no puedo quedar mal frente a todos mis amigos y estas personas. Debo demostrar que nadie puede ganarme en estos juegos.
—Espero que no seas buena conmigo —dice, sonriéndome ampliamente.
Por alguna razón, me molesto.
—Para nada.
El intro comienza a tocarlo ella; se lo sabe muy bien, pero ni eso evitará que me gane. Rojas, dobles, amarillas y verdes. Vienen muy rápidas. De pronto, me toca a mí, por lo que me concentro en coordinar mis dedos y mi mente; amarillas, rojas, dobles, dobles, triples, verdes, verdes, triples, ¡con poder! ¡Perfecto! ¡Gané el poder de voltearle las cuerdas!
Espero un poco, lo guardo y continúo tocando; ambas estamos a punto de recibir un ataque. Es ahora o nunca; levanto la guitarra de manera agresiva y rápida y comienza a fallar una que otra, haciendo que pierda su ataque. Por mi parte, recibo el ataque de robo de poder. Necesito guardarlo.
Esto es demasiado fácil.
La única oportunidad que tengo de recuperarme es los sólos; atacando y recobrando. Cuando ella inicia su sólo, lanzo dos ataques seguidos y me quedo en espera de su derrota; poco a poco, su línea medidora se va bajando y la mía aumentando.
Ahora estoy en verdes y ella en rojas. Me gusta escuchar el rugir de las guitarras.
Entonces, escucho por detrás de mí a varias personas vitoreando y animando a esta chica, Joana.
Pero lamentablemente, ni así, puede evitar su clara y limpia derrota, ya que cuando ambas tocamos la estrofa 3, se equivoca en la segunda vuelta del coro y pierde el poco avance de notas que tiene. Pronto, aparece del lado de mi pantalla, "¡Racha de notas de 200!".
—¡C'mon Ale you got this! —me grita Jamie.
Hemos llegado a esta parte, donde todo es decisivo; puede mejorar y ganar, o puedo mantenerme y ganarle aun así. Al inicio del estribillo tres, quedamos ambas en zona verde. Debo atacar ahora. Es ahora o nunca.
Final.
Termino con tiples; verde, roja y azul.
La gente comienza a vitorearnos, justo a tiempo para que Jamie y Rafa se acerquen a mí, sintiendo una calma tremenda al respirar de manera ligera de nuevo.
Sin decir nada, me retiro del pecho la guitarra y la dejo colgada donde va. No miro a nadie y comienzo a caminar fuera del lugar para tomar un poco de aire, con mis dos amigos siguiéndome.
—Oye, oye —dice Rafa, sorprendido—. ¿Qué fue eso? —tratan de seguirme el paso—. ¿Adónde vas?
Siento que voy a desplomarme en cualquier segundo, y las piernas me tiemblan. Esto no es muy usual en mí, ¿entonces qué fue exactamente lo que pasó? Esa chica no dejaba de sonreír, y parecía disfrutarlo.
—Sabía que podrías contra ella —añade Jamie—. Por cierto, shithead, me debes una soda —dice, refiriéndose a Rafael.
Me detengo frente a los sanitarios de mujeres y entro por la puerta; aquí dentro huele como a cigarro mezclado con gel antibacterial. Lavo mis manos sudorosas y me lavo la cara para eliminar de mi mente lo que acaba de suceder.
Entonces, entra alguien más.
—Eso estuvo perfecto —dice la chica.
¿Qué hace aquí? Precisamente en este momento.
No puedo evitar preguntarle.
—¿Te conozco o algo?
—No sé. Tal vez—sonríe, caminando hacia un lavabo para lavarse las manos—, puede que sí.
Incluso yo quedo callada ante eso, sintiendo un frío helado en mi espalda.
—Perdón, perdón —pide al ver mi reacción—. ¿Vas a clases de francés? —comienza a explicar—. La maestra Marcela me habló de ti cuando vi el dibujo que le hiciste.
Claro, el dibujo que tiene al frente de su portafolio.
—Ah, sí, sí —digo cortante.
—Soy nueva en tu escuela; llegué hace un par de días, y, también chocamos en la pista de hielo el otro día —sonríe gentil.
¿En serio? No recuerdo su cara en absoluto.
Nada personal, sólo soy terriblemente mala recordando caras, y nombres.
—Bueno, un gusto —sonrío forzada y salgo antes de que pueda decir algo más.
—¡Ale! —grita Jamie en cuanto me ve—. ¡Dile algo a Rafa! ¡He's trying to pick his nose! ¡Stay away from me, you, gross!
Qué incómodo este asunto de la chica. No quiero verle de nuevo, y espero no hacerlo pronto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro