Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Bubble Tea


—¡Alejandra, ya deja eso y ayúdame a hacer algo! —reclama mi madre, un tanto desesperada—. Desde que te levantaste estás en esa computadora.

—Hago tarea.

—Claro. Tú siempre haces tarea —dice, un poco más molesta—. ¡Todo el día estás ahí aplastada!

Hago caso omiso de sus palabras y continúo escribiendo; las vacaciones no son eternas y estoy muy retrasada. Por lo menos Jamie va más aventajado que yo, y casi termina. La portada.

—Siempre es lo mismo contigo —comienza a regañar, mientras toma su bolso y se acomoda sus pendientes—. Ya no me ayudas a nada, cada día que pasa haces menos cosas —se acerca a la cocina y se pone todavía más eufórica—. Ni si quiera tu plato lavas ya, ¡pero claro, para eso tienes a tu chacha!

Puedo hacerlo cuando termine, pienso.

Continúo tecleando y escucho el ruido de las llaves.

—Qué va a ser de ti cuando te toque estar sola —cierra la puerta con fuerza.

Me vuelvo en mí, confundida. Sí hago cosas, sí hago quehaceres también, sólo que ella no se da cuenta; siempre está todo igual cuando llega. Supongo que ella espera que al entrar, no se vea nada más que un mueble y una lámpara o algo así, sin contarme a mí, porque estoy casi segura de que yo también cuento como desorden.

Decido mandarle un mensaje a Jamie.

iMessage
Hoy 10:37 AM
Estás libre? Necesito ayuda con unas cosas (quehacer)

Al no tener inspiración alguna por redactar el cuerpo de la tarea, decido guardar los pocos renglones que escribí y apagar el computador. Quizá mamá tiene razón y sí me he vuelto un poco más floja de lo habitual. Soy buena hija —supongo, y me sentiría culpable si llega ella a hacer todo por la noche.

Creo que hoy me toca a mí.

iMessage
Hoy 10:39 AM
Voy para allá :3

Y lo primero que tengo que hacer, es bañar a Toncho; huele a rayos, y no sé bien por qué. Espero que este clima nublado no le cause un resfriado. 

—¡Tonchis! —lo llamo—, ¡Ven!

Asoma su cabeza por debajo del sillón que tengo por un lado y me mira, enojado.

—Ven acá —continúo—. Te voy a bañar.

No hace reacción alguna y se queda analizándome. Luego me bufa el hijo de la chingada.


( ಠ◡ಠ )


—Terminé de limpiar las ventanas —dice Jamie entre jadeos, situándose a un lado mío—. ¿Qué falta?

Hago un rápido recuento; ya lavé trastes, ya los secamos y acomodamos. Jamie barrió, yo trapeé el piso, metí a lavar ropa, él limpió las ventanas, aspiró la alfombra y yo los sillones. Bañamos a Toncho y planché la mayor parte de la ropa que estaba en el cesto. Lavé superficialmente los baños y la estufa.

Supongo que si queda algo más, mamá podría hacerlo.

—Mi cuarto —respondo.

—Verga.

Hasta parece que todo brilla un poco más de lo usual. Debo admitir, que noto una considerable diferencia, tan sólo en la sala; lo que es negro, ahora se ve negro oscuro, y no opaco. Los trapos que usamos para limpiar los muebles quedaron llenos de polvo; espero que con las lavadas que les dimos queden del color que estaban.

Cuando abro la puerta de mi habitación, Toncho nos bufa: sigue molesto por el baño que le dimos.

—¡Ffff! —ataca Jamie.

—Cálmense los dos —digo seria.

Abro la ventana para que entre luz y comienzo a observar todo; tengo libros regados por todos lados, dibujos, cuadernos, ropa, entre otras cosas. Soy un desorden.

—Bueno... —comienza a hablar—, it could be worst. Empieza con tu ropa, y yo con lo demás.

Sin protestar o añadir algo más, comienzo a ordenar mi tiradero; separo la ropa sucia de la limpia, y prosigo a doblarla, luego, a formarla en mi cama. Jamie me ayuda con mi pequeño escritorio, ordenando mis libros escolares y mis apuntes.

—Qué envidia vivir aquí —me dice, mirando por la ventana.

—¿Aquí en el centro? —río por lo bajo—, no, no. Siempre hay un chingo de gente, en todos lados. Y un putero de tráfico.

—Sí pero, aquí está todo lo divertido.

Si lo veo de ese modo, supongo que tiene razón; pocas veces tengo que usar el metro cuando quiero salir, afortunadamente, a comparación de Jamie, que sólo para llegar a este punto de la ciudad debe tomar la línea 5 y 4, lo que representa aproximadamente una hora de trayecto.

—Quién te manda a vivir allá donde no pasó ni Dios.

Shut up, you love it.

—Pudiendo venirte algo más céntrico como... Salamanca, qué sé yo.

—Te encantaba vivir ahí cuando llegamos —me reclama—. Yo no sé por qué se fueron en primer lugar.

Tampoco yo. 

Éramos tan felices los cinco en esa gran casa, y mi mamá adoraba el enorme jardín que la propiedad ofrecía. De hecho, fue gracias a ella que ese jardín recobró vida y tomó algo de forma; la recuerdo regándolo y podándolo, sembrando y plantando tantas otras macetas para adornar las terrazas y la parte de la alberca.

Siento que en otea vida, mi mamá hubiera adorado ser paisajista.

Pero, al cabo de un par de meses, decidió moverse a una zona más céntrica de la ciudad, "más segura", fueron sus palabras. Pero incluso hoy en día, seis años después, sigo sin entender tal lógica, porque no considero que la zona donde vive Jamie sea insegura en lo más mínimo.

Quizá sólo quería su privacidad, después de todo. Ella y yo, como siempre había sido.

—Puedes vivir en la sala si quieres —le ofrezco—. Compartir arenero con Toncho.

Tomo unas cuantas prendas ya dobladas y las meto a los cajones de ropa. Luego abro la ventana para que entre el aire, y las cortinas comienzan a ondearse con el fresco y agradable viento que sopla.

—¡Ya llegué! —anuncia mi mamá, entrando con un par de bolsas de plástico—. Traje de comer.

Jamie y yo nos apresuramos a salir corriendo de lo hambreados que estamos.

—¡Hola, señora! —dice Jamie—. ¿Cómo está?

—Hola, Jamie —lo saluda con emoción, estrechando su mano—. Bien, gracias. Qué bueno verte.

Analiza la casa rápidamente y luego sonríe ampliamente.

—Ale y yo estábamos hablando de cuando vivíamos juntos los cinco.

—Oh, sí —ríe de manera nerviosa—. El castillo de España.

—¿El qué? —inquiero.

—Así le decían ustedes —nos explica mientras nos extiende platos y cubiertos—. Por los colores de la casa y tantos cuartos que tiene.

La fachada exterior es de unas piedras colores cafés claros vívidos, y el estilo de la casa ha sido mediterráneo desde que la compraron. Aunque no recuerdo para nada haberla llamado así.

—Yo sólo recuerdo toda limpieza que tuvimos que hacer cuando nos la entregaron —añade el chico—. Y que duramos varias semanas antes de que quedara como mi mamá quería.

—Pero ahora alguien ya tiene mayordomos —le empujo con mi codo.

Buzz off, jerk —me regaña.

Mientras comienzo a molestar a mi mejor amigo, mi madre sólo comienza a revisar ciertas partes de la casa, contenta porque la hemos limpiado.

—Huele bien —comienza a decir—. A... ¿fabuloso?

Asentimos con la cabeza un par de veces.

—Y del morado —señala Jamie—. También bañamos al gato.

—Espero que les guste el chuchi.

Tomamos asiento en el comedor, y entonces mi mamá se coloca de pie entre ambos y nos da un par de palmaditas en la cabeza.

—Gracias por limpiar.

—Gracias por la comida —le digo.

—Voy a bañarme —nos dice—, pero Jamie, quédate a cenar también. Vamos a ver una película o algo en la tele.

—Sí, señora. Muchas gracias.

Y ambos comenzamos a devorar los rollos que mamá ha traído.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro