Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Another Ones Bites the Dust



Fatality —dice la voz, por lo que me relajo y recargo en el sillón a mis anchas al escuchar el sonido de la victoria.

Jamie grita a manera de derrota, y no evito pensar que probablemente se esté arrepintiendo de no haber escuchado con atención los secretos que le revele desde hace mucho tiempo. 

Tomo el vaso de agua que se encuentra junto a mí y bebo unos sorbos para tragarme el estrés y el nerviosismo que sentí en los últimos segundos.

—Y con esa van cinco seguidas —dice Joana, aplaudiendo—. ¿Por qué nadie ofrece una buena batalla?

Cuando llegué a casa de Jamie, lo primero que hice fue meterme a nadar a su alberca con un traje de baño bastante cómodo para nadar que tengo, aprovechando que ni su mama ni su papa estaban en casa, y además, valiéndome de que mi amigo se encontraba ocupado haciendo tarea; pude nadar como quise y a todo lo que pude sin que alguien me causara molestias. 

Y sobre todo, con toda la libertad del mundo, puesto que nadie miraba.

No quise salir de ahí nunca, pero el primero que llegó a la dirección asignada fue la mosca enfadosa de Rubén y me tuve que salir a cambiarme rápido antes de que la basura me viera.

Fue un momento odioso, que sólo me hizo darme cuenta de lo inoportuno y enfadoso que puede llegar a ser. Y, sin mencionar que me cortó mi momento de inspiración y tranquilidad en el agua tibia.

—Parece que Ruben se acerca mucho al nivel de Ale —añade Jamie, incorporándose del suelo.

Me encojo de hombros de manera indiferente, porque por mucho que me cueste admitirlo, ese sujeto ha encontrado y ciertos patrones que hago al jugar, al grado de ya bloquea algunos de mis ataques; por poco y quedamos empates en la ronda anterior.

Pinche viejo.

—Vale, ya —dice, un poco desesperado—. Juguemos otra cosa entonces.

Tan a gusto que estaba ganándole a todos. Se inclina un poco hacia adelante y comienza a peinarse el cabello con rapidez; tiene un greñero que apenas y puede con él. ¿Cuándo habrá sido la última vez que lo cortó? Esas patillas que tiene también lo delatan.

Parece que tiene un casco. Macetón.

—¿Qué quieres jugar? —indaga Joana.

Mientras no sea Minecraft, o alguno de baile para Kinect, cualquier cosa está bien para mí. 

Guitar Hero.

¡Ay! Hijo de la chingada. ¿Cómo osa retarme de ese modo?

—Hagamos una apuesta —le digo—. Jugaré una ronda contra ti. Tu y yo.

Sonríe demasiado confiado, por lo que, cuando da un paso hacia mí, tengo que inclinar mi cabeza un poco más hacia arriba para verle bien a los ojos. Esto es irritante.

—Si gano —miro de reojo a Jamie—, harás mi tarea de literatura por un mes.

—Claro —se encoge de hombros como si no fuera la gran cosa.

—Tal, y como yo, te diga.

Esto será hermoso; ya casi puedo saborearlo.

—¿Y si yo gano? Admitirás frente a todos los que estén en el arcade ese día que soy mejor que tú.

Me encojo de hombros.

—Jalo.

Sonríe prepotente, seguro de sí mismo, como si en exactamente cinco minutos no fuera a desaparecer ese gesto raro en su cara.


(≖︿≖✿)


—¡Nooooooo!

Se tira de rodillas al suelo mientras le grita al techo. Pero qué ruidoso es.

—Te dije que Alejandra era la reina de este juego —dice Joana, dándole palmaditas de consuelo en la espalda.

Debo admitir, que fue una batalla interesante; llevaba mucho sin jugar así con alguien que no fuera Jamie. 

—¿Cómo lo hiciste? —me pregunta.

—¿Qué?

—Esa última jugada. Estabas ya en la zona roja y tú solo... —digiere sus palabras—, me ganaste en el último momento.

—Es que Ale is the best —expone Jamie—. Pero, le diste una buena pelea. Por poco y ganas tú.

—Por poco —agrega Joana, entusiasmada—. Descuida. Es día que todavía no puedo contra ella.

Me descuelgo la guitarra y la dejo con sumo cuidado sobre su estante, luego, me coloco en uno de los sillones individuales que hay disponibles; ni loca me siento junto a Rubén. 

—¿Alguien gusta jugar Just Dance 2? —inquiere mi amigo.

—Yo sí —responde la chica de inmediato—. ¿Rubén?

El chico, tendido en el suelo, hace un puchero.

—Paso. ¿Puedo tomar algo de la nevera, Jamie?

—Claro, claro. Ahí hay refrescos —invita el chico de lentes.

Sonrío complacida. Joana me ha dicho, que Rubén suele tomar una lata y destaparla en el momento para darle un buen trago. Como si estuviera comprobando su buen sabor.

Perfecto.

—Tráeme una —digo.

Me mira confundido, por mi tono imperativo sobre él. ¿Qué? Quiero un refresco, y él va hacia allá. 

—Por favor, gracias —finalizo.

Mientras Joana y Jamie comienzan a ajustar las correas de los controles y a instalar el juego, escucho la puerta del refrigerador abriéndose de par en par. 

Vamos, Rubén. Sólo unos segundos más y–

—Clink...

¡Fugush!

—¡Aahh! —grita sorprendido, con un aire bastante molesto.

Mis dos amigos se vuelven a él de inmediato.

—¿Rubén? ¿Todo bien?

Camina con cuidado a nosotros, y entonces, al verlo con la playera y los pantalones mojados, lanzo una carcajada.

—¿Qué pasó? —inquiere la chica.

—No lo sé, yo sólo...

Miro a Jamie, que me lanza una mirada divertida. Luego, menea su cabeza un par de veces y continúa con la instalación del juego.

—Ahhh —suspiro, llevando mis brazos a la cabeza—. Qué... linda tarde hizo.

Yup.

Cuando los chicos salen de la cocina, veo que Rubén trata de limpiar su playera con una pequeña toalla de mano. Pobrecito.

iMessage
Hoy 5:47 PM
Acabo d salr dl trabjo. Ya voy x ti.

Mamá. Y eso fue hace tres minutos. Ha de estar ya a la vuelta de la esquina.

—¿Qué dicen si vamos a algún lado pronto? —invita Joana, emocionada.

Oh, sure —responde Jamie—. Me agrada.

Por otro lado, Rubén y yo nos quedamos callados. Mi teléfono comienza a vibrar, por lo que me pongo de pie.

—No estoy segura de que él pueda —añado, al tiempo que señalo con la mirada al sujeto que acaba de tomar asiento junto a ella—. Después de todo, alguien tiene mucha tarea que hacer.

Entrecierra los ojos, molesto; sé que por dentro está deseando lanzarme al mar.

—¿Eso es un no? —inquiere Jamie.

—Nos ponemos de acuerdo —me vuelvo a Joana y veo que me sonríe, como agradecida.

Tomo la pequeña mochila con la que había llegado y me la cuelgo en los hombros. Si paso otro momento con ella mi mente va a explotar —en un sentido que ni si quiera yo sé cómo tomar.

—Entonces, ¿ya te vas? —pregunta Jamie.

—Sí. 

Miro a Joana, y ella se despide de mí con la mano y con una preciosa sonrisa. Siento que la cara se me calienta.

Okay. Then, bye —agita su mano un par de veces—. See 'ya later.

—Bye.

Camino hacia la salida, y antes de desaparecer de su vista le digo a Rubén:

—Te mandare las rúbricas con Joana —intento que mi tono de voz suene serio, como hago siempre—. Espero que sí sepas escribir.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro