Mientras tomaban un café, comian dulce frío, se intercambiaban conocimiento, reían, disfrutaban de la vida, como si supieran la gran experiencia de amor que tendrían en el futuro.
Las hora habían pasado lentas, pero, no lo suficiente para Florian, que deseaba que fueran eternas alado de Carolina.
- Tengo que irme. _ dice, Carolina.
- Antes, necesito decirte algo.
- Claro, con confianza.
La mira fijamente, suspira por última vez.
- Bien, sabé cuanto la quiero y la pienso, no quiero incomodarla ni mucho menos alejarla.
- Me asustas, pasa algo.
- Sólo, pasa que la pienso tanto, que el tiempo no tiene el suficiente tiempo para hacerlo.
- Dime, me tienes nerviosa.
- Está bien, quiero que sea mi novia, y no sólo para está vida, sino para la otra vida también.
Quedo, más sorprendida, las palabras se le habían olvidado, era una propuesta de gran seriedad, no sólo para está vida, como la mayoría de la propuesta, sino que está incluía la otra vida.
- Tengo que pensarlo, me has agarrado sorpresivamente.
- Está bien, piensalo el tiempo que quieras.
Se despidieron, no sabía si habia hecho mal o bien, pero, se sentía mejor, fue al mismo bar a tomar una botella de ron y fumar media caja de cigarro, habían dos razones.
Brindaba por su futuro amor o brindaba despechado por la despedida de su amada. Tenia que esperar que el tiempo le diera la respuesta.