Dejé todo atrás, Todo en lo que creía y lo que pensaba con tal de agradar. Creí inútilmente en tus promesas, buscaba un amigo, un confidente un compañero y tu falsa imagen me tendió una trampa de seguridad.

Dejé a mis amigos, a mi familia, incluso mis sueños por que se suponía que así agradaría, que así podría demostrar mi amor. Pero todo fue una farsa, una manipulación bien orquestada.

Odié a la gente que me advirtió, fui malvada y malagradecida con quien se preocupó y veía desde fuera la situación. Fui cegada y ensordecida, mi mente dejo de funcionar en el momento en el que creí al mejor amigo en ti encontrar.

Hoy ha pasado el tiempo y miro atrás con dolor. No tengo contentamiento y mi pena es muy honda. Después de tantas cosas, de robarme mi personalidad, de apresarme en inseguridad con la autoestima y mis sueños totalmente rotos y sin posibilidad de regresar, me dices que jamás ha sido tal. Que nunca hallé en ti lo que mostrabas ser, que para ti solo he sido un estorbo, un ser despreciable del cual te apiadaste.

¡No! No es justo, es dolor y sufrimiento, es frustración y amargura ¿Con que cara puedes reprocharme mi humor? ¿con que fundamento me prohibes desconfiar?

Ahora que la inocencia se esfumo, pues sembraste en mi la duda y me hiciste crecer a base de traición, no puedo volver a ser esa flor, aquella que volaba libre al viento y que confiada posaba en algún rincón del llano. No, no puedo volver por más que quiera. Estoy rota y descocida, no soy más que una copia mal hecha de lo que alguna vez fui.

Y lo que más me da coraje, es tu manera de fingir, la forma en que eres feliz mientras mi vida ya deshecha no me deja ni dormir. Ante los demás eres el héroe, no los culpo, también lo fuiste ante mi. Eres quien siempre lo resuelve y al que acuden por ayuda, sin embargo solo es un destello, un acto para un escalón mayor.

Mi mente, mis opiniones y todo lo que soy, te parecen basura, unitilidad, no más que meras palabras estúpidas que te llenan de pesar. Ahora que estoy sola, sin amigos ni un hogar al cual volver, me pisoteas y desprecias, es duro de saber.

Te quería, más que a mi misma y ese fue mi error. Te admiré y te idolatré como a alguien superior, pero tu ego es tan grande que nunca fue suficiente, simplemente te parecía que no llegaba a apreciarte como mereces.

Lo siento, lo lamento tanto... Y no lo que lo tu piensas. Siento no haberme dado cuenta de todas las mentiras en tus caretas. Siento no haber sido fiel a mis principios, a mis sueños y entereza. Siento no haber sido más astuta y estar alerta. Reconozco que en intelecto eres superior, que me llevaste por las sendas en las que encontré mi perdición, ahora no se quien soy ni a donde voy. 

Estoy tan molesta, tan rota y tan dolida. La mayor traición fue que la venda me la puse yo misma. Ahora es tarde, quizá pueda recoger los pedazos del cristal, quizá pueda ser útil al final... pero estos años de desierto, dime ¿quien los volverá? La juventud se ha esfumado y ya no vuelve más, esos sueños frustrados no los podré realizar.

Debo buscar que hacer con lo que ha quedado, nuevos sueños y metas que alcanzar, algo que con lo que me queda de vida y energía pueda yo realizar y quizá, si vale la pena me pueda conmigo misma enmendar.