DICIEMBRE--

Hoy, después de algún  tiempo vuelvo a escribirte palabras que nunca escucharás o leerás. Pues aunque el dolor no se ha ido y quizá nunca lo haga, debo seguir por mi, por ti.

En un principio creí que moriría, quería morirme. A veces el rechazo de las personas que uno quiere es tan doloroso que arde, quema y desgarra; destruyendo todo a su paso en el interior. Temía tanto lo que en última instancia terminó ocurriendo por que sabía que sería terrible aunque no imaginé la magnitud. 

He tomado una decisión: Aunque no pueda estar contigo y quizá nunca lo haga, te quiero y no lo puedo evitar. Intenté sacarte de mi, odiarte, buscarte defectos o que me fueras indiferente (estúpidamente lo intenté) pero no puedo, ya no puedo seguir intentándolo pues solo termino lastimándome más si es que eso es posible. Entiendo que las cosas no pueden ser de otra manera por mucho que yo lo desee.

Ahora, la vida ha continuado pero duele saber que nunca más reirás conmigo, que no te emocionarás junto a mi, que el cariño que recibas no será mío. Trataré de cuidarte de lejos, quizá no lo logre pues me equivoco mucho, soy torpe hasta de pensamiento pero haré lo que esté en mis manos para procurarte en todas la maneras posibles; solo con la intención de que estés tranquilo y feliz. Es mi deseo y gran anhelo que lo seas.

Me esforzaré, y aunque no te lo diré y espero no lo veas; te quiero aunque no tenga derecho a sentirlo.

Con amor y dolor:

Tu guardián.