Desvie la mirada hacia un rumbo desconocido, rostro moreno de perfil fue su paradero, observaba  al frente como quien presta atención, sueter negro que favorecía tu tono trigueño me causo cierta emoción.

Te he visto antes; quizás por los pasillos, en la calle o anduviste paseando en mis sueños; pensamientos confusos se entrelazan en mi mente.
No, no te conozco.

Sigo con la duda; me acerco discretamente, te detallo; logró percibir  un calor familiar, se  siente extraño mi cuerpo ha de apartar.
Queda en mi subconsciente tu rostro, tu presencia, esa sensación fraternal.
Pero no, no te conozco.

Busco en mis recuerdos tratando de saber tu nombre; día martes en la tarde, rostro tres cuartos expresión de ansiedad; las palabras quedan cortas para describir tú sonrisa.
Sin embargo no, no te conozco.

Posición perfecta, rostro de frente; puedo apreciar cada uno de tus rasgos, la manera en que cambias tu expresión facial es  maravillosa; ojos risueños, alegres y melancólicos a la ves, es fascinante.
Sigo sin entender porque te quiero en mi vida, porque me acerco a ti.

Mi reloj de arena se agota; ya me se tu nombre, edad, fecha de nacimiento e incluso color favorito; reviso de  momento tus fotos, he pasado tiempo a tú lado, tengo grabados el sonido de tu voz, risa y llanto; he observado tus triunfos y fracasos.
Podría hablar de ti el día entero sin descanso; de la forma en que caminas, de lo bonito que te ves distraído, de la manera en que sonríes, de la inusual expresión que haces cuando estornudas, del color pálido que adquieres cuando estás nervioso, de tus ojos vidriosos cuando estás enojado,de tus actos más insignificantes que sin embargo son impecables.
Pero algo dentro de mi me dice que no,  no te conozco.