Pensamiento Número 71
¿Existe el destino?¿Y, de existir, no existiría el libre albedrío?
Dependiendo de la religión o filosofía religiosa, existe libre albedrío o no.
Los cristianos, musulmanes o judíos tienden a decir que existe el libre albedrío, pero también se denota que ellos hablan del "plan de Dios"; lo cual, en realidad, no tiene cavidad dentro de la llamada "capacidad de elegir". De hecho, es por eso que existen corrientes que afirman que nunca hay libre albedrío (como los calvanistas) porque en el Antiguo Testamento se llega a mencionar que Dios ya sabe quiénes irán al cielo o al infierno. Con eso dicho, ¿Para qué entonces esforzarse si existe un destino inamovible? Igual carece de sentido si quiera la devoción más grande, si solo basta la justa y la necesaria para llegar al paraíso (Ya que, por obvias razones, ya estarías destino a ese sitio sin importar tu inmersión en la fe).
Otras corrientes apuestan por la ausencia de un destino, entre ellas el budismo. No obstante, hay ciertas predicciones budistas sobre el futuro, que dan a pensar que mucha libertad no hay si algo está destinado a pasar.
Mantreiya, un equivalente de "la segunda avenida de Jesús", está destinado a restaurar el Dharma y traer nuevas enseñanzas en tiempos donde la palabra de Buda se vaya disminuyendo; igualmente, otra profecía que sitúa la era de mayor caos en lo 2500 años tras la muerte de Buda (es decir, estamos en los tiempos de caos predichos en el budismo).
Así, pues, volvemos al tema de las "predicciones"; su mera llegada solo puede significar que no existe el libre albedrío al estar todo destinado.
Algunos, en un intento por conciliar ambas visiones, tienden a decir que el destino se ha tomado bajo la libertad de unos y otros. En esa visión, algunos pensadores cristianos dieron a entender que Dios sabe todo lo que sucederá, pero es dentro de la libertad del ser humano que él disfruta completamente de ver. Aunque sepa qué pasará, no impida que disfrute de que pase (¿Es esto algo bueno o malo?). Un ejemplo de esta forma de ver aparece en el libro "La Cabaña", tranquilamente una obra maestra de la literatura cristiana.
Aún así, como empecé argumentando: todo es puramente teórico, nada demostrable. Estamos estancados en la pregunta y solo podemos seguir pensando y contrargumentando sin nunca llegar al destino final: la respuesta.
Frente a este caos donde buscamos la contestación, al menos tenemos claro la paradoja. A mí, en particular, me gusta llamarla "La Paradoja de Polifemo". El nombre proviene de una historia que se narra en "La Odisea" del poeta Homero. En esta narración, el viajero Odiseo logra escapar de la caverna del Cíclope tras dejarlo ciego y engañarlo al esconderse por debajo de las ovejas de su rebaño. Cuando está escapando en su navío con el resto de su tripulación, Polifemo intenta lanzarle piedras que solo caen al agua sin éxito. Ahí, Odiseo, le grita al gigante de un solo ojo su verdadero nombre (esto, tras decirle que su nombre era "Nadie"). Cuando Polifemo escucha su nombre, se acuerda de una profecía que se le hubo contado hace ya varios años. En la profecía, se dice que sería cegado por alguien llamado "Odiseo".
Todos los mitos griegos tienen de manifiesto el "destino". Los héroes mitológicos están sometidos a la voluntad divina, cuya mano los posee y los controla cuánto desean. Pero "La Odisea" se distanciaba de muchas historias al tener la propuesta de un mortal desafiando a los dioses para llegar a su tierra natal. Odiseo destacaba frente a otros héroes al no contar con una fuerza sobrenatural: su talento mortal era su única arma; el ingenio. Contra cualquier fenómeno natural, vociferaba su meta y eludía el peligro místico de los seres inmortales.
No obstante, si Polifemo había sido víctima del destino, ¿Todas las hazañas que Odiseo superó, acaso estaban destinadas a ser logradas?¿Cuál es la validez entonces de tales desafíos? Ahí, entonces, queda decir que todo es una paradoja entre libertad y destino; en el que, en síntesis, se debate si nuestras acciones realmente valen la pena o no.
Por mi parte, no creo en el destino, mas nunca hay que ignorar en el debate, incluso en la teoría, qué se puede entender de él y como podría funcionar, si es que entra en tu radio de interés. Desde donde yo lo veo, todo no es más que un conjunto de sucesos. Ni "coincidencias" ni "encuentros destinados". Solo sucesos fortuitos que por obvias razones pueden converger en grandes "coincidencias", en que las cualidades para darse algo se une con el momento perfecto.
Pero, en cierto modo, interesante es que nos sorprendemos más por las pocas veces en las que sucedió algo que llamamos "destino", que sorprendernos en cómo la mayoría del tiempo todo lo es vivido de forma monótona. No hay nada interesante en gran parte de nuestra vida.
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