Cuando piensas que la vida no tiene sentido, es cuando haces que realmente no lo tenga. Generas un vacío; mantienes una ausencia.

Cuando crees perder el tiempo con algún elemento que estás cometiendo, como ver alguna serie, leer algún libro o jugar algún juego, creas una adversión absurda para justificarte, más en especial cuando esa actividad resulta poco valorada en la sociedad. "Es culpa mía por perder el tiempo en eso" te dices, y te retiras de dicha cosa para siempre, buscando llenarte en actividades que te crean la imagen y la sensación de llenura basándote en lo que la sociedad, en general, proyecta como "productivo". El llamado "Super-Yo".

Sin embargo, al final todo eso es una gran mentira. ¿Productivo para quién?¿para ti, para otros, o para nadie, o para nada, o siquiera para todos? Intentas forzar amistades sin ganancias (que no digo que sea malo tenerlas, pero forzar una amistad hacia alguien a quien no fraternizas de ninguna manera es un desperdicio también), trabajar para un mundo perecedero (pues, recordemos, que no todo lo tendremos siempre ni para todos) y que se retroalimenta para mantener esta falta de significado. En cierto sentido, perpetuamos la naturaleza de todos los seres vivos de continuidad de la especie, solo que lo disfrazamos en términos humanos y lo DOTAMOS de nuestro sentido más simple y menos arcano al mismo tiempo: vivir sin problemas, elegantemente.

Pero claro, vivir sin problemas nunca ha sido sinónimo de vivir feliz, los Aztecas tenían bien presente ello en su filosofía. Mas falta una instancia de significado: y esa es la ausencia de uno.

A la final, buscamos trabajar muchas horas en puestos importantes, tener varias mansiones y ventajas que otros no tienen, sumándonos a un juego emocionante cuyas repercusiones afectarán más a otros que a nosotros. A la larga, solo es otra excusa; algo que solo es otro modo de gastar el tiempo, pero en actividades más "elevadas" aristocraticamente, pero que ni tienen una diferencia sustancial. Y que, de todas formas, tampoco imposibilitan el equipararse a otras actividades consideradas menos "productivas". Las consideradas actividades "contra culturales" no son menos eficientes que las llamadas "culturales"; solo que tenemos unas actividades e historias consideradas de culto porque queremos sentir que son algo menos mortales; menos perecederas. A la final, sigue siendo lo mismo. Ya no hablo de una complejidad narrativa o artística, pues muchas obras "contra culturales" también lo son, sino que se aprecia más uno que el otro por mera concepción cultural. Debe haber siempre un chivo expiatorio para culpar la falta de progreso de una persona, queriendo todos asimilar eso: una idea de progreso. Un fantástico sentimiento que es necesario para nuestras mentes más complejas, porque deseamos siempre sentirnos mejores que los demás.

En resumidas cuentas, una persona leyendo durante una hora el Donquijote, contra una persona jugando videojuegos durante la misma hora, hacen exactamente lo mismo: "perder" el tiempo. El tiempo cae, se derrumba, se atraganta... la diferencia es la satisfacción de cada uno.

En cierto modo, los que leen libros o se jactan de hacer actividades más "cultas"...hallan más satisfacción al pensar que hacen algo mejor. Como si pensasen que han conseguido medallas de oro y plata, cuando solo han ganado la percepción creada de una clase social; una clase social que, si algún día mira más elegante ver películas, cambiará sus gustos y se irán a esas ligas.

¿Entonces qué es útil o qué es inútil? Creo que la respuesta sí puede darse pese a la polémica de afirmarlo: aquello que te hace feliz y te llena. Si consumieses libros solo por clase, pero no porque te produzcan algún sentimiento ¿no estarías perdiendo a la final el único tiempo valioso que tienes?, es decir, esa instancia del ensueño en vida. Pues, ya muertos, lo cierto es que no podemos soñar. No hay sueño, hay silencio; no hay risas, solo el mudo infierno.