Yo solo sabia lo que era estar perdido, tal vez siempre lo estuve y jamas intente encontrarme. Hasta ese entonces no sabia que era ser yo mismo. Vivía según las reglas humanas y de popularidad siempre siendo genial de una forma tan vacía y a pesar de tener el mundo a mis pies, la verdad era que no tenía nada.

Solo existía por existir.

No sabia lo que era el amor, a penas y entendía lo que era el roce de la piel con otra o esa lujuria ciega que te llevaba a entregarte de forma vacía y esporádica. Y seguía sin entender aquello que llamaban amor, ese sentimiento que muy pocos se atrevían a sentir y vivir, esa unión de dos almas tan opuestas pero que se complementaban de una manera extraordinaria. Como era posible que algo tan simple una palabra de apenas cuatro letras fuera lo suficientemente significativa para muchos hasta el punto de ser una de las emociones mas celebres en películas, libros y en la vida cotidiana. No quería sonar tan tonto pero hasta ese instante cuando mi mirada se cruzo con la suya supe lo que era el amor.

Y fue así que a inicios de otoño cuando la primera hoja en caer era acariciada por la suave brisa de septiembre la vi. Tan diferente al entorno en el que se encontraba tan inocente, tan pura y tan ajena a las miradas lascivas y de odio que recibía.

Ella no se daba cuenta de nada y su apariencia despistada la hacia aun mas extraña a la vista, pero el halo que la cubría la hacia ver tan angelical que su luz cegaba a todos a su paso. Y así fue como por primera vez después de flotar a la deriva en el vació de este mundo oscuro y lleno de sombras, la gravedad hizo su trabajo y toque tierra firme.

Me sentía torpe, inexperto y a la vez feliz. Y esa sonrisa tonta que tanto me había cansado de ver durante mucho tiempo ahora adornaba mi rostro mientras te miraba caminar por aquel sendero lleno de arboles llegando al final de su apogeo.Era un cuadro impresionante, uno que nunca me cansaría de ver.

Y aunque pasaste por mi lado ni siquiera me miraste, serias mi reto y mucho mas. No sabia que hacerr ni como acercarme a ti sin verme desesperado y famélico por un poco de tu atención. Conocía las tácticas comunes para conquistar a cualquier mujer, pero lastimosamente tu no eras cualquiera y sabía que jamas te conseguiría así. Me sentí estúpido, un novato con respecto a las chicas y entendía que ninguno de mis trucos baratos harían que me regalaras una mirada de aquellos hermosas ojos que por las noches me mantenían en vilo.

Eras tentadora y mas aun con ese uniforme de mesera que utilizabas, no era tan corto ni tan largo. pero para todos eras un dulce que deseaban degustar y por eso entendía que algunos fueran clientes frecuentes al igual que yo. No sabía como hablarte y no sonar acosador, tu solo atendías a aquellos que tus compañeras consideraban feos y eso era una estupidez porque eso siempre significaba que jamas me atenderías y aunque esta situación se estaba llevando mi cordura no podía dejarme vencer.

Tenía que saber mas de ti, porque apenas y sabía tu melodioso nombre, jamas pensé sentirme tan tonto mirándote de lejos y conformándome con apenas eso. Era extenuante tenerte cerca y tan lejos a la vez, pero no me rendiría jamas, no lo haría porque lo que sentía por ti aun sin conocerte era mas fuerte que la cobardía de irme y aceptar mi derrota.

No desistiría, pero pronto mis ilusiones fueron rotas por aquel imbécil que llego y te beso. Acaso era tu novio? No, no lo era porque lo rechazaste y le diste una bofetada. Sus pupilas se dilataron del enojo ante tu rechazo y tus amigas solo podían comentar que eras una tonta por rechazarlo. Tal vez fue mi impulsividad o quizás si me sentía enojado por todo lo que decían de ti tus amigas y las intenciones de ese idiota que me levante y lo golpee.

No pensé en nada, en si de verdad te estaba ayudando o solo te perjudicaba, solo pensaba en si estabas bien. Me da vergüenza comentar que recibí algunos golpes pero al final le di su merecido aunque me hubiera gustado seguir golpeándolo, si no hubieras salido corriendo lo hubiera noqueado por ti.

Te busque pero no te hallabas por ningún lugar hasta que al final de aquel inmenso parque di contigo, estabas sentada en un frió asiento de piedra. La gente pasaba no sin antes mirarte y ver como llorabas y ahí en pleno frió de otoño supe que me había enamorado por primera vez. Y no sabía que hacer me sentía torpe un imbécil por hacer que lloraras y aunque no solo era mi culpa me partía el alma verte llorar en aquel sitio que contrastaba a la perfección contigo.

Una tormenta se avecinaba y tu la ignorabas sin entender que el día se había conmovido también al verte derramar aquellas lagrimas llenas de dolor e impotencia, que dos bestias sin sentido habíamos provocado.

No sabia si acercarme o dejarte que lloraras, pero mi instinto me decía que debía acercarme y dejar de ser un cobarde por primera vez y afrontar lo que sentía, no te mentiré mi pulso se acelero por cada paso que daba creí morir de un ataque cardíaco pero sabia que jamas me arrepentiría de haberme lanzado al abismo desconocido en el cual había caído preso de la gravedad.

Y allí en plena tarde oscura nuestras miradas colisionaron y se unieron como dos estrellas que se encuentran después de muchos años dejando una explosión a su paso formando una nueva y extraordinaria de colores brillantes y vivaces.

Y desde ese entonces orbitamos juntos en la misma galaxia tomados de la mano, iridiscentes, eternos...