MALDITA SOLEDAD
No recordaba la ultima vez que me había sentido tan sola, buscando un rincón que ocupar, uno que pudiera llenar con el vacío que había en mi corazón. Aun no recordaba cuando fue la ultima vez que la soledad susurro en mi odio con total burla y descaro que me hallaba sola sin nadie a quien recurrir y que así seria para siempre, no me quejaba de ella, solo la odiaba por tener razón, aquella razón que me obligaba a negarme a mí misma.
Pero llego el día en el que no pude mas y acepte lo que tanto con sorna, mi soledad me había susurrado. Me había quedado sola y de eso ya había pasado hace mucho, pero dolía como la primera vez que estuve en aquella habitación oscura tratando aun ingenuamente de buscar el calor de la compañía.
Aun recuerdo mis lagrimas húmedas y llenas de dolor rodando por mis mejillas al saber que nunca había estado acompañada que debía dejar de llorar por algo que nunca tuve, pues siempre había estado sola, desde el principio, aun inconscientemente lo sabia pero aun así dolía. Me sentía poca cosa, utilizada una perdedora, pero ahora sabía que la única razón por la cual me sentía así era porque había sido utilizada como objeto de diversión por la soledad, que dichosa me recibió aquel primer día con esa sonrisa de te estaba esperando desde hace tiempo.
Pero sé que aunque siga escarbando en lo mas profundo de mi desgracia, buscando aunque sea un pequeño roció de paz, nunca lo encontrare pues mis esperanzas son casi ya nulas, con una soledad que se aferra a mi como un parásito consumiéndome cada instante que pasa, llevándose un gramo de mí, arrancando de raíz mi fe, aquella me temo ya esta perdida. Cayendo así, en un vacío más oscuro que la noche sin luna ni estrellas arrastrada por sus cadenas, pesadas cadenas que atan mi alma a un viaje sin retorno ni llegada.
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