No te odio, mi enojo al principio luchó por odiarte, juro que lo intenté, pero simplemente no te odio aunque tu creas lo contrario. Pero estoy rota.

No es orgullo como tu piensas, es dolor del puro. 

¿Que si te extraño? Te extraño demasiado, cada parte y cada cosa de ti la extraño, tus malos chistes, tu compañía, el sentir que cuento contigo, los momentos de risas, tus anécdotas de infancia, tus malos momentos, tus buenos momento, tu sexo... Sí, te extraño. 

Pero ahora no solo me duele el hecho de lo que pasó, me duele mucho mas el hecho de que no te haya importado después de tanto tiempo, de que tu cobardía y tu orgullo haya ganado contra la guerra de un "Hablemos".

Y tengo una única pregunta para ti ¿En qué momento dejé de ser tu familia? porque no paro de darle vueltas a tus palabras de esta noche.

Podrán pasar años, tu seguirás siendo mi familia...

Maripili Jaspe