07
Ángel Morelos
Todos podemos ser sinceros. Pero incluso los que más lo son guardan sus propios secretos. Eso los hace humanos.
Leer los pensamientos de alguien puede ser interesante. Emocionante. Descubres muchas cosas... Sin embargo, estar en un mismo lugar con Eiden me ayudó a comprender que no es tan genial como parece.
Lo que lee. Lo que mantiene en mente cuando escribe. Sus análisis para resolver los ejercicios. Sus opiniones sarcásticas sobre otros estudiantes y profesores. ¡Lo más abstracto que cree sobre el alféizar de la ventana! Descubrí que todo eso puedo escuchar cuando lo tengo cerca.
Y me provocó una grandiosa jaqueca que me llevó a tomarme dos aspirinas y a tumbarme en mi habitación apenas llegué a casa. Me froté tanto las sienes que por poco se me gastan (si eso es posible).
Recuerdo mi patético intento por tocar la pierna de Eiden que terminó de trasero en el suelo. ¿Por qué no tocar su mano? ¿O su cara? ¡Já! Pues no estaba pensando con claridad. ¿Cómo piensas con claridad cuando una voz ha estado ostigándote todo el día?
Una distancia de más de diez metros lo anula. El tacto lo controla por (máximo hasta ahora) cinco minutos. Y por otro lado... un beso en la frente que lo desaparece por el resto de día.
¿Extraño? Sí. ¿Incómodo? Sí. ¿Me gustó? También. Ay, no, aguanta...
Incluso mi propia mente me traiciona.
—Karma, ¿por qué me llevas tan recio? —Y sé que es inútil preguntarle al techo de mi habitación, pero es lo que hay.
Estoy hecha un lío. Creo que si sigo así, me van a mandar a un psiquiátrico.
El mismo Eiden debe pensar que estoy loca. Después de todo lo que le dije... ¿Pero cómo se le ocurre seguir a una chica alterada y pretender conversar? Él se lo buscó.
Hoy también descubrí un lado diferente de Eiden. Uno gentil, tal vez. Pero después de nuestro pequeño "momento" prácticamente se esfumó por el resto de la tarde. Ni siquiera pude dirigirle palabra durante las clases. Aunque tampoco es que yo supiera qué decirle.
Agarro mi celular y abro la bandeja de contactos. Apenas llego a la "M", me quedo con el dedo encima de "Mi vecino molesto". ¿Debería llamarlo?
¡Claro, Ángel! ¿Y cómo le responderás? "¡Hola, Eiden! Solo llamaba para decirte que eres un dolor en el trasero. Y te preguntarás porqué llamo a alguien de quien opino tal cosa. Es que no tengo a más nadie con quién hablar sobre tus pensamientos invasores y cómo afectan mi estabilidad mental...". En resumen: patético.
Opto por mensajería.
Después de tres minutos mirando a la pantalla, aún no me decido entre el "hola", "¿cómo estás?" y el "soy Ángel" para comenzar el mensaje.
—¿Acaso tienes la tarea en el móvil?
La voz de Josh me hace levantarme de un brinco.
—¿Qué? —inquiero confundida.
—Es que llevas un rato mirándolo. La cara se te va a quedar con una mueca si sigues arrugándola tanto.
—¡Josh! —lo regaño.
—Eso fue lo que me dijo la abuela —agrega levantando los hombros y da media vuelta para huir.
—¡Oye, calabaza! —lo llamo antes de que se aleje—. ¿Qué harías si tuvieses que decirle algo importante a una persona pero tuviste un problema antes con ella y no sabes cómo dirigírtele?
Josh se queda con cara pensativa y se encamina hasta la silla de mi escritorio para sentarse.
—Mandaría a alguien más a decírselo.
—Esa no es una opción —replico, aunque era una opción atractiva.
La calabaza de baja estatura hace un par de muecas más en lo que vuelve a pensar.
—Entonces, haz como un telegrama. Escríbele el recado directo y ya.
—Mmmm... —Asiento con la cabeza mientras lo mentalizo—. Me impresionas, enano. ¿En dónde aprendiste tanto?
—Viendo televisión.
Claro, ¿cómo no se me ocurrió? Ahí aprendemos todos.
—Gracias. —Le sonrío. Él me muestra su pulga arriba y se dispone a marcharse de la habitación.
Justo cuando regreso mi atención al teléfono, el enano me interrumpe de nuevo—: ¿Eso significa que me dejarás tener tu mitad del postre?
Levanto la vista hacia él y enarco una ceja.
—Ni lo sueñes.
—Bueno, tenía que intentarlo. —Y se larga definitivamente, cerrando la puerta suavemente porque no quiere tener problemas.
Tomo una respiración profunda y sigo el consejo de mi hermano de ocho años. Tan gracioso como realista.
Termino de teclear y presiono en enviar. Suelto el teléfono en la cama como si quemara. Creo que tengo ansiedad.
Decido pararme y dar vueltas alrededor de la habitación, como un trompo. Me estoy comiendo las uñas que no tengo (porque son relativamente cortas) cuando el sonido de mis notificaciones me hace saltar de vuelta a la cama.
—Diablos —maldigo frustrada. Solo fue un mensaje de un juego.
Pienso que tal vez pude haber sido muy directa. Así que abro el chat en donde solo está mi burbuja de texto y la releo: "Me cambio de salón el lunes. Ángel".
¡Al menos es preciso!
Puede ser que Eiden no haya visto el mensaje todavía y estoy haciéndome un drama en vano. Es decir... solo somos dos personas con un extraño problema. Y yo solo me he hecho cargo de una parte.
El día del desmayo hablé con papá acerca del cambio de grupo. Le pareció algo súbito, pero me excusé diciendo que había conocido personas en el salón de Dean y que quería compartir curso con ellos (y con "personas" me refería al mismo Dean nada más, porque no había visto su salón por fuera ni mucho menos a la gente de adentro). Orelle me acompañó a hablar con el director sobre lo mismo y él dijo que estas cosas toman unos días, pero que probablemente comenzaría el lunes en el salón A. Esto se traduce a dos días más de "pensamientos compartidos".
—¿Te habrás molestado, Eiden? —suelto al aire.
El sonido de mi teléfono me desconcentra y esta vez no es ningún jueguito. Ni siquiera necesito abrir el mensaje porque se ve perfectamente en la pantalla de bloqueo.
—¡¿"Ok"?! —Leo en voz alta descolocada—. ¿Qué rayos?
Me levanto de la cama en un impulso y me asomo por la ventana junto a mí, dispuesta a ver su casa. Diviso el patio trasero, la cocina y... ¡bingo! Habitación con ventana en el segundo piso.
Ahí está Eiden. O no. Es Trey. O bueno... ¡Maldición! Es imposible saberlo a esta distancia.
Noto que "ese Myers" está haciendo algo sobre un escritorio junto a la ventana. Me quedo observándolo y, de un momento a otro, deja todo para levantar la vista.
Estoy de piedra. Él me devuelve la mirada con la misma energía.
¡He sido atrapada! ¡¿Ahora qué hago?!
Para mi sorpresa, me saluda sonriente mientras agita la mano. Listo, ese definitivamente es Trey.
Ya que no quiero parecer grosera o más rara —probablemente el término correcto sea "acosadora"—, le sonrío sin mostrar los dientes. Y huyo. Prácticamente me lanzo a la cama para que no me vea.
Creo que lo patético es parte de mi idiosincrasia personal.
—Ay, demonios... —Peino mi cabello hacia atrás con los dedos y suspiro.
Será mejor que me concentre en terminar los deberes y en aceptar el "ok" de Eiden de buena gana. Aunque que me cueste muchos karaokes y bailes en el proceso.
Tengo un modo muy casual de asimilar las cosas.
***
Dean me llamó por la mañana para acompañarme pero le dije que papá me llevaría a la escuela. Una mentirita blanca... Bueno, tenía que hacerlo si quería seguir con mi repentino plan.
Termino de vestirme y bajo a desayunar, agarro la taza de leche sobre la mesa y rondo por la sala; disimulando mientras espío la casa de nuestros vecinos.
—¿Dean te acompañará, cariño?
Pongo cara de persona de bien para mirar a mi padre y niego con la cabeza.
—Puedes venir conmigo y con Josh.
—¡No! —Mi súbito levantón de voz lo deja un poco perplejo, me aclaro la garganta antes de continuar—: No hace falta, Eiden irá conmigo.
—¿Eiden?
Sabe que hay gemelos pero no sabe sus nombres. Esperaba más de usted, señor policía.
—Los vecinos, papá. Ellos están en mi salón.
—Ah, entiendo. —Asiente con la cabeza, dándole un sorbo a su café—. Como quieras.
¿Siempre es como yo quiera, cierto? No sé ni para que me molesto...
Estoy bebiendo de mi taza cuando veo a un Myers salir. Tiene la misma gorra negra que Eiden tenía ayer antes de que la clase comenzara.
Casi me atraganto y me sale leche por la nariz. Pero solo casi.
—¡Me voy!
Agarro la mochila del sofá y corro hacia la puerta.
—¡Qué te vaya bien! —escucho a mi papá decir antes de cerrar.
Observo a Eiden a unos metros caminando con rapidez. Sin duda aprovecha esas piernas largas.
Me engancho ambas tiras de la mochila en los hombros e intento alcanzarlo sigilosamente. Podría saber lo que piensa si me acerco un poco más.
Eiden se voltea y yo me meto detrás de unos arbustos junto a la acera.
¡Carajo! Me siento como una espía de las pelis de acción.
El objetivo sigue avanzando y 007 va detrás de él con música de "Misión Imposible" de fondo. Bueno, no, eso solo pasa en mi cabeza.
Cuando por fin logro acortar la distancia sin visibles sospechas, la "señal" llega a mí cual radio.
«Trey siempre se lo toma todo a juego. ¿Cuándo entenderá que esto no lo es?»
Genial, peleas de hermanos.
«Y luego esa chica...»
Uuh, una chica. No sé porqué me da la impresión de que soy yo. Debe ser por el tono rencoroso. Es gracioso como los pensamientos se escuchan con su tono de voz y están adornados por sus emociones... ¡Concéntrate, Ángel!
«¿Para qué me dice que se va a cambiar de salón? ¿Para que la felicite? Por mí que se vaya, yo encantado.»
¡Já! ¿Así que tenemos todo eso detrás de un simple "ok", eh?
Estoy tan concentrada en mi espionaje que no noto el desnivel de la acera y me tropiezo.
—Woow! —Me apoyo sobre mis rodillas y me reincorporo con lentitud.
Menudo susto que acabo de llevarme. Con suerte no terminé en el suelo.
Pero nada se compara con el susto de ver a Eiden fusilándome con la mirada y yéndose más rápido que Flash.
Sin importarme sigilo y todo lo demás, lo persigo. Me lleva bastante ventaja. ¡Hago lo que puedo con mis piernitas!
Viendo que caminar deprisa no me sirve, corro. Estoy segura de que las otras personas que nos vean deben pensar que estamos locos, pero puede que sí lo estemos.
Le pierdo de vista en una curva que da paso a la entrada de la escuela y cuando doblo... nada.
—¿Dónde te metiste? —Suelto en voz alta, con frente ceñuda.
El toque que una mano me da en la espalda me espanta tremendamente (últimamente estoy un poco susceptible). Volteo alterada y me encuentro con él. Apoyado en el muro que rodea la escuela y con sus ojos marrones sobre mí.
Nunca he sido buena para sostener el contacto visual con otras personas. Pero Eiden lo vuelve extrañamente más fácil. Puede que no le tenga... ¿miedo?
—¿Buscándome tan temprano, Ángel?
Desvío la mirada hacia el cielo, haciéndome la loca, y me encamino hacia las escaleras.
Eiden apoya su mano en mi hombro para detenerme. Su toque siempre me produce algo extraño por dentro... como la descarga que sentí cuando lo conocí.
—¿De veras pretendes ignorarme?
Todavía me está tocando. Lo cual creo me da cinco minutos de escape sin voces en cuanto me despegue.
Eiden me está observando expectante. Yo giro la cabeza, levantando las comisuras de mis labios, y le devuelvo la mirada con inocencia.
Huyo. Caminando deprisa. Voy en zigzag entre las personas del pasillo. Chequeo mi espalda... ¡¡Ah!! ¡¡Me está siguiendo!! Y creo que es la adrenalina la que me hace subir las escaleras de dos en dos escalones sin caerme.
No puedo saber qué está pensando porque ni siquiera ha transcurrido un minuto. Es increíble como el tiempo se vuelve más lento cuando lo quieres ver volando.
Estoy a punto de llegar al baño de chicas cuando una mano se me atraviesa en el camino. Su mano.
—¡¡Ah!! —chillo asustada y ni siquiera me detengo a mirarlo. Corro y voy por las otras escaleras hasta el primer piso de nuevo.
No conozco tan bien la escuela y ya estoy envuelta en una persecución por ella. Genial.
Sin embargo, la suerte no podía sonreírme por completo hoy, así que tropiezo con el último escalón y esta vez no es "casi". Pierdo todo equilibrio y me caigo hacia delante.
—¡Vaya! —escucho a alguien exclamar.
Abro los ojos lentamente y me sorprende no estar de pegatina en el suelo. Unos brazos fornidos me envuelven y mi cabeza reposa sobre un pecho, cuyo corazón siento latir.
Me separo con rapidez y descubro el rostro de mi salvador.
—D-Dean... —Nerviosa, me paso el cabello por detrás de la oreja y sonrío.
—¿Estás bien? —inquiere preocupado—. ¿Por qué ibas tan rápido? Tienes tiempo todavía de llegar a clase.
—Sí, bueno, es que yo...
Mis palabras son interrumpidas por un brazo que me rodea los hombros. El cual me acerca hacia otro pecho. Y cuyo olor dulce reconozco de antes.
—¡Aquí estás! —suelta sonriente—. Te estaba buscando, pequeña saltamontes.
Me quedo boquiabierta viendo a la versión "simpática" de Eiden junto a mí. Su sonrisa hasta me deja ver toda su dentadura... me da miedo.
Dean se aclara la garganta y eso me hace reaccionar para subir mi quijada.
—Bueno, te veo en clases —agrega el raro de mi vecino.
Y cuando pienso que se va a marchar, se acerca. O su brazo me acerca a él. Todo pasa tan lento y tan rápido al mismo tiempo... Siento su aliento cálido en mi frente. Sostengo la respiración sin darme cuenta. Mi nariz roza su camisa y casi me causa un infarto. Pero lo que verdaderamente me causa un infarto es el beso que deja en mi cabello.
Y se va.
Mi mente no responde. Mi cuerpo no reacciona. ¡¿Qué?! ¡¿Cómo?! ¡¿Dónde?! ¡¿Quién era ese chico?!
Ahora mismo me cuestiono todo lo que he aprendido sobre él en este corto periodo.
—Creo que yo también me voy, Ángel.
Por un momento, me había olvidado de la presencia de Dean.
—Yo igual —replico, echándole un vistazo a las escaleras por las que Eiden desapareció—. ¡Qué tengas un buen día!
Subo sin demora. Tengo que alcanzarlo. ¿Cómo se atreve a irse de esa forma?
Ya que no lo veo por los pasillos, entro en el salón y entonces lo encuentro en su puesto, con la cabeza gacha entre sus brazos. Pero sé que no está dormido.
Voy y apoyo ambas manos sobre su mesa dispuesta a recibir una explicación.
—Oye, ¿qué fue eso?
Eiden corrige su postura y me mira con la que considero su expresión normal: inexpresiva.
—Tú necesitabas un empujoncito en tu relación y yo necesitaba darte los "Buenos días". Simple.
Repito lo que dice en mi cabeza y sigo sin hallarle sentido.
—¿Relación? ¡¿"Buenos días"?! —Es lo único que atino a decir en mi perplejidad.
—Si crees que no me di cuenta de que acabó tu "martirio" cuando... —Eiden, que comenzó hablando con creciente molestia, hace una pausa y desvía la mirada para aclararse la garganta—. ¿Me equivoco?
—No. —Yo también me pongo algo incómoda y tensa en mi posición—. Pero aún así...
—¿Tenemos dos días, no? —me interrumpe, yo asiento con la cabeza—. Estoy dispuesto a hacer lo mejor posible para hacerlos llevaderos. ¿Eso es suficiente para ti?
Siento algo extraño en su voz. Enfado, impotencia, hastío... es confuso.
Antes de que pueda decir algo al respecto, la campana me detiene. Pronto aparece el resto de los estudiantes y entra el profesor de Biología.
No me queda más remedio que irme a sentar con el ceño fruncido. Trastornada por la calidez de unos besos y la frialdad de unas palabras...
N o t a
Primero que nada, vayan a la "Nota de autora".
Segundo, ¿qué les pareció? Jajajayy *inserte voz de mariachi* se viene lo bueno.
No soy experta en moodboards pero quise intentarlo jsjsjsjsjs igual sirve para que la multimedia de arriba no esté vacía :)
Trey: Considero que está bien. Pero no te daré un "me encanta" porque no me incluiste.
Per0-
Trey: Las cosas como son.
Está bien. Entonces, voy a planear algo...
Trey: ¿Peor que mi secuestro? Porque desde que me apareciste aquí, las nenas andan un poco locas. No es que las culpe pero... se supone que tú debes cuidarme.
¿Me ves cara de Diosa o algo así?
Trey: Cuando lo dices así suena algo...
¿Hermoso? Por supuesto. Como nosotros.
*Los lectores mirando de donde Trey sacó su ego... (・_・;)*
Trey: Bueno, saludito a mis fans y ya me voy porque... *mira al frente y ve a Cass_KN sonriendo a lo maniático* Hay gatos en la casa. MEJOR LE AVISO A MAMÁ.
*se va corriendo*
Ok, salida dramática.
¡¡Gracias por leer!! ,(*^3^)/~♡
Nos vemos cuando se pueda JSJSJS. Cuídense mucho😘.
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