Árbol del cual sus hojas han caído,

Del cual en su sombra tantas historias se han perdido,

Dime, qué le cuentas al viento;

Aquel que tira tus hojas sin ningún remordimiento.

Dime árbol, del cual tu follaje se lo llevo el viento;

Que historias cuentas a la sombra de tu cuerpo,

¿Cuántas lágrimas has visto derramadas?

Que han alimentado a tus raíces y formado tus ramas.

Será acaso que no te importan los pesares de los vivos.

O es sólo que tu sombra es un consuelo, para aquellos que se han ido;

Cuantas sonrisas, cuantas peleas, cuantos recuerdos y amores has observado.

Has conservado, atesorado, guardado y con el tiempo gravado.

Será que aquellos niños de antes;

Aun recuerden ¿cuándo en tu copa jugaban a ser un gigante?

Y creían poder tocar el sol, al llegar a la cima de tu follaje;

Entre las sonrisas de la infancia y la oficina con sus papeles.

Me pregunto ¿Dónde quedaste? Ese pequeño infante,

Es que hoy ya no hay tiempo, ni siquiera para recordar los sentimientos;

No sé qué haya sido, mas ahora debajo de ti, y de tu ramaje caído;

No puedo evitar alimentar tus ramas, con estas mis lágrimas derramadas...