¿Y que sucede cuando a la persona que más daño te hace la sigues reteniendo como si fuera lo más importante de tu vida?

Él era como una droga, esa a la que mientras más probaba más quería de él, llegando al punto en el que no tenía límite alguno. Recorrió cada etapa, convirtiéndola en una adicta a él; llegó el momento en el que ella necesitaba de su existencia y sentía que iba a morir sin su atención.

Ella, tan necesitada de él, sabía que su vicio le comenzaría a dañar. Tenía el conocimiento de que en cualquier instante el peor vicio de todos iba a acabar con ella. Pero nada la detuvo a seguir probando de su droga favorita.