Miro adelante, y atrás una y otra vez y siento que todos avanzan hacia sus metas, pero yo no.

Me siento frustrada, abatida, mi propia conciencia trata de aniquilar mis fuerzas para impedirme continuar.

Mis propios pensamientos juegan con mi mente, y me hacen caer en un estado de insatisfacción infinita.

Empiezo a cuestionar que estoy haciendo y si ese es realmente es el camino que debía seguir.

Entonces solo la música puede salvarme y me siento en el rincón de siempre a escuchar Nirvana y recuerdo que a él, la música no pudo salvarle. Recuerdo lo que hizo y me aterra la posibilidad de llegar a ese punto.

Y una vez puesta pausa escribo, y todo fluye, sale como un manantial, y recuerdo que quizás solo debo apretar puños y dientes y seguir, sin importar qué.

Y una vez fuera me giro a mirar el enorme agujero de donde he salido y me pregunto:

¿Es eso a lo que llaman depresión?