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Episodio 2. Visita médica: Pesadilla en la calle del infierno versión infinita.

—¿Así que dices que a este pedazo de cuero flácido, descolorido, pequeño y sin gracia, es a lo que llamas pene?— cuestionó Médico, quien tenía a Vida atado de pies y manos con las mismas raíces con las que intentó salvarse, desde su propio palacio. Vida tenía el rostro encendido en un rojo intenso, y se cansó de forcejear después de un rato, aunque estar desnudo y con sus genitales expuestos era lo peor que podía ocurrirle. Todavía más grave el asunto, ya que no solo Médico observaba, si no también Sabiduría, Locura, Musa y Fortuna. El ave del Infortunio graznaba desde una lámpara cercana, a modo de burla y Angustia llevaba ya media hora vomitando en el baño, aterrado al imaginar que algo semejante podría pasarle también.


—Ya lo revisé minuciosamente— aclaró Sabiduría, puesto que no le gustaba guardar secretos para Locura, aunque no daría detalles al respecto— pero no logré encontrar una falla o imperfección física. Tampoco tiene rastros del Nim, a pesar de la actividad que lleva con Muerte. Cosa que me extraña, porque normalmente Vida tiene una estela de la esencia de Nim sobre su cuerpo, que se desvanece de forma regular estando en Ithis—


—Tienen que admitir que esa verga es enorme— confesó Locura, quien se relamió los labios con un toque de tentación en la mirada, por lo que Sabiduría se ocupó de sacarlo a empujones— ¡E-Espera, era una broma, era una broma, oye!—


—¡Largo! ¡Y hoy no cenas, carajo!— reclamó el rubio, para luego dar el portazo en la cara del albino, antes de que entrara a la enfermería nuevamente. Se acomodó los lentes con un leve empujón hacia arriba, y el arrepentimiento le caería de inmediato, pues el mismo no tenía derecho a enojarse de esa manera. Y no era solo porque tenía poco de manipular entre sus dedos la hombría de su mejor amigo, sino que también pensaba lo mismo, la virilidad del primer dios era considerablemente grande. No podía evitar ponerse celoso. Comparada con la raza más dotada de los humanos, Vida seguía siendo superior en tamaño, por lo que ahora comprendía la gula insaciable que padecía Muerte. Sacudió la cabeza para tratar de no pensar en eso, notando que Fortuna también miraba con lujuria al primer dios, y amablemente se ocupó de pedirle que se retirara.


—Sé que está preocupada, señorita, pero es mejor que deje este asunto solo a los caballeros—


—Oh, cariño, es más creíble que me digas que en realidad sólo quieres mirarlo tú— replicó la dama, quien se retiró con una sonrisa pícara en los labios. Musa se disponía a seguirla, pero el sabio le cerró el paso, negando con la cabeza. Le indicó que se sentara, pues necesitaba toda opinión posible al respecto, y tal vez la presencia del dios de la inspiración podría ser de mucha ayuda. El pobre hombre no sabía a donde apuntar la vista, pues sentía que era una falta de respeto tratar al príncipe de esa forma, por lo que terminó cubriéndose la vista con un rollo de vendas, permitiendo que se valieran de su poder y presencia para resolver el asunto. Vida se relajó un poco, pero tenía mucho que reclamar de por medio.


—¡Vaya! ¡Ahora solo te falta que todos los sirvientes de cada dios vengan a verme la polla para que quedes contento, Médico!— exclamó avergonzado, retomando el intento de liberarse, sin lograrlo. Internamente maldecía, puesto que Médico inyectó una sustancia extraña en las raíces para que fuera incapaz de manipularlas — y no sé porque nadie dijo nada respecto de ti, enferma de mierda ¡¿Por qué rayos eres un hombre?!— espetó nuevamente, ya que todos pasaron por alto un pequeño gran detalle: Médico era un ente masculino. Los labios del galeno se curvaron de forma sutil, y pronto se irguió para caminar hacia una mesa donde tenía todos sus instrumentos de curación. Ahora doblaba su propia estatura, llevaba el cabello atado con una media coleta, sin dejar de portar su cofia característica. Su traje constaba de una bata médica con grandes botones al pecho y un pantalón negro, el cual que robó previamente del guardaropa de Vida. Sus facciones eran más cuadradas y la sonrisa que portaba parecía malévola.


—Calma, no es que pretenda usar "eso" que a mi si me funciona, sólo porque estas atado y bajo mi custodia. Aunque admito que sería divertido ver si introduciéndote un tubo de ensayo, logras una erección, después de todo sólo debería oprimir tu próstata para ver si eres capaz de correrte aún— comentó con tranquilidad, encogiéndose de hombros— no me haría responsable si se te revienta el tubo en el ano—


—¡SACAME DE AQUÍ, SABIDURÍA!—


—Por todos los dioses, ¿es necesario que yo escuche eso? Mi imaginación vuela más rápido que la de ustedes, hasta a mí me duele y eso que aún no lo hace— reclamó Musa, quien se apretaba ambas manos contra el trasero, con la viva imagen de un tubo de vidrio despedazado dentro del ducto rectal, mismo que seguro sangraría a borbotones.


—Por Ithis, cállense de una buena vez— reclamó el sabio, frotándose la cien con ambas manos— Médico, ¿desperdiciaste la última Esencia Cerebral que te pedí que revisaras, no es así?— cuestionó, mirando con fastidio a su anfitrión. El dios del conocimiento solía derramar sobre las mentes humanas elegidas, la "Esencia Cerebral", que no era otra cosa que el poder de inventar, descubrir y enseñar. Grandes revelaciones en el campo de las ciencias fueron influenciadas por esos dones, a lo largo de la historia humana, pero Médico siempre daba el visto bueno de cada esencia, para que no fuera aplicada de forma errónea como en otras ocasiones, y de esa manera, evitar que los humanos le dieran mal uso al don que recibirían.


Sin embargo, la última Esencia Cerebral fue diseñada para un doctor ruso, mismo que realizaba una amplia investigación para revolucionar las cirugías de cambio de sexo, y que tenía varios cabos sueltos que necesitaba solventar antes de sacar a la luz sus avances. Sabiduría consideró que ese hombre merecía una oportunidad, misma que Médico se bebió hasta la última gota.


—Eres de lo peor, Médico... ¿qué ganas en convertirte en hombre? Te bebiste dos siglos de fermento divino, ¿Qué pretendes?—


—Ahora podría violar a este tonto— respondió señalando a Vida, sentándose frente a él para volverlo a revisar.


—¡TE VOY A ODIAR EL RESTO DE LA ETERNIDAD SI NO ME SACAS DE AQUÍ, MALDICIÓN!— gritó Vida con todas sus fuerzas, y en un momento de suerte, la raíz de su pierna derecha se reventó por fin. Pero antes de que lograra propinar una patada, Médico alzó una de sus manos, enterrando todas las uñas de una mano en la pantorrilla del príncipe. El grito desgarrador que emitió el dios de piel verde casi dejó sordo a Sabiduría, pero poco a poco se fue relajando, hasta que por fin se quedó quieto. Los ojos de Médico por un instante brillaron tanto que parecían dos soles, pero en cuanto Vida se debilitó, fue capaz de atar de nuevo al primer dios y contenerlo de nuevo.


—Jamás pensé que te atrevieras a usar tu ponzoña en Vida... ni siquiera yo sé cuánto poder escondes... Médico...—susurró el rubio, llevándose una mano a los labios mientras observaba como su mejor amigo se perdía en el veneno paralizador de aquel que estaba encargado de la salud de los dioses.


—Sabes bien que si no lo calmamos, esto sería un desastre. No hay peor dios que Vida, si de calamidades hablamos— masculló el galeno, para luego indicarle a Sabiduría que se acercara — esto es lo que quería mostrarte— indicó. Justo en la parte baja del pene del príncipe, había un par de marcas negras. La uretra pasaba en medio de los agujeros casi imperceptibles, y si observaban con cuidado, esencia del Nim emanaba de ellas, un detalle que Sabiduría no logró notar al inicio— ¿Muerte tiene colmillos?—


—Todos tenemos colmillos, pero no somos capaces de hacer semejante daño. Locura me ha mordido muchas veces y jamás dejó esencia del Nim en mis heridas— comentó asombrado, para luego desabotonarse una manga. Subió la tela hasta los codos, y para prueba, le mostró a Médico las últimas mordidas. Todos sabían que el trabajo del rubio no era sencillo, y que por amor soportaba los ataques de ira que el dios Locura tenía, al grado de verse agredido físicamente en muchas ocasiones, de forma constante. El brazo izquierdo era un mapa que mostraba gran cantidad de mordidas bien marcadas, pero eran líneas completas que contenían la marca de varios colmillos y dientes, por lo que no correspondían ni se parecían en nada a las heridas en el pene de Vida.


Médico revisó detalladamente el resto de la piel de Vida. No era mucho el tiempo transcurrido desde la última sesión de amor con el juez, así que todavía conservaba marcas en su cuello y pecho. Mordidas, si, muy claras, pero similares a las de Sabiduría: líneas de dientes completas, más no dos agujeros. A pesar de que Muerte y Locura provenían del Nim y de que sus presencias lograban "infectar" de penumbra a sus respectivas parejas, jamás los afectaron tanto. La estela de sus existencias permanecía algunas horas sobre los dioses de Ithis que los protegían, mismas que se disolvían con algo de descanso. Pero que la entrepierna de Vida tuviera un par de marcas que emanaban oscuridad, no tenía explicación aparente.


—Tal vez sea porque Muerte no lo mordió— rompió el silencio por fin Angustia, quien salió del baño, para asomar su rostro desprovisto de expresiones y comenzar a sudar al ver las marcas negras— p-parece la mordida de algún bicho rastrero, u-una serpiente tal vez, n-no se me ocurre un...algo...agh...una mordida de serpiente ahí...oh Ithis, no otra vez, ¡GHH!— sin más el temeroso dios corrió de vuelta al servicio sanitario, y probablemente no volvería a salir de ahí en un buen rato. El ajetreo obligó a Musa a retirarse las vendas de los ojos, tan solo para ir a mirar y constatar por si mismo que las heridas de Vida eran un asunto grave.


—No suena tan descabellado, sólo que en Ithis no existen bichos rastreros— aclaró Médico, quien se frotaba la barbilla con la mano libre, mientras con la otra oprimía alrededor de la mordida— no hay sangrado... pero la piel se a puesto blanca en esta zona. Eso quiere decir que, si es veneno lo que le causa este padecimiento, ya a comenzado a esparcirse. Está bien, no queda otro remedio— comentó con desgano, hurgando en sus bolsillos. En cuanto mostró el bisturí favorito que siempre cargaba encima, Sabiduría se interpuso, con algo de sudor frío en la frente. Musa se hizo para atrás, aterrorizado.


—Ni siquiera se te ocurra, Médico, ¡no lo permitiré!—


—Sabiduría, todos nos reconstruimos, si lo extirpo ahora que esta paralizado no le dolerá... amm, bueno, no le dolerá tanto— comentó el galeno, intentando apartar al dios rubio, pero este se negó empujándolo, al grado de irritarlo— trajiste a Vida para que lo ayudara, ¿no es así? ¿te atreves a cuestionar mis métodos?—


—Ruego a Ithis porque te regale algo de sensatez y te quite diez kilos de sadismo, Médico, ni siquiera sabemos si le volverá a crecer, estamos conscientes de que incluso nosotros podemos tener secciones de nuestro cuerpo que no vuelvan a crecer, ¡así que no, no puedes cortarlo sólo porque se te hace más fácil!—


—Tendré que rebanarte las tripas primero entonces— declaró el anfitrión, quien encontró la situación un momento perfecto para poner a prueba su fuerza, ya que como varón no se conocía y la esencia usada seguramente tendría una duración breve. Su investigación no estaría completa si no probaba su cuerpo masculino antes de recuperar el estado natural que Ithis le dio desde su creación. No era una situación recurrente que Sabiduría accediera a combatir con otro dios, después de todo, el solía ser un mediador entre todos, pero en ese instante estaba dispuesto a defender a Vida a toda costa.


Todo pasó demasiado rápido. Vida estaba despierto, aunque no podía hablar y apenas si veía. Fue testigo de cómo sus amigos se molían a golpes, e incluso Musa trató de intervenir, pero al no ser un dios preparado para la guerra, salió volando por los aires, cayendo de lleno sobre un carrito cercano, cayendo inconsciente al suelo. Angustia intentó salir corriendo para pedir auxilio, pero Médico le adelantó el paso, para sumirle el puño en el rostro y mandarlo a dormir junto  a Musa, sin demasiado esfuerzo y provocando que Sabiduría estallara de ira.  El joven de piel verde respingó un poco, alterado, impotente, asombrado de que tan lejos podía llegar la ambición de Médico por tener una muestra de algo que jamás se le hubiera pasado por la cabeza. Pocas veces podía ser testigo de un padecimiento en un dios, y sabía bien que de entre todos, él era siempre el conejillo de indias perfecto, tan solo por ser el primero en ser creado. Maldijo internamente cuando vio como Sabiduría se desplomaba completamente molido, directo al suelo, saliendo de su campo de visión, y al tratar de enfocar a Médico, pudo distinguir mucha sangre sobre la bata médica. Era como ver a un demonio asomarse entre sus piernas, sosteniendo con los dientes un escalpelo plateado de punta muy afilada. Los ojos del mayor se abrieron lo mejor posible, trataba de huir, gritaba internamente, pero era imposible escapar. La mano de Médico se movió rápidamente, y justo cuando se perdió en su intimidad, todo se tornó oscuro para Vida.


Sentía el peso de un elefante en su cuerpo, cuando logró despertar. El primer rostro con el que se topó, fue con el de Locura, quien lo observaba muy de cerca. Vida emitió un grito de horror al recordar lo último que vio, pero Locura lo sostuvo de los brazos para que no saliera corriendo, manteniéndolo aprisionado contra la hojarasca en la que descansaba.


— ¡Calma, calma, todo era una visión, era mentira lo que viste, cálmate!—


— ¡Me cortó el pene, lo vi, vi cómo me lo cortaba!—


— ¡No te cortó nada, revisa tú mismo!— corrigió el albino, para apartarse con cuidado, siempre cuidando que el primer dios no saliera huyendo. Cuando Vida fue capaz de sentarse, enseguida revisó dentro de su pantalón. Efectivamente, no sólo su ropa había vuelto a su lugar, si no que la virilidad dormida seguía entre sus piernas.


—¿Q-Qué demonios fue lo que vi entonces...?—


—Yo también tengo mis trucos— aseguró Locura, quien guiñó un ojo y sonrió a medio labio, extendiendo una mano para ayudar al mayor a ponerse en pie— ahora mismo Médico duerme en la sala de espera, recargado con Musa y mi lindo Sabiduría está en la cama donde estabas atado. No tengo idea de donde terminó Angustia, pero estará bien.  Perdona, pero ahora mismo no sé dónde estamos. Mi sentido de orientación no tiene arreglo, pero tú conoces mejor la Tierra que yo, así que no te será difícil preguntarle a las plantas que sitio es este— comentó el moreno, apartándose para que Vida notara el sitio. Rodeados de una gran cantidad de coníferas y encinos, fue necesario que el príncipe caminara un poco para revisar el sitio. Pero no necesitó mucho, pues a lo lejos escuchó las olas de un mar cercano, y su nariz se envolvió por el aroma salado característico de una playa.


—Estamos en Grecia, Locura. Debe haber sido duro para ti trasladarme, deberíamos descansar antes de volver a Ithis, aunque siéndote sincero, no estoy seguro si quiero volver tan pronto— confesó Vida, tragando saliva.


—¡Oh, Grecia! Es época de carnavales— comentó el moreno, quien se dio a la tarea de perseguir al pequeño creador en plena caminata — siempre adoran a Dionisio en esta época— comentó tranquilo, llamando la atención del mayor.


—¿Dionisio? ¿Hablas del blight humanizado que nació después del terremoto que destruyó la Atlántida?— Vida se detuvo en seco, para escuchar mejor a su protector.


—Bueno, no recuerdo bien cuando apareció, pero los Griegos ya tenían un nombre para ese dios falso desde mucho antes. Dionisio solo llegó a darle forma a esas creencias, pero siempre se dijo que él era el dios de la fertilidad y el vino, y los carnavales actuales lo honran. Aunque hace siglos que nadie lo ve, los sirvientes de Musa aseguran que el siempre aparece en los festivales,  disfrutando de los carnavales en su nombre y sembrando deseo sexual por todos lados— comentó sin darse cuenta de sus palabras y lo valiosa que era esa información. Los ojos de Vida cobraron un halo de esperanza, y sin pensarlo dos veces, jaló de un brazo a Locura, casi arrastrándolo rumbo a la ciudad— e-espera, ¿A dónde me llevas? S-si no vuelvo antes de que Sabiduría despierte m-me meteré en problemas, Vida, ¿me estas escuchando?—


—Ya veré que se me ocurre para decirle a tu novio, ahora mismo nos vamos a buscar a Dionisio— ordenó de forma determinada, con toda la intención de exprimir hasta el último recurso disponible que le pudiera dar solución a su entrepierna. Todo fuera por no perder al caliente amor de su vida, Muerte, quien permanecería bajo la custodia de Amor hasta que el caballero del pene dormido lograra rescatar su dignidad masculina.


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¡Buena semana para todos! Muchas gracias por seguir pasando por este humilde espacio, diseñado para su insana diversión eue. En esta versión , tanto Muerte como Locura pertenecían al Nim (aclaro eso para que después no se confundan) y aparecerán algunos "dioses falsos". En algún otro de mis fanficks llegué a tocar el tema sobre blights que fueron capaces de convertirse en "dioses del Nim", así que quiero explotar un poco más esa idea para ofrecerles no sólo un tema divertido, si no más enriquecido y dar espacio a que nuestros chicos favoritos tengan con quien interacturar. ¡ :D Saludos a todas mis lectoras de Centro y Sudamérica, las adoro! Si tienen alguna duda, siéntanse libres de preguntarme, sus opiniones me sirven mucho para extender mis historias x3 ¡Gracias!

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