Lo que soy.
Érase una vez, en un pequeño callejón de una de las grandes ciudades de Corea en una noche nevada, una madre estaba realizando un gran milagro; ella estaba dando a luz.
Aquella aparente fémina, que había sido abandonda a su suerte en la calle cuando su familia se había enterado de tal desafortunado caso, estaba liberando de su vientre aquel suceso maravilloso en el cuál les estaba dando la bienvenida a este mundo a seres diminutos.
Sus tres hijos eran hermosos. Cada uno fue saliendo de su barriga que dejaba de ser cada vez menos prominente con cada bebé afuera de ella. Dos parecían ser rubios completamente, y el último poseía un hermoso color azabache.
Tras esta acción, ella intento hacer esfuerzos para pararse y pedir ayuda a alguna persona para que la ayudara con sus hijos, pero era en vano, pues no podía pararse y lo único que podía hacer era gemir de dolor por lo que había pasado bajo la intensa nieve que caía sobre ella.
Esto siguió toda la noche hasta llegar la mañana. Poco a poco se avecinaban los delicados rayos del sol que hacía desaparecer el hielo del suelo; misma que la iluminaba a ella y a sus crías, a quienes trataba de proteger de ese frío mortal.
Afortunadamente para ella, un jovencito; no muy grande, pero sí lo suficientemente maduro para esta situación, la ayudo al verla camino a la universidad donde duras penas podía visualizarla, ya que estaba en un lugar difícil de notar y lleno de una capa espesa de color blanco.
Cuando el muchacho se acercó quedo absorto por lo que vio, ya que se percató, con sólo una mirada, lo mal que la había pasado al dar al luz.
Sin más, la ayudo a tener a sus pequeños seguros del frío con una manta que él tenía guardada en su mochila que solía cargar consigo en épocas de frío, justo como lo era en ese amanecer.
Cuando pudo ayudarla con sus hijos y a ella misma, pidió un taxi para poder transportar a esta pequeña familia a algún hospital para que fueran revisados por especialistas.
Después de ser recogidos por el auto que los llevó directamente al destino deseado por el joven, fueron directamente con un doctor para que checara a cada uno de los pequeños y a la madre.
Varios minutos infernales fueron pasando, en los que en la sala de espera el chico mantenía una postura de ansiedad, nerviosismo e intranquilidad, pues al recordar flashbacks del momento en dónde y cómo los encontró, estaba alterado por saber cómo se encontraban los integrantes de esa nueva familia. Además, el que no lo dejaran estar en el proceso mientras los revisaban lo alarmó porque él pensaba que podía entrar con ellos hasta que le negaron el paso a la sala de urgencias en donde estaban atendiendo a los seres que ayudó.
Por fin el momento que más añoraba en su interior terminó y, para su no tan esperada sorpresa, algo terrible pasó, justo como lo imaginaba, pero algo que no quería creer.
一¿El joven Min Yoongi se encuentra aquí? 一preguntó un doctor, el mismo al que le había pedido socorro en un principio.
一Sí, soy yo. ¿Qué ha pasado, doctor? 一cuestionó el estudiante.
一Esto es bastante duro de decir, pero es mi deber informarle que...
En este momento, hubo un momento de silencio en el que el chico y el doctor tragaron en seco de una manera coordinada. Uno de ellos lo hacía con angustia, mientras que el otro lo hizo con tristeza y pena. Era inevitable e inconscientemente el joven Min se preparaba para una posible perdida en la familia que encontró.
一... Debo informarle que sólo hubo un sobreviviente. La mamá y dos de los hijos han fallecido por hipotermia. Sólo uno sobrevivió... Y ahora que la gata negra quedó huérfana, tendremos que llevarla a una casa-hogar para que en algún futuro sea adoptada por alguna familia que cuide de ella.
一¿Dó-Dónde la llevarán? Quisiera hacerme cargo de la cría 一Yoongi expresó con ansias y preocupación.
一El lugar se llama Refuge. Le daré el número de la asociación y le avisaré en cuanto la pequeña esté en el sistema para que pueda realizar los papeles de la adopción. Será difícil, lugares así siempre ven por el bien de sus residentes a la hora de ser adoptados para que no sufran de maltratos por sus dueños.
一Lo tendré en cuenta. Gracias por todo, doctor...
La plática más angustiante termino, pero ¿Por qué aquel estudiante sentía como si lo estuvieran privando una parte de él?, ¿Por qué quiere a la pequeña gatita?, ¿Será un capricho o un acto honesto?, ¿Por qué se encargaría de una gatita que recién acababa de nacer y no había convivido lo suficiente con ella como para tomar le decisión de tenerla?
Todas estas preguntas tenían una simple razón: Yoongi se enamoró de la minina, y aunque es imposible que eso pase, es verdad cuando dicen que una persona puede conectar con otra sólo con la mirada, pues es la única forma en la que nuestras almas pueden unirse con alguien. En esta ocasión, es la primera vez en la que un gato y un humano se enamoran del otro con sólo verse.
Esto es la prueba viviente que no se tiene que ser una persona para salvar a otra, pues nuestra pequeña gatita ha hecho de este joven alguien nuevo, alguien que dejará de fulminarse todos los meses en los que hacía de todo para poder verla de nuevo... Poder ver a su hija en el cielo.
Esa pequeña de tres años que perdió en un asalto armado en la cafetería donde solía trabajar. Ese lugar que fue quemado salvajemente dejando dentro a los rehenes, quienes pudieron sentir arder su piel en la flama de su perdición, en donde la pequeña Min Jiyu luchaba por sobrevivir a ese tormentoso infierno que estaba viviendo, en donde estaba siendo protegida por sus abuelos quienes intentaron cubrirla con sus cuerpos para que no le pasara nada, pero ¿Quién pensaría que el lugar explotaría dejando a todas las personas de ese lugar calcinadas dejando sólo cenizas de lo que alguna vez fueron...?
Así fue como nuestro querido Min Yoongi se aventuro en una nueva etapa de su vida que lo dejaría marcado para siempre en la que su única meta era terminar su sufrimiento con cualquier cosa que encontraba y que a veces dejaba de hacer por la terapia que recibe.
Ese dolor indescriptible que pasa un padre, ese dolor sin nombre por el que pasaba este chico parecía contraerse cuando vio a la gata, cuando vio en esa pequeña felina la misma mirada que su hija tenía; el mismo color y pureza que le daba su niña era la que le transmitía una pequeña gatita.
«¿Será su reencarnación?» Analizaba el chico, que con emoción y tristeza recordaba a su pequeña Min Jiyu. La única mujer de su vida, la única que llevará su apellido y a la única a la que amara por completo.
Los días pasaron y la recuperación de la gatita parecía mejorar, por lo que llegó el día en que fue trasladada a Refuge para llevar a cabo su proceso de adopción; el cual no duró mucho, sólo tres meses en lo que la minina crecía, desarrollaba su cuerpo y aprendía nuevas habilidades jugando con sus iguales.
El día en que Yoongi volvió a ver a la gata que hace tantas semanas había rescatado, sintió una emoción y un latido raro en su corazón. Sus miradas se conectaron en un instante precioso en la que ambos seres encajaban mejor que la misma perfección. Eran el uno para el otro.
Cuando la tocó, una vibra electrizante se apoderó de él haciendo que la gata maullara tiernamente y aquellos ojos miel fueron haciéndose menos visibles con sus enormes pupilas dilatadas que denotaban el enorme amor que ya le tenía a su próximo dueño.
La cargo bien entre sus brazos y subieron a la camioneta que le pertenecía a la asociación en la que este hermoso acto fue posible, mismo auto que los dirigía al departamento que tenía Yoongi, y si bien no es muy grande, sí contenía el espacio suficiente para que la gatita tuviera su libertad.
Llegaron y tan rápido como ella tocó el suelo se acomodó y se adaptó bien a su nuevo entorno. Los de la asociación estaban satisfechos con el lugar en que ella viviría y el joven Min sólo tuvo que firmar unos últimos papeles para legalizar la adopción y marcar a su nueva mascota como su propiedad (aunque si me dejan decir, la gata no era una mascota, ella era más de lo que el mismo Min Yoongi esperaría).
Todos los días era una aventura nueva para la nueva gatita apodada Yuyu, pues siempre que se encontraba con su ser amado se arrojaba hacia él dejándose caer completamente sin ver dónde iba a caer ya que tenía la certeza de que Yoongi siempre la atraparía.
Hacían todo juntos, desayunaban, viajaban y jugaban juntos todo el tiempo. Ese amor que apenas florecía entre ellos comenzaba a drenarse con cada acción que hacían, volviéndolo cada vez más intenso, verdadero y especial para ambos.
Si bien, el amor de un animal por el ser humano es irracional e incondicional; además de ser un amor completamente fiel, Yuyu sentía que eso era más que una simple lealtad, ella realmente sentía amor, pero lo que la gatita siempre se preguntaba era: «¿Cómo es posible que este amor sea diferente al que había visto y sentido con otros animales?, ¿Por qué esto parece ser un amor familiar...?, ¿Por qué lo siento como mi padre?» Se preguntaba todas las noches al dormir a lado de la persona que más amaba en este mundo como si su alma le estuviera gritando algo que ella no entendía.
Por otro lado, Yoongi dependía menos del medicamento que su psiquíatra le mandaba, ya que su terapeuta comenzaba a ver demasiada mejoría en su estado de animo. Al parecer, la depresión que vivía por su hija muerta comenzaba a sanar y a desaparecer como si de un viento se tratase.
Las noches en las que se quemaba sus brazos, las noches en las que se quedaba en la tina del baño hundido más del tiempo estimado, las noches en las que lloraba y gritaba el nombre de ella, las noches en las que se embriagaba más de la cuenta para cortarse intencionalmente con el vidrio de las botellas de sus cervezas; las noches en las que se culpaba por no haberla atendido como debía. LAS NOCHES EN LAS QUE SE COLOCABA A LA ORILLA DE SU AZOTEA PENSANDO EN LO LIBRE QUE SE SENTIRÍA SI BRINCABA Y TERMINABA CON TODO... Las noches en las que veía fotos de su pequeño Sol llamado Jiyu, llorando por no poder evitado su muerte terminaron...
Ese fue el punto en el que Min dejó de buscar métodos para matarse. Todo había cambiado ahora con su nueva compañía a la que sentía como una hija. Como la hija que había perdido hace un año. Como la hija que lo hizo salir del abismo en el que se encontraba viviendo... Ahora... Ella es la peluda amiga que lo salvó. Yuyu fue su salvación en la oscura tiniebla en la que se sometió tras la perdida de su alma gemela que ahora vivía como una gata a su lado.
Su hija siempre estará con él, y aunque su encuentro fue inesperado, ellos dos pudieron unirse porque así la vida estaba escrita para ellos. No se necesita de un cuerpo humano para poder crear la familia que ahora forman esta hermosa gatita con su amado Min Yoongi.
Jiyu tuvo que renacer como un gato para poder estar con su padre y enseñarle la gran lección de vida, esa lección en la que por más que te encuentres en un hoyo esperando tu muerte, siempre se puede tener a un amigo que te hará querer vivir y te ayudará a salir de ese pozo en el que te encuentras...
Así que si tú eres una persona que está en un abismo, ten paciencia pues pronto encontrarás a tu peludo amigo que te rescatará de ese lugar para que seas feliz una vez más.
Fin.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro