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Capitulo 3

Maeri saltaba de árbol en árbol buscando a su amiga y al chico desconocido. Aun no los encontraba, el castillo era demasiado grande.

A la lejanía se escuchó el sonido de un arco disparando una flecha. Solo para comprobar sus sospechas, Maeri fue a donde escuchó el sonido.

Se posó en un árbol y observó sus alrededores. A unos cuantos metros estaba Shirayuki leyendo un papel atado a una flecha.

— ¿De donde....? — se pregunto Maeri a si misma buscando a la persona que había lanzado esa flecha.

Shirayuki se comenzó a mover así que Maeri tuvo que seguirla a la distancia, a lo mejor el chico desconocido la estaría persiguiendo también.

— ¡Zen! — gritó Shirayuki sorprendida.

Maeri sintió un movimiento en un árbol cercano a ella, era un chico. Maeri fue tras él en silencio hasta que lo vio posarse en un árbol.

— Eso estuvo muy cerca — dijo el chico desconocido mientras se sentaba en una rama.

— Es un placer — dijo Maeri una rama más arriba de aquel chico.

Había dado una vuelta para atraparlo en silencio. Una vez encima de él se había colgado de la rama, había sacado su daga y la puso en el cuello del chico.

— Tengo que hacerte unas cuantas preguntas — dijo Maeri acercando más la daga a su cuello.

El chico desconocido se volteó a ver a la chica para examinarla.

— ¿Pelirrojo? — el chico estaba muy sorprendido con aquel pelo, aunque no era la primera vez que veía algo así, dos personas en el mismo día era imposible — Que raro cabello tienes — dijo al mirar de nuevo hacia delante — Me rindo — dijo al ver que la chica movía un poco su mano.

Maeri decidió confiar en el chico y quito su daga de su cuello, más sin embargo no la guardó.

— Me lo dicen mucho — Maeri ya estaba acostumbrada a los comentarios sobre su cabello — Comencemos con las preguntas.

Las interrogación había acabado y no parecía que mentía.

— ¿Maeri? — pregunto alguien debajo del árbol.

— ¡Kiki! ¡Mitsuhide! — alzó la mano en forma de saludo — Miren a quien atrape — dijo señalando al chico.

— Así que ese es tu nombre — dijo el chico curioso.

— Cierto — dijo Maeri — Mi nombre es Maeri, un placer conocerte — dijo con una sonrisa.

— Yo soy Obi, un placer — se presento — ¿No deberías de desconfiar de mi? — pregunto.

— No pareces un mal chico — respondió mientras guardaba su daga en medio de su ropa.

— ¿Como entraste al palacio? — se escuchó a la distancia.

Maeri no reconocía a la voz que había preguntado eso, pero luego escuchó una voz que definitivamente conocía.

Obi y ella fueron directamente hacia donde venían esas voces y cuando llegaron se posaron en la barandilla para poder escuchar.

— Entonces puede cortarme con esa espada — dijo Shirayuki decidida ante la amenaza de el Márquez.

Maeri solo se quedó observando, sabía que Shirayuki hacía eso para darse valor, no quería interrumpir.

— Maravilloso — decía Obi aplaudiendo ante el coraje de Shirayuki.

— ¿Maeri? — pregunto Shirayuki sorprendida al ver a su amiga al lado de aquel chico misterioso — ¿Quien es el? — pregunto refiriéndose a Obi.

— Tranquila, no te haré nada — dijo Obi para tranquilizarla — De todas formas estoy rodeado.

Maeri miro hacia abajo y allí estaban Kiki y Mitsuhide con sus armas en mano.

— El que lanzó la flecha con la nota, no fue él si no yo — dijo Obi tranquilo.

— No digas tonterías — dijo El Marqués — Yo hice esto por la seguridad de su alteza.

— Que egocéntrico — comentó Maeri.

— Concuerdo contigo — dijo Zen llegando al lado de Shirayuki.

Zen empezó a sermonear al Marqués Haruka sobre sus acciones hasta que al fin se fue jurando que no volvería a hacer otra imprudencia.

— Y ustedes — dijo mirando a Maeri y a Obi luego de que el Marqués saliera de su campo de visión.

— Hola Zen — saludó Maeri.

— Caso cerrado, ¿No, amo? — dijo Obi con una sonrisa inocente.

— ¿Quien es tu amo? — pregunto Zen furioso — Y tú — giró a ver a Maeri — ¿Que haces aquí? — le pregunto furioso.

— Solo quería ver el palacio — respondió calmada — Ademas estaba cuidando a Shirayuki.

— Eres un lío — dijo más calmado — Hagan algo con el — dijo Zen señalando a Obi.

— Yo me encargo — dijo Maeri decidida — este chico me cae bien — cogio a Obi de su camisa y lo llevo consigo.

— Y bien — dijo Obi luego de que se alejaron — ¿Que vas a hacer conmigo? — pregunto.

— No pareces una mala persona, así que me vas a acompañar a recorrer el castillo — dijo Maeri tomando su mano.

— ¿Tienes permiso para hacer eso? — pregunto Obi.

Maeri se quedó pensando un rato y luego decidió esconder su trenza en medio de su ropa haciendo que parezca que tenga un peinado similar a Shirayuki.

— Así que eso planeas hacer — dijo mientras miraba cómo se arreglaba — Pero tus ojos siguen siendo grises.

— Mientras nadie se de cuenta no importará — dijo ya terminando de arreglarse — Ahora... — dijo para luego aclarar su garganta.

Obi veía atentamente a Maeri pensando en cuanto iba a hacer esa chica por recorrer el castillo.

— ¿Que tal? — pregunto Maeri imitando la voz de Shirayuki.

— Un disfraz perfecto — dijo Obi maravillado, la copia de voz que hizo Maeri era idéntica a la de Shirayuki.

— ¿Que vas a hacer ahora? — Maeri retocaba un poco su cabello para que pareciera un poco más al de Shirayuki, si su disfraz no era casi perfecto y la descubrían su amiga lo pagaría.

— ¿Y si me auto declaro el sirviente del príncipe? — pensó dudoso — Después de todo no tengo otro lugar donde estar — la duda era casi palpable, el hecho de que había sido descubierto no podía ser nada bueno. Tenía que pensarlo realmente bien.

Los chicos continuaron paseando por el castillo mientras Maeri engañaba a guardias y personal del castillo. Los de rango mayor no conocían muy bien a Shirayuki así que pasaba desapercibida de ellos.

— ¡Ryuu! — una voz femenina gritaba el nombre de un chico — Terminemos por hoy — la voz provenía de apenas unos cuantos metros de donde se encontraban.

Luego de decir esas palabras, la chica de pelo rubio se adentró a un edificio.
Al mirar a la dirección en donde miraba aquella chica rubia, había un chico de unos 15 años el cual estaba mirando unas plantas en una pequeña colina.

Maeri podía reconocer algunas de las plantas que había en aquella colina, eso gracias a ver estudiar a Shirayuki y a veces ayudarle con sus estudios.

Para ver qué hacía el chico, Maeri bajo la pequeña colina por las gradas. Parecía que planeaba hacer una medicina para la tos, pero le faltaban hojas arcoíris y hierba koko.

— Se que me faltan hojas arcoíris y hierba koko pero no es hora de recolectarlas aún — decía sin mirar en la dirección de Maeri.

— ¿Acaso eres adivino? — bromeó — ¿Como que no es hora de recolectarlas aún?

— Sus propiedades son mejores al amanecer — dijo para voltearse a ver a la chica que había a sus espaldas.

— No me he presentado, ¿verdad? — pregunto — Mi nombre es Maeri — dijo con una gran sonrisa en su rostro.

El chico se quedó perplejo al ver el color de pelo de Maeri, el cual se parecía mucho al color de su flor favorita. Sus ojos de un tono gris parecian hematitas, eran simplemente hermosos. Al reaccionar, Ryuu se paró y se marchó rápidamente.

— ¿Y qué pasó con tu actuación? — pregunto Obi apareciendo detrás de Maeri.

Maeri se quedó perpleja pensando en que había dado su nombre real. Aunque probable no lo volvería a ver nunca, ese pensamiento la clamó.

— No pasa nada, se olvidará que me conoció — dijo despreocupada — Ya es un poco tarde, debería de regresar con Shirayuki — Maeri miro al cielo y el sol ya se encontraba casi encima de ella, indicando que ya casi era el medio día — Será mejor que ya no hagas fechorías — al terminar de decirlo, Maeri se dirigió a donde había visto por última vez a su amiga.

— Que chica tan rara — dijo Obi con una sonrisa que denotaba curiosidad. Se volteó y se fue.

Mientras se dirigía a donde pensaba que estaría Shirayuki, se topó con ella.

— ¡Maeri! — dijo Shirayuki mientras se dirigía a la salida — ¿Donde estabas?

— Tan solo curioseando — Maeri se posó a su lado.

— ¿Te cortaste el pelo? — Shirayuki miró extrañada al pelo de su amiga ya que éste se encontraba oculto entre sus ropas. Al entender porque Shirayuki le preguntó eso, Maeri saco su trenza de entre su ropa dándole a entender a su amiga que solo lo tenía escondido — Me sorprendió — Shirayuki suspiró sosegada — Realmente me gusta tu pelo.

— También me gusta tu pelo — respondió Maeri con una pequeña sonrisa.

Las dos caminaron de regreso al apartamento para comer y estudiar un poco más hasta que llegó la noche.

Al despertar. Maeri abrió sus ojos y como no vio a Shirayuki a su lado se levantó de la cama y camino al comedor.

— Buenos días — decía Shirayuki con su habitual sonrisa — Ya está lista la comida — indicó para que se sentara.

— ¿Por qué estás despierta tan temprano? — comenzó a cuestionar Maeri — ¿Por qué estás ya cambiada?

— Hoy es la prueba para ser herborista de la corte — dijo con una gran sonrisa mientras miraba su comida — ¿Me acompañas? — cuando subió su mirada a donde se encontraba Maeri, ya no estaba allí.

— ¡Claro que te voy a acompañar! — dijo Maeri ya vestida y sentándose para acabar su comida.

Shirayuki le agradeció a su amiga con una pequeña risa y se fueron al palacio con sus capuchas puestas.

Al llegar a las puertas del palacio, Kiki estaba parada al lado de los guardias como si esperase a alguien. Al acercarse lo suficiente para que Kiki distinguieran a las dos encapuchadas, ella fue al lado de Shirayuki.

— Entremos — dijo sin ninguna muestra de emoción en su rostro.

Maeri caminaba de tras de Shirayuki pero antes de poder traspasar las puertas del palacio Kiki la detuvo.

— Solo pueden entrar las personas que vayan a hacer la prueba de herboristas — Maeri sonrió muy tiernamente — Sin excepción — como si le leyera la mente respondió secamente — Por cierto, la prueba durará tres días y durante ese tiempo Shirayuki se quedará dentro del castillo — Shirayuki se despidió con la mano y cerraron la puerta.

— Bueno... — Maeri miró a los guardias con una sonrisa pero ellos simplemente la ignoraron — Como sea — se puso la capucha y se fue.

Maeri se dirigió hacia el pueblo para ver que podía hacer, al no tener a Shirayuki por tres días enteros tendría que buscar un trabajo para mantenerse con vida.

Mientras caminaba por la ciudad, Maeri miró una tienda que estaba cerrada y que en la ventana había un cartel que decía "se busca personal" instintivamente Maeri entró al restaurante.

— Aún no abrimos — dijo la voz de una chica al escuchar el sonido de la puerta abriéndose.

— Estoy aquí por el empleo — dijo Maeri mientras caminaba por el restaurante aún vacío.

— ¿En serio? — una chica de pelo negro corto salió de la parte de atrás del mostrador incrédula al escuchar esas simples palabras — ¿Estas segura?

— ¿Algún problema en que quiera trabajar aquí? — pregunto Maeri.

— Es solo que... — la chica se rascó la nuca — Normalmente las personas que buscan empleo van a ese otro lugar que tiene más clientes — la chica camino hacia la puerta y miró hacia la derecha, dando a entender que por ahí se encontraba aquel negocio.

— No me gustan los lugares con mucha gente — dijo despreocupada, a pesar de no haber visto aquel lugar con tan solo escucharlo ya no le gustaba —. Entonces, ¿puedo trabajar aquí?

— ¡Bienvenida a tu nuevo trabajo! — la chica de ojos ocres gritó feliz y corrió a donde se encontraba Maeri — ¿Puedes quitarte esa capucha? — aquella chica trataba de ver debajo de la capucha de su nueva colega.

— Bien, yo seré la encargada de atraer clientes — se quito su capucha dejando al descubierto su cabello pelirrojo — Mi nombre es Maeri — extendió su mano — Es un placer.

— Yo soy Lidia — tomó la mano extendida de Maeri — Es un placer también — dicho eso dirigió su mirada al cabello de la contraria.

Maeri pudo ver como Lidia analizaba el color de pelo de ella por lo que simplemente se separó y se dirigió a la puerta.

— ¿Raro, no? — dijo de espaldas a Lidia — Me lo dicen a menudo, no te preocupes — Maeri salió del local seguida de Lidia — Mejor prepárate para tener muchos clientes.

En poco más de un minuto los transeúntes se reunían en frente del restaurante gracias a Maeri, la combinación que tenía para hablar y convencer a la gente con lo llamativo de su pelo rojo hacían cosas maravillosas.

— ¡Obi! — Maeri gritó al transeúnte que se encontraba a apenas unos metros de ella — ¿No quieres comer aquí? — Obi la miró con algo de burla en su rostro.

— ¿Por qué haces esto? — Obi miró de arriba a abajo a Maeri y luego dirigió su vista al restaurante a las espaldas de la pelirroja.

— Necesitaba un trabajo.

— Puedo ofrecerte algo más interesante — Obi respondió mientras sacaba una pequeña daga de su bolsillo.

Obi lanzó la daga hacia Maeri haciendo que ésta la esquivara sin dificultad alguna. La daga se clavó en la pared del restaurante, Maeri tomó la daga y la saco de la pared.

— ¡Deberías tener más cuidado con esta cosas! — Maeri se acercó a Obi y le puso la daga en su mano — Por cierto, ¿a que te refieres con que me puedes ofrecer algo mejor?

— Escuche de Zen y Mitsuhide que tenías muy buenos reflejos, que eras rápida y fuerte además de que ya he visto de ti que eres ágil y buena acechadora — Obi empezó a jugar con su daga para luego guardarla — ¿No te interesaría ser una guardia del palacio?

Maeri se sorprendió al escuchar esa propuesta, no sería tan malo estar en el palacio más no podía arriesgarse a que descubriesen su identidad.

— Podrás estar más tiempo con Shirayuki — Obi sabía que con eso podría considerar esa oferta.

Sin pensarlo dos veces Maeri acepto la propuesta que le hizo Obi, si podía estar más tiempo con su amiga entonces no necesitaba pensarlo durante tanto tiempo.

— ¡Lidia! — Maeri llamó la atención de su nueva amiga — ¿Puedo trabajar en las tardes?

— ¿Vas a trabajar en otro lado? — Lidia se apenaba de dejar ir a la única persona que quizo trabajar para ella pero si aún la ayudaba a traer clientes la ayudaría mucho.

— Si, pero aun te ayudare — Maeri se acercó a Lidia y extendió su mano —. Aun quiero trabajar contigo a fin de cuentas.

Lidia tomó la mano de Maeri y le dedicó una sobria dándole a entender que le parecía bien.

— Entonces vamos Obi.

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