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7 AÑOS ATRÁS...

—No lo sé, Eret... ¿qué pasa si Hiccup se entera? — la pelirroja mordía su labio inferior mientras su pierna se movía por el miedo que sentía. No iba a negarlo, él también temía por sus vidas.

—Prometo cuidarte siempre. — le brindó una sonrisa que la hizo tranquilizarse un poco.

—De verdad agradezco todo lo que haces por mí... no sé cómo puedo pagártelo...

—No quiero nada a cambio. — se apresuró a decir. —Sólo quiero que estés feliz. — era su amiga desde hace un par de años, la conocía mejor que nadie... y también la amaba, pero eso nunca se lo diría, claro, aceptaba su felicidad pero poco a poco podía ver cómo aquella luz se iba apagando para volverse una oscuridad en un mundo tan cruel.

—Entonces, prometo ayudarte. — avisó la chica y tomó su bolso para luego abrir la puerta del auto. — Gracias, te veré más tarde. — se despidió y cerró sin darse cuenta de la mirada que el joven le daba.

—Adiós. — sabía que no podía escucharlo pero su corazón dolía, tenía un mal presentimiento sobre esa noche. Recibió una llamada y sin mirar de quién se trataba respondió. —¿Diga?

Necesito que me hagas un favor si quieres que te saque de esta. Te veo donde siempre. — fue lo único que escuchó antes de que colgaran la llamada. Tragó nerviosamente y condujo hacia la ruta que por desgracia conocía a la perfección, tardó unos diez minutos en llegar  y al estacionar el coche vio una silueta fumando frente a él, esperándolo como si de una presa se tratara. Bajó del vehículo y se acercó fingiendo valentía.

La persona exhaló el humo del cigarrillo frente a él. —Tardaste.

—Tenía asuntos que atender...

—¿Con esa pelirroja? — se burló. —Por favor, deberías rendirte, todo mundo sabe que esa chiquilla no dejaría a su esposo ni aunque la vida le costara...

—No la conoces...

—Quizá no la conozco tanto como tú pero sí sé con qué tipo de personas lidiamos, por eso mismo te digo que dejes de soñar despierto o te atraparán. — le replicó y tiró el cigarro para luego pisarlo. — Es la última vez que nos veremos, me tienen en la mira gracias a tu estúpida culpa...

—Tú fuiste quien decidió ayudarme... — frunció el ceño.

—Eso me está costando también mi vida. — replicó.

—¿Qué sugieres?

—Terminar con esto de una vez por todas. — lo miró. —Te dije que era arriesgado jugar con esas personas, son como lobos esperando una presa fácil y en este caso, nosotros somos la presa fácil, tú eres el primero. — sus palabras cayeron como un balde de agua fría por su cuerpo, sintió un escalofrío en la espalda y juró que su respiración se cortó.

—¿Q-qué di-dices?

—Te advertí que si lo hacías, tu vida iba a correr riesgo, Eret. — le pronunció y miró detrás de los dos para verificar que no había nadie cerca escuchando. Acercó su rostro al chico. —Si sabes lo que te conviene oculta cualquier información que obtuvimos, quema todo, destruye los papeles ¡lo que sea! pero que no quede evidencia alguna, cualquier movimiento en falso o que bajes la guardia harás que te maten. — le aseguró y se dio media vuelta dispuesto a irte.

—¿Tú qué harás? — le preguntó, la persona se giró y sonrió sin mostrar sus dientes.

—Largarme del país, es lo más sensato. Deberías hacer lo mismo...

—No puedo dejarla. — se escuchó una carcajada.

—Por supuesto que no lo harás, estás flechado por esa chica. Pero vive con la verdad aunque duela, ella e Hiccup terminarán juntos y tú no lograrás tu cometido...

—Mérida y todos merecen saber la verdad sobre ...

—Nosotros lo hicimos y estamos a un paso de la muerte, si lo haces, tu querida va a morir gracias a eso...

—Pe-pero...

—Sólo hazlo. — se dio la vuelta dejando al chico solo y pensando en sus palabras. Temía por su vida, por la de Mérida y sus amigos... pero debía ser cauteloso con lo que hacía.

Volvió a casa pasada la hora y se despojó de su ropa, apestaba a cigarro gracias a su amigo pero no dejaría pruebas de que salió esa noche ni a dónde fue. Se metió en la bañera y mientras se duchaba no pudo evitar pensar en esos ojos azules que tanto le encantaban, en la chica de cabello rojo como el amanecer y en su bella sonrisa...

—Maldición. — pasó una mano por su rostro, debía dejar de pensar en ella de aquella forma aunque doliera puesto que sólo eran amigos y ella estaba comprometida con un imbécil al que por su desgracia, amaba con locura. 

Salió de bañarse para ir a lavar la ropa pero al pensarlo bien era mejor deshacerse de esa prueba que mantenerla con él. Lo metió a una bolsa negra y lo escondió en su casa esperando el momento perfecto en que no hubiera tanta gente en la calle. Peinó un poco su cabello y tomó su teléfono mirando la única fotografía que tenía con esa pelirroja, sonrió con nostalgia pero una llamada lo hice poner una mueca y responder.

—¿Ocurre algo, Mer? — la escuchó reír.

La chica se aclaró la garganta y juró que sonrió. —He hablado con Hiccup y dice que como también eres su amigo, tienes el trabajo. Serás su asistente y bueno, su chófer. ¡¿No es fantástico?! — parpadeó un par de veces sin dar crédito a lo que había escuchado. ¿Él, amigo de ese castaño estúpido? debía estar soñando y no es que lo odiara pero el enojo que sentía hacia él por estar con su amada era grande... sin contar de que el tipo le daba mala espina. —¿Eret? ¿Estás ahí, chico?

Se aclaró la garganta antes de responderle, intentando sonar calmado. —Sí... es... no me lo esperaba, es todo. — la escuchó reír.

Me costó un poco convencer a Estoico pero Hiccup dijo que eres de mucha confianza y bueno, a veces tienen viajes de negocios donde me siento sola... pero... — escuchó cómo se quejaba por lo bajo y pronunciaba su nombre.

¡Eret, mi amigo! — escuchó decir al castaño del otro lado de la línea. —¿Mi reina ya te dio la noticia? — parpadeó un par de veces antes de tomar aire.

—Por supuesto... gracias por la oportunidad, Hiccup...

No no, eres nuestro amigo y debemos apoyarnos en todo lo que podamos. Trabajas para mí ¿de acuerdo? no importa lo que mi padre te diga.

—De acuerdo... ¿cuándo...?

Mañana mismo a las 7 en punto, tenemos que salir de la ciudad, así que haz tus maletas ¿quieres? estaremos fuera como unas dos semanas.

—Ahí los veo entonces.

¡Adiós, Eret! — escuchó a la chica gritar y su pareja reír, algo que le dolía.

Adiós, amigo. —sin más, Hiccup colgó. Suspiró derrotado, ya no había nada por hacer, Mérida le había ayudado como había prometido con lo que podía y al parecer, no sospechaban nada de lo que haría... aunque tenía un pequeño problema, Estoico Haddock era un hombre precavido y desconfiado.

***

—¡Eret, por aquí ! — aquella cabellera pelirroja estaba atada con una cinta azul pero todavía se veía lo esponjado que era. El rubio trotó hacia la pareja y sonrió. — Creí que tardarías en llegar...

Se encogió de hombros. —Ya estaba despierto cuando llamaron.

—Lamento que te cambiemos el horario pero mi padre nos avisó mientras dormíamos que los inversionistas hicieron un cambio de planes a la mera hora y...

—No te preocupes, Hiccup. Ya estoy aquí... ¿a dónde iremos?

El castaño le sonrió. —A España, iremos al aeropuerto y de ahí cambiaremos los boletos.

—¿Tu padre irá, cariño? — preguntó la chica, a lo que su pareja negó.

—Lo dudo, tiene asuntos que atender aquí...

—¿Del congreso o de la empresa? — parpadeó la chica curiosa por la respuesta, su prometido se pensó la respuesta un momento mientras pasaba saliva por su garganta y chasqueaba la lengua.

—Eh... asuntos personales, fue todo lo que dijo. — el rubio no se quedó satisfecho con la respuesta pero sabía que el chico no diría más.

—Entonces... ¿nos vamos? —ayudó a cargar las maletas al coche con el que había llegado, la pareja se subió en la parte trasera y vio cómo la pelirroja se recargaba en el hombro de ese castaño que detestaba. El rubio, sin que lo notaran sacó el celular del bolsillo del pantalón para buscar el contacto de su amigo que rezaba porque aún no se fuera del país.

Nos iremos de Londres. Será lo último que te pido.

Pulsó la tecla enviar y guardó el teléfono luego de bloquearlo, cerró la cajuela y entró en el asiento del piloto para enseguida encender el auto y ponerlo en marcha rumbo al aeropuerto.















En otro lugar de Londres, un hombre con capucha terminaba de guardar sus cosas con rapidez, luego de recibir el mensaje del chico había borrado toda evidencia de ese contacto. No haría más para ayudarlo, tenía la soga al cuello y si así otra cosa podría morir.

—¿Te vas a ir tan pronto, Johann? — el hombre tragó en seco antes de girarse sobre sus talones y notar a aquel hombre viéndolo desde su sala con uba sonrisa jugando con una pequeña estatua de un dragón.

—¿Qué haces aquí? — el hombre dejó el dragón en sus piernas.

—Vine a visitarte... viejo amigo.

—Tú y yo dejamos de serlo desde hace años, quiero que te largues de mi casa en este momento.

—Primero, necesito que me respondas unas cosas. — se levantó y se acercó poco a poco a aquel hombre. —¿Dónde tienes esa información?

—Yo no sé de qué me hablas... — de un rápido movimiento lo tomó del cuello. —Suel-suéltame.

—El jefe no estará feliz si te mato sin saber qué hiciste con su información. — negó con una sonrisa que le atemorizó al hombre. —¿Con quién trabajas?

Su corazón latía con velocidad debido al miedo que su antiguo compañero le transmitía, sentir sus manos alrededor de su cuello le hacía imaginar que moriría ahí mismo... —Trabajo solo... — pero no delataría al chico, si moría quería que sólo él fuera al infierno esa noche para que tal vez su compañero pueda terminar lo que habían empezado.

Lo escuchó reír y su cabeza chocó con una de las paredes de la casa. —No me quieras tomar por idiota y dime ¿quién es tu cómplice? la información que le robaste al jefe es valiosa... tú sólo no pudiste hacerlo. — lo soltó y sintió cómo el aire llenaba sus pulmones poco a poco.

Tosió antes de hablar y buscar con la mirada algo que le pudiera ayudar a salir de esa. —No soy tan tonto... lo sabes.

—Sé que no eres del todo un estúpido inútil pero no pudiste hacer el trabajo solo. Ahorra las molestias en buscarle y dime de una buena vez su nombre. — lo vio sacar un arma que apuntó directamente a su cabeza. —Si aprecias tu vida hablarás ¿dónde están esos papeles?

Levantó sus manos en forma de rendición y sonrió. —Yo no los tengo.

—¡Mientes!

—Mi colega los tiene. No puedo creer la basura de personas que se han vuelto ¿asesinar a gente inocente, a esto llegaste, Grimmel? — una risa carente de humor salió de la boca del que le amenazaba.

—No me intentes sermonear, sé lo que hago y por qué. No te incumbe...

—Ellos se hundirán cuando el país sepa la clase de personas que son realmente...

—Cállate y dime el maldito nombre.

—¡Púdrete, Grimmel ! — se lanzó contra él y de un golpe al abdomen logró quitarle el arma para comenzar a intentar golpearle pero el hombre lo esquivaba, recibió un golpe en el rostro que lo hizo retroceder. Y tomar el arma. —¿Quién está en desventaja ahora? —sonrió victorioso.

Grimmel se veía sin expresión alguna en su rostro, sólo se limitó a asentir. — Dispara de una vez pero si yo no te mato otros vendrán por tí, tu cabeza tiene un precio muy alto.

—Son unos asesinos, esa chica no les hacía nada malo...

—Moana no estaba en los planes y sólo la eliminé del camino. Lo mismo haré contigo. — Johann apretó el gatillo pero la bala nunca salió disparada, su rostro pasó de ser uno de confusión a terror cuando vio a Grimmel sacar otra arma de su traje.

Chasqueó antes de sonreírle. —Siempre fuiste predecible y patético. — sin más, disparó directo a su pecho y vio cómo el cuerpo caía deslizándose por la pared mientras la sangre escurría manchando su ropa. El arma con el que lo mató lo dejó en la mano del cuerpo sin vida de Johann  para simular así un suicidio. —El mal triunfa aquí, amigo mío. — sonrió.

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Capítulo dedicado a -bunnyblanc por su cumpleaños atrasado.💛💛💛

Me disculpo por tardar en actualizar y espero que sigan dándole apoyo como antes, me comprometo a actualizar seguido.

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