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Una persona encapuchada había llegado a un edificio cercano al hotel entrando por la ventana, se quitó el gorro y el pañuelo que le cubría el rostro, pasó una mano por su cabello rubio y dejó la nota que había robado en una mesa.
—Creí que no llegarías viva. —la persona del otro lado de la mesa sostuvo la carta. — ¿Esto es lo que ocultaban? Es patético...
—¿Tenemos otras instrucciones o no? — preguntó, el compañero le mostró un mensaje de texto para que lo leyera. — ¿Qué estás esperando entonces, Pitch? Quema esa cosa. — señaló la carta.
—Estoy esperando el pago, si no hace la transferencia vamos a dar esto a los policías ¿ya viste quiénes están en el caso?
—Claro, intenté darle a Arendelle pero Frost no me dejó matarla.
—No entiendo para qué la quiere muerta.
—Pitch, Elsa Arendelle es de las mejores detectives de Londres, tal vez es por eso que la quiere muerta.
—Sí, pero... — el celular comenzó a sonar y puso la llamada en altavoz cuando respondió.
—¿La tienen?
—La tengo en mis manos ¿qué hay del pago?
—Ya está en la cuenta, revisen. — el pelinegro hizo un gesto a la rubia, esta abrió una computadora para teclear algo y asintió.
—Listo, ya llegó.
—Quemen la carta y recuerden el trato, ustedes no saben nada de esto, nunca pasó. —Pitch miró a su compañera antes de arrojar la carta al fuego que tenían encendido.
—Trabajo terminado...
—No del todo ¿qué me dicen de los agentes? ¿Lo hicieron?
—Estuve a punto de darle a Arendelle cuando ese chico notó el punto rojo.
—Tienen una semana para deshacerse de uno de los dos, los quiero fuera de esto. ¿Entendido? — colgó sin decir más.
—Bien ¿cómo...?
—Hay que dejar que sospechen de los demás y cuando se distraigan, le daremos a Frost.
—¿No dijiste que a Arendelle?
—Si le damos a Jack, esa chica bajará la guardia y será más fácil distraerlos. Créeme, sin Frost el caso termina.
***
—Señor Haddock ¿puede decirnos lo que pasó, por favor? —el peliblanco no dejaba de ver a la albina que estaba siendo revisada por el equipo de emergencias.
—Envié a mi asistente por la nota y me dijo que la puerta estaba abierta, todo mi estudio desordenado y la carta no estaba. ¡Robaron mi carta!
—La detective Arendelle y yo fuimos a su habitación y al llegar vimos todo así, logramos ver a una persona correr hasta llegar a éste callejón. ¿Alguien más sabía de la carta?
—N-no, nunca lo mencioné más que a Eret. ¿Por qué? ¿Quién haría algo así?— el castaño pasaba una mano por su cabello varias veces, estaba nervioso y desesperado.
—¿Alguien sabía de la carta? ¿Su asistente le dijo a alguien?
—No... eso creo, le pedí que no dijera nada sobre eso a nadie...
—Necesito entrevistar a su asistente, congresista. — miró a la platinada. — ¿Usted sabe algo sobre Rapunzel Corona? Astrid mencionó que la relación entre su esposa y ella no era buena ¿sabe por...?
—Desde la universidad no tenían una buena relación porque competían por todo: calificaciones, deportes, ser las mejores como reinas y esas cosas, hasta la fecha se caían mal... Rapunzel la amenazaba cada que podía con que algún día la mataría ¡no creí que a tal grado! - gritó.
—Señor Haddock ¿es posible que ella asesinara a su esposa?
—N-no estoy seguro... no pudo haber sido sólo ella...
—¿De qué habla?
—Su ex novio está en el hotel, Mérida le tenía miedo a lo que él pudiera hacerle porque era muy posesivo con ella...
—¿De quién se trata?
—Eugene Fitzeberth. Su relación fue muy... tóxica, aún después de terminar con ese chico la amenazaba de que le haría algo malo si no volvía con él. Cuando llegamos al hotel y nos lo topamos mi esposa palideció como si de un fantasma se tratara...
—Bien, interrogaremos a esas personas y averiguaremos más sobre su esposa. Gracias. —el albino sacó la tarjeta que habían encontrado en el callejón. — Una última pregunta ¿qué sabe de éste lugar? — se la mostró y el castaño leyó con detenimiento.
—Eugene trabaja ahí, es dueño del bar.— el peliblanco asintió, le agradeció y se dirigió hacia la chica sentada en la ambulancia quejándose con el chico que la revisaba.
—He dicho que estoy bien, Ryder. ¿Puedo irme ya?
—Elsa. — llamó Jack. — ¿Cómo te encuentras? - se notaba preocupado por ella, gesto que a ella se le hizo tierno pero no diría nada.
—Bien, gracias a tí estamos vivos. Tienes buenos reflejos. — le sonrió un poco.
—No quería que nada te pasara... — Elsa iba a hablar pero Ryder interrumpió.
—Ningún compañero fue herido gracias al oficial Frost. — señaló al albino. — Ella no tiene heridas y...
—¡Es lo que te he dicho desde que llegaron!
—¿Podemos seguir en el caso?
—Sí, sólo que los jefes piden que sean cuidadosos ahora que alguien está detrás de la agente Arendelle.
—Sí sí sí. — lo calló la platinada. — Seremos cuidadosos, gracias, Ryder. — palmeó su hombro y tomó del brazo a Jack para llevarlo a la entrada del hotel. — Es molesto que le digas a la gente que estás en perfecto estado ¡y te traten como muñeca!
—Estuviste en peligro, Els...
—¡Igual que tú!
—Pero a mí no me apuntaron con un láser rojo.
—Me da igual, estoy bien, tú estás bien ¡no hubo ningún herido! Así que podemos seguir haciendo el trabajo. — lo soltó y sacó su celular. — ¿Qué te dijo Hiccup?
—Que mandó a Eret por la carta y la robaron, entró después de nosotros.
—¿Algo más?
—Tengo otro sospechoso, el ex novio de su esposa, Eugene Fitzeberth y la tarjeta que encntramos pertenece al bar del cual es dueño.
—¡Bien ! Significa que iremos con él pero primero... — señaló a una rubia que entraba al hotel. — Creo que debemos entrevistar a todos los huéspedes y de ahí, tal vez encontremos pistas sobre el asesino de Mérida. — entró seguida del peliblanco y se detuvo al ver a la rubia abrazar a una pelinaranja y hablar con un rubio. —Rapunzel Corona. — llamó Elsa.
—¿Sí ?
—Queremos hacerle unas preguntas sobre Mérida. — la pelidorada asintió y dejó sola a la pareja. Se fueron a una parte donde no había muchas personas.
—¿En qué puedo ayudarlos, oficiales?
—Señorita Corona, su amiga nos dijo que usted y la esposa del congresista no tenían una buena relación.
—¿Me pregunta esto porque creen que yo la maté? — se escuchó molesta.
—Lo hacemos porque nuestro deber es interrogar a todos los huéspedes del hotel y sobre todo, a aquellos que se relacionaban con Mérida. — aclaró el albino.
—Sí, bueno, nunca tuvimos una buena relación desde la preparatoria. Ella llegó de Escocia a quitarme todo: popularidad, buenos puestos, amigos ¡todo ! Me robó mi vida por ser la chica nueva, claro que nunca me agradó. —se cruzó de brazos. —Nos reencontramos hace días para la boda de Astrid, fue la única amiga que seguíamos compartiendo a pesar de los problemas.
—¿Alguna vez la amenazó de hacerle daño?
—Muchas veces, le decía que ojalá se largara y volviera a Escocia, que ella no pertenecía aquí...
—Así que aprovechó la oportunidad de saber que ella estaba sola en la noche para entrar a su habitación y matarla.
—Detective ¿está acusándome de matar a una mujer? — miró mal a la platinada. — Le aseguro que nunca la odié y por más que la detestara nunca la mataría, ella y yo...
—¿Nos dejaría entrar a la agente y a mí a su habitación para inspeccionar?
—¿Tienen alguna orden para hacer un registro? ¿O para acusarme falsamente, pruebas o...?
—Señorita Corona, debe cooperar para dar con...
—No, detective Frost. — negó. — No diré más ni dejaré que entren a invadir ¡mi privacidad! por una muerta. Quiero ver una orden del juez y deseo a un abogado antes de volver a hablar con ustedes. — se dio la vuelta y regresó con sus amigos. Elsa la miraba molesta.
—Algo nos oculta, Jack.
—Por favor, Elsa. Tal vez se desesperó porque la hostigamos, tiene razón, ella tiene derecho a un abogado y pediremos la orden del juez para inspeccionar las habitaciones de todos los huéspedes relacionados con el congresista y su esposa. — sacó su celular para llamar a su jefe. — Supongo que esto va a tardar como máximo un día, dejaremos a algunos oficiales cuidando el edificio y nos veremos mañana temprano...
—Si es que ella te deja. — señaló a la entrada y miró a una rubia que ambos conocían perfectamente hablar con Hans. — ¿Tu novia se relaciona con Astrid y Hans...?
—Maldición, Elsa, ella no es mi novia ¡estaba tomado!
—Da igual. — lo ignoró y caminó hacia la entrada. — Aurora. — la llamó, la chica palideció al ver a la platinada mirarla de una manera amenazadora. — Quiero hacerte unas preguntas sobre la reciente muerte de Mérida, acompáñame, por favor.
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