🏹12.2-Rusia(parte 2)🏹
Fecha de publicación:21/3/24
H:8pm
_Axel, despierta_
Sentí el golpe del agua fría en piel, tan fría que me quemaba la misma por lo que abrí los ojos ante el impacto inminente de ella. Me encontraba sentado en una silla, sujetado por el pecho y el abdomen, además de que mis manos estaban atrapadas hacia atrás.
Me removí sobre la silla de metal- muy bien por eso, porque si fuese plástica ya estaría hecha pedazos- en fin, me removí intentando aflojar el nudo pero fue en vano.
-Es imposible que te safes -escuché las primeras palabras desde una esquina en donde predominaba la oscuridad total-, las sogas son las más resistentes en todo sentido, te quemaría si lo intentas otra vez.
No hice caso a la advertencia así que me removí nuevamente, comprobando entonces que no mentía.
-Múestrate-exigí, aunque en mi mente tenía claro quien era.
-Con gusto-la imponente sombra del ruso comenzo hacerse más clara ante mis ojos.
Joder era mucho más grande que yo así que no tenía posibilidades de salir , al menos no sin un hueso roto.
-Así que tú -se río -, eres el imponente Axel Wade, o debo decir Hunter.
<_¿Qué?_>
Nadie sabe sobre eso, excepto Kaiden y Caine.
Kaiden no lo haría, entonces...
-Tú cabeza procesa rápido -me agarró del mentón obligándome a mirarle-, a veces el dinero cambia a las personas, Hunter.
-Caine-afirmé
-Bingo
Soltó mi rostro y se alejó nuevamente hacia la oscuridad.
-Como verás -regresó arrastrando un cuerpo y mis ojos casi se salieron de la órbita. Las náuseas golpearon mi estómago al darme cuenta de lo que era.
El cuerpo inerte de Caine, quemado por puro ácido. Tenía grandes hoyos en el cuerpo y su cara no era más que una máscara deforme o sin terminar.
-Si te traicionó a tí, que le diste techo y tu confianza-tiró el cuerpo ante mis pies y cerré los ojos, aquello era repulsivo y asqueroso-, ¿que me hara a mí?.
-Eres un monstruo.
-No Hunter, los monstruos se hacen, lo comprenderás muy pronto.
Agarró un pañuelo de la mesa cercana a él con el cual se limpió las manos, caminó de nuevo hacia la oscuridad y regresó con una navaja de explorador
-Tienes dos opciones-abrió la navaja, mostrandome el filo que brillaba con la unica luz en la sala, la que estaba sobre mi cabeza-, o trabajas para mí o mueres.
Sin mas clavó la navaja en mi rodilla derecha.
Grité de dolor al primer instante, luego tensé la mandíbula y me tragué las lágrimas.
-Jamás-el dolor se intensificó cuando su mano fue nuevamente a la navaja para moverla dentro de la carne.
Mis dientes chocaron cuando mi mandíbula se contrajo con mas fuerza. Respiré con fuerza por la nariz aguantando las ganas de gritar para liberárme del agudizado dolor pero mientras más me contenía mas sentía mi piel rasgarse.
-Volveré antes de que te desangres.
Se levantó sacudiéndose una pelusa invisible de su traje, me miró por última vez y salió de ahí. Me quedé casi sin fuerzas, con la navaja encajada aún en la rodilla y la rabia consumiéndome por dentro.
<_tengo que ser fuerte_>-me dije
Pero como lo haría si la sangre salía de la herida como cascada haciéndome sentir mas débil.
Otra vez el agua fría mojó mi piel. El dolor y el ardor de la herida me golpeo nuevamente.
-Pensé que estarías muerto para esta hora- se río ante el hecho de que hubiese sobrevivido -, tengo un regalo para tí, por seguir con vida.
Levanté la cabeza, casi sin fuerzas, mi visión estaba borrosa y mi garganta seca.
-Branka, cariño -extendió su mano y de la oscuridad salió mi hermana, desnuda.
Era mi hermana, pero estaba muy diferente. Su cabello rubio que antes caía en una hermosa cortina dorada ahora era solo una maraña parecida a la paja de un nido de pájaros. Su cuerpo esquelético y su piel empercudida eran mas señales de lo mal que la estaban tratado.
-Voy a matarte -mascullé-, Branka, hermanita-me dirijí a ella con la esperanza de que despertara.
Su rostro inexpresivo carente de esa inocencia que le predominaba siempre conecto con el mío, intenté sonreírle a pesar del dolor de mi pierna, esperando por alguna reacción de ella, pero nada pasó.
Era mi hermana si, pero su mente ya no estaba ahí.
-¿Qué le hiciste?!
-Yo-habló, fingiendo inocencia -, le dí la libertad hace bastante tiempo, pero ella no quiso irse-hizo una pausa y acariciò el rostro de ella-, dejarme.
-Mientes-grité.
-Branka cariño, quieres complacerme.
Abrí los ojos de golpe cuando la ví agacharse frente a él y llevar sus frágiles manos a la cremallera del pantalón.
-¡Branka levántate!-exigí, pero no me hizo caso.
Mi hermana terminó por sacar el miembro del ruso y sin decir nada mas se lo llevó a la boca.
-Basta-susurré, con la voz apagada por el dolor y por la pérdida de fuerzas-, ya basta-supliqué.
Pero aquel ruso conocía de torturas y ahora mismo esta era la peor para mí, ver como su cara se contraía mientras mi hermana le chupaba el pene.
Su rostro se contrajo en una mueca de satisfacción y el semen goteó por la boca de Branka, callendo en sus pechos desnudos y terminando en sus muslos.
-No ha sido la mejor-se burló.
Agarró su rostro con ambas manos y lo giró con rapídez.
Ahogué el grito en mi mente al sentir su cuello partirse y ver su cuerpo caer al suelo, inerte.
Mis lágrimas salieron sin control y junto con ellas mi juramento.
-Intenta que no quede con vida-mascullé entre dientes-, rómpeme el cuello a mi también si es precioso, pero mátame hoy-seguí -no me dicen Hunter en vano-sentecié con dolor al verla muerta.
-No creo que puedas hacer nada en ese estado-señaló, muy tranquilo-, casi estas muriendo.
-Yo tú me aseguro de que sea así -me reí -, voy a difrutar cazarte ruso, así que mátame ahora.
-Aun tengo planes para tí- se subió el pantalón-, Dan, Bruno llevaos el cuerpo.
Dos tipos fuerte vestidos de negro salieron de la oscuridad también.
<habían estado viendo todo>
-¡No la toquen!-intenté moverme pero el dolor en mi pierna me lo impidió -, ¡¡¡no la toquen joder!!!.
-Dan-miró al pelirrojo-, tu llévate el cuerpo, Bruno -se dirigió al rubio-, limpia su herida.
El rubio solo asintió mientras el pelirrojo cargaba el cuerpo sin vida de Branka y el ruso nos dejaba solos.
La habitación se sumergió en un silencio sepulcral mientras Bruno limpiaba mi herida.
Nunca pensé que entre aquel silencio y el olor a alcohol escucharía las palabras que me darían esperanza.
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