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🦋11-El infierno en la tierra🦋

Fecha de publicidad:6/3/24

Capítulo sumamente delicado para personas con poca estabilidad emocional o que han sufrido algo parecido a lo que le ocurrió a la protagonista.

Quiero aclarar algo, mi niña sí tiene aquí 17 años así que no tomará la experiencia igual. Con esto no quiero decir que estoy de acuerdo en que este tipo de cosas pasen.

Esto es una novela en donde todo puede pasar ya que todo proviene de mi mente.

Así que les pido que su mente esté mas abierta que la mía.

Besitos Luna....

-Tengo un viaje de negocios-mencionó calmado.

Detuve el cepillado de mi cabello y dejé el cepillo sobre la cómoda.

No volteé, simplemente me quedé esperando a que continuara la oración que venía detrás.

-Quiero que cuando regrese estés aquí-respiré alvida. Al menos no me mandaría de regreso a donde ya no quiero volver-, irás a tu casa, buscarás lo poco que te queda ahí y te instalas en mi habitación.

-¿En tú habitación?-balbucié.

-Si-se acercó a mí y apoyó su mamos en mis hombros-, quiero que cuando regrese ya no tengas motivos para salir de aquí.

-¿Pero...y mi vida, mis hermanos, mi madre?-pregunté confundida.

-Tus hermanos también vendrán y a tú madre se lo he ofrecido pero prefiere quedarse con su vida.

Sonreí emocionada. Me levanté de la silla y me giré para abrazarlo. Sus brazos fuertes me recibieron y su aroma me emorrachó los sentidos.

Dios mío deseaba a este hombre y me jodía que el no apreciara eso.

-¿Estás contenta?

-Sii-chillé emocionada.

-Que no haría yo por tí mariposa-acomodó un mechón de mi cabello y esa misma mano me acarició la mejilla.

-Te amo-las palabras se me escaparon incluso antes de pensarlas.

Me tapé la boca, asustada por su reacción, pero en sus ojos no había nada más que un brillo de emoción y satisfacción.

-¿Puedes decirlo otra vez?-preguntó. Sus manos retiraron las mías de mi boca y una sonrisa se dibujó en mis labios.

-Te amo Axel, me he enamorado de tí-los ojos se me humedecieron-, ¿y tú?.

-Me permito amarte todo lo que puedo mariposa, no me pidas más.

Ahí sentí por primera vez como mis alas, las mismas que él me había dado se rompían.

Ese día comprendí dos cosas, mi amor no era suficiente para ambos ya que Axel nunca me amaría como yo lo amaba a él y que en este mundo las perslnas que sueñan son alejadas de la realidad para siempre.

-Vaya, hasta que al fin apareces.

La voz chillona de Freya me dió asco en cuanto la escuché. Axel hacia una hora que se había ido y ahora yo entraba al burdel de donde salí un día. Tanto tiempo sin escucharla, tantos días sin verle la cara de amargada me había dado tanta paz y felicidad que no me motivé a seguirle el juego de quién puede más o quientieme más poder.

Subí a mi habitación con Freya pisándome los talones.

-¿Qué quieres?

-Ya se deshizo de tí, ¿verdad?.

-No sé de que hablas

-Por dios, todos aquí sabemos quien es Axel Wade y que hizo contigo, por mucho que quiso hacerte pasar por invisible, todos se dieron cuenta.

-Que bien, entonces no sé que es lo que quieres saber.

-Ya sé cansó de tí ¿a que sí?.

-No tienes donde más escupir tu veneno, Freya.

-Vaya, ahora te crees valiente...-sentí el tintineo de las llaves y un terror se dibujo en mi rostro. Entonces volteé y las ví, las llave de esa habitación que compartía con mis hermanos.

<¿mis hermanos, donde estaban?>

-¿Qué haces?-chillé cuando la ví salir por la puerta y cerrar la misma- ¡Freya!.

Corrí pero fue en vano, la puerta se cerró y con un sonido giratorio supe que me había encerrado.

Gritar sería en vano pero igual lo hice, grité con todas mis fuerzas, reclamando que me liberara pero eso nunca pasó.

Una semana después, nunca imaginé conocer el infierno en la tierra.

La puerta chirrió con fuerza. Ilusionada porque fuera él me levanté del suelo en dónde había pasado los ultimos seis días. Débil, sucia, muerta de hambre y de sed.

Mi esperanza decayó al descubrir una amenza. Axel no estaba, por el contrario, un hombre gordo y lleno de pelos entró.

-¿Quién eres tú?, ¿otro de sus amantes?

-¿Amantes?

-De Freya-dije

-Oh no, ella me debe algo a mí...-sonrío con malicia mientras que con lascivia recorrió mi cuerpo.

El asco llegó golpeándome con fuerza y el vómito se precipito fuera de mi boca al ver como aquel asqueroso hombre se safaba los pantalones.

Esto era un sueño, o una pesadilla, en cualquiera de las dos saldría perdiendo.

-No, no...-murmuré, encogiéndome contra la pared. Los pies se me llenaron de mi propio vómito y por primera vez preferí eso que a ese asqueroso cerdo sobre mí.

-Ven aquí pequeña.

_¡Grita Savanah, corre, sal de ahí!_

Gritó mi cabeza. Pero cuando fui a dar el primer paso el sonido del cinto contra mi piel me paralizó.

-Si te portas bien- un sollozo salió de mi boca y de la suya una risa que me congeló hasta el alma.

<detente por favor>

Rogué en silencio. Nada pasó.

Sentí el tirón de mi cabello y mi espalda contra el suelo.

<no puedo mover ni un músculo>

Esa idea hizo eco en mi cabeza y algo en mi se rompió.

No fue mi corazón, no, algo peor.

Mi voluntad

-Ven pequeña, págame lo que esa puta me debe.

_¡Grita Savanah, carajo grita!_

<¿para que?>

-Pequeña zorra

El impacto de su mano me reventó la boca, lo supe porque sentía mi sangre dentro de mi boca.

Depues experimenté como mi ropa desaparecía y algo parecido a un grito salió desde muy adentro de mí cuando sentí la tela que cubría mis piernas romperse.

_¡Haz algo Savanah, haz algo o moriras hoy!_

-Eso pequeña ramera, bien dócil....así me gusta.

Percibí su lengua babosearme el rostro, el cuello, los pechos, esos lugares que solo Axel había tocado.

Ahí tenía mi salvación, Axel.

Èl vendría, me rescataría como damisela encerrada en torre y todos felices, si, eso iba a pasar.

Eso inventaba mi mente para no sentir nada más.

Entonces desperté de nuevo.

La lengua asquerosa del gordo escupía en mi intimidad y entonces vomité, de nuevo. Giré mi cabeza para no ahogarme en mi propio vómito y la cara del gordo se contorsionó en una mueca de asco.

<déjame>

-Por favor.

Pero no, él tenía otros planes.

Noté cuando su dedo entró, con fuerza y sin ninguna piedad. La ardentía me hizo abrir los ojos y llorar, llorar de rabia e impotencia.

Un dedo fue remplazado por otro y la baba de su boca cayó sobre mi cara, después sobre mis pechos y seguido sufrí el rocé maldito de su lengua.

Quería patalear, dios sabía que sí, pero con que fuerza.

No soportaría más y al parecer él ya lo sabía.

Escuché el sonido de la tela caer contra el mueble y muy pronto ante mis ojos un pene entre flacido y ercto se hizo visible.

-Mira putita, esto es para tí.

Lo ví sacudírselo una y otra vez, escupírselo y seguir haciéndo lo mismo hasta que algo blanquecino y pegajoso me calló en el rostro.

-Ahora ven ramera-me agarró por el cabello, apoyándome contra el suelo, de rodillas-, quiero meterme en tu coñito virgen.

-¡No!-grité por primera vez

_¡Más fuerte!_

Gritó mi mente

_¡Vamos Savanah, grita!_

Entonces me rompí.

Mi mente, mi cuerpo, mi todo.

Me rompí en mil pedazos cuando su carne me tocó y yo no pude hacer mucho más que llorar.

El agarre de su mano ma lastimó el cuero cabelludo.

Sollocé al sentirlo dentro

<Axel>

Gimoteé en mi mente

<perdóname Axel>

Dolor. Terror. Asco. Vulnerabilidad

Detrozada

-Joder puta, que estrecha.

Jadeé casi sin aliento

El dolor consumiendo mi vida, mis emociones.

_¡Savanah!_

Lloró mi cabeza

<termina de una vez>

Estiré mi mano.

No era posible, no podía tener esta suerte después de pasar por esto.

Mi mano chocó con algo suyo, no era mío, era de este asqueroso violador y creo que pude agradecer por eso.

No sabía usarlas, pero se aprende rápido en situaciones que requieren desterza y confianza.

Sentí su gruñido, su asqueroso semem dentro de mí y esperé.

<Axel>

<eres fuerte mariposa, hazlo>

Su voz inventada en mi cabeza terminó por convertir mi dolor en rabia, mi agonía en venganza, mi vida en arma.

Agunté mi respiración y cuando el gordo se levantó lo suficiente, a la altura perfecta clave su propia navaja en su estómago.

El chillido de dolor me llenó el cerebro de valor, era ahora o nunca pero, ¿con qué fuerza?

Me arrastré por el suelo hacia la puerta con la esperanza de que estuviera abierta pero entonces, la frialdad en mí espalda me hizo gritar.

La frialdad del metal rompiendo mi piel no era comparado con el dolor entre mis piernas, pero ahora mismo ese ya estaba en el pasado ahora me dolía mi columna y eso me impediria camair o tan siquiera arrastrarme.

-Ven aquí perra-gritó.

Sus mano me jalonéo por el pelo y esta vez casi sentí mi cuero cabelludo salírseme de la cabeza.

Seguí luchando. Había tenido el valor para clavarle una daga, tenía que seguir.

Por mí.

Tenía que liberárme

Mi grito llenó la estancia y de tras de mí los de las demás chicas.

-¡Fuego!, hay fuego.

<fuego>

_¡Tienes que salir Savanah!_-. Gritó mi mente.

Odiaría ese nombre más tarde si salía con vida de esto.

El humo llegó golpeándome con fuerza los pulmones, dejándome mareada y sin sentido de orientación, ya no escuchaba los gritos de nadie ni tan siquiera los insultos del violador. Mis sentidos cada vez estaban más nublados.

Mas débil y agotada

La sangre bañándome con el olor a muerte cerca.

Voy a morir, que liberador sería eso.

Cerré los ojos cuando mi cabeza por fin me dijo...

_¡Eres libre Savanah!_

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