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48: ¡Estás embarazada!

Adoro esta canción, pero se les coló un pato en el estudio de grabación 😂😂😂 (solo humor, amo a Harry).

No os olvidéis de darle a la estrellita

***



Las vacaciones aquí son impresionantes. Gracias a él he pasado unas navidades preciosas. Nos hemos recorrido la isla entera, colándonos en cada pequeña tiendecilla de cada ciudad posible. Si ya pesaba la maleta antes de irme, ahora creo que llevo un transatlántico dentro. Si se cae el avión, es por el peso de mi maleta. Qué va, en realidad soy una exagerada, no he comprado nada. Solo un par de cosillas.

Hemos hecho fotos, nos hemos reído y besado cada vez que nuestro cuerpo lo gritaba. Esto me hace sentir tan a gusto que me espanta. Me estoy acostumbrando a una falsa realidad... y es que cada vez deseo ser más Bárbara y menos Jeannette. Temo el impacto que me va a dar cuando me vea sin él, desesperada para que me perdone.

En resumen, sobre estos días solo puedo decir una palabra: esa sería magníficos. Playa, arena, luna, sol, pasión en las sábanas, pasión en la arena, pasión en la ducha... podemos decir que mucha pasión. He sentido tantas cosas inexplicables que hasta creo que antes tenía mi corazón medio dormido. Sin sentir. Pero él me ha ayudado a despertarlo. A latir con más fuerza, a disfrutar lo bueno y lo malo de cada sentimiento. Y madre de dios que explosiones, que millones de sensaciones. Lo que me estaba perdiendo...

Hoy, día treinta y uno de diciembre de dos mil dieciséis, estoy en la playa a punto de despedir este año junto con Jensen y un montón de gente más que tan solo... sueña. Miro el mar, quien esta noche ha decidido hacer compañía al ambiente y parecer más hermoso que nunca. Ansiosa, compruebo en mi reloj que quedan apenas cinco minutos para que todo lo que hemos hecho durante estos doce meses pase a capitularse como un nuevo recuerdo. Y comenzar de cero.

—¿Lo escribimos ya? —me giro hacia la voz, la cual proviene de Jensen. Por supuesto, le sonrío a la vez que me acerco a él.

—Claro —agarro el farolillo, el cual aún no está encendido, y después sujeto el rotulador negro que él me tiende en su otra mano. Lo destapo, dejando escapar el aire de mis pulmones, escribo. Más tarde, le devuelvo el pequeño farol, para que lo observe y le doy el rotulador a otra pareja, para que puedan escribir su deseo.

—«Esperanza» —lee lo que he escrito, para alzar de vuelta la vista hacia mí—. Me gusta. Al menos no es lo típico de "salud, amor y dinero" —asiento.

—La salud es incierta, un día puedes estar bien y al otro mal, eso no se puede pedir. El amor no se desea, el amor es encontrado en el momento adecuado. Y el dinero... es a lo que más asco le tengo en este mundo —musito, mientras recuerdo la deuda que tengo que pagar para volver a ver a Héctor—. Lo mejor es la esperanza, para siempre seguir adelante, luchar contra todo lo que se imponga en el camino y soñar.

—No puedo estar más de acuerdo contigo —su única mano libre levanta mi barbilla, provocando que me cruce con sus dos pozos verdes. Cierro mis párpados para disfrutar del beso tan dulce que viene a continuación.

El sonido de la gente nos anuncia que tan solo queda un minuto para dejar todos los recuerdos de doce meses detrás. Y a coro junto con todo el mundo, cantamos los últimos segundos y encendemos el farolillo. Para liberarlo, justo en el momento en el que recibimos el dos mil diecisiete con los brazos abiertos.

Como una niña pequeña observo el paisaje que se abre ante mí, con tantas luces que vuelan sobre el mar, hacen más hermosas las vistas. Los brazos de Jensen rodean mi cintura, en lo que deja un beso en mi nuca.

—Feliz año, mi amor —giro sobre mí misma y enredo mis manos en su cuello, para acariciar el inicio de su cabello desde aquí.

—Feliz año —y me acerco a sus labios, para juntarlos a los míos en algo que consigue crear fuegos artificiales en mi estómago. Es un sueño. Un sueño tan hermoso del que temo despertar. Solo sus labios y yo, mientras nos decimos en secreto cuanto nos amamos.

El griterío que teníamos a nuestro alrededor se calla al escuchar las explosiones que se generan encima de nosotros. Y sí, son fuegos artificiales. Me quedo observando los petardos que se siguen uno tras otros, con diferentes colores, mientras sus brazos rodean mi cintura desnuda, ya que llevo un top rojo a juego con la parte de la falda larga y la parte de mi cintura queda completamente al descubierto. Es algo raro pasar el invierno en ropa de verano, pero el clima de Kayatura es así, y a veces lo prefiero.

Colocan algo de música por unos altavoces y comenzamos a bailar. Toda la gente se mueve al ritmo de canciones muy diferentes a lo que estamos acostumbrados a escuchar, pero tan movedizas que es imposible no moverse al compás. Quien sabe bailarlas es un verdadero espectáculo. Cuando toca alguien mi hombro y me giro, me llevo una gran sorpresa.

—¡Hola! —Sharli me da un abrazo que me deja algo descolocada. No pensaba que me hubiera cogido tanto... cariño. Cuando se separa de mí, puedo observar que no está nada mal acompañada. El chico que la otra vez la miró, nos observa. Y la rodea por la cintura— Sabía que volverías, te vi demasiado enamorada de Kayatura —su sonrisa tan amplia me contagia.

—Sí, la verdad que esta isla me enamoró. Pero veo que no soy la única que ha encontrado amor en ella —levanto y bajo las cejas varias veces, provocando que ellos dos se miren y rían.

—Encantado de conoceros, soy Fran —un acento algo extraño me hace fijarme que efectivamente, el tal Fran no es de aquí. Pero por lo que se ve, parece que se quedará una larga temporada.

Estrecho su mano, para darme cuenta de que es muy guapo, más de lo que pude observar la otra vez. Y por la sonrisa cálida, me da que no es un mal chico. Cuando va a estrecharle la mano a Jensen, me fijo en que me da la espalda. Así que aprovecho para guiñarle un ojo a Sharli y asentir, a lo que ella ríe. Mientras que ellos dos se quedan hablando, me acerco a ella.

—Veo que al final, acabaste haciéndome caso y te enamoraste —exclamo.

—Locamente. Nunca pensé que podía sentir algo así porque yo jamás me había enamorado. Y con lo que tú me dijiste... digamos que abrí los ojos —le sonrío.

—Supongo que a mí me pasó algo parecido, solo que yo abrí los ojos solita —miro a mi chico, quien está conversado animado con Fran—. Es como si complementara mi vida —de repente, noto como si el corazón me diera una vuelta y media, me giro hacia Sharli algo sobresaltada. Ella me está mirando de una manera que me pone los pelos de punta, y por un segundo recuerdo las palabras que me dijo un día Rody.

<—Es como la bruja de la isla.>

La calma me invade por un segundo, y los ojos de Sharli me parecen un remanso completo de paz. Una energía me atrae hacia ella y quedamos frente a frente, mientas yo me pierdo en las pequeñas rayas de su iris. Levanta una mano, poco a poco, y acaricia mi mejilla para dejar después su mano frente a mi cara. De repente, empuja su palma hacia delante, causando que cierre y abra los ojos.

En lugar de estar frente a ella como yo me había colocado, estoy en el mismo lugar que antes, mientras Fran sigue hablando con Jensen. Sharli está delante mía, y se acerca a mi oído para susurrarme algo que me deja completamente descolocada.

—No puedo asegurar que no vayas a sufrir, ni sé que destino tiene tu vida, es demasiado borrosa. Pero el amor que sentís el uno por el otro es tan verdadero que puedes confiar en él ciegamente. Ten fuerza Jeannette, estás haciendo todo lo mejor que puedes —mis ojos se abren de par en par mientras creo que mi ritmo cardíaco desaparece por unos segundos.

¿Jeannette?

¿Ha dicho Jeannette?

En este momento pienso que me han descubierto. Que todo se ha ido a la mierda y que... mi falsa realidad se haya destruido. Lo primero que hago es girarme hacia Jensen, quien se está riendo por un comentario que el novio de Sharli le ha dicho. En un instante, sus ojos conectan con los míos y me sonríe. Es cuando sé que todo sigue bien.

—¿C-Cómo sabes eso? —le pregunto a ella, mientras me mira con una sonrisa cálida en su boca.

—Tienes un alma tan limpia, pero tan llena de complejos y problemas que necesitabas gritarlo bien alto. Te he ayudado en lo máximo que puedo hacer y estoy en paz contigo. Tú me ayudaste a escoger mi camino, yo te he ayudado a liberarte de todo lo malo que te rodea. Ten cuidado, hay gente que quiere hacerte mucho daño —después de soltarme todo eso, agarra a Fran del brazo, se despide de nosotros y se va. Me quedo atónita, mirando a la nada.

¿Cómo ha averiguado todo eso? ¿Cómo cojones ha averiguado toda la verdad? Porque en el momento que me ha llamado por mi nombre, mi verdadero nombre, ha confirmado que sabe toda mi verdad. Toda.

—Bárbara, ¿me estás escuchando? —salgo de mi estado de trance y vuelvo la vista a Jensen. Él me observa con una sonrisa en sus labios, un gesto que me relaja. Todo sigue bien, dentro de esa bomba de relojería que llegará a su fin.

—No, lo siento, estaba distraída —me acerco a él y agarro sus manos, para quedarme mirando sus ojos verdes.

—Que si quieres tomar algo —alzo los brazos hasta su cuello, y junto mis manos tras este. Me acerco un poco más a él, sin apartar mis ojos de los suyos. Antes no podía ni mantener la vista con alguien, pero con él... podría pasarme la vida observando. Solo con eso, yo será feliz.

—Si me convences... —me encojo de hombros, y asiente. Cuando me da la espalda y se agacha un poco, suelto una carcajada— ¿cómo aquel día?

—Como aquel día —le escucho. Cojo algo de carrerilla y me subo a su espalda mientras agarra mis muslos con fuerza. Me sostengo de sus hombros y le doy un beso en la mejilla mientras me lleva a caballito al restaurante. Igual que ese día en el que me quedé dormida mientras el me llevaba a caballito. Todavía no lo supero.

Caminamos hasta un chiringuito, donde tomamos una bebida tras otra. Reímos, bailamos y cantamos a grito pelado junto con más gente. Y ya, cuando vamos algo "felices" volvemos al hotel. Todavía dudo sobre si los fuegos artificiales de verdad eran los que hemos visto, o los que hemos sentido los dos solos en nuestra habitación.

***

Así fue nuestro fin de año... simplemente maravilloso. Y lo tengo bien guardadito en mi corazón, porque sé que lo voy a rememorar muchas veces, como si fuera una grabadora.

Hoy estoy dentro de la ducha de mi casa... bueno, no mía del todo. A día diez de enero solo puedo decir que he pasado una navidad preciosa y que el año empezó de una manera muy mágica. Volvimos el día dos, para dormir como marmotas por el jet lag.

Después, al madrugar, casi morimos por el camino. Pero llegamos a la oficina, y el recibimiento que Maggie me hizo, me encantó. Unos cupcakes, un café y un abrazo muy cariñoso. Estuvimos hablando sobre todo un poco y me contó que Rody se quedaría algo más de tiempo en Orielsh, pues había decidido pasar sus vacaciones completas, en lugar de la mitad. Después estuve hasta las ocho de la tarde en la oficina, arreglando todo el tiempo que no había estado trabajando. Mientras, Jensen también terminaba todos los innumerables compromisos que se nos quedaron atrasados. Cenamos en un pequeño restaurante, llegamos a casa y tras unos besos, caímos redondos en los brazos del sueño.

Al día siguiente quedé con Jade, quien me contó que las prácticas de baile no las llevaba nada mal. También que Robert ya le comunicó a su mujer que le pedía el divorcio. Pero ella tiene suerte, no está enamorada y va a ser algo rápido. Además, la separación de bienes que ellos dos tenían, lo dejaba bastante claro todo, cada uno acabará con lo que le pertenece. Según Jade, está lista para decirle adiós a Robert. Sinceramente, la admiro. Es una mujer muy libre y por ello vive su vida sexual como le da la gana. Y yo la estoy viviendo ahora. Hubo una época en la que el sexo pasó a ser una cosa secundaria en mi vida. Pero a quien voy a mentir, adoro que haya vuelto.

Jensen quedó con sus padres, para contarles la noticia de que se iba a divorciar y que estaba prometido conmigo. Según él, todo fue a las mil maravillas. Y sí, mis "suegros" están deseando conocerme más mientras yo... tengo un miedo enorme. Hemos quedado para comer mañana y conocernos. Eso me asusta realmente, porque aunque ya los conozca, la última vez me presenté como la secretaría de su hijo. Ahora tiene que ser como la futura mujer con la que pasará muchos años y compartirá más que papeles y datos.

Hoy he quedado con mis amigos, pues necesito contarles que llevo un jodido anillo en el dedo. Sí, durante este tiempo Jensen y yo lo hemos llevado en secreto porque... van a flipar. Con esto significa que llevo el anillo siempre guardado en el bolso, porque si Jade me lo ve puesto lo va a saber. Así que hoy, he decidido montar una cena para dar la noticia. Viene Maggie, Rody, Steve y Jade. Así que creo que tengo todo el derecho a estar más que nerviosa.

Salgo de la nube de vapor en la que se ha convertido mi baño y busco mis vaqueros por el armario. Al encontrarlos, peleo con ellos para ponérmelos porque cuesta la vida colocarlos en tu cuerpo si te acabas de duchar. Después de ponerme el sujetador, elijo el jersey de lana más gordo que tengo de todo mi vestuario, para poder estar bien calentita. Pasar de un clima cálido en Kayatura a estar en un clima frío como aquí en Orielsh ahora mismo, pasa demasiada factura.

Vuelvo al baño para secarme el pelo y salgo a la sala de estar-comedor-cocina. Jensen está frente a la vitro, mientras el olor de la carne llega a mis fosas nasales. Verlo cocinar me da cierta ternura, ya que le pone todas las ganas. Se concentra de una manera que es brutal.

—¿Qué preparas? —pregunto mientras camino hacia él. Levanta la mirada hacia mí y me sonríe, dando una rápida mirada a mi look.

—Estoy haciendo mi receta estrella para que esta noche todo vaya como la seda —alza y baja rápidamente sus cejas, para hacerme reír. Me acerco a él, mientras se vuelve a meter de lleno en sus fogones. Rodeo su cintura, y dejo besos en su espalda, por encima de su camisa. Acaricio su pecho con mis manos, me encanta poder disfrutarlo. Después, dejo mi mejilla apoyada entre sus escápulas.

—¿Te ocurre algo? —su voz llega a mis oídos, mientras solo cierro los ojos.

—No es nada es solo que... estoy nerviosa —apoya la espátula en la encimera, para después girarse hacia mí. Me abraza de frente y deja que apoye mi cabeza en su pecho. Yo solo aspiro hondo y me dejo llevar por su olor, ese que se ha grabado sin tinta en mi memoria.

—¿Tienes miedo? —muerdo mi labio inferior y me atrevo a mirar fijamente a sus ojos. ¿Lo tengo? ¿Tengo miedo?

—No —sonrío—, es solo que me da algo de cosa no saber cómo van a reaccionar —no le quito ojo mientras él acerca su boca a la mía y deja un beso suave, el cual me sabe a vino dulce. Casi tanto como él.

—Se alegrarán. Y creo que a Madeleine le va a dar algo —se encoje de hombros—, pero nada que no podamos controlar —asiento.

Aún así, dentro de mí sigue ese gusanillo que no se va. He estado evitando la pregunta desde hace bastante tiempo. Ya la llevo bullendo el suficiente tiempo en mi cabeza, así que la suelto.

—¿Y tus padres? —me mira fijamente, mientras a mí se me sube el nudo en la garganta— Es decir, como son. Es que... —me callo y aparto la vista de él. En serio, este es un tema que me da miedo. Por mí era mejor que no supieran nada, al fin y al cabo, me van a odiar por romperle el corazón a su hijo. Pero ahora que ya les ha dicho todo, necesito saber más.

—Mis padres van a aceptarte —levanta mi barbilla con su mano, para hacer que nos volvamos a mirar de frente—, y seguro que, dándoles la oportunidad de conocerte más, les vas a encantar —el nudo que tenía se deshace, mientras abro los ojos como platos—. Además, recuerda que esta relación es tuya y mía, y los demás nunca va a importar lo que piensen —sonrío. Por cosas como esta es porque le amo.

—Te quiero —me acerco a su boca con una sonrisa y le beso.

El timbre suena y me voy a abrir, para descubrir a Steve y Jade. Él me rodea la cintura con una mano y deja un beso en mi mejilla, mientras yo apoyo una mano en su hombro y le abrazo.

—Hola, oso guarroso —le espachurro con todas mis ganas y dejo yo un beso en su mejilla.

—Ya te había extrañado—me separo de él cuando Jade me abraza por detrás.

—Buenas noches guapa, ¿cómo te va la vida? —giro la cara hacia un lado, y ella coge mi cara y me da un pico. Me quedo estática y después comienzo a reírme. Jade es así, nunca vas a saber por doónde va a salir.

—Pues.. bien. La vida va perfecta —mi amiga me sonríe y va junto con Steve, quien ha ido a hablar con Jensen. Yo cierro la puerta y me voy hacia ellos, quienes están robando comida de todas las bandejas que había preparado antes. Quito la mano de Jade antes de que coja un aperitivo de ensaladilla rusa— ¡Estate quieta! No váis a dejar nada para después —dejo el aperitivo donde estaba y me vuelvo hacia Steve. Tiene las mejillas infladas de comida, al verme sonríe pareciendo un hámster. No puedo evitar soltar una carcajada y alejar las bandejas de ellos dos mientras me giro hacia Jensen y lo descubro también comiendo. Este se va hacia la habitación disimulando, pero le he pillado.

—¡Sois un complot de glotones! —coloco mis brazos en jarras y los enfrento. Pero no me da tiempo a más, pues vuelven a llamar al timbre. Los nervios comienzan a surtir efecto y mi estómago parece querer vomitar todo lo que lleva dentro.

Muchas personas pensarían que es una tontería que tenga tantos nervios por contárselo a mis amigos... pero ellos son más que eso. Son como mi propia familia porque, ¿qué hace la familia? ¿Te apoya y ayuda? Ellos lo hacen. ¿Te da cobijo y te quiere con todo su corazón? Pongo la mano en el fuego de que ellos lo harían y sé que no me quemo.

—Yo iré —exclama Jade, mientras se limpia con una servilleta. Asiento y enfoco mi vista en Steve. Me mira de tal manera que todavía me pongo más nerviosa. Miro hacia otro lado y vuelvo a mirarle. Esto me está empezando a incomodar.

—¿Qué? —le pregunto, cosa que le hace cruzarse de brazos.

—Tú te estás callando algo —creo que una gota de sudor cruza mi espalda por un segundo, pero luego me recompongo y trato de sonreír. Obviamente, parezco el gato de Alicia en el país de las maravillas y no lo consigo.

—¿Yo? —me señalo a mí misma con el dedo y resoplo, mientras hago una mueca de despreocupación— Que va...

—No me mientas. Te conozco, morena, sé cuándo mientes —dejo caer mis brazos y alzo una ceja. Sí, me ha pillado.

—¿Tanto se me nota? —dejo escapar el aire de mis pulmones y me relajo. Steve asiente y dibuja una sonrisa en su boca— Te lo voy a contar.

—Eso ya lo sabía. Porque si no me lo cuentas... —se acerca a mí y alza sus manos mientras camina hasta donde estoy yo— voy a sonsacártelo de mi manera ancestral —sus manos van directas a los costados de mis costillas y comienza a hacerme cosquillas. Me doblo mientras intento arrancar sus brazos de mi cintura, pero con la risa que llevo es imposible. Por fin deja de dar por saco y puedo recuperar el aire.

—¡Te prometo que te lo voy a contar! —cojo aire y respiro relajada. Me siento mejor. Parece que las cosquillas del idiota de mi mejor amigo han conseguido ayudarme— Pero espérate a que vengan los demás. Esto es... una sorpresa.

Maggie aparece por un lateral y me da un beso, yo me giro para saludarla. Le devuelvo el beso y saludo a Rody con un abrazo amigable.

—Pero bueno, ¿menudas vacaciones, no? Estás guapísima—la pregunta de Maggie me sorprende, así que la miro con una sonrisa—. Por cierto, me he encontrado a Shasha por el camino.

—¿Eso? ¿Le ha pasado algo?

—No. Me ha dicho que le han dado un golpe en el coche y que tardaría un poco en venir, estaba haciendo el parte —me apoyo en la encimera y abro un zumo que hay aquí encima— El karma las devuelve todas —ruedo los ojos y me pongo frente a ella.

—Maggie... —le anuncio, con tono de regaño.

—¿Qué? —se encoje de hombros— No voy a olvidar todo lo que me ha hecho pasar en la oficina solo porque le hayan roto el corazón —me roba la cerveza y le da un trago—. Debo tenerle un poco de repulsión. Al menos por un tiempo.

—¿Tan mala es? —pregunta Jade. Yo niego.

—Es una chica que ha cometido errores. Luego lo ha pasado mal y se ha dado cuenta del daño que estaba causando —miro a la supuesta Madeleine, quien se cruza de brazos—. Ella merece una segunda oportunidad.

—Disculpad que interrumpa pero... ¿de quién habláis? —miramos las tres a Rody, quien nos observa confundido.

—Nada chocolatito, de una chica que trabaja con Bárbara y conmigo —mi mejor amiga y yo aguantamos la risa por el mote que Maggie le ha puesto a su acompañante. La carcajada se nos escapa un poco al principio, y mirándonos acabamos riendo.

—Oh chuchecita ven aquí que quiero amor —ella abre sus brazos y yo corro hacia ellos.

—Ay mi chocolatita, cuanto la quiero —reímos cuando mi compañera de oficina nos saca el dedo y besa a su chico, quien se ha puesto más rojo que un tomate.

—Dámelo todo chuchecita.

Tras pasar un buen rato hablando, todos acabamos a risas. Menos mal que gracias a la personalidad de Jade (y sus gracias) logra suavizar ese aire espeso que hay por culpa de mis nervios y los de Jensen.

Decidimos cenar y nos sentamos cada uno en un hueco, al lado de nuestros respectivos acompañantes. Yo estoy al lado de Steve y Jensen, los cuales casi no me dejan espacio para comer.

En el primer plato me cuesta acabarlo, pues los nervios han vuelto a mi persona. Le dado tantas vueltas a la carne que creo que la he rebozado en salsa. Durante el segundo plato ya intento relajarme un poco, y disfrutar de la charla que estamos teniendo todos, la cual provoca varias risas que logran calmarme un poco. Y en el café espero el minuto adecuado para soltar la bomba. Miro a Jensen, quien me agarra la mano y la aprieta dándome ánimos.

—Entonces se me cayó, creí que estaba muerta —Maggie ríe junto con todos los demás—. La vecina de abajo subió cara a ella y le enseñó la olla diciendo <mira, mira lo que ha hecho tu nieta>. Ella, como no entendía lo que le decía se quedó mirándola, pensándose que estaba loca —una carcajada grupal se escucha—. Cuando ya le contó que por el extractor yo había metido una piedra y le había caído en el cocido a la vecina, me castigó todo el día en casa. Pero sé que se estaba riendo a escondidas.

—¿Y no podía sacar la piedra y listo? —pregunta Jade, mientras ríe.

—Era una piedrecilla de estas de tierra que se disuelven si las tocas mucho. Le flotaban los trocitos de tierra en el puchero —todos ríen y yo pienso que es el momento adecuado. Cojo todo el aire que mis pulmones pueden, y suelto mis primeras palabras.

—Chicos, Jensen y yo tenemos algo que deciros —el silencio reina la mesa y todas las miradas van directas a nosotros. Parecen suricatos.

—La verdad, sé que es una cosa precipitada, pero lo deseamos como nunca. Esperamos que estéis ahí para apoyarnos y ayudarnos hasta que llegue el momento —la ayuda de Jensen consigue que me relaje un poco.

—No, no puede ser —Jade se abanica con la mano y me mira fijamente— ¡Estás embarazada!

—¡¿Qué?! —exclamamos Jensen y yo.

—¡Ay tía, felicidades! —Maggie viene corriendo a darme un beso en la mejilla y yo me quedo en shock del completo caos que se desata.

—¡Pues yo conozco una tienda para bebés que es monísima! Si quieres vamos un día y la vemos —Jade tampoco ayuda mucho en esto, y yo me quedo flipando.

—¿De cuánto estás? —pregunta Rody. Le miro y solo soy capaz de sonreírle mientras Maggie agarra mi cabeza y planta un sonoro beso en mi mejilla.

—Pues no se le nota nada, así que no creo que tengas más de tres meses —le contesta.

—¿Y sabes el sexo? ¿Es nene o nena? ¿Nosotros seremos sus padrinos, no? —Jade codea a su hermano, quien se ha quedado mudo. Creo que le está a punto de dar algo.

—Chicos... —miro a Jensen, quien se encoje de hombros mientras Maggie ya le está empezando a hablar sobre los pañales y la responsabilidad que se le viene encima— ¡Chicos! —todos vuelven la vista hacia mí, y yo suelto las palabras por inercia— No estoy embarazada —todos dejan de cotorrear y me quedo algo tranquila. Me levanto, y del bolsillo de mi pantalón saco el anillo con el que Jensen se me declaró. El aire de todos es contenido por un momento entre que me lo pongo y rodeo el cuello de Jensen—, la noticia es que estamos comprometidos. Nos vamos a casar —de repente, el griterío vuelve y todos vienen a felicitarnos.

Pero, en cambio Steve se levanta y camina hacia fuera. Antes de cerrar la puerta tras de si, me mira fijamente. Algo provoca que me hiele ante él y la mirada triste que pone me hace colocarme alerta al segundo. Nunca me había mirado así. Jamás me hubiera esperado esto.

Cuando cierra la puerta, un silencio ancestral se hace presente, mientras temo haberle roto el corazón a mi mejor amigo.

***

Creo que a algunos/as les ha dado un ataque al corazón con el título :v ¿Sorry not sorry?

De todas maneras, os tengo que comunicar algo MUUUUUUUU especial. ¿Quieres conocerme? Estos días he estado haciendo directos compartidos con lectores/as de la novela, y me lo he pasado SUPER SUUUPER SUUUUUPER bien (que se note que he estado mirando en YouTube a claudiapia).

Ahora sí, muuuuchos besos de esta loca española y que paséis un sábado genial.

OS AMO CON TODA LA PATATITA ❤


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