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Capítulo 1

Dublín, Irlanda
Presente
Atenea

Contemplo el ajetreo de la ciudad desde una mesa instalada en el exterior del café donde he acordado verme con ese que me va a facilitar trabajar en el club nocturno. Si logro convencerle de aceptar que la agrupación haga algunas presentaciones en su instalación será el inicio oficial de la operación Arcoiris y se supone que eso es lo único que en este momento me debería preocupar. Sin embargo, soy incapaz de mantener mi mente centrada en lo que me corresponde hacer porque no dejo de pensar en aquello que en Moscú dejé. Tampoco logro parar de preguntarme qué estará haciendo el idiota del cual soy novia, si me extraña o si la distancia producto al operativo hará de las suyas y joderá lo que entre ambos acaba de comenzar.

Me agobia no poderme comunicar con él aún y me mata no poder hablar con ellos. Ciertamente al aceptar ser parte de la infiltración no pensé que me fuera a sentir así. En más de una década como parte de la milicia esta es la primera vez que me preocupa algo que no sea mi propia supervivencia y alcanzar el éxito en la misión.

Aunque no lo admita en voz alta jamás debo confesar que me aterra que algo salga mal. Desde que aterricé en territorio irlandés tuve un mal presentimiento y mi intuición pocas veces se equivoca así que eso ha contribuido enormemente a elevar la preocupación y el agobio reinantes en mí. No obstante, soy consciente de que para evitar cualquier contingencia debo andarme con pies de plomo porque si doy un paso en falso mi fachada se desmoronará y todo el trabajo que ha hecho mi comandante se irá a la basura.

No puedo dejar que eso suceda.

―Señorita, aquí tiene su chocolate caliente ―avisa una mesera de repente.

Le dedico una breve mirada y un asentimiento con la cabeza antes de disponerme a degustar la bebida que he pedido para pasar el rato mientras llega mi cita.

―Delicioso ―reconozco y bebo un trago más.

―Es usted mucho más hermosa de lo que pensaba ―escucho que alguien dice y al levantar la mirada unos ojos del color de la yerba mojada se clavan en los míos.

El escrutinio del recién llegado me incomoda pero el color de sus ojos me molesta muchísimo más porque me recuerda al mexicano. Sin embargo, afortunadamente ese es el único parecido entre ambos. Este es pelirrojo, usa lentes y tiene unas pecas en la cara que le dan un aire del niño bueno que obviamente no es.

Cualquiera que lo viera pensaría que es el típico chico bueno que no rompe ni un plato cuando la realidad es que tengo ante mí al heredero de la mafia irlandesa más poderosa del país. Y, también, a un traidor que fue capaz de poner a toda su estirpe en riesgo por unos millones que ya de nada le servirán dentro de poco.

―No sé si sea una manía suya o si es cosa de todos los irlandeses pero, de donde yo vengo, lo normal es anteponer los modales a la coquetería ―comento a modo de regaño antes de ponerme de pie para estrechar la mano del irlandés. ―Por tal razón, buen día, señor Willhem. Me alegra al fin conocerle ―añado con una sonrisa que aparenta una calidez inexistente en mí.

Ríe brevemente por mi comentario mas rápidamente me toma por sorpresa besando el dorso de mi mano.

―Espero sepa perdonarme por mis malos modales pero, lo cierto es que, no abundan mujeres como usted así que no tome a mal mi atrevimiento, Atenea ―replica y, por algún motivo, no me agrada la forma en que pronuncia mi nombre.

¿Por qué no podían dejarme un papel distinto a ese en la agrupación?

―Tomemos asiento entonces ―sugiero ganándome un asentimiento de su parte. ―Se preguntará usted el motivo de mi interés en concertar una cita con tan poco tiempo de antelación, ¿o me equivoco? ―Niega con la cabeza en el mismo momento en que aparece una camarera preguntando si desea algo de beber o tomar.

Sin pensarlo dos veces la despacha así que es claro para mí que no planea extender la reunión más de lo necesario.

―No voy a mentirle. Me ha parecido muy extraño que una mujer tan ocupada como usted tuviera algún asunto que tratar conmigo pero mi padre me ha convencido de asistir a este encuentro así que aquí estoy.

Al menos William hizo su parte del trato.

―Es algo simple. Quiero proponerle un negocio que le beneficiará a usted y me proporcionará ganancias a mí ―lanzo el anzuelo y tomo otro sorbo de la bebida caliente.

La desconfianza hace aparición en su rostro y me mira como si quisiera saber más de lo que le corresponde. Lastima que mientras yo use lentillas azules eso es imposible.

―¿A qué se refiere? ―Cuestiona frunciendo el ceño.
Acomodo la peluca que esconde mi verdadero cabello antes de responder.

―Supe que hace algunos meses inauguró un club nocturno que se ha convertido en la sensación del momento y me gustaría que lograsemos llegar a un acuerdo para que las chicas y yo hagamos algunas presentaciones en el sitio. Usted obtiene nueva clientela además del cuarenta porciento de las ganancias netas y nosotras un nuevo público y más ingresos. De eso se trata ―expongo encogiéndome de hombros como si no fuera vital para la operación que dé su brazo a torcer y acepte sin chistar.

Su rostro se torna pensativo y por unos segundos permanece en absoluto silencio pensando en quién sabe qué.

Cruzo los dedos por debajo de la mesa en una súplica silenciosa hasta que finalmente habla.

―Ciertamente sería muy beneficioso para mí que una agrupación tan popular se presentara en el club pero solo aceptaría a cambio del cincuenta porciento ―pronuncia la respuesta que esperaba.

Finjo pensarlo.

―Cuarenta y cinco porciento, esa es mi máxima oferta. A fin de cuentas lo suyo es un club venido a más y yo ya tengo una reputación labrada en el mercado ―rebato tal cual la verdadera dueña del grupo me lo indicó.
―Trato hecho entonces ―acepta poniéndose de pie.

Lo imito.

―Me alegra hacer negocios con usted, señor Willhem.

Asiente.

―Igualmente. Ahora, si me disculpa, debo marcharme a gestionar algunos asuntos pero quedamos en contacto para cualquier cosa que necesite. Espero su estancia en Irlanda resulte muy provechosa, bandia Morrigan.

Que nombre a la diosa guerrera celta me sorprende mas evito demostrarlo.

―Así será ―aseguro y le veo marcharse tan rápido como apareció.

Espero un par de minutos antes de largarme yo también del sitio, habiendo dejado una generosa propina para la mesera, y encaminarme al hotel donde me hospedo junto al resto del grupo femenino que por las próximas semanas suplantará la identidad del exótico conjunto conocido como Las Diosas del Olimpo.

«Operación Arcoiris iniciada», son las únicas tres palabras que envío en un mensaje cuyo destinatario principal es ese que amenaza con atar mi alma a la suya por el resto de la eternidad.

Nota de capítulo

¡Hola!

Espero estés bien y sepas disculparme por la demora para actualizar la historia ◉⁠‿⁠◉
He tenido algunos problemas para editar por causa de la situación que vivimos en mi país (Cuba) con la electricidad pero hoy finalmente logré subir este capítulo así que al menos le gané la pelea al apagón por esta vez :⁠-⁠)

Agradecería mucho que comentaras qué te pareció este capítulo y qué crees que sucederá ahora que Atenea se ha infiltrado nuevamente (⁠•⁠‿⁠•⁠) Cualquier otra opinión, sugerencia o comentario también escríbelo y con gusto responderé.

Gracias por tenerme paciencia y sumergirte en este mundo de peligro, amor y venganza.

Hasta la próxima;
(⁠✿⁠^⁠‿⁠^⁠)

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